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  • Los cereales andinos alimentan un proyecto

    Redacción Cuenca

    Galletas de chocho, máchica y avena son la propuesta de cinco estudiantes de la Universidad de Cuenca. Estos jóvenes estudian Nutrición y Dietética y cursan noveno ciclo.

    Las integrantes del equipo son: Cisne Montenegro, María Paula Idrovo, María José Jarrín, Andrea Pesántez y Diana Sánchez. Ellas apostaron por esta iniciativa mientras cursaban, el semestre pasado, la cátedra de emprendimiento en esa institución de educación superior.

    En marzo pasado, las estudiantes iniciaron la elaboración del plan de negocios, las estrategias comerciales y el mercadeo. También desarrollaron la receta para estandarizar el sabor de las galletas. Es decir, que lleven la misma cantidad de huevos, azúcar, mantequilla y cereales andinos, para que no cambie el sabor.

    Para la profesora de la cátedra de emprendimiento de la Universidad de Cuenca, Ivonne Morales, esta iniciativa tiene dos ejes fuertes. El primero es la innovación, ya que es un producto nutritivo y rico que rescata los cereales andinos. El segundo es que el proyecto dinamiza la demanda de chocho, máchica y avena. Lo más importante para Morales es que este ‘snack’ saludable está enfocado en los niños para que mejoren su alimentación.

    La directora de Life Center, Janeth Rodríguez, indica que estas iniciativas para rescatar los cereales andinos son favorables para mejorar la nutrición. La máchica, el chocho y la avena son cereales que regulan la digestión, asegura.

    Para Montenegro, este emprendimiento fue el primer paso para conocer cómo se estructura un negocio. Con sus compañeras tiene la expectativa de comercializar las galletas. Según ella es viable, porque las madres buscan opciones saludables para dar a sus hijos.

    Nukigalletas es el nombre de este ‘snack’. Según Montenegro, surgió en una conversación con sus compañeras y les llamó la atención porque es atractivo para los menores.

    Asimismo, diseñaron la etiqueta en la que destacan las tonalidades fucsia, azul y amarillo. “El objetivo es que el sabor y la etiqueta atraigan a los niños. Mientras sus madres están tranquilas porque consumen un producto nutritivo”.

    El proceso tomó casi medio año. Durante cinco meses, las cinco jóvenes trabajaron en el proyecto en sus horas libres. Se reunían los viernes y los sábados durante tres horas para diseñar las estrategias de comercialización y mercadeo.

    Morales se refiere al proyecto como uno de los mejores de los 15 que observó durante su cátedra de emprendimiento. La razón es que Montenegro y sus compañeras están comprometidas con mejorar la cultura nutricional. “Nukigalletas es su forma de mostrar el compromiso que tienen con la sociedad”.

    El pasado 25 de julio, estas emprendedoras exhibieron su proyecto en una feria en la Universidad de Cuenca. Diana Gutiérrez asistió al evento y le gustó la propuesta de Nukigalletas porque es una alternativa saludable para los niños.

    Por la reacción de los asistentes a la feria, Montenegro y sus compañeras están decididas a continuar con su emprendimiento. Según cálculos requieren cerca de USD 7 000 para adquirir un horno semi-industrial y moldes para hornear el producto. Tienen previsto analizar el mercado y a finales de este año invertir ese dinero para hacer realidad el proyecto.

    Para Morales, este es un producto que demanda el mercado cuencano.

  • Las bebidas de soya alimentan sus ventas

    Redacción Guayaquil

    En el 2006, América Williams arrancó con la elaboración de leche de soya, junto con dos colaboradores. En aquel año, la mujer quincuagenaria había pensado emprender en una microempresa que le permita ocupar su tiempo libre, tras su jubilación.

    Hoy, la firma de Soya’s AW es un negocio que alcanza los USD 15 000 en ventas promedio mensuales y distribuye sus tres sabores de leche de soya a unos 300 clientes ubicados en las provincias de Guayas, El Oro y Los Ríos.

    Williams, en un inicio, comercializaba 100 litros (unos 200 envases) diarios de bebidas de soya, en un local del centro de Guayaquil. Siete años más tarde, Soya’s AW mantiene una producción mensual de 40 000 envases (1 000 litros al día), de bebida derivada de granos de soya.

    Shirley Campoverde, la menor de los tres hijos de Williams, lidera esta iniciativa desde el año anterior. «El mérito es de mi madre. Ella consiguió clientes importantes para nuestra firma, como lo son las cadena de Panaderías Punto Caliente y Economarket, sin mayores conocimientos de mercadeo o activación de marca», indica Campoverde.

    «Es una alternativa para las loncheras de los estudiantes. Se necesitan más opciones que permitan entregar un ‘lunch’ nutritivo a nuestros jóvenes clientes», comenta Eduardo Veloz, administrador de la cafetería del Colegio Vicente Rocafuerte, ubicado en el centro norte de la urbe.

    Frente a este nicho, Soya’s AW lanzó, a finales del mes pasado, su envase de 250 mililitros. Durante la feria Guayaquil Gastronómico presentaron este producto, que se comercializa desde los USD 0,40 y está disponible en sabores de chocolate, frutilla y vainilla. Tiene una vida útil de hasta seis días.

    La mayoría de las materias primas para Soya’s AW se adquieren localmente. Al mes, esta firma que cuenta con una decena de colaboradores, procesa 45 quintales (50 kilogramos cada uno), de soya cultivada en Quevedo y Babahoyo (Los Ríos). También se complementa con soya boliviana que, a decir de Campoverde, es de mejor calidad que la peruana.

    El proceso de elaboración de la leche de soya se inicia con el remojo de los granos durante cuatro horas. Tras cernir y moler el grano se cocina por dos horas junto con canela y el azúcar. Varias de las máquinas de la planta ubicada en el norte de Guayaquil han sido modificadas por Edinson Campoverde, hijo de América Williams, y quien también ha colaborado con la imagen corporativa y otros procesos de automatización.

    «El consumidor de leche de soya es muy exigente -asegura la Gerenta- porque conoce sobre las bondades nutritivas que ofrece este producto. Usamos cerca de 30 quintales mensuales de azúcar morena, porque se relaciona directamente con la coloración y sabor de las bebidas».

    Para los directivos de Soya’s AW, los vendedores informales han aportado con un papel protagónico en la venta de las leches de soya. En el centro de Guayaquil es común encontrar a comerciantes de agua helada que también promocionan estas bebidas derivadas de la gramínea. «Compro unas dos o tres botellas del sabor tradicional», dice Karina Medina, quien vende en el sector financiero.

    Campoverde añade que está desarrollando más productos como granolas derivadas del afrecho de la soya.

    LA CIFRA:
    500 mililitros tiene un envase normal de leche de soya.