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  • Alpargatas con un toque moderno para las mujeres

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Las nuevas tendencias en la industria de la moda hacen que este sector sea uno de los más rentables al momento de emprender. Para incursionar en este mercado se debe tomar en cuenta que los productos sean atractivos para llamar la atención del cliente.

    Eso fue lo primero que pensaron Wilma Vega y Vanessa Consuegra al crear Fresh Moda, emprendimiento que diseña y fabrica alpargatas y accesorios con diseños novedosos.

    Fresh Moda
    surgió en abril de 2019 y a pesar de estar poco tiempo en el mercado la aceptación fue instantánea, comenta Vega.

    Las emprendedoras bautizaron a su negocio como ‘fresh’ porque la imagen que plasman en cada diseño denota frescura.

    Vega comenta que para iniciar con el negocio ella y su socia invirtieron cerca de USD 20 000. Esos recursos se utilizaron para rentar el local, adquirir insumos y comprar la maquinaria para fabricar los productos.

    Las emprendedoras mencionan que la materia prima que utilizan para elaborar las alpargatas son el yute y telas de polialgodón.

    Los insumos como los forros y las plantillas los adquieren en el centro de Quito y en Ambato.

    El proceso de elaboración de las alpargatas se realiza en la fábrica que se encuentra en el norte de Quito. Allí cuentan con el apoyo de seis personas que se encargan de armar alrededor de 50 pares de alpargatas a la semana.

    Vega y Consuegra mencionan que el mes en el que generaron más producción fue diciembre, por la época de festividades.

    Vega cuenta que su rol en el negocio es en el área administrativa; ella contacta a proveedores y se encarga de la comercialización de las alpargatas.

    En la parte del diseño está Vanessa Consuegra, quien piensa los modelos y se encarga de que las colecciones tengan un toque diferente e innovador.

    Una de las características que las propietarias destacan es que el calzado es fabricado con suela antideslizante, lo que las hace más cómodas para el uso diario.

    Esto fue lo que atrajo a María Belén Ronquillo, cliente frecuente de este emprendimiento.“Las alpargatas son muy cómodas, lo que me gusta de ellas es la calidad. Tienen bonitos diseños; en el mercado hay similares, pero no se igualan a las de Fresh”, manifiesta.

    “Nosotros tratamos de beneficiar a nuestras clientes con promociones en las que uno o varios modelos tienen descuento por fechas especiales”, afirma Vega.

    Estas promociones permiten que los productos lleguen a más ciudades en el Ecuador. Las distancias no son un inconveniente. Por eso las propietarias hacen envíos a ciudades como Cuenca, Riobamba, Ambato, Loja y Guayaquil.

    Guayaquil es la ciudad de la que más reciben pedidos, es por ello que este año planean abrir una tienda en esa ciudad.

    Por lo pronto, las emprendedoras quieren incrementar más productos en el catálogo de la marca; “queremos crear nuevos diseños de alpargatas, más altos y una línea infantil. Además, pensamos incluir camisetas y otros accesorios para complementar la vestimenta de nuestras clientes”.

    El local de Fresh Moda está ubicado en el norte de Quito, donde brindan asesoría a las clientes.

    El calzado de este emprendimiento también se puede adquirir a través de redes sociales. Están como Fresh Moda Ecuador en Facebook e Instagram.

    Datos

    El precio de estos productos es de USD 35.

    Se pueden encontrar desde la talla 34 hasta la 40.

    El local de Fresh Moda está ubicado en Quito, en las calles El Universo y Shyris.

    Conozca el catálogo de alpargatas en las redes sociales de Fresh Moda Ecuador.

    Wilma Vega es una de las propietarias de Fresh Moda. Su tienda está en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
    Wilma Vega es una de las propietarias de Fresh Moda. Su tienda está en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
  • Las alpargatas que hoy lucen un toque urbano

    Redacción Quito

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    En el 2012, Francisco Mena fundó su negocio de zapatos artesanales Pancos. Actualmente la iniciativa cuenta con varios puntos de venta en ciudades de Ecuador, un local comercial en Quito, puntos de venta en París y Miami.

    Mena recuerda que buscaba adquirir unas alpargatas hechas en Ecuador, pero no encontraba ninguna marca que elaborara este tipo de calzado, así que viajó a Otavalo y encargó la elaboración de un par a un artesano de la localidad. Viendo el potencial del producto, por los comentarios de sus amigos y familiares, invirtió USD 2 000 en 100 pares de alpargatas. Así empezó el emprendimiento, al que luego se sumaron nuevos colaboradores.

