Tener un negocio propio fue, a diferencia de muchos, la primera opción de los hermanos Esteban y Sebastián Arcos, de 30 y 32 años de edad.
En el 2010, poco antes de graduarse de ingeniero mecánico en la Universidad San Francisco de Quito, Sebastián adquirió junto con Esteban (administrador de empresas) un taller automotriz. Luego de este primer emprendimiento, que mantuvieron hasta el 2014, se asociaron con amigos en una empresa de construcción, que desarrollaba pérgolas, modulares, puertas, pasamanos, entre otros tipos de estructuras. Fue entonces cuando conocieron a Fernando Guallichico, un experto en acero inoxidable, y quien fue una pieza clave para la creación de un nuevo negocio: Simetrika, empresa especializada en el desarrollo de productos elaborados en acero para la construcción y el campo industrial. Tras la asociación de los hermanos Arcos y Guallichico, la firma comenzó a operar en abril del 2016, con una inversión inicial aproximada de USD 25 000. En la línea de construcción, elaboran estructuras metálicas para los cimientos de una edificación, como el caso de las vigas. Para los acabados, desarrollan puertas diversas (para garaje, bodegas, etc.), baños, pasamanos, cisternas, pérgolas, entre otros elementos. Uno de sus clientes en esta rama es A10, firma especializada en acabados de construcción, para la cual han desarrollado chimeneas en acero y diversas estructuras metálicas, como puertas y pérgolas. “Conocen muy bien el material y cómo utilizarlo”, comenta Diego Medina, director de proyectos de A10. Producto de las exigencias de los propios clientes, el portafolio de productos incluye también sistemas contra incendios, que han desarrollado para obras de construcción y florícolas. Además, gracias a la experiencia de Fernando, se han especializado en la fabricación de tanques industriales y otras maquinarias con diversos usos. Por ejemplo, para el sector florícola han elaborado tanques para la preparación de fertilizantes orgánicos, un producto que se ha convertido en necesidad para estas firmas, por las exigencias de los mercados a los que exportan. También los han desarrollado para la elaboración de productos de limpieza y aseo personal; para derivados lácteos; para maduración de cerveza artesanal y extractores de mosto; para almacenaje de agua caliente –recubiertos con poliuretano– en edificios; etc. La cervecera artesanal Santana Brewing Company es un cliente antiguo de Fernando Guallichico, que se ha mantenido con Simetrika, en el desarrollo de tanques para grado alimenticio. “Les mandamos a hacer según nuestro requerimiento, cada vez que necesitamos un tanque más grande o uno adicional”, explica Sebastián Navarro, jefe de Producción. El costo de los tanques depende de las dimensiones. Uno de 100 litros puede costar USD 500, mientras que uno de 30 000 litros, USD 50 000. Los equipos cumplen con el grado alimenticio 304 y el grado químico 316. Esto garantiza la calidad del acero inoxidable y, por otro lado, la no propagación de baterías y la pureza del producto. La empresa cuenta con unos 15 proveedores. Uno de ellos es la importadora y comercializadora de acero IPAC, que le provee de tuberías, perfiles y otros materiales para estructuras. “La frecuencia de compra varía, según los proyectos que tengan”, comenta Patricia Tirado, asesora comercial de estructuras y proyectos. Simetrika ha trabajado en el desarrollo de unos 50 proyectos, cerró el año pasado con una facturación de USD 230 000. Para este 2019 esperan cerrar el año con USD 250 000, detallan los socios. La firma ha desarrollado cerca de 12 productos en la rama industrial y alrededor de 20 en la línea de construcción y acabados. El taller se encuentra ubicado en el valle de Cumbayá, en Quito. Para Esteban Arcos, una de las fortalezas de la empresa es el valor agregado de sus productos. Por ejemplo, en las pérgolas incluyen un canal de agua dentro de las columnas que se conecta con aguas reciclables, con el fin de brindar un enfoque ecológico. Por otro lado, añade, se preocupan por ser aliados de sus clientes, al ofrecerles un servicio personalizado.
El taller de Simetrika, empresa especializada en productos de acero, está ubicado en el valle de Cumbayá, en Quito. Laboran 12 trabajadores fijos. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
El bambú ha recobrado su importancia en la construcción tras el terremoto que, el 16 de abril de 2016, devastó las provincias ecuatorianas de Esmeraldas y Manabí, hasta convertirse en el nuevo ‘acero vegetal’.
