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  • Indígenas y afros se unen para producir miel

    Marcel Bonilla

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    Veintidós personas integran la asociación de meliponiculturas de Eloy Alfaro y San Lorenzo y se dedican a la producción de miel de abeja y polen deshidratado, desde hace 17 años.

    Los emprendedores están asentados en la comunidad La Chiquita, parroquia Tululbí del cantón Eloy Alfaro, desde donde sacan sus productos los fines de semana para venderlos en una feria que se realiza en San Lorenzo.

    Este emprendimiento cuenta con una marca que llamada Wimal, que significa abeja en idioma Awá. Inicialmente ellos solo producían miel, pero ahora ofertan polen deshidratado en presentaciones de 35 gramos y 50 mililitros, en recipientes plásticos.

    En la etiqueta del producto constan los análisis nutricionales tanto de la miel como del polen. En este proceso existe una articulación entre la Prefectura de Esmeraldas y la fundación Antrópico, que asesoró técnicamente a los productores.

    Marlene Valencia, emprendedora de La Chiquita, señala que se necesita de una mayor inversión económica para continuar con esta actividad ancestral. Solo la Prefectura ha invertido USD 15 000 en temas de levantamiento de información. Este año se invertirán USD 7 000 para tecnificar la obtención de miel y polen.

    El trabajo técnico se lo realiza con los ingenieros Marco Jiménez y Sergio Bobos, de la fundación Altrópico, quienes han organizado a la comunidad para orientar los procesos legales y capacitación de los asociados.

    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional. Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas, por eso se denominan meliponiculturas.

    L
    a diferencia con las abejas convencionales es que la miel proviene de abejones que no tienen aguijón, por eso para su cultivo no necesitan ningún equipo de protección por ser indefensas.

    La producción de miel es una actividad considerada ancestral en las poblaciones afros e indígenas, debido a que sus antepasados la realizaban como una de sus tantas actividades del campo, por eso la miel es considerada como un tesoro del bosque.

    El almíbar que se produce tiene otras propiedades que distan de las melíferas. La miel de las meliponas tiene vitaminas A y C, algunos oligoelementos y complejo B.

    A través de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, se trabajó en una metodología denominada ‘Creciendo con su negocio’, para desarrollar relaciones comerciales estables y justas.

    Inicialmente la producción de la miel era de 260 litros anuales, debido a la falta de implementación que permitiera mejorar los procesos. Actualmente la producción aumentó a 380 litros por año, debido a los procesos implementados con los comuneros.

    Raúl Quintero de la Dirección de Fomento Productivo explica que esa miel es más costosa por su proceso en la extracción, que se realiza con las mujeres de esta zona, encargadas de llevar una estadística de la producción.

    Por esos se aplicó la metodología de la Prefectura. También se ejecutó un plan de mejoras, que consistía en aumentar el número de colmenas para incrementar la producción.

    La Fundación Altrópico había entregado 22 colmenas para ocho comunidades destinadas a la producir miel, pero de a poco han ido desarrollándose para multiplicar las colmenas y aumentar.

    Actualmente esta asociación registras ingresos anuales de entre USD 10 000 y USD 15 000 por la venta del producto que se hace en la feria de San Lorenzo los días sábado. Para este año, la Prefectura proveerá de nuevas cajas para la producción de miel que permita redoblar las ganancias.

    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional.  Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas.
    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional. Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas. Foto: Marcel Bonilla / Líderes
  • Los trapiches son el centro de una ruta de desarrollo y turismo

    Marcel Bonilla

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    Los afros y manabitas que llegaron hasta la población de El Tigre, parroquia Tachina del cantón Esmeraldas, trajeron una tradición en común: moler la caña para hacer guarapo.

    Algunas de las familias llevan más de 40 años asentadas en esos territorios, en los que sembraron caña de azúcar y construyeron trapiches de madera, que son empujados por mulas.

    Para su construcción, los diseñadores afros vinieron desde las poblaciones norteñas de Maldonado, Timbiré y Colón Eloy, cantón Eloy Alfaro, y llevaron madera fina para su montaje.

    “Todo el conocimiento lo hemos obtenido de nuestros ancestros”, explica Teobaldo Caicedo, uno de los constructores, quien elabora y brinda mantenimiento a los aparatos tradicionales.
    Los trapiches se han convertido en parte del atractivo de Tachina, porque permiten observar a los visitantes desde el proceso de corte de la caña hasta su preparación para obtener el jugo.

    Por tradición, ambas etnias siembran la caña a escasos metros de sus casas y atizan el fogón con leña o bagazo de caña para calentar el juego de la caña y elaborar la tradicional panela de El Tigre.

    Desde hace un año se trabaja en el diseño de la que se denominará ‘La Ruta de los Trapiches’, que permitirá conocer cómo es el proceso para la obtención del guarapo a quienes visitan esta zona, que está a solo una hora de la ciudad de Esmeraldas.

