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  • Un ‘vino blanco’ que nace en el panal de las abejas

    José Luis Rosales (i)
    redacción@revistalideres.ec

    Alvarium, un ‘vino blanco dulce’, es el primer producto que saca al mercado la firma Agroindustrias R&M.

    La planta artesanal, ubicada en la parroquia de San Antonio de Ibarra (Imbabura), fabrica desde hace dos años la bebida que es elaborada con miel de abeja.

    Este néctar, con aroma de eucalipto, reemplazó a la uva, como materia prima, debido a que este fruto tiene una modesta producción en la Sierra norte.

    José Luis Rivadeneira se interesó por el novedoso licor desde la aulas universitarias. Así recuerda, el gerente de producción y creador de Agroindustrias R&M.

    Incluso, se graduó de ingeniero en esta rama con una tesis sobre el proceso de clarificación de este singular vino.

    El nombre Alvarium, que significa colmena en latín, es un reconocimiento a estos insectos que producen este almíbar viscoso, a partir del dulce de las flores.

    Para determinar la melaza ideal se hizo pruebas con miel de rosas, de aguacate y eucalipto. Las tres muestras fueron degustadas por 60 personas. Rivadeneira señala que la última mixtura es la que más agradó a los catadores.

    Sin bien la elaboración es similar al licor de uva, Alvarium tiene como ingredientes agua purificada, miel de abeja y levaduras. Las últimas son traídas de Francia.

    El proceso inicia con la fusión de los tres elementos anteriores. A este compuesto se le agrega el mosto. Luego, la mezcla se fermenta en un tanque de acero inoxidable, por un mes.

    Con un clarificante natural se retiran los residuos de levaduras y se filtra. El proceso finaliza con la colocación de la etiqueta, en español e inglés, el capuchón y sello fiscal. Cada trimestre produce unas 1 200 botellas, de 750 mililitros. El precio de venta al público es de USD 9.

    Para equipar la planta, el emprendedor invirtió USD 10 000. Los recursos provinieron de un crédito bancario. Eso le permitió adquirir dos tanques de acero inoxidable, de 1 000 litros, cada uno, un clarificador de placas, llenadores de vino y encorchadora.

    Además, costear los trámites de los permisos sanitarios y fiscales y los insumos para la fabricación.

    Las botellas, capuchones, corchos y levaduras vienen de afuera. El proceso de importación está a cargo de Nubia Morales, profesional en comercio exterior y esposa del emprendedor.

    La miel, en cambio, proviene de una colmena de Vicente Vásquez, apicultor oriundo de la vecina parroquia de Natabuela. Vende entre 400 y 500 litros, cada trimestre.

    Es un vino diferente, resalta en su eslogan. Por eso, para posicionarse en el mercado han apelado a hosterías y restaurantes de primera categoría de Imbabura.

    El producto es apreciado, especialmente, por viajeros extranjeros. Se usa como aperitivo. Aunque también es un compañero ideal de las carnes blancas. Se recomienda consumirlo frío.

    Al momento cuenta con dos puntos de distribución en Ibarra y Quito. La próxima meta es llegar a Guayaquil y Cuenca.

    Alvarium está considerado como uno de los 17 mejores emprendimientos de la capital imbabureña, por la Dirección de Desarrollo Económico Local del Municipio de Ibarra. Esta entidad apoya con ruedas de negocios y ferias las ideas creativas, explica Alexandra Bedón, técnica de la entidad.

    Incluso, ahora les promocionan a través de la página web www.emprendedora.ibarra.gob.ec

    José Luis Rivadeneira,  gerente de producción de Agroindustrias R&M, ahora tiene un nuevo proyecto: elaborar vino espumante. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
    José Luis Rivadeneira, gerente de producción de Agroindustrias R&M, ahora tiene un nuevo proyecto: elaborar vino espumante. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
  • La apicultura se mueve con tres ejes estratégicos en Ecuador

    Red. Quito y Guayaquil (I)  

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    La productividad apícola en Ecuador alcanza, en promedio, 10,2 kilogramos de miel por colmena al año. Sin embargo, el Gobierno elabora estrategias para duplicar esta cifra para el 2020.

    El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) estableció tres ejes estratégicos para ello: asistencia técnica, transferencia de tecnología y créditos financieros.

    De acuerdo con el Registro Apícola Nacional, que el Gobierno realizó en noviembre pasado, el sector posee un total de 15 820 colmenas y 1 400 apicultores.

    Uno de estos es Guido Carlozama, representante de Apícola Imbabura, una empresa familiar que maneja alrededor de 700 colmenas. “La apicultura es un área muy productiva. Solo hay que manejar las líneas, educar a las personas para que puedan hacer un mejor manejo del sector y obtener mayor rentabilidad”.

    Su empresa, fundada por su abuelo, percibe un ingreso de USD 400 por colmena al año. Entre sus proyectos de crecimiento menciona la especialización en genética, para lograr un adecuado manejo de las abejas reinas.

    Carlozama cree que el elemento más costoso de la apicultura es la alimentación de las abejas (pastas especiales), que consume cerca del 30% del costo de producción.

    En la sierra se concentra la mayor cantidad de apicultores, siendo Pichincha una de las provincias de mayor producción. La Asociación de Apicultores de Pichincha (Adapi), que agrupa a 82 integrantes, genera en promedio 35 kilos de miel por colmena.

    Ángel Acero, propietario de Productos Apícolas Bio Ecosweet, trabaja en la apicultura desde 1981. En la última temporada (octubre 2017- mayo 2018) alcanzó 80 colmenas, distribuidas en diferentes zonas de Pichincha.

    El 90% de la miel que produce la transforma en turrones de sabores. El resto lo vende como miel pura, extracto de propóleo, hidromiel (vino de miel), cóctel de sabores, cera para cosmetología o para tratar la madera.

    Entre sus clientes están los mercados de Iñaquito y Santa Clara, en Quito, y tiendas naturistas.
    Sonia Gálvez, presidenta de Adapi, advierte que a pesar de que la producción de la provincia ha ido en aumento, el sector afronta diversas problemáticas.

    Una de ellas es la fuerte competencia con mieles importadas de China, Argentina o Uruguay e, incluso, con las que llegan por contrabando desde Colombia o Perú. A esto se añade la comercialización de mieles adulteradas, en detrimento de la salud de los consumidores, lamenta Gálvez.

    Otra dificultad es la salud de las abejas. Según la presidenta de Adapi no se tiene los productos adecuados para afrontar diferentes enfermedades. “Hay compañeros que lo hacen con tratamientos natural, pero de una forma empírica y a veces matan las colmenas”.

    Ítalo Espinoza, trabajador de Los Cerros, empresa dedicada a la producción y manejo de abejas nativas sin aguijón , añade que los medicamentos para enfermedades y plagas en las abejas son costosos y de difícil acceso. Por ello se recurre a tratamientos caseros, principalmente preventivos.

    Con 14 años de experiencia en el área, Espinoza se encarga de darle valor agregado a la miel para lograr, a su vez, mayor sostenibilidad de la actividad.

    Su portafolio es amplio. La empresa no solo mantiene una producción mensual de 500 frascos de miel, además elabora al año 200 unidades de pintura de propóleo, remedio natural con propiedades antibacteriana, cicatrizante y calmante. También 400 jabones de miel y propóleo al mes y 400 bálsamos labiales, que incluyen cera de abeja y aceites naturales.

    Para Espinoza, la apicultura es un sector que aún está en crecimiento en el país.

    Como parte de este proceso de asistencia al productor, el país formó parte del Primer Tour Internacional Apícola Suramérica 2018, que se realizó entre el 19 y 22 de este mes en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

    Llegaron conferencistas de Perú, México, Argentina y Australia, además de expertos y productores locales, quienes debatieron sobre las estrategias y avances de la apicultura profesional.

    Por ejemplo, Marco Antonio Muñoz, gerente de la empresa Apícola Élite, de México, participó con una ponencia sobre la alimentación de las abejas para lograr una mejor reproducción.

    Isabel Cuevas Castro, presidenta de la Fundación Mujeres Apícolas, de Argentina, explicó la importancia de las cooperativas y asociaciones de apicultores como estrategia para afrontar los altos costos de producción que se enfrenta a diario en el negocio.

    Productos Apícolas Bio Ecosweet alcanzó este año 80 colmenas, distribuidas en diferentes sectores de Pichincha. El 90% de su producción de miel se lo transforma en turrrones. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Productos Apícolas Bio Ecosweet alcanzó este año 80 colmenas, distribuidas en diferentes sectores de Pichincha. El 90% de su producción de miel se lo transforma en turrrones. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Ellos aprovechan el trabajo de las abejas

    Redacción Cuenca

    Diversificación es la palabra que define a la microempresa Apizum, con sede en el occidente de Cuenca. Su oferta incluye miel, polen, propóleo, jalea real, cera de abeja, hidramiel (bebida de extracto de frutas con miel), jabones y cremas hidratantes con este producto.

    A más de eso, alquila colmenas (cada una tiene entre 30 000 y 50 000 abejas), cría abejas reinas y asesora a negocios relacionados a la apicultura. Sus ventas bordean los USD 700 al mes.

    El negocio se inició en el 2000, cuando Naún Fidel Zumba perdió su empleo en una institución financiera afectada por la crisis bancaria de 1999. Después de enviar más de 100 carpetas y no conseguir trabajo, junto a su esposa, Gladys Arichábala, emprendieron en este segmento, porque sus familiares se dedicaban a la apicultura.

    Con una inversión inicial que bordeó los USD 20 000, estos cuencanos compraron maquinaria para manipular las abejas, cajones y otros equipos. Con cuatro empleados sus ventas bordeaban los USD 200 al mes. El negocio empezó bien, pero por el fuerte invierno del 2000 perdió más de 600 000 abejas. También fueron víctimas de un robo en su taller. A pesar de ello, Zumba y Arichábala no desistieron e invirtieron una cantidad similar para empezar de nuevo.

    En un inicio solo producían miel, pero a medida que su negocio se dio a conocer la pareja diversificó hacia otros productos y su marca Apizum se posicionó en el mercado cuencano.

    Para Lucía Andrade, los productos de este emprendimiento son de buena calidad gracias al conocimiento en apicultura de estos cuencanos. Por eso, cada vez que los encuentra en ferias adquiere miel y polen para agregar a jugos y batidos.

    Algo similar opina Ernesto Cabrera, quien conoció hace tres años estos productos, y los consume con regularidad. Este nutricionista prefiere endulzar sus postres con miel, ya que esta es procesada por el páncreas en minutos, mientras que el azúcar blanca tarda más de dos horas.

    Los productos estéticos también tienen acogida. En las ferias, además de la miel y el polen, uno de los ítem estrella es la crema hidratante.

    En la actualidad, Apizum cuenta con tres empleados que se encargan de la producción, comercialización y asesoría a los clientes interesados en la producción de miel y sus derivados.

    Productos

    Hidramiel. Este es un extracto de fruta con miel. Esta firma acaba de obtener el registro sanitario para el sabor de mora e irán tramitando para los otros sabores.

    Jabones. Estos son elaborados con miel y su objetivo es hidratar la piel del rostro.

    Turrón. Elaborado artesanalmente con miel, es una golosina para niños y adultos.