De hasta 20 metros de altura, esta caña de nudos macizos y típica de suelos húmedos, conocida como “caña guadúa”, ha renacido como material de construcción en los planes del Gobierno de Manabí, donde ven en ella un enorme potencial por su flexibilidad, resistencia, sostenibilidad y abundancia en la región.
“La parte primordial de este proyecto es que tiene un enfoque medioambiental”, dijo el ministro ecuatoriano de Vivienda, Xavier Torres, durante una visita en Manta a una vivienda prototipo levantada con ayuda de la Cooperación Española.
Analizada dentro del proyecto Casa para todos, iniciativa del gobierno de Lenín Moreno, con esta planta Ecuador pretende despertar nuevos motores de producción que beneficien desde al campesino hasta a los constructores, y alentar la defensa del ecosistema.
El terremoto que sacudió el literal ecuatoriano en 2016 tuvo una magnitud de 7.8 en la escala de Richter. Con casi 700 muertos y miles de heridos, la destrucción fue notoria en Manabí y Esmeraldas, y los daños, que incluyeron el colapso de numerosas casas, rondaron los USD 3 000 millones.
Manuel Mero Delgado, maestro de obras, dice que mucha gente se interesó por el bambú a raíz del sismo, dado que las construcciones con ese material aguantaron mucho mejor el temblor.
“Se dieron cuenta que a las construcciones en caña no les había pasado nada y ahora lo aprecian muchísimo”. Formado en Colombia y con más de 25 años de experiencia con este material, Mero recupera en sus construcciones las tradiciones más antiguas de los montuvios, un grupo étnico que solía recurrir a la caña para construir sus viviendas por la frescura y el fácil acceso a ese material.
En construcciones suyas, sin embargo, combina el bambú con otros materiales modernos, dentro de un proyecto de investigación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam).
De esta forma, sobre una cimentación de hormigón, coloca unos “chicotes” en los que engarza la caña a modo de pilares, hasta darle forma a la vivienda.
La investigación, a la que España ha aportado cerca de medio millón de euros, abarca los aspectos técnicos de todo el proceso, desde el corte de la caña hasta el diseño de la vivienda.
El reto: que la utilización de los materiales se haga de manera técnica y responsable, aprovechando la ciencia y tecnología modernas.
Un proceso que comienza tierra adentro, a más de 100 kilómetros de Manta, en plantaciones donde se vigila meticulosamente el crecimiento de la caña, se corta en el momento adecuado y se deseca.
La caña debe cortarse según las fases lunares porque, al igual que con la mareas, la luna tiene un efecto en la humedad de la planta.
“En cuarto menguante, de madrugada, con la marea baja, es el mejor momento, porque todos los líquidos (dentro de la caña) han descendido. En luna llena, está llena de agua”, explica Líder Zambrano, productor de bambú.
Esta sabiduría popular es crucial porque el procesado requiere “avinagrar” la caña para que se conserve mejor.
En la sede de la Unión de Organizaciones Campesinas de Desarrollo Comunitario del Cantón 24 de Mayo, el procesamiento del bambú aún verde comienza con un baño de ácido bórico y bórax para eliminar insectos que puedan carcomerla en el futuro.
“La caña guadúa es uno de los cinco mejores bambúes del mundo por sus propiedades físico-mecánicas, tiene poco peso y alta resistencia debido a que es circular y tiene entrenudos muy cercanos”, sostiene Fabián Moreno, ingeniero técnico de la Red Internacional del Bambú y el Ratán.
Añade que una caña de 10 centímetros puede aguantar “de 2 a 3 toneladas en compresión”, el equivalente a una columna de hormigón de 15 por 15.
En 2016, unas 15 000 viviendas de madera y bambú se vieron afectadas por el terremoto, sobre todo en zonas rurales, pero en ningún caso se registraron muertes, a diferencia de las de cemento.
Sus propiedades de flexibilidad hacen que la caña “absorba los movimientos del terremoto”, y bien combinadas se pueden construir con ellas edificios de “hasta 5 y 7 pisos”, si bien la regulación manabita solo permite dos. Mero dice haber construido de hasta tres y, como con el hormigón, de acuerdo a la funcionalidad, coincide con su colega que todo depende del grueso de columna que se requiera, porque solo es cuestión de ir agregando caña.
Las rígidas láminas de acero se transforman en la empresa Beite B&T compañía limitada. Con esta materia prima se fabrican equipos para los sectores petrolero, hidroeléctrico y refinerías.
En estos procesos, los operarios aplican normas y estándares internacionales: UOP, Asme y National Board. Se trata de equipos que demandan de una alta precisión, porque son parte de instalaciones complejas.
Realizan separadores de fluido para obtener el petróleo, torres de destilación y columnas de procesos para refinerías, compuertas para hidroeléctricas, y otros, explica Eduardo Cisneros gerente general de esta firma.
Para diseñar estos equipos se utiliza un software especial. En las pantallas de las computadoras, los ingenieros visualizan en tercera dimensión cómo quedarán estas enormes piezas y sus medidas a escala.
Cisneros, quien impulsó esta empresa hace 20 años, está pendiente de los procesos. Conoce todas las etapas.
Cuando este ingeniero mecánico, graduado en la Escuela Politécnica del Ejército, empezó con esta empresa realizaba planos para los equipos que se utilizan en camaroneras. Recuerda que usaba una computadora prestada. Luego, enviaba a construir las partes en otras empresas.
En la fabricación de estos equipos se aplican normas y estándares internacionales. El diseño es computarizado. Foto: Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Los recursos que se generaban de la actividad realizaba le permitieron adquirir máquinas propias y montar una planta de producción de manera paulatina. La experiencia aportó también para que en el 2003 Beite B&T incursione en los sectores estratégicos.
La materia prima que emplea para fabricar estos complejos equipos es importada desde Estados Unidos, Europa y Asia. Este material va cambiando de forma mientras los operarios sueldan cada una de las piezas.
Durante el trabajo que realizan, el personal está atento, porque debe cumplir con exigente requerimientos.
Wilson Paredes, supervisor de planta de Beite, menciona que la firma está en condiciones de producir equipos de alta calidad. “No es necesario comprar estas piezas en el extranjero”.
Parte de los equipos elaborados por esta firma se encuentran en la Central de Procesamiento Tiputini (CPT), ubicada fuera del Parque Nacional Yasuní. En estas instalaciones se procesa el fluido que se extrae del bloque 43 ITT (Ishpingo, Tambococha y Tiputini), en la provincia de Orellana.
En una visita a la CPT, Álex Galárraga, gerente general de la empresa pública Petroamazonas, encargada de operar el ITT, destacó que actualmente empresas ecuatorianas construyan este tipo de equipos.
Antes, generalmente estas enormes piezas eran importadas. Pero ahora Petroamazonas ha priorizado la industria nacional para el desarrollo del bloque 43, con un 87,5% de participación de empresas locales.
Una de los últimos equipos que construyó Beite fue un separador de fluido con capacidad para procesar 180 000 barriles. Este es el más grande que se ha construido en esta empresa.
Solo el recipiente -que permite separar el petróleo, del gas y del agua que se extrae de los pozos- tiene 3,60 metros de diámetro, 24 metros de largo. En total, el aparatocompleto supera las 150 toneladas. La fabricación de este demandó de ocho meses de trabajo. Incluso, concentró el 80% de los recursos de la empresa.
Eduardo Cisneros, gerente de Beite B & T. Foto: Roberto Peñafiel / LÍDERES
Finalmente, este separador fue entregado en las primeras semanas de este mes. Para su traslado se empleó una logística especial. El personal debía transportar este equipo por vía terrestre y fluvial. La entrega tomó alrededor de una semana.
Esta nueva experiencia ha motivado a Cisneros. Él considera que si su empresa fue capaz de construir un equipo de estas características ahora podrá hacer dos o tres.
Beite está en condiciones de ampliar su capacidad de producción con una nueva planta en la zona de industrial de Itulcachi. Incluso, asegura que tiene capacidad de exportación.
Actualmente, la empresa construye separadores para el campo petrolero Armadillo y realiza el mantenimiento en una pieza en la Refinería La Libertad. Pero aparte también ha construido equipos para la hidroeléctrica Ocaña y otros proyectos. En cada uno de sus trabajos se asegura de que el resultado final sea perfecto. “Una sola fisura hace que un equipo no sea aceptado”, precisa Cisneros.
