El sitio de búsqueda de alojamiento en línea Airbnb adquirió Vamo, una compañía emergente que organiza viajes por internet, informaron las dos empresas.
“Estamos entusiasmados por la idea de que los dos equipos construyan el porvenir en un viaje conjunto”, señaló un portavoz de Airbnb, que confirmó que esa empresa integrará a su nómina al equipo de Vamo.
Airbnb, lanzada en 2008 asegura tener más de 40 millones de usuarios en el mundo y la posibilidad de dar alojamiento en más de 34 000 ciudades de 190 países.
El fundador de Vamo, Ari Steinberg, anunció por su parte la noticia en el sitio de la empresa. Precisó que Vamo ya no acepta usuarios y que va a dejar de funcionar a partir del 1 de octubre.
La adquisición fortalece a Airbnb, considerada una de las empresas emergentes estrella de internet y candidata a ingresar en bolsa, con un valor de 25 500 millones de dólares en junio. Su rápido crecimiento ha provocado la hostilidad del sector hotelero, que la considera competencia desleal.
Airbnb, que no posee ningún hotel, tiene una valorización que supera a grupos hoteleros tradicionales como Marriott (20 900 millones de dólares), Starwood (14 000 millones) y Wyndham (10 000 millones).
A comienzos de julio, fondos de inversión estadounidenses y chinos participaron en una operación que entregó recursos por 1 500 millones de dólares a Airbnb con el propósito de financiar el desarrollo del grupo en Asia.
La oferta de alojamiento turístico por particulares mediante plataformas en internet como Airbnb superó en el 2014 a la de los hoteles y otros sistemas tradicionales en España, según un estudio publicado el jueves 26 de junio del 2015 por los hoteleros, inquietos por esta competencia.
“Se trata de un negocio altamente lucrativo con un crecimiento desbordante. Se superan las 2,7 millones de plazas en este tipo de viviendas de uso turístico frente a los 2,5 millones de plazas reguladas”, señala este estudio realizado por EY (antes Ernst and Young) para la patronal del sector Exceltur.
En la misma fecha, los hoteles ofrecían 1,4 millones de camas, los albergues y campings 516 000, los apartamentos turísticos regulados 450 000 y el turismo rural 140 000.
España es el tercer mayor destino turístico del mundo, tras Francia y Estados Unidos, con 65 millones de visitantes en 2014, un alza de 7,1% respecto al año anterior, según el ministerio de Turismo. Los turistas extranjeros dejan anualmente en el país USD 65 000 millones (58 000 millones de euros), según la Organización Mundial del Turismo.
Las plataformas que ponen en relación a particulares, como Airbnb o Homeaway, se consolidaron rápidamente como intermediarias, precisa EY, considerando que gestionan unas 278.000 propiedades, es decir 40% del total, sumando más de un millón de camas.
Esta oferta es particularmente fuerte en Barcelona, donde concentra 137.000 plazas.
En esa ciudad mediterránea -donde el turismo es fuente de controversia, ya que muchos habitantes consideran alcanzado el nivel de saturación- 64% de las camas son propuestas por plataformas de relación entre particulares y 36% por alojamientos regulados.
En el conjunto del país, Airbnb se sitúa a la cabeza (27% del mercado) , por delante de Homeaway y Niumba (24% y 14% respectivamente) .
Como en otros países, el sector hotelero se inquieta por la competencia cada vez más fuerte de este nuevo mercado, caracterizado por su “opacidad informativa y fiscal”, según Exceltur.
El turismo asociado a este tipo de alojamiento “genera un impacto económico diario en el destino un 84,8% inferior al promovido por la oferta reglada”, asegura la organización patronal, considerando que se generan así 9,8 empleos por 100 camas frente a 53,3 empleos en los alojamientos clásicos.
Según el estudio, el gobierno español puede estar dejando de recaudar 800 millones de euros anuales debido a este sistema.
Exceltur presenta una lista de diez recomendaciones que incluyen el establecimiento de un marco legal más homogéneo, un sistema de homologación de los alojamientos, una fiscalidad idéntica y la expedición de licencias.
España es el tercer mayor destino turístico del mundo. Foto: Juan Hidalgo/ EFE.
El portal de alquiler de viviendas particulares Airbnb anunció hoy, 2 de abril, haber ampliado su espectro de mercado a Cuba, convirtiéndose en una de las primeras empresas en ofrecer alojamiento a los ciudadanos estadounidenses que cumplan los requisitos aprobados por el Gobierno para viajar a la isla.
Tras el anuncio del deshielo de las relaciones entre Washington y La Habana, el pasado diciembre, el presidente estadounidense, Barack Obama, levantó por orden ejecutiva algunas de las restricciones para viajar a territorio cubano, dando un primer paso hacia el fin del embargo sobre la isla.