    El estudio, que se coordina con la Junta Parroquial de Tachina, implica dar a conocer las costumbres de los pueblos afro y montuvio, dedicados también a la ganadería y cultivos plátano.

    A través de este trabajo se empatará la ruta de los trapiches con los atractivos naturales de la zona como las cascadas que llevan el nombre de El Tigre. También se busca mostrar el desarrollo de la ganadería en la zona. Ahí se habla de las fincas turísticas ubicadas al filo de la carretera de ingreso y muy cerca al estero Tachina, que baña toda la zona turística de esta parte de Esmeraldas.

    Ricardo Rúa, uno de los propietarios de los trapiches, por ahora produce su guarapo para consumo familiar y vende en botellas a los turistas que acuden a las cascadas los fines de semana.

    En su caso aprovecha la producción de jugo de caña para hacer panelas, pero en pocas cantidades, debido a la producción artesanal como se la realiza.

    Con la implementación de la ruta, el objetivo es registrar la marca afropanela de El Tigre, y que se abra mercado donde se venda la producción que por ahora es de 50 barras ante la baja demanda.

    Angélica Chica, habitante de El Tigre, cultiva la caña para vender el jugo refrigerado, pero cree que con la ruta no solo se promocionarán los trapiches, sino la comida afro y manabita como la tonga.

    El pedido para la implementación de la ruta se ha realizado a la Dirección de fomento productivo de la Prefectura de Esmeraldas, para que a lo largo de la vía se construyan paraderos.

    La zona se ha convertido en turística por sus cascadas naturales y los guayacanes que florecen le dan un valor añadido a esa parte del cantón de donde se obtiene guarapo de caña.

    Carlos Acosta, coordinador zonal de Turismo, zona 1, asegura que las iniciativas turísticas con contenido cultural es una de las mejores formas de vender a la provincia de Esmeraldas.

    A través del Ministerio de Turismo se iniciará un proceso de capacitación a los habitantes de El Tigre, previo a la implementación de ‘La ruta de los Trapiches’, que busca impulsar la economía de 20 familias de forma directa.

    La gastronomía

    La ruta tendría dos paradas solo para ver la preparación del guarapo y degustar del jugo de la caña de azúcar de El Tigre.
    En la propuesta se incorpora el turismo ecológico, por senderos que permiten llegar hasta dos cascadas de agua fresca.
    La fusión de la gastronomía afro y la manabita complementará la iniciativa turística por la que trabajan los habitantes de esa comunidad.
    El pedido  para la implementación de la ruta se ha realizado a la Dirección de fomento productivo de la Prefectura de Esmeraldas. Una parte del proyecto contempla la construcción de paraderos para los turistas que lleguen al lugar.

    Los trapiches se han convertido en parte del atractivo de Tachina. Las familias enseñan a los visitantes. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Los trapiches se han convertido en parte del atractivo de Tachina. Las familias enseñan a los visitantes. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • La apicultura es una actividad que une a montuvios y afros

    Marcel Bonilla

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    Treinta familias afros y montuvias de Quinindé trabajan hace un año en la producción de miel y polen, con el financiamiento de la Prefectura de Esmeraldas, que invierte USD 30 000 en la iniciativa.

    Son dos proyectos de apicultura, en el que participan 15 familias de la asociación de Chucaple, y 15 de la asociación Santa Elvira. Juan Cagua, presidente de la primera, explica que este proyecto empezó hace dos años con la búsqueda de apoyo para capitalizar el emprendimiento.
    Con la ayuda de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas y técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Quinindé, se implementaron 30 colmenas.

    Los comuneros de Chucaple ya habían empezado con ocho colmenas, con las que producían miel, pero eran muy pocas para sus aspiraciones. Tras el apoyo de la Prefectura, el proyecto empezó su frase productiva en enero de 2017, donde se obtuvo 180 kilogramos de polen que fueron comercializados en su totalidad.

    En agosto del mismo año se obtuvo la primera producción de 50 kilogramos de miel y luego en octubre se realizó otra cosecha de 300 kilogramos del producto.

    La última producción se hizo en diciembre de 2017, cuando se alcanzaron 80 kilogramos, producción similar obtuvo la asociación de productores Santa Elvira.

    A través de la Prefectura se dotó a los productores de una centrífuga para la obtención de miel artesanal, una mesa de trabajo, mesa de supercoladora y los tamices de acero inoxidable.
    Ambos proyectos han recibido la ayuda del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que donó materiales para la construcción y adecuación de las áreas de producción.

    Los productores trabajan en una metodología denominada Creciendo con su negocio del Programa de las Naciones Unidades para el Desarrollo, para lograr una relación comercial y vender la miel directamente a los consumidores.