En este año esta empresa cerrará con una facturación de USD 6,5 millones. Para el próximo año esperan duplicar esta cifra, porque habrá nuevas inversiones en el sector petrolero.
Cifras 15 años de experiencia tiene esta firma construyendo separadores de fluido para el sector petrolero.
22 000 metros cuadrados es la extensión a la que se puede expandir esta empresa. Para eso cuenta con un espacio en la zona industrial de Itulcachi.
120 personas trabajaron en la fabricación del separador de 180 000 barriles de capacidad de procesamiento.
200 mil toneladas de acero importa esta empresa cada año.
El gerente Eduardo Cisneros
Fabricamos equipos con las mayores especificaciones técnicas. Cumplimos estándares internacionales en los procesos de soldadura, armado, pintura y otros. Estos aparatos tienen un alto valor agregado, porque representan ingeniería, mano de obra. No se trata de un producto primario. Nosotros compramos acero y entregamos una máquina de procesos. Por esto, ahora la meta de esta empresa es abrirse mercado en el exterior.
La planta de producción de esta empresa está ubicada en el sector de Calderón, en Quito. Para fabricar estos equipos se usa acero importado. Foto: Roberto Peñafiel / LÍDERES
Todo empezó a inicios de marzo del 2018 con una declaración de Donald Trump. El presidente de EE.UU sorprendió al mundo -otra vez- con un anuncio: la economía más grande del planeta gravará las importaciones de acero en 25% y las de aluminio en 10%.
La decisión había sido “cuidadosamente analizada”, según las autoridades de Estados Unidos y no buscaba un conflicto comercial. Pero hoy tres semanas después, autoridades, analistas y medios usan el término ‘guerra comercial, para hablar del tema.
La Unión Europea fue la primera en mostrar los dientes. La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, dijo entonces tener la esperanza de que se pueda evitar una escalada de tensiones comerciales que “perjudicaría las relaciones transatlánticas”. En tanto, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apuntó que las “guerras comerciales son malas y fáciles de perder”.
La tensión se mantiene desde entonces y para esta semana está prevista una reunión entre Malmström, y el secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross.
A escala mundial se producen cada año 1 700 millones de toneladas métricas de acero. El principal productor es China con el 49%.La Unión Europea, Japón, India y EE.UU. completan la lista de los cinco principales productores.
En medio de la polémica levantada por Trump, China fue acusada de ‘dumping’ por sus socios. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, acusó al gigante asiático de inundar el mercado mundial de aluminio y acero barato, lo que considera una “competencia desleal”.
Las plantas siderúrgicas y metalúrgicas chinas son mayoritariamente compañías públicas muy endeudadas. En 2017 la producción de acero chino volvió a aumentar, un 5,7%, hasta 831,7 millones de toneladas.
El exceso de producción chino ha hecho caer su precio en los últimos años y sus socios comerciales, Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, denuncian las subvenciones públicas al sector.
China reconoce que existe un problema pero promete “medidas concretas” y asegura haber reducido su capacidad de producción en 50 millones de toneladas el año pasado. Pekín se ha comprometido a reducir su producción en 150 millones de toneladas entre 2016 y 2020, un objetivo que podría cumplirse este mismo año, según las autoridades.
En Alemania, motor de la UE, también existe inquietud. El país, séptimo exportador de acero y aluminio a EE.UU., está en el punto de mira de Trump desde su llegada al poder por su excedente comercial (USD 26 245 millones) y a su insuficiente gasto militar, en su opinión, en el seno de la OTAN.
El ministro de Finanzas alemán, Peter Altmaier, llamó a “evitar una guerra comercial”, abogando en Bruselas por “un comercio mundial libre y abierto”. EE.UU y la UE “no pueden entrar de ninguna forma en una escalada comercial”, advirtió por su parte el ministro español Román Escolano.
La UE, que exportó a Estados Unidos 5 300 millones de euros en acero y 1 100 millones de euros en aluminio en 2017, sigue abogando por el diálogo para intentar quedar fuera de las medidas, pero de confirmarse ya se preparó para responder al presidente estadounidense.