    Su hermano, Juan Bernardo Mena, se integró al equipo en el 2015, con el objetivo de expandir la venta al exterior, de este modo lograron distribuir su calzado en París y Miami. Julio Moreno también es parte de Pancos, él se encarga del área financiera del negocio.

    Francisco comenta que Pancos se caracteriza por ser una empresa con responsabilidad social, que es amigable con el medioambiente y que se maneja en un sistema de comercio justo. “Nuestro calzado se elabora artesanalmente, sin procesos industriales. De esto se encargan artesanos de Otavalo, que realizan el proceso con sus manos”, esto, asegura, es su principal valor agregado.

    En Pancos, las alpargatas son el producto estrella. Este calzado busca rescatar la tradición artesanal ecuatoriana, sin dejar de lado la innovación, pues los diseños son a la vez tradicionales y modernos, para llegar al público joven, así lo asegura Moreno. Otras líneas de calzado son sandalias de gamuza, zapatos de cordón, pantuflas y plataformas; estas últimas, similares a las alpargatas, pero con triple suela.

    Una de sus clientes es Gabriela Sarmiento. Ella considera que Pancos es una empresa que ha logrado convertir el calzado de la cultura ancestral en un producto de moda, llamativo y buena calidad. “Me gustan porque son distintivos. Cuando viajo, las personas siempre me comentan que les gustan mis zapatos, por su diseño. Además, la entrega es inmediata”.

    La elaboración del calzado se hace en Otavalo, en el taller de la empresa, donde laboran ocho personas. Para esto se usan distintos materiales: tela, yute o caucho. A este material se le aplican distintos procesos para asegurar su comodidad en el uso diario.

    “Tanto el material como su construcción permiten que el zapato sea muy cómodo al usarlo diariamente, logrando adaptarse al pie. Es una de nuestras características ”, señala Juan Bernardo.

    Otra clienta es Lady Peña, quien compra las alpargatas clásicas por su comodidad. “Creo que es una empresa muy seria, entrega los pedidos puntualmente. Uso su calzado para toda ocasión”.

    Ventas y planes

    Las ventas se hacen principalmente a través de redes sociales, donde Pancos suma más de 100 000 seguidores. Recientemente la empresa abrió su propio local en Quito..

    Mensualmente distribuyen un aproximado de 400 pares de zapatos, de sus distintas líneas. La facturación mensual ronda los USD 14 000.

    Los planes del negocio son expandirse en Ecuador y en el extranjero. En el país esperan abrir su segundo local comercial en Guayaquil, en el 2020.

    Francisco y Juan Bernardo Mena, junto a Julio Moreno, en el local de Pancos, en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Francisco y Juan Bernardo Mena, junto a Julio Moreno, en el local de Pancos, en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Un concepto en alpargatas con creatividad y tradición

    Redacción Quito

    Contenido intercultural

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    El aspecto cultural de la alpargata se actualiza en Cornejas, una tienda que realiza una adaptación moderna a esta variedad de calzado.

    El emprendimiento nació en 2012 con la venta de alpargatas estilo argentino vía online a través de un fan page de Facebook con el nombre de Cornejas.

    Juan Miguel Cornejo
    , dueño del negocio, comenta que este estilo de calzado fue un producto novedoso en el mercado ese año. Se contaba con un modelo de alpargata en cinco colores distintos.

    Con el propósito de ampliar las ventas, esta marca instaló una isla en el 2014 en el Centro Comercial Naciones Unidas, en Quito.

    A medida que los clientes preguntaban por nuevos colores este negocio fue incorporando diseños a su catálogo.

    Cornejo explica que en la industria de la moda se debe contar con variedad de producto para mantener la competitividad en el sector.

    De esta manera amplió su catálogo de alpargatas con modelos como: valencianas con taco, espartanas con yute, suecos con taco magnolia con yute, alpargatas tradicionales hechas de cuero o terciopelo, entre otros.

    El concepto de este negocio es mantener el aspecto de lo autóctono mezclándolo con diseños urbanos, afirma Cornejo.

    Además, se cambió la suela de material a una de caucho, que aumenta la resistencia del producto.

    En septiembre del 2017 esta marca inauguró su local oficial en el centro comercial, con un taller de diseño y oficina.

    Esta expansión comercial produjo que se facture un aproximado de USD 9 000 al mes.
    Además, este negocio permite a sus clientes solicitar alpargatas bajo pedido con un diseño personalizado en colores o materiales.

    Cornejo comenta que amplió su mercado a través de una técnica llamada ‘pop up stores’. Esta herramienta consiste en abrir una tienda por un límite corto de tiempo como 15 días, la publicidad se la realiza como un evento en Facebook para atraer la mayor cantidad de público posible.

    Bajo esta modalidad se abrió tiendas temporales en las principales provincias del Ecuador y se amplió la cartera de clientes a nivel nacional.

    Este año Cornejas tiene el proyecto de abrir una tienda en Guayaquil. El fundador del emprendimiento explica que esa ciudad tiene una dinámica comercial diferente a las de la sierra. En ese territorio el mayor número de ventas se da por clientes que conocen la tienda física.

    El resto de ciudades como Quito posee un mayor número de clientes que conocen del producto a través de redes sociales.

    Como estrategia permanente este negocio siempre tiene promociones. Hace poco desarrolló una campaña comercial por el mes de la mujer con mayores modelos femeninos de su última colección y rebajas en las compras.

    Esta marca presenta un aproximado de 20 modelos nuevos cada mes con distintas combinaciones de colores y estampados.

    Cornejo explica que la variedad de su producto es una táctica de ventas para que sus clientes sientan una exclusividad en cuanto al diseño que adquieren. Así continúa su crecimiento.

    Juan Miguel y María Isabel Cornejo muestran los zapatos en el local Cornejas, ubicado en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Juan Miguel y María Isabel Cornejo muestran los zapatos en el local Cornejas, ubicado en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Alpargatas con pupos se venden en la parroquia de Pomasqui

    Redacción Quito

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    Sus manos se mueven ágilmente al trenzar la cabuya. Y su mirada no se separa de la planta de lo que serán unas alpargatas. Su nombre es Segundo Sigcha, un hombre que se dedica a la elaboración de alpargatas hace más de 50 años. Hoy tiene 75.

    Sigcha reside en el barrio El Común, en la parroquia de Pomasqui, en el norte de Quito. En este sector, en una casa ubicada en la parte superior de una pequeña montaña, tiene su taller. Ahí elabora este tipo de zapatos, que eran utilizados por las personas en las comunidades indígenas. Ahora se usan para comparsas y bailes.

    Pero, ¿por qué decidió dedicarse a esta actividad? La respuesta es sencilla: trata de mantener las tradiciones de sus ancestros.

    Sigcha se considera un hombre de suerte, porque no es el único que confecciona las alpargatas. Cuenta con el apoyo de toda su familia: su esposa y sus nueve hijos. “Todos me ayudan a elaborar las alpargatas. Es nuestro negocio familiar”, asegura con una sonrisa.

    Para Segundo la elaboración de las alpargatas es un arte. Es decir, desde la extracción de la materia prima (cabuya) hasta el último toque que le da las alpargatas; por lo que considera que es necesario que se conozca cómo es su confección. “Me gusta que las personas sepan los pasos para hacer las alpargatas. Me visitan jóvenes, familias, extranjeros y vecinos para aprender más sobre las tradiciones andinas”.

    En la elaboración de un par de alpargatas se demora un día. El costo de unas para adultos es de USD 20. Las de niños tienen un precio menor. Oscilan entre USD 12 y 15. Al momento, elabora unos 40 pares de alpargatas y su facturación es de USD 600. Depende de la temporada.

    Una de las novedades es que confecciona alpargatas con pupos para jugar fútbol. “Tengo un equipo de mujeres que prefiere este tipo de zapatos porque les da suerte”. El precio es de USD 35.

    Sigcha además hace llaveros de colibríes, de tortugas o los ‘sombreritos’. “Son elaborados por mis hijas y nietas. Somos una familia de artesanos”.

    La meta de la familia de Segundo, que es conocida como los Chucchurillos, es colocar una etiqueta a su producto y que se comercialice de mejor manera en los diferentes sectores de la capital.

    Segundo Sigcha confecciona alpargatas con la cabuya. Tiene de varios colores, tipos y estilos. Los más novedosos son los pupos para jugar. Foto: Valeria Heredia /LÍDERES
    Segundo Sigcha confecciona alpargatas con la cabuya. Tiene de varios colores, tipos y estilos. Los más novedosos son los pupos para jugar. Foto: Valeria Heredia /LÍDERES
  • 3 jóvenes ponen a las alpargatas de moda

    Redacción Quito Redaccion@revistalideres.ec

    Cuando Juan Miguel Cornejo paseaba por Buenos Aires (Argentina), en el 2010, observó que en ese país estaba de moda un calzado cómodo, fresco y liviano. Le llamaron la atención esos zapatos, que eran una especie de pantuflas o alpargatas. Cornejo pensó que un producto similar tendría éxito en Ecuador y desde esa época nació la inquietud de comercializarlos en el país.

    Pero no fue hasta agosto del año pasado que este ingeniero en Administración de Empresas decidió iniciar su emprendimiento. En principio, con materias primas que conseguía en el centro de Quito y con la ayuda de un zapatero que vivía cerca de su casa, en la Floresta (centro-norte), comenzó a manufacturar las alpargatas.

    Luego, Cornejo aprendió cómo hacerlas y decidió montar un taller en su hogar y manufacturarlas él mismo. Con una inversión inicial de USD 200, su lugar de trabajo se llenó de lona, hilo y plantillas y fabricó su primera producción de 32 pares de alpargatas. Su hermana, María Isabel, quien en ese entonces era profesora de arte en una escuela, decidió unirse al proyecto.

    Buscaron un nombre para su empresa y se decidieron por su apellido pero con una pequeña variación, así nació Cornejas, como el nombre de un ave que vive en el oeste y sur de Europa; este también serviría como el logo de su marca.

    Comenzaron a promocionar sus productos por Facebook. De a poco, las Cornejas ganaron popularidad y tiendas como Messklan y Zoe Accesorios comenzaron a distribuir sus productos.

    Hasta diciembre del año pasado su producción mensual llegaba a 40 pares, pero debido a la creciente demanda tuvieron que intermediar la manufacturación a artesanos del sur de Quito.

    El aumento en la producción también significó una reinversión de capital. Por ello, desde enero, Camila Larrea, estudiante de Cine, se asoció a los hermanos Cornejo y juntos invirtieron USD 1 000 para subir el volumen de producción y encontrar nuevos mercados. Hoy, su facturación mensual es de USD 700; su meta es llegar a 3 000 al final de este año.

    Lourdes Endara, antropóloga, comenta que adquirió dos pares de Cornejas en el 2012. Asegura que comprará un par más debido a su comodidad. “Este calzado es ideal para caminar; muy suave para usarlo en cualquier momento”.

    Mientras que Víctor Sánchez señala que las alpargatas quedan muy bien en verano. Este estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Américas (UDLA) adquirió seis pares en octubre del año pasado.

    300 pares mensuales produce en promedio esta microempresa.

  • Lo étnico y artesanal impulsan el negocio

    Redacción Quito

    El gusto por el diseño y la moda unió a tres amigas a desarrollar una feria. Karla de Fernández, Verónica de Massuh y Anabel Pérez crearon la feria Zocos de Cumbayá (nororiente de Quito). Este evento, que se realiza en diciembre y mayo desde el 2011, reúne propuestas diferentes de artesanías, productos textiles, bisutería, entre otros.

    En mayo del año pasado, una de las asistentes de la feria ofreció participar en el evento con un calzado artesanal, cómodo y para todas las edades. Sin embargo, posteriormente, ella anunció que no podría estar presente en el encuentro.

    Tras la expectativa generada por la presentación de este producto, Fernández, Massuh y Pérez decidieron experimentar y fabricar en el país este calzado.

    Las emprendedoras se inspiraron en las alpargatas andinas, el zapato típico de algunos grupos étnicos de Ecuador y de la región. Pero ellas decidieron darle un toque moderno a este artículo, con materiales sintéticos y combinaciones de colores, de acuerdo con las tendencias actuales.

    Por esta razón, con las ideas en su cabeza iniciaron la búsqueda de los productores que se ajustaran a sus diseños y parámetros de calidad.

    Tras visitar algunas opciones en diferentes ciudades de la Sierra encontraron en Ambato a los fabricantes que se acomodaban a sus requerimientos.

    Con una inversión de USD 3 825 elaboraron 400 pares de alpargatas, en un mes. El producto tuvo aceptación entre los compradores y rápidamente ganó popularidad. En esa época (mayo del 2012) nació la marca Zocos; la feria no sería su único canal de distribución, islas en centros comerciales de Quito y Guayaquil, y tiendas de calzado también tendrían en sus mostradores a las alpargatas.

    Ahora, Zocos vende un promedio de 1 500 pares al mes. El precio del producto oscila entre los USD 25 y 35. No tiene un target específico, su producto se fabrica para hombres y mujeres, desde los cinco años en adelante.

    Verónica Uribe distribuye Zocos en Guayaquil. Ella comenta que los productos han tenido gran aceptación entre sus clientes. Al mes vende entre 500 y 1 000 pares. “La gente me pide las alpargatas por su comodidad y su durabilidad; la marca ingresó bien en el mercado”.

    Verónica Díaz es propietaria de Verid Accesorios Urbanos, que tiene sus islas en el Centro Comercial Iñaquito (norte) y en Vía Cumbayá (nororiente de Quito).

    Ella señala que los productos han tenido “gran demanda por parte de sus clientes”. La propietaria afirma que el éxito se debe al “diseño innovador y a la comodidad” que brinda este calzado. “Lo étnico y lo artesanal está de moda, este es el valor agregado de Zocos, por eso se vende bien”.