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  • Agroturismo con una visión sostenible

    José Luis Rosales 
    Redacción Sierra Norte

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    La Hostería Cananvalle, situada a 10 minutos de Ibarra, busca cautivar al turista nacional y extranjero, con su ambiente campestre.

    En este valle, por el que atraviesa la línea férrea que conecta a la capital imbabureña con la parroquia Salinas, hay una vista privilegiada del Imbabura y Cotacachi.

    Carlos Salazar, junto a su esposa, concibieron este establecimiento con un enfoque de desarrollo sostenible. Antes de empezar el proyecto laboraron en otros países.

    Hace una década abrieron la hostería, que al inicio estuvo dirigido al turismo extranjero, con hospedaje y alimentación. Pero luego empezaron a llegar visitantes de Quito, Guayaquil, Cuenca.

    Salazar estudió un posgrado en Turismo Rural en Buenos Aires, Argentina. Asegura que la hostería surgió como producto de la tesis de grado. También cursó una maestría en destinos turísticos.

    Hace 20 años, la pareja compró a un familiar un área de ocho hectáreas. El predio era parte de la antigua hacienda Cananvalle, en donde se producía caña de azúcar.

    En una primera intervención sembraron árboles de pino, que sobrepasan los 15 metros de altura. Después regeneraron la tierra, recuperaron el entorno natural e implementaron una producción agrícola orgánica. La inversión inicial bordeó los USD 200 000.

    En el sitio únicamente había una construcción antigua, en donde funcionaba un trapiche. En esta edificación mixta, de ladrillo visto, teja y madera, se acondicionaron habitaciones para huéspedes.

    El establecimiento tiene capacidad para alojar a 45 personas. Hay suites matrimoniales, habitacionales familiares, dobles, simples.

    Otra de las edificaciones que resalta es la denominada casa grande, cuya fachada está cubierta con las hojas novia de la pared, una especie que trajeron de Bolivia.

    La edificación, que se asemeja a una antigua casa de hacienda, cuenta en el primer piso con la cocina, restaurante y una sala.

    Desde el interior es posible observar a colibríes, tangaras de diferentes colores, a pájaros carpinteros revolotear en los jardines.

    Cananvalle cuenta con varios senderos para que los visitantes puedan mantenerse activos.
    Hay plantas de café sembradas en varios sitios. El objetivo es convertirle en una finca cafetalera.

    Actualmente, hay ocho variedades del aromático: geisha, yava, moka, pacamara, tabi, bourbon, Ana Café 14 y caturra. Las dos últimas están en producción.

    Eso inspiró la apertura de la cafetería. El administrador Andrés Yépez señala que el proceso incluye cosecha, poscosecha, secado, molienda y los diferentes tipos de procesos. Los visitantes pueden elegir del menú unas 15 bebidas con café.

    En total hay 13 500 plantas del aromático, 4 000 árboles de aguacate y 600 de limón, mandarina y naranja. También hay una huerta con lechuga, brócoli, coliflor…

    El sitio ofrece empleo a 17 personas, entre tiempo completo y medio tiempo. El siguiente paso es abrir un museo con piezas arqueológicas que están inventariadas, anuncian sus propietarios.

    El servicio
    La atención.  El sitio atiende de miércoles a domingo. La cafetería abre de 09:30 a 21:30.
    Instalaciones. Por la pandemia el turista debe cumplir con las normas de bioseguridad.

    La oferta.  El visitante puede conocer las variedades de café, el proceso de cosecha y tueste.

    Productos.  El sitio también tiene a la venta café, en presentaciones de 400 gramos.

    Decoración.  En lugares como la cafetería se inspiraron en diseños de Centroamérica. Resalta el uso de materiales de la zona, como el adobe y la teja.