“El riesgo más importante sería no correr ningún riesgo ni responder” a la decisión de la administración Trump, ya que “podría dar la impresión que somos débiles”, dijo el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, en un acto de la industria europea Eurofer.
La estrategia europea pasa por aumentar los aranceles a productos emblemáticos estadounidenses como jeans o mantequilla de maní, así como por medidas de salvaguardia para proteger la industria siderúrgica europea y por una eventual demanda ante la Organización Mundial del Comercio, cuyo titular el brasileño Roberto Azevedo teme una “guerra comercial”.
Pittsburgh recibe bien a los aranceles
Legisladores estadounidenses, líderes industriales y gobiernos de todo el mundo han criticado los aranceles propuestos por Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio. Pero en Pittsburgh, ciudad del acero, la reacción ha sido muy diferente.
Empleados y compañías de Pittsburgh y sus alrededores, donde se encuentra el motor industrial que solía producir gran parte del acero del mundo, son sólidos partidarios de las tarifas.
El anuncio de Trump no constituye para ellos una medida proteccionista, sino una nivelación del terreno de juego para los trabajadores estadounidenses.
“El anunciado alivio ya envió un mensaje positivo dentro de la industria sobre que el declive de los sectores de acero y aluminio puede ser revertido”, dijo el vicepresidente de United Steelworkers International, Tom Conway.
Ese sindicato con base en Pittsburgh, que representa a cerca de 850 000 trabajadores en EE.UU., es una poderosa voz de la industria que se ha visto afectada por décadas por las importaciones baratas y las nuevas tecnologías.
Representantes sindicales de los grandes conglomerados industriales como US Steel acompañaron a Trump en la Oficina Oval en días pasados cuando anunció los aranceles, que generaron el inmediato rechazo de legisladores de su propio partido así como de representantes de otras organizaciones.
Los detractores de las medidas expresaron su preocupación por el impacto que puedan tener en otras industrias y potencialmente en millones de trabajadores.
Para el acero, sin embargo, marcan “ un enorme resurgimiento ” , según un ejecutivo de la industria. “El efecto general es positivo ”, dijo Piotr Galitzine, jefe ejecutivo de TMK-IPSCO, líder global de la producción de tuberías para petróleo y gas.
Para la compañía matriz TMK, con base en Rusia, los aranceles les afectan de dos maneras. “Vamos a perder un poco por el lado de la importación, pero vamos a ganar mucho más en el ámbito doméstico”
TMK-IPSCO opera 10 plantas en Estados Unidos con 2 000 empleados y ellos están “ encantados ” con los aranceles, dijo Galitzine.
“No es un secreto que muchos obreros votaron por Trump por su promesa de crear nuevos empleos” tras ver cómo los puestos en muchas industrias fueron trasladados al extranjero en los últimos 40 años, añadió.
Pero la decisión del presidente generará también “una rápida y específica” represalia en el exterior, con la imposición de tarifas a exportaciones estadounidenses, dijo Christopher Plummer, presidente de Metal Strategies, una firma consultora especializada en la industria. Los precios aumentarán asimismo en algunos bienes con insumos de aluminio, como autos y cerveza enlatada. “La pregunta es si causará mucho impacto”.
La industria del acero se ha recuperado en general hasta un punto aceptable desde el colapso de los precios del petróleo en 2014, explicó Plummer.
Pero Pittsburgh, perfectamente ubicada cerca de fuentes muy importantes de carbón y metal, y en la confluencia de tres ríos, se ha salido del camino seguido por la industria pesada desde hace años, dijo Chris Briem, un economista regional de la Universidad de Pittsburgh.
Y los trabajos de la industria se han movido a locaciones más rentables y evolucionado hacia tecnologías más flexibles y económicas.
En Ecuador preocupa la posible llegada de acero de baja calidad
En Ecuador también existe expectativa por el desenlace de la “guerra comercial” del acero. Guillermo Pavón, director general de la Federación Ecuatoriana de Industria de Metal (Fedimetal), cree que en caso de que la medida anunciada por EE.UU. se aplique habría una afectación en el mercado ecuatoriano.
Mucho del acero que antes iba a EE.UU. se dirigiría a países de América latina, incluido Ecuador, dice Pavón. “El riesgo es que llegue acero de baja calidad y esto generaría una competencia desleal para la industria nacional”.