Los estadounidenses no pueden simplemente alegar motivos turísticos para ir a Cuba, sino que tienen que argumentar que su viaje se debe a asuntos tales como actividades educativas, encuentros profesionales, proyectos humanitarios o competiciones deportivas.
«Hoy, estamos orgullosos de dar la bienvenida a Cuba a la comunidad global Airbnb. A partir de esta semana habrá una lista de anfitriones en Cuba de más de 1 000 de hogares en Airbnb», anunció la compañía en su página web.
«Por primera vez en décadas, los viajeros estadounidenses autorizados tendrán la oportunidad de experimentar la auténtica hospitalidad cubana en los hogares de toda la isla», agrega.
El país caribeño ya contaba con una importante red de casas particulares que ofrecían alojamiento a los visitantes extranjeros, pero con el anuncio del progresivo aperturismo estadounidense se espera que la oferta se incremente de acuerdo a la demanda que generará Estados Unidos.
Las principales compañías hoteleras estadounidenses también han manifestado su interés por tener presencia en Cuba, pero su caso es más complicado por razones administrativas.
Mientras tanto, varias aerolíneas ya están dando pasos para ofrecer vuelos directos comerciales desde territorio estadounidense a la isla, ya que hasta ahora solamente se ofrecían vuelos charter para que los propios cubanos residentes en Estados Unidos pudieran viajar a su país de origen.
Airbnb es una de las primeras empresas en ofrecer alojamiento a los ciudadanos estadounidenses que cumplan los requisitos aprobados por el Gobierno para viajar a Cuba. Foto: EFE
¿Quieres ganar algo de dinero extra llevando a extraños en tu coche, cuidando el perro de otra persona, alquilando tu apartamento o cocinando? Bienvenido a la economía colaborativa.
Con aplicaciones de internet y servicios como Uber o Airbnb puedes ganar algo de dinero a la vez que el consumidor ahorra. Así que, ¿todos ganan? Esta es la pregunta del millón.
El aumento de las personas que comparten casa, coche y otros servicios ha transformado modelos económicos. Sin embargo las quejas crecen a la par, porque estos servicios no se acogen a las reglas de seguridad, protección del consumidor y derechos laborales.
No obstante, algunos economistas aseguran que este modelo ofrece grandes ventajas aprovechando recursos inutilizados. La economía colaborativa «puede mejorar el bienestar del consumidor ofreciendo innovaciones, más opciones, servicio diferenciado, mejores precios y mayor calidad de servicio», según un estudio de la universidad George Mason.
El investigador Christopher Koopman, autor del informe de George Mason, dijo que la economía colaborativa «permite a las personas tomar un capital improductivo y convertirlo en fuente de ingresos«.
«Las personas están aprovechando habitaciones, automóviles, herramientas que no usan y se convierten en empresarios», precisó. No hay una definición oficial de economía colaborativa. Algunos incluyen los servicios en línea como los de Instacart y Postmates, plataformas como Peerby o DogVacay, para el cuidado de mascotas, y el servicio de baños Airpnp.
El estudio indica que hay cinco segmentos en la economía colaborativa: finanzas, contratación de personal en línea, alojamiento, autos compartidos y streaming de video y música. Se estima que, sumados, alcanzarían 335.000 millones de dólares en 2025. En la actualidad representan USD 15 000 millones.
«Algunas industrias, como los taxis y los B&B (alojamientos con desayuno), se transformarán por completo. Mientras que otras, como los servicios financieros, se verán afectadas ligeramente. Esto es parte de la ‘revolución tecnológica‘, así como una nueva regla«, añadió Koopman.
¿Innovando o rompiendo las reglas? Uber es la plataforma más conocida de la economía colaborativa; alcanza USD 40 000 millones de dólares y está presente en más de 200 ciudades en 54 países.
Pero otros servicios similares como Lyft y Sidecar han despertado las protestas de los conductores de taxis, que se quejan de que los nuevos competidores no tienen que someterse a las mismas exigencias que ellos para obtener una licencia o el seguro, lo que les convierte en competencia desleal. Airbnb, plataforma líder en hospedaje colaborativo, ha despertado quejas similares en el sector hotelero.
Pero la aplicación se esforzó por recaudar impuestos en algunos locales. Dean Baker, economista del Centro para Estudios Económicos y Políticos de Washington, aseguró que estos actores no pueden prosperar porque no juegan con las mismas reglas.
«No tiene sentido regular un sector y que haya otro en el que no se apliquen las reglas», advirtió a la AFP. Baker añadió que el servicio de auto compartido es el que despierta mayor preocupación ya que compite contra taxis, que tienen que lidiar con restricciones de licencias en la mayoría de las ciudades. «Hay una cuestión de justicia», dijo Baker. Si las ciudades quieren permitir que cualquiera conduzca, deberían recomprar las licencias» de los taxis, agregó.
Maria Lourdes Linzan alquila una habitación de su departamento a extranjeros a través del programa Airbnb. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO.