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  • John Howkins: ‘Administrar las ideas es fundamental’

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES (I)

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    John Howkins es británico y está considerado el padre de la economía creativa, habló con LÍDERES sobre la relevancia de cuidar y proteger las ideas, por medio de los derechos de autor y las marcas registradas. Estuvo en Quito para participar en el encuentro EXMA 2018.

    ¿Qué tan cerca están la economía naranja y la economía creativa, de la que usted es uno de los impulsores a escala mundial?

    Están muy cerca. El libro ‘La economía creativa’ fue publicado en el 2001 y conozco bien al economista colombiano Felipe Buitrago, uno de los desarrolladores del concepto de economía naranja, del que se habla mucho hoy en día. Él tiene la idea de moverse o traspasar los límites de la economía y la economía naranja es una marca hermosa, que me genera sana envidia.

    ¿Y cómo se conectan la economía naranja y la economía creativa?

    Son muy similares. La economía creativa es más grande, más ambiciosa. La economía naranja, por su parte, está más enfocada en los jóvenes, el arte, la cultura y el diseño. La economía creativa también se enfoca en la innovación y analiza la manera en la que piensa la gente creativa e innovadora. Toma esos elementos y busca sus implicaciones en la economía entera, pero sobre todo las implicaciones en la sociedad.

    ¿Cómo puede el emprendedor ser parte de la economía creativa?

    Todo el mundo puede ser parte de la economía creativa, no necesita ser un emprendedor. Cualquiera que use su imaginación en el trabajo, que agregue valor a su trabajo es parte del concepto. Uno puede ser un autoempleado, un emprendedor con una ‘start up’, un gerente de una compañía grande o pequeña… si usa nuevas ideas para crear algo nuevo es parte de la economía creativa.

    ¿Entonces qué debe hacer el emprendedor para generar ganancias a partir del concepto de la economía creativa? ¿Es sencillo?

    Allí hay que analizar con cuidado el tema porque muchos emprendedores no encajan en el concepto. Es decir, fundar una empresa no es necesariamente ser creativo. Buena parte de lo que yo hablo se enfoca en el management, hablo de individuos que tienen ideas, pero también de gente que administra y desarrolla esas ideas, consigue soporte para ellas, las vende a otras personas. El punto es convertir una pequeña idea en una grande, controlando su crecimiento y al mismo tiempo conectando a otras personas.

    Entonces, ¿el management es la clave?

    El management es muy importante. La manera en la que una persona administra sus ideas es fundamental. Y siempre insisto en ese tema.

    Usted sostiene que la creatividad es otra clave en el trabajo…

    La creatividad es la manera en la que el ser humano usa su imaginación, es la manera de expresar los talentos, de hacer algo diferente y mejor. Al decir mejor, puede ser algo más hermoso, más elegante, más conveniente, más barato. Y eso es una contribución invaluable que una persona puede hacer a una empresa u organización. La habilidad de cada individuo de hacer esas contribuciones únicas es lo que hace que algo tenga valor. Hoy en día se habla de que habrá trabajos que serán hechos por máquinas, así que para enfrentar esa realidad en el mediano plazo y mantener un trabajo bien pagado hay que usar la imaginación, la mente y ser creativo.

    En su libro usted destaca los derechos de autor, el valor de las marcas y el diseño. ¿Como se entrelazan estos puntos?

    Los derechos de autor son importantes en toda actividad, al igual que el cuidado de las marcas y el diseño de productos. Estamos hablando de ideas intangibles y abstractas que necesitan ser cuidadas y protegidas, y la mejor manera es escribiendo sobre a quién le pertenecen. Allí entran los derechos de autor o las marcas registradas. Siempre digo que los derechos de autor son una especie de nueva moneda y por eso es un tema crítico entender la importancia de la propiedad intelectual y la manera en la que se usará para darle un valor financiero y comercial a una idea.

    ¿Cómo están reaccionando las empresas a escala global ante estos conceptos?