    El establecimiento turístico está en Ibarra, provincia de Imbabura. Foto de la página de Facebook Hostería Cananvalle
    El establecimiento turístico está en Ibarra, provincia de Imbabura. Foto de la página de Facebook Hostería Cananvalle
  • Runa Tupari creció con el turismo rural

    José Luis Rosales

    Con una amplia sonrisa, Soledad Guaján, propietaria del albergue comunitario Ananay Wasy (Casa hermosa, en kichwa) da la bienvenida a los esposos ­Ulrich e Irmhild Schroder.

    La pareja de turistas, que no domina el español, entrega un ramo de flores a la anfitriona.
    La casa de paredes de ladrillo, ventanas de madera y techo de teja conjuga con el ambiente campestre de la comunidad Santa Bárbara, en Cotacachi (Imbabura).

    Este es uno de 27 alojamientos familiares turísticos diseminados en esta zona, así como en Tunibamba, La Calera y Morochos.

    El grupo de 15 turistas alemanes, entre los que estaban Ulrich y Irmhild Schroder, visitó esta zona rural en un tour de 17 días por puntos andinos y costeros del país.

    En Cotacachi, los extranjeros convivieron por dos días y una noche en las casas de siete familias.

    Este es el producto estrella de la compañía Runa Tupari (Encuentro con indígenas, en kichwa) Native Travel, asegura su gerente Christian Garzón.

    El negocio está constituido por socios comunitarios: los cabildos de las cuatro comunas y la Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi (Unorcac). Tiene la agencia operadora de turismo del mismo nombre.

    Guaján, de 36 años, y sus huéspedes realizaron tareas del campo. En su pequeña huerta recolectaron alverjas. También cortaron hierba para alimento de cuyes.

    La oferta y demanda por este tipo de alojamiento, alimentación, agroturismo creció en esta década, explica Garzón.

    Mientras en el 2001 recibieron a 722 clientes, entre alojamiento y servicios, el número de visitantes subió a 4009, hace dos años. Hasta el 2013 los albergues atendieron a 42 570 visitantes.

    En el alojamiento de Guaján, la cena incluye locro de berro y un plato de arroz con alverja, remolacha y jugo de guanábana. 

    La campesina comenta que este albergue, que opera hace cinco años, le ha permitido fortalecer la economía familiar.

    Cada propietario recibe el 39% de la tarifa (USD 30), que cancela cada huésped. El resto se distribuye al Cabildo, la operadora, el transporte…

    En esta zona el servicio turístico se complementa con senderismo, cabalgatas y paseo en bicicleta.

    Garzón explica que hay dos atractivos de categoría 1 : la Plaza de los Ponchos, en Otavalo; y la laguna de Cuicocha, en Cotacachi.

    El arribo del grupo de alemanes coincide con el inicio de la temporada alta de visitantes.
    Según Fausto Gualsaquí, responsable de operaciones y albergues comunitarios, la mayoría de turistas llega entre junio y agosto.

    El 95% de viajeros son extranjeros, el resto son nacionales. La mayoría proviene de Alemania, Francia, Holanda, Canadá y EE.UU. “El extranjero aprecia mucho la cultura andina. Las tradiciones y costumbres de nuestro pueblo ”.

    Runa Tupari alcanza en esta época el 60% de la facturación anual. El 2014 fue de USD 180 000.

    La empresa, creada en el 2001, ofrece ahora un total de 45 pa­quetes en turismo comunitario en la provincia de Imbabura y el resto del país.

    Desde el 2014, empezaron a operar paquetes propios a escala nacional: hay visitas desde medio día hasta itinerarios de 18 días. El de mayor demanda es el llamado Ecuador Sierra y Costa de 12 días.

    La imbabureña Apaiki Alta guía a los turistas alemanes Harold Heou y Asmel Hobe por Santa Bárbara. Foto: José Mafla / LÍDERES.
    La imbabureña Apaiki Alta guía a los turistas alemanes Harold Heou y Asmel Hobe por Santa Bárbara. Foto: José Mafla / LÍDERES.