Hoy en día la industria local de acero ocupa el 60% de su capacidad instalada de producción. Esto ocurre por la contracción de la economía y por la llegada de acero importado, añade el vocero de Fedimetal. Pavón indica que en el país se registran cerca de 19 000 empresas en el sector de metalmecánica, que trabajan con acero, aluminio, cobre, etc.
En cuanto al consumo de acero, informa que son 1 650 000 toneladas al año. De esa cifra entre
500 000 y 600 000 toneladas se producen en el Ecuador; el resto es importado. “Con esas cifras me refiero al acero producido a partir de la fundición de chatarra”.
En América, México y Canadá están exentos de los aranceles impuestos, al ser socios de Washington en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Brasil, es uno de los más afectados dado que Estados Unidos es el principal destino de sus exportaciones de acero y el sector da empleo a más de 200 000 personas en el país.
“Si no hay solución amigable muy rápido vamos a formular una representación a la OMC, no unilateral, sino con todos los países perjudicados”, dijo la semana pasad el presidente, Michel Temer.
Un obrero en una planta de Zouping, al este deChina observa las varillas de acero. El exceso de producción chino ha hecho caer el precio del acero en los últimos años. Foto: AFP
La producción de acero crudo en América Latina creció un 11% y la de laminados 4% en los primeros seis meses del año respecto del mismo período del 2016. El consumo tuvo una expansión de un 4%, según la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero).
Pero este escenario se vio afectado por las importaciones que abastecieron en un 33% el consumo regional, tres puntos porcentuales más en comparación con el 2016, en igual período (30%).
En el caso del Ecuador, el consumo se redujo; hay una causa principal: los problemas en el sector de la construcción, principal demandante. Alacero establece que esa reducción alcanza el 21%.
Ramiro Garzón, presidente de la Federación Ecuatoriana de Industrial del Metal (Fedimetal), señala que el informe revela una realidad regional. En el caso de Ecuador ratifica que la razón principal para este descenso en el consumo es que el sector de la construcción esté paralizado. “El 90% de la actividad de la construcción atiende el sector metalmecánico y si esto ocurre, lógicamente, el consumo de acero ha bajado. Esto porque hay temas relacionados con la plusvalía, la transición de gobierno más los rumores políticos generan desconfianza para la inversión en el país. Y el sector de la construcción está paralizado”.
El dirigente plantea que en la mesa sectorial lo que se propuso primero es que el actual Gobierno derogue la Ley de Plusvalía para generar confianza en el sector de la construcción y reactivar, así, el aparato productivo. Además, hay proyectos como el minero, donde todavía hay arreglos que se deben hacer para que de alguna forma despunte. La minería para el sector metalmecánico es muy importante y el Gobierno debe generar confianza a la inversión extranjera y “luego, de alguna forma, incentivar que existan encadenamientos con la pequeña y mediana industrias y el sector artesanal, para que el sector minero sea una generador de economía”.
También se plantearon pedidos para el desarrollo de proyectos relacionados con una participación de la industria nacional.
Garzón señala que en Ecuador se está produciendo, aproximadamente, el 30% del acero que se consume. El 2016 fueron 1 650 000 toneladas y lo que el país produjo fue cerca de 500 000 toneladas.
El reporte de Alacero señala que la balanza comercial de Latinoamérica se mantuvo negativa, al aumentar un 17% su déficit respecto de los primeros seis meses del año pasado. Según el desglose del informe de Alacero, la región presentó una producción de 31,6 millones de toneladas ™ de acero crudo entre enero y junio del 2017, un 11% superior a lo registrado el año pasado (28,6 tm).
Brasil sigue como principal productor de acero con un 53% del total regional (16,7 tm), un 12% más que el primer semestre del 2016. Por otro lado, América Latina produjo 26,2 tm de acero laminado, con un crecimiento de un 4% frente a los primeros seis meses del 2016. Los principales productores son Brasil 10,9 tm (42% del total latinoamericano) y México con 9,4 tm, con 36 %.
Asimismo, en los primeros seis meses del año, la región registró un consumo de acero laminado de 33,1 tm, un 4 % más que en igual período el 2016 (31,7 tm). Contrariamente, en Argentina el consumo de acero laminado se contrajo 120 000 toneladas, al caer 5% respecto al año pasado. Bolivia, Ecuador, Guatemala y Honduras registraron caídas de 52%, 21%, 42%, y 21%, respectivamente.
