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  • Con estas almohadas ella sueña en grande

    Mayra Pacheco

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    Encontrar una almohada ideal para cada persona puede ser todo un dilema. Hay quienes se sienten cómodos cuando reposan sobre cojines duros, otros prefieren algo blando y algunos, incluso, no utilizan nada debajo de su cabeza mientras duermen.

    Para satisfacer los diversos gustos en el momento de elegir este producto, Lourdes Zapata, gerenta general de Polifoamflex, elabora almohadas que se adaptan a la necesidad física de cada persona, desde julio del 2016.

    Su experiencia de más de una década en el manejo de espumas flexibles con memoria, que son similares a una esponja, le permitió emprender y diseñar productos diferenciados. Para este proyecto invirtió USD 20 000.

    Tras renunciar a su trabajo anterior hace dos años, Zapata decidió fabricar cojines funcionales para personas que sufren de reflujo, tienen afecciones en la columna vertebral, dolores de espalda u otras condiciones.

    Para cubrir estas necesidades, esta emprendedora ofrece dos tipos de almohadas en tres tipos de densidades. Según cada preferencia, sus clientes pueden elegir entre almohadas clásicas o anatómicas, que se adaptan a la forma de su cabeza y a su cuello. Y, además, se puede optar entre una suave, semidura o dura.

    Este tipo de implementos son elaborados a base de una espuma flexible que ‘tiene memoria’. Para lograr estos resultados, Zapata emplea diferentes fórmulas.

    En su taller ubicado en el sector de La Argelia, en el sur de Quito, esta emprendedora realiza las mezclas de materias primas, que son importadas desde Estados Unidos; las coloca sobre moldes especiales, fabricados especialmente para estos productos.

    En el proceso de fabricación de las almohadas colaboran ocho personas. El área de trabajo tiene 50 metros cuadrados.

    Los cojines de espuma flexible que obtiene de este proceso son colocados dentro de unas fundas de tela, que sirven para cubrir el producto. Estas son antiácaros e hipoalergénicas. Además, incluye un cierre que facilita el lavado.

    Las telas son producidas en Colombia. Gonzalo Carrera, asesor comercial de Pat Primo, menciona que Zapata selecciona estos insumos de manera periódica. Ella adquiere, en promedio, 300 metros al mes de estos textiles para confeccionar las fundas de tela que protegen las almohadas.

    Finalmente, estos cojines son colocados en empaques de plástico para comercializarlos. Elizabeth García, trabajadora de Primadecor S.A., menciona que las bolsas plásticas son diseñadas a la medida para que el producto tenga una buena presentación.

    El costo final de una almohada es de USD 35, sin importar el modelo. Zapata comercializa el producto en su almacén ubicado en La Argelia, en las calles El Ángel E7-308 y Bilovan; en ferias y atiende pedidos a través de llamadas telefónicas al 098 316 7963.
    Hasta la fecha, esta emprendedora ha vendido alrededor de
    1 000 almohadas. En promedio, su actividad le genera ingresos de alrededor USD 4 200 al año.

    Actualmente, Zapata se enfoca en reunir los requisitos para poder colocar su producto en cadenas de supermercados, farmacias y hoteles. Ella está convencida de que su producto es una garantía para descansar de manera placentera. “Es una inversión que vale la pena, porque los clientes podrán disfrutar de su sueño y cuidar su salud, al mismo tiempo”.

    Para Ana de Paredes, este producto le ha ayudado mucho dormir mejor. Antes, ella no se sentía cómoda con las almohadas tradicionales, porque le causaban dolores en el cuello. Pero, desde que adquirió Polifoamflex descansa a gusto en las noches. Por esto, incluso decidió obsequiar una a su suegro, en agosto del 2017.

    César López, otro cliente, comenta que se siente más cómodo desde que usa la almohada anatómica semidura. Sus problemas de columna lumbar ya no le interrumpen su descanso, como ocurría anteriormente.

    Aparte, Zapata tiene planificado desarrollar nuevos productos. Entre los proyectos está diseñar cojines para personas con capacidades especiales o soportes anatómicos para el espaldar de las sillas. Ya tiene un prototipo.

    Lourdes Zapata, gerenta general de Polifoamflex, diseña almohadas de espuma flexible con memoria en diferentes densidades y modelos. Foto: Armado Prado / LÍDERES
    Lourdes Zapata, gerenta general de Polifoamflex, diseña almohadas de espuma flexible con memoria en diferentes densidades y modelos. Foto: Armado Prado / LÍDERES
  • Una fusión para dormir tranquilos

    Redacción Quito

    ‘Si no puedes contra ellos, úneteles». Esta conocida frase refleja la estrategia de ciertas compañías cuando, en el ‘cuadrilátero’ del mercado, existen dos fuertes contendores.

    En el ámbito de las multinacionales es común que las más prestigiosas tengan un ‘archirrival’, que compitan palmo a palmo cada uno de sus clientes.

    Las fusiones y adquisiciones de empresas son parte de la estrategia corporativa. Esta táctica la aplicó Tempur, una compañía especializada en la industria del descanso. Esta firma se dedica a la manufacturación de colchones, almohadas, cojines para viaje, máscaras para dormir, entre otros. Su valor agregado es que sus colchones no están fabricados de cualquier esponja, sino de tempur.

    La historia de este material se remonta a principios de la década de 1970, cuando la NASA desarrolló un material para que absorba y amortigüe la presión y brinde un mejor apoyo a los astronautas durante el despegue de los transbordadores espaciales.

    Esta idea pronto fue adquirida por la compañía sueca Espumas Mundial Fagerdala, una firma que se especializaba en la fabricación de esponjas especiales.

    Fagerdala pasó años perfeccionando su fórmula y, una vez completa, el nombre que decidió para su versión de consumo masivo fue Tempur. Así ocurrió la introducción del primer colchón denominado ‘Tempur-Pedic’, en 1991.

    En esa década creció la industria del descanso, apuntalada con productos de alta tecnología.

    En el otro extremo de esta historia se encuentra Sealy Corporation, una compañía que nació en Texas (EE.UU.), en 1889, y que patentó el algodón comprimido para su uso en colchones. Gracias a ese producto, en ese entonces innovador, se posicionó como una marca representativa en colchones, y así permaneció durante el siglo pasado.

    En septiembre del año pasado, Tempur-Pedic International anunció un acuerdo para comprar Sealy, por aproximadamente USD 229 millones.

    Esto representa la combinación de las dos mayores empresas que fabrican colchones que cotizan en bolsa.

    Actualmente, Tempur-Pedic, que tiene su sede en Lexington, Kentucky, (EE.UU.) asumirá la totalidad de una deuda pendiente de Sealy, por un monto de USD 1 300 millones.

    Juntas, las dos empresas poseen seis marcas: Tempur, Tempur-Pedic, Sealy, Sealy Posturepedic, Optimum y Stearns & Foster. Su plan es llegar a más países con los productos de Seally, que se concentraba en el mercado estadounidense.

    En Ecuador, Tempur llegó hace cuatro años. Daniel Chang, gerente de Marketing de Tempur en Ecuador, señala que con esta alianza esperan que los productos de Seally lleguen a la región y el país próximamente; «todavía no hay un pronunciamiento oficial de la firma».

    Al momento seguirán comercializando y promocionando su línea de colchones Tempur, en sus locales de Quito, Guayaquil, Cuenca y Ambato.