    Hay diferentes experiencias según los países. Estados Unidos, por ejemplo, tiene la mayor fuerza económica y comercial en el mundo, con mucho éxito y ambición y es un muy buen ejemplo de exportar ideas a escala mundial. China también lo está haciendo bien y creciendo muy rápido. Es muy creativa.

    ¿Qué está ocurriendo en América Latina?

    Brasil y Colombia se están moviendo rápido. No conozco mucho de Ecuador, sé que su economía depende mucho de materias primas como el petróleo.

    ¿Qué está sucediendo en Brasil y Colombia?

    Están poniendo mucho énfasis en la industria creativa, en par­ticular en temas como el diseño, la música y el cine. Ellos tienen mucha población joven que ya no quiere trabajar en el campo, ya no quiere trabajar en los negocios de sus familias. Ellos desean educarse, ir a las grandes ciudades, conectar con otros jóvenes. Quieren un trabajo en el que puedan usar su cerebro, su mente.

    La idea es estar en contacto con jóvenes que quieren lo mismo.

    Exacto. Quieren una vida propia. Así que muchos jóvenes quieren, de alguna manera, trabajar en las industrias creativas. Hay un crecimiento demográfico importante y la economía naranja está apelando a la gente de todas las edades, pero en especial los jóvenes.

    ¿Las pequeñas y medianas empresas también encajarían entonces en la economía creativa y pueden aprovecharla para crecer?

    El tema aplica para todos los que quieran hacer crecer su negocio. Muchas cosas que se hacen en la economía creativa aplica para toda clase de negocios. Hay muchas cosas que ya existen, pero a las que se les da un nuevo nombre. Y allí los temas como el diseño y el cuidado de la marca es mucho más importante de lo que era antes. El desafío es financiar esos procesos y administrar ese talento para que cualquier idea deje beneficios y ganancias.

    John Howkins es vicepresidente del British Screen Advisory Council (BSAC). Es miembro del Comité Asesor del PNUD sobre Economía Creativa de las Naciones Unidas
    John Howkins es vicepresidente del British Screen Advisory Council (BSAC). Es miembro del Comité Asesor del PNUD sobre Economía Creativa de las Naciones Unidas. Foto: Patricio Terán/LÍDERES
  • Expertos en administrar edificios

    Redacción Quito

    Su sueño se levantó al igual que los edificios que administra. Su nombre es Mercedes Mora y es propietaria de la empresa Ademm, que es especialista en la administración de edificios y conjuntos residenciales en Quito.

    Levantar un negocio no es tarea fácil y ella lo sabe, porque lleva 30 años en esta labor y reconoce que ha tenido altibajos con los residentes de los edificios y con la competencia en el mercado.

    En 1987 comenzó a administrar su primer edificio, que se llama Santa Teresita, ubicado entre la 9 de Octubre y Roca, en el centro norte de la capital. Cada esquina de ese inmueble le trae recuerdos; es por ello que instaló su oficina allí, que hoy la comparte con su hermano y su hijo mayor.

    En esa época, la administración de un edificio, en su mayoría, la ejercían hombres, explica la mujer oriunda de Riobamba. “Cuando empecé fue duro pero me siento honrada y feliz porque superamos los obstáculos”.

    Tras su graduación en la Universidad Central del Ecuador recibió un regalo que fue el inicio de este negocio: el puesto de administradora de Santa Teresita, que está formado de dos bloques de viviendas y oficinas; así empezó su camino en este mercado del mundo de los inmuebles.

    Cuando salió de este edificio llegaron otras residencias como el conjunto Almagro, que estaba conformado por cuatro torres. “En 1987, ese era el edificio más grande, tenía cuatro torres, viviendas y un centro comercial”.

    La puntualidad y los principios morales son el plus de este negocio, que cuenta con 13 trabajadores dedicados al manejo y operación de un edificio y, sobre todo, de cobrar el valor por el llamado condominio (pago por la administración del edificio). “La honradez y los valores nos ha permitido mantenernos en el mercado”, asegura la mujer de 56 años.
    Los edificios que administra son selectos y van desde el sector de la Patria hasta el Quito Tenis, en el centro norte de la capital.