Durante el primer semestre del año, China exportó al mundo 39,6 millones de toneladas métricas de acero, de las cuales 36,4 corresponden a productos laminados y 3,2 a productos derivados. La Asociación señala que este volumen es 29% menor a lo registrado en enero-junio del 2016 (55,9 tm).
Si bien las exportaciones chinas de acero al mundo disminuyeron, América Latina recibió 3,8 incrementándose 13% versus ene-jun del 2016 (3,4 millones de toneladas). De este total, 3,4 tm corresponden a productos laminados y 415 000 toneladas a productos derivados.
Los principales países que recibieron acero desde China fueron: Centroamérica 782 000 toneladas (11% menos que el porcentaje registrado entre enero y junio del 2016), Chile 712 000 toneladas (33% más), Perú 546 000 toneladas (211% más) y Brasil con 466 000 toneladas (75% más).
Alacero informó que los seis primeros meses del año, el volumen que recibió la región corresponde a USD 2 334 millones, equivalente a un precio promedio de USD 612 por tonelada, 35% más alto que lo registrado en mismo semestre del 2016 (USD 453 por tonelada).Por su parte, los volúmenes enviados por China hacia América Latina fueron 8% menores, mientras que para el resto del mundo estos se han incrementado en 12%. Varios países de la región se vieron afectados significativamente, ya que enfrentan precios de importación más bajos que el resto del mundo.
Alacero es una entidad civil integrada por 49 empresas de 12 países de América Latina.
La Junta Nacional de Café de Perú promocionó la preparación de tragos hechos a base de café. Foto: Juan Franco Calderón / EFE
América Latina importó desde China 9,4 millones de toneladas de acero en 2015, un 1 % más en comparación con el año anterior, informó hoy, 4 de febrero del 2016, la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero).
En un comunicado, Alacero detalló que China incrementó de manera significativa las exportaciones de productos derivados hacia la región, debiendo ser monitoreado.
El volumen total de importaciones de acero provenientes de China corresponden a la suma de los aceros laminados (aceros largos, planos y tubos sin costura) más los aceros derivados (alambre y tubos con costura).
Durante 2015, las exportaciones totales de acero de China, que incluye productos laminados y los derivados, alcanzaron 109,6 millones, un 20 % más que en 2014. América Latina representó el 8,6 % del total de estas exportaciones, reduciendo su participación en 1,7 puntos porcentuales con respecto a 2014 (10,3 %).
La región es superada como destino por Corea del Sur, que recibió 13,5 millones de toneladas (12,2 % del total) en el período y por Vietnam que recibió 10,0 millones de toneladas (9,2 % del total).
Con esto, durante 2015, ambos países registraron un crecimiento de un 4 % y un 53 % en sus importaciones totales de acero chino frente a 2014, respectivamente. De los 9,4 millones de toneladas de acero que embarcó China hacia América Latina, 8,4 millones de toneladas correspondieron a aceros laminados y 1 millón de toneladas a aceros derivados.
Este total es 1 % mayor a las 9,3 millones de toneladas (8,3 millones de toneladas de laminados y 1,0 millón de toneladas de aceros derivados) registradas en 2014.
La misiva detalla que América Latina en 2015 recibió 1 millón de toneladas de productos derivados de China, siendo el principal destino a nivel mundial para estos aceros, un 15 % del total.
La región fue seguida por Estados Unidos (327 mil toneladas, 5 % del total) y Corea del Sur (301 mil toneladas, 4 % del total).
Alacero, es una sociedad civil sin fines de lucro, fundada en 1959, que reúne a la cadena de valor del acero de América Latina
Está integrada por 48 empresas de 25 países y su producción se acerca a las 70 millones de toneladas anuales.
Fotografía de la empresa Acero de los Andes ubicada al sur de Quito. América Latina importó 9,4 toneladas de acero en el 2015. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Acerías Nacionales del Ecuador (Andec) logró sustituir este año el 100% de las importaciones del material conocido como palanquilla. Se trata de la materia prima que utiliza para el trabajo de laminación de derivados para la construcción, como las varillas.