    Joselito Orellana, de la asociación Santa Elvira, explica que los emprendedores han adecuado las salas de extracción de la miel, cumpliendo con los requerimientos higiénicos sanitarios. Eso les ha permitido tener presentaciones de miel de 250 y 500 mililitros, que comercializan entre 5 y USD 10. Los recipientes tienen su etiqueta, notificación sanitaria y registro de barra.

    “Las asociaciones cumplen con el permiso de funcionamiento del apiario entregado por Agrocalidad, lo que quiere decir que las abejas se encuentran bien y el producto a obtener es apto para el consumo”, señala Raúl Quintero, técnico de la Dirección de Desarrollo Productivo de la Prefectura.

    Según el Plan Estratégico 2015 – 2020 del MAG, es fortalecer la población apícola en el país con 200 000 colmenas, pero solo se cuenta con 12 188 catastradas.

    El trabajo de los apicultores les permitirá este año recibir mayor apoyo del Ministerio de Agricultura, que le entregará 30 nuevas colmenas más por cada asociación.

    Según los técnicos, por cada colmena se registran entre 25 000 a 60 000 abejas melíferas, que son las que más producen miel, por eso la necesidad de multiplicar las colmenas para aumentar la producción de este alimento.

    Según los técnicos, por cada colmena se registran entre 25 000 a 60 000 abejas melíferas. Foto: Cortesía Prefectura de Esmeraldas
    Según los técnicos, por cada colmena se registran entre 25 000 a 60 000 abejas melíferas. Foto: Cortesía Prefectura de Esmeraldas
  • Grupos de afros tecnifican la siembra de cacao

    Marcel Bonilla

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    Un total de 200 productores de cacao de poblaciones afro de San Lorenzo y Eloy Alfaro, norte de Esmeraldas, fomentan la producción del grano, con procesos de tecnificación para ­aumentar los quintales cosechados por hectárea.

    Durante años, los habitantes del norte vivieron de la producción de la madera, palma africana y la minería, pero decidieron volver a la actividad cacaotera, como fueron enseñados por sus ancestros.

    Enqui Valencia, de la población de Maldonado, explica que los afros de la zona norte de Esmeraldas son cacaoteros-recolectores por tradición. Sus ancestros les entregaron plantaciones que mantienen cerca de 80 años, que no eran tan productivas y que ahora se han tecnificado.

    El proceso de tecnificación empezó hace tres años, con el apoyo del Gobierno Provincial de Esmeraldas, que ha logrado integrar a productores en asociaciones, con plantaciones en sus terrenos.

    El plan de manejo integral comprende un diagnóstico de las fincas, aplicación de fertilizantes, fungicidas, insecticidas, dotación­ de plantas nuevas, así como la aplicación de material genético, explica Carlos Bastidas, coordinador de la Mesa de Cacao de la unidad de desarrollo productivo de la Prefectura de Esmeraldas.

    Los afroesmeraldeños de los cantones Eloy Alfaro y San Lorenzo han ido progresivamente reemplazando antiguas plantaciones con cacao nacional mejorado, para duplicar en 12 quintales la producción por hectáreas.

    Virginia Borja, productora de cacao, ha mejorado su rendimiento en los últimos tres años con la implementación de granjas integrales. Hace tres años sus plantaciones producían entre tres y seis quintales por hectárea, actualmente obtiene entre 10 y 12 quintales por hectáreas.

    Los productores aprenden técnicas de poda, fertilización, regulación, injertos y diagnóstico, con el apoyo de cinco técnicos de la Prefectura. En poblaciones como Carondelet, Santa Rita, Cachaví, Urbina, organizaciones no gubernamentales y el Ministerio de Agricultura también han capacitado a los productores.

    En Eloy Alfaro y San Lorenzo existen 120 productores que son parte del manejo integral de plantaciones de cacao, cada uno con tres hectáreas. Allí se ha inter­venido en 60 hectáreas con granjas integrales y se trabajan en 40 hectáreas más.

    En Eloy Alfaro está la Asociación de productores de cacao del norte de Esmeraldas (Aprocane), mientras que en San Lorenzo, la Asociación de productores agrícolas de Santa Rita (Asoproasari). Esas organizaciones afros trabajan con granjas integrales, y buscan acoger a un 90% de productores que mantienen su forma tradicional de producción.

    Aprocane recibe cacao de 600 socios comerciales (no son parte de las fincas integrales) que venden su productos a la organización sin intermediarios, esto permite exportar a Suiza por encima de las 300 toneladas anuales.

    Lilian Dalfo representante de Aprocane, asegura que la siembra de cacao devuelve esa actividad ancestral a las comunidades negras, que procuran no vender sus tierras para hacer cultivos asociados con buena rentabilidad.

    Cacaoteros de San Lorenzo y Eloy Alfaro reciben capacitación para mejorar el rendimiento de sus plantas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Cacaoteros de San Lorenzo y Eloy Alfaro reciben capacitación para mejorar el rendimiento de sus plantas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES