Etiqueta: acustica

  • El servicio de acústica que nació en una aula

    Patricia González

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    Ganar y ganar. Esa es la ideología de Ecuadoppler Ingeniería Acústica, manifiesta su fundador Guillermo Suárez. También es el verbo que mejor practican.

    Apostando a vencer, Suárez presentó, en el 2016, un prototipo de salas con aislamiento acústico para lo que sería la Conferencia de la ONU Hábitat III, que se celebró en octubre del año pasado, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

    El proyecto consistía en la construcción de 30 salas de conferencias colindantes, en las que era vital el control del aislamiento acústico. Otras empresas se presentaron para ofrecer el producto, pero Ecudoppler, la que presentó un modelo predictivo, se llevó el proyecto. La obra la culminó en siete semanas y facturó cerca de USD 100 000.

    Esta pequeña empresa, que de emprendimiento creció a negocio familiar, nació como un trabajo de grado, en el 2011, para la carrera de Ingeniería en Sonido y Acústica, que Suárez cursaba en la Universidad de las Américas (UDLA).

    El proyecto consistía en la construcción de un modelo matemático para la elaboración de cabinas audiométricas, en las cuales se evalúan las capacidades auditivas de una persona.

    En principio, el negocio se enfocó en consultorías, pero con el tiempo se transformó en una constructora, que brinda soluciones acústicas para cines, teatros, auditorios, estudios de grabación, viviendas, entre otros espacios.

    Los primeros instrumentos de trabajo fueron una computadora, una calculadora, un cuaderno y un micrófono de USD 80. Con el tiempo, se invirtió en softwares más avanzados, una nueva computadora, instrumentos de medición acústica y hasta un vehículo, para facilitar la movilización de los elementos de construcción que requiere cada proyecto.

    La oficina de Ecuadoppler es un showroom, con parlantes y amplificadores de alta definición, paneles acústicos, PlayStation, etc.

    La ambientación del lugar responde a la filosofía del feng shui. En una mesa contigua a la entrada están presentes los elementos piedra, agua y fuego, y un libro sobre el minimalismo.

    A clientes y visitantes se les recibe con música de relajación. “No suelo ponerles rock”, manifiesta el también bajista de una banda de hardcore.

    En el 2015, la iniciativa familiar cerró con una facturación de USD 45 000. Para 2016, las ventas alcanzaron USD 260 000, gracias al proyecto de Hábitat III.

    El impulso de la compañía no hubiese sido posible sin el apoyo de sus padres: “Yo no sabía cómo levantar un negocio. Mi mamá, que es ingeniera comercial, me dio los lineamientos, y mi papá me ayudó con el capital”.

    Janeth Rueda, su madre, es ahora directora financiera de Ecuadoppler, y su padre, Guillermo Suárez, es socio e ingeniero residente.

    Para el fundador de este emprendimiento lo más innovador del negocio ha sido el cumplimiento de normativas internacionales sobre aislamiento acústico. “La norma de la edificación ecuatoriana todavía no toma en cuenta la importancia de la acústica dentro de la construcción”, reflexiona Suárez, quien cursa una maestría de acústica arquitectónica y ambiental en la Universidad La Salle de Barcelona, España.

    Celec EP fue uno de sus clientes, en un proyecto de aislamiento acústico en oficinas de la Central Termoeléctrica de Guangopolo. “Son excelentes y cumplieron en el tiempo establecido”, señala Verónica Pazmiño, asistente de servicios generales del ente público .

    Recientemente, la pequeña empresa concretó una alianza estratégica con Smartco, firma especializada en ingeniería en sonido. “La idea de esta alianza es complementarnos”, señala Pedro Egas, presidente de la firma.

    Guillermo Suárez en la oficina de Ecuadoppler. El lugar es un showroom con PlayStation, parlantes y amplificadores de alta definición. Foto: Vicente Costales/LÍDERES
    Guillermo Suárez en la oficina de Ecuadoppler. El lugar es un showroom con PlayStation, parlantes y amplificadores de alta definición. Foto: Vicente Costales/LÍDERES
  • La rentabilidad se mide en la acústica

    Redacción Quito

    En el piso del sótano de la casa de Sergio Sacoto, que se convertirá en su nuevo estudio de grabación, se pueden observar madera, lana mineral (fibra que se obtiene de roca volcánica) y esponjas. Estos materiales servirán para el acondicionamiento acústico de su centro de grabaciones, que está ubicado en Lumbisí, una comuna ubicada al este de Quito.

    El productor y músico profesional comenta que cuando inició su carrera, no le prestaba atención a la parte acústica de los estudios de grabación. Sin embargo, asegura que con sus 23 años de experiencia en este ámbito, se dio cuenta que este es un aspecto fundamental para realizar producciones musicales con buena calidad.

    Por esta razón se contactó con la empresa quiteña Arqcustic, que desde hace 10 años se dedica a la ingeniería acústica, control de vibraciones y diseño arquitectónico. Su gerente, Guillermo Bolaños, estudió Ingeniería en Sonido y Acústica en la Universidad de las Américas (UDLA). Señala que hace una década surgió este tipo de negocios, que ofrece estos servicios. “Con los primeros graduados en esta carrera, en el 2008, se comenzó a mover el mercado de estas empresas, sobre todo en Quito”.

    Arqcustic se encargó de las mejoras en el Teatro Sucre (2001) y del Teatro México (2007). En estos sitios (Quito), las inversiones para obtener una mejor calidad en el sonido ascendieron entre los USD 20 000 a 25 000, por cada uno.

    El proceso para obtener un mejor sonido en un auditorio, teatro, sala de conciertos o en un centro de convenciones, comprende dos etapas. El ingeniero visita el lugar y realiza evaluaciones con instrumentos especializados, como sonómetros. Posteriormente, con los resultados obtenidos se define qué necesita el sitio. Como, entre otras cosas, la colocación de paneles, ‘trampas’ de madera o difusores.

    Estas empresas también se dedican al control de ruido en fábricas y empresas. Arqcustic, por ejemplo trabajó en el 2010 en la reducción de ruido de uno de los campos petroleros operados por Petroamazonas (bloque 15), en el Oriente ecuatoriano. La compañía invirtió cerca de USD 4 000 por este trabajo.

    Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el país existen unos 19 establecimientos dedicados a la gestión de salas de conciertos, teatros y otras instalaciones similares.

    Decibel Ingeniería Acústica y Diseño de Sonido es otra empresa dedicada a estas actividades. Luis Bravo, su gerente, señala que estas empresas “han tenido un ‘boom’ en los últimos 10 años”, debido a que ahora, en las construcciones, el tema acústico es importante, al igual que los aspectos eléctrico y sanitario.

    Pedro Egas, de la firma Proacústica, sostiene que en el país recién se está tomando conciencia de la importancia del sonido en las edificaciones. Además, asevera que todavía hace falta una normativa para mejorar su implementación, como sí sucede en los países europeos. Esta firma en el 2011 facturó unos USD 47 000. Mientras que en lo que va de este año su facturación bordea los USD 25 000.

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  • Musiart, cómo sobrevivir en economía de guerra

    Redacción quito

    Musiart nació en medio de un gran sacudón financiero, hace 11 años. Rolando Valladares, músico de siempre, había inyectado en sus dos hijos, Franciné y Cristian, el amor por la música. Ambos, ya con sus títulos bajo el brazo (ella, como relacionadora pública, y él, como ingeniero de sonido y acústica), decidieron emprender el reto junto a su padre.

    Pero la ilusión y alegría de edificar un negocio próspero sufrió un fuerte traspié en su origen. Un préstamo de alrededor de USD 250 000 en una institución financiera en el exterior iba a servir para retirar todos los equipos de sonido y otro material importante para la acústica de eventos. Lamentablemente, el dueño de la financiera falleció y el crédito no se concretó. Empezaron dos años difíciles.

    Los equipos ya estaban en la Aduana, pero no había dinero para realizar el trámite. Rolando juntó todos sus ahorros, más algunos préstamos bancaros y logró retirarlos. Pero la economía familiar había entrado en «estado de guerra», como él lo recuerda. «Comer poquito, andar contentos y estar preparados para la guerra», repetía Rolando a todos.

    Franciné recuerda que durante todo ese tiempo tuvieron que dejar de comer ciertos alimentos, ajustar muchos gastos, trabajar muy duro y, sobre todo, llenarse el alma con la música. «Eso siempre nos mantuvo unidos como familia».

    Esa misma sonrisa y amabilidad con la que miran la vida, les fue abriendo poco a poco el mercado. Y la familia fue aglutinando servicios: producciones artísticas, conciertos, espectáculos, eventos culturales, artes escénicas… Y en todo ello, asesoría y calidad en el sonido e instalación de sistemas de amplificación, iluminación LED, iluminación arquitectónica, escenarios y estructuras, escenografía, decoración, etc. «Ese es nuestro sello diferenciador», dice Franciné Por ello, esta compañía pasó de tener cinco colaboradores a dar empleo a más de 20, indirectamente, además del ‘staff’ de siete personas que trabajan día a día. Su nómina de clientes se engrosó rápidamente, entre instituciones públicas (presidencia, Alcaldía de Quito, Secretaría de Cultura) y empresas privadas, como Avon. Además de haber creado escenarios para artistas reconocidos como Tadashi Maeda o Gilberto Santa Rosa.

    Y a todo esto sumaron un proyecto social de enseñanza de la música a niños de escasos recursos. Allí entró a participar la madre de familia, María Augusta.

    Los tiempos turbulentos pasaron para la y la experiencia les dejó réditos, en vivencias, crecimiento personal y también en las finanzas. La facturación se multiplicó (ver cifras) y sus clientes están satisfechos. «El trato es familiar y profesional», cuenta Tatiana Figueroa, una cliente de la empresa.