Proyectos como el túnel San Eduardo en Guayaquil; el edificio The Point, el más alto de Guayaquil y el Proyecto Hidroeléctrico Manduriacu, entre las parroquias Pacto y García Moreno, entre Cotacachi y Quito, se realizaron con los productos de acero Andec, una empresa que en el 2013 registró ingresos por USD 210 millones.
Con la producción de 250 000 toneladas de palanquilla, la firma -cuya planta está ubicada en el sur de Guayaquil-, alcanzó una de las metas sobre las que se cimenta su estrategia de crecimiento desde 1984, cuando la firma, constituida con capitales ecuatorianos y chilenos se fusionó con Fundiciones Nacionales del Ecuador, Funasa.
«Fue un proceso desde 1984; en las últimas dos etapas prácticamente tuvimos que hacer las adecuaciones e inversiones para producir hasta 135 000 toneladas hace unos tres años. Y la segunda etapa, que ya concluimos, para alcanzar a producir 250 000 toneladas», explica Hernán del Pozo, gerente de Responsabilidad Social de Andec.
Anteriormente, la palanquilla se importaba desde Brasil, Argentina, EE.UU. y Rusia; pero el plan de Andec, enfocado en la implementación de tecnología para transformar la chatarra proveniente de autos, barcos, refrigeradoras y otros desechos, les permitió no solo dejar de abastecerse de materia prima extranjera, sino incrementar unas 4 000 nuevas plazas de trabajo.
El presupuesto en innovación tecnológica es de USD 20 millones desde el 2012 hasta el 2015. Una de las inversiones más recientes es la que se destinó para la compra de un nuevo horno y en la implementación de una planta extractora de humos por USD 6 millones. El objetivo de esta inversión es reducir el impacto ambiental derivado del incremento de la producción de palanquilla.
La capacidad instalada de la planta, añade Del Pozo, les permitirá llegar a las 300 000 toneladas hasta el 2018. Sin embargo, acota que una de las limitantes en el país es la disponibilidad de chatarra. El ejecutivo teme que en el futuro sea necesario importar chatarra, «sería paradójico», comenta.
De la mano con su proceso de sustitución de importaciones, la empresa se ha enfocado en desarrollar un plan de fortalecimiento de procesos amigables con el medio ambiente.
En el 2008 se creó la Gerencia de Responsabilidad Social, cuyo presupuesto es de USD 350 000 al año. En esta división, se ha gestionado la implementación de sistemas como portales de detección de material radioactivo en la chatarra que se recepta para producir la palanquilla; además, el primer relleno de seguridad para la gestión final y controlada de los desechos peligrosos, que comprende un terreno de 230 hectáreas.
Entre los planes a corto plazo desde el 2015 y hasta el 2018 la empresa se ha planteado implementar certificación en punto verde, en huella de carbono, en huella hídrica y eficacia energética.
Actualmente, la empresa cuenta con un Sistema de Gestión de Energía ISO 50001, con el Ministerio de Electricidad y Energía Renovable.
Los reconocimientos
En Guayaquil. En los años 2011 y 2012, la firma fue galardonada con la Mención Honorífica del Premio a la Ecoeficiencia Empresarial, organizado por la M.I. Municipalidad de Guayaquil. Lo recibió por su gestión ambiental integral y de responsabilidad social que se desarrolla en Acerías Nacionales del Ecuador.
La insignia
‘La visión se enfoca en el medioambiente’
Adelaida Álava. Técnica del área comercial
La empresa ha ido evolucionando de acuerdo con lo que va exigiendo el mercado, siempre innovando y mejorando los procesos de calidad.
Todos los proyectos que desarrollamos tienen una visión enfocada en el beneficio del cliente y en el medio ambiente. Yo creo que eso se debe a que ha tenido gerentes y representantes muy responsables; trabajo aquí hace 25 años y es lo que he visto.
Antes de que las empresas entren en este ‘boom’ de preocuparse por el medioambiente, Andec ya estaba trabajando en eso. Es parte de las convicciones de la firma, no porque una norma lo impone.
Como empleada en todo este tiempo, me siento orgullosa de trabajar aquí, uno siente seguridad de trabajar en una empresa tan seria.
«La empresa siempre ha estado innovando y mejorando los procesos de calidad».