    Los días de Mora son ajetreados desde la mañana hasta la noche. Cada jornada empeña su tiempo y su paciencia al máximo; las llamadas telefónicas significan un problema por resolver.

    El guardia vio mal a los condóminos, la tubería del agua se rompió, el sistema de gas o los ascensores se descompusieron, son algunos de los problemas que debe solucionar de inmediato con su equipo de trabajo.

    Otro de sus valores agregados es la frecuencia con la que visita sus edificios. Mora hace un recorrido para ver el funcionamiento de los inmuebles todos los lunes, ya que tiene un dicho: “el ojo del amo engorda al caballo”, dice esta emprendedora, quien además hace visitas entresemana.

    La administración de un edificio implica la elaboración de un presupuesto, que debe alcanzar para habilitar ascensores si se dañan, limpiar cisternas, los vidrios y el arreglo de citófonos, bombas de agua, saunas, turcos, piscinas, pintura y más. “La planificación debe realizarla según la forma de vida de cada conjunto”.

    Mora apostó al cuidado del ambiente en cada uno de los espacios que controla. Lo hace no solo para mejorar la vida de los residentes sino para mejorar el trabajo de las personas que se dedican a la recolección de basura diferenciada.

    La colocación de tachos para colocar el plástico, el cartón o el vidrio hicieron la diferencia en los edificios, hace cuatro años.

    “El Quito Tenis, por ejemplo, tiene una organización impecable. El condómino tiene que aprender a vivir en comunidad”.

    Su hijo Manuel Gallegos Mora camina junto a su madre en este negocio. Actualmente, está a cargo de edificios o conjuntos residenciales del sector de Cumbayá, Ponciano y otros puntos de Quito y sus alrededores. Lo que admira de su madre es su fuerza y lucha, ya que levantó el negocio sola. Él habla de su madre con orgullo.

    Las personas que viven en los edificios a cargo de Mora muestran su agrado al tener una persona activa e impecable en su trato y su forma de trabajo.

    Marcelo Fernández de Córdova, diplomático que vive en el edificio Churchill Plaza, en el norte, afirma que la administración es eficiente y asegura que la mujer está pendiente en cada detalle, por lo que da un servicio de calidad.

    Sin olvidar, asegura, que el manejo económico del dinero se realiza al detalle, es decir, se justifica “cada centavo que se utiliza en el edificio”, insiste.

    Mercedes Mora junto con su hijo Manuel Gallejos y el equipo de trabajo de su empresa Ademm, que se creó en 1987 en el centro norte de Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    Mercedes Mora junto con su hijo Manuel Gallejos y el equipo de trabajo de su empresa Ademm, que se creó en 1987 en el centro norte de Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
  • Administrar la movilidad

    Dennis Meléndez. La Nación de Costa Rica (GDA)

    Ante la creciente adopción de dispositivos móviles, su empresa debería elegir entre dos alternativas: o permite a sus trabajadores llevar sus propios dispositivos y norma su uso dentro de las instalaciones, o les entrega uno para que sea su herramienta de trabajo, el cual será administrado por parte de su departamento de TI. Optar por una tercera opción, que permita explícita o implícitamente el uso de tabletas y smartphones en la empresa sin una política al respecto, pondría en riesgo la seguridad corporativa, coinciden especialistas consultados.

    ¿Por qué? Aunque la mitad de los trabajadores que llevan sus dispositivos a la empresa los usa únicamente para actividades personales sin relación con el trabajo, el resto los utiliza para atender ambos asuntos ‘gadget’.

    Además, estos dispositivos no solo están expuestos a los mismos riesgos de seguridad que los aparatos tradicionales (códigos maliciosos, pérdida y compromiso de datos, etc.), sino que también son propensos a ser robados o a extraviarse.