Etiqueta: aluminio

  • El constructor lo tiene como uno de sus aliados

    Redacción Guayaquil

    Paneles de aluminio para la renovación de fachadas, tejas asfálticas decorativas impermeables y livianas son algunos de los productos no tradicionales que se distribuyen en la empresa Tecnologías y Productos para la Construcción (TPC).

    Esta compañía ecuatoriana comenzó sus operaciones en el 2002 como un brazo comercial de la empresa Chova. Luego, en el 2009, ingresó en el esquema de negocios de franquicias. Hoy, TPC tiene siete locales distribuidos en Guayaquil, Quito, Machala y Ambato. Cuatro de estos son franquiciados. Entre los planes de la compañía está cerrar el 2012 con 11 locales en total.

    Darwin Auz, gerente general de TPC, comenta que la franquicia buscó dar la oportunidad a los propios colaboradores de la empresa y a terceros para expandir la comercialización de productos de Chova y otras líneas importadas.

    Entre estas, los paneles de Gypsum de la marca Panel Rey de México, tejas asfálticas Certainteed de los EE.UU. o paneles de aluminio comprados en China y otros países de Asia. También realizan importaciones de Europa.

    Auz afirma que para acceder a la franquicia no se tiene que pagar una licencia. No obstante, comenta el empresario, se deben cumplir con los estándares de la franquicia y con el manejo de la marca. La inversión promedio es de USD 10 000 para la adecuación de un ‘show room’ donde exhibir los productos, según lo señala la franquicia. Así mismo, el franquiciado debe pagar 2% por regalías sobre las ventas al año. Por otro lado, la matriz de TPC es la proveedora de las líneas de productos.

    Freddy Jaramillo era cliente de TPC, en Machala (El Oro) desde hace dos años. No obstante, a finales del año pasado obtuvo la franquicia e implementó un local según el formato proporcionado por TPC, en el noreste de Machala.

    Para Jaramillo, una de las razones que lo motivó a ser un franquiciado de la marca fue la calidad de los materiales que TPC comercializa. “Tienen precios competitivos y productos amigables con el ambiente, cualidades que a mí me interesan como constructor”.

    Jaramillo comenta que las tejas asfálticas, paneles de Gypsum y los productos impermeabilizantes de Chova son los más demandados por los clientes de esta franquicia.

    Fernando Hermosa es arquitecto y cliente de TPC. Comenta que los productos que maneja la franquicia tienen características de vanguardia y tecnología. Otro aspecto importante, dice Hermosa, es que los productos marcan una clara diferencia con otros que se ofertan en el mercado. “También cuentan con certificaciones de calidad”.

    Auz cita como una fortaleza de TPC el constante soporte que ofrecen a los franquiciados. “Se realizan capacitaciones regulares sobre los productos y ventas”.

    Con respecto al desarrollo de la franquicia, Auz comenta que de forma permanente se capacita a los franquiciados. Básicamente en los aspectos del manejo de la marca y, principalmente, sobre asesoramiento técnico y procesos de ventas.

  • Diseña y viste con metal y aluminio a las unidades de transporte pesado

    Xavier Montero. Redacción Quito

    La primera carrocería a la que se colocó el logo de Cepeda, característico al lado izquierdo de la puerta de ingreso a la unidad, tardó dos meses en construirse.

    Aquello ocurrió en 1969, cuando su fundador, Medardo Cepeda, junto a cinco colaboradores armaron el bus disco 7 de la cooperativa de transportes Ambato. Hoy, en la planta ubicada en el suroccidente de la capital tungurahuense, se coloca la insignia de Cepeda a 10 autobuses al mes. Es la culminación del proceso.

    El emprendedor recuerda que se vinculó a la industria de la metalmecánica desde niño. Aunque en aquel entonces (inicios de la década de los sesenta), las carrocerías para buses de pasajeros se fabricaban con madera. Fue en otras firmas -nombra a talleres Ulloa, Thomas, Superior…- en las que reforzó sus conocimientos para el armado de estructuras metálicas. “Dos años antes de mi primera carrocería (1967), abrí un pequeño taller de tapicería en el sur de Ambato”, indica Cepeda.

    Genaro Cruz, gerente de la compañía de transportes El Dorado, recuerda que para su primera carrocería invirtió unos 100 sucres, hace más de 35 años. “Las (carrocerías) de Cepeda compiten con marcas internacionales”, señala.

    Hoy, en la planta industrial (en un terreno de 12 500 m²), se destacan los hangares para la recepción de los chasises; otros para el ensamblaje de las estructuras internas; también los que se destinan a armar las paredes metálicas, los de electrónica… Con el trabajo de sus 125 colaboradores, Cepeda Cía. Ltda., alcanzó los USD 5,7 millones en facturación el año pasado.

    La amabilidad de Don (Medardo) Cepeda solo se compara con su gran conocimiento sobre automotores. Así lo considera Gustavo Núñez, quien ha conducido 10 vehículos con el logotipo de carrocería Cepeda, desde 1980. Él añade que “estos buses de transporte son cotizados en el mercado”, y cuenta que su última unidad la estrenó el pasado 30 de junio, con una inversión de USD 60 000.

    Los cargos dentro de esta industria ambateña se relacionan, de forma particular, con las piezas del automotor. Así los recepcionistas son quienes inspeccionan el chasís que ingresa. Los silleteros son quienes construyen los asientos; los ventaneros, quienes se encargan de modelar las estructuras en vidrio templado y parabrisas. Los fibreros son los encargados de dar forma ‘al frente y a la cola’ del bus, etc.

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    Para Bolívar Santamaría, gerente de la Cooperativa Ambato y presidente de la Asociación de Transportistas Interprovinciales y Afines, “la puntualidad en el cumplimiento de los plazos es una ley en Cepeda”. Aquello, en referencia a los 30 días que se estipulan para la entrega del vehículo listo para trabajar. Santamaría ha conducido 20 autobuses carrozados en esta firma ambateña desde 1979.

    Una guía de remisión acompaña al chasis (es la base del automotor, incluye el motor, el sistema eléctrico y llantas), al que se le realizará la carrocería. En ella se establece si el modelo requerido se destinará a transporte urbano, interprovincial, intercantonal y las especificaciones como camarotes para conductores, baños, sistema de climatización, entre otros. Cepeda Cía. Ltda. ha diseñado cinco modelos de carrocerías, entre ellos: Vitanec, Elipse (construido hasta el 2004) y Silver.

    “Hace 30 años, mi ilusión era tener una carrocería Cepeda”, explica Guillermo Guevara, socio fundador de la Cooperativa de Transportes Baños. Él recuerda con gratitud las facilidades que Cepeda le brindó para conseguir su primer automotor. “Ahora conduzco una Silver ‘Plus’, ya que es un requisito para nuestra cooperativa usar estas carrocerías. Esto, a menos que el auto sea importado”, dice Guevara al citar la certificación ISO 9001:2008 con la que cuenta la empresa de Cepeda.

    Tatiana Cepeda, gerenta general y parte de la segunda generación familiar en el negocio, explica que su meta es ampliar la producción. Se refiere a la compra de un terreno de 100 000 m², en la vía a Guaranda, y construir allí una nueva planta.

    La producción industrial

    • En número de carrocerías. Desde hace unos cinco años la producción se ha mantenido entre las 110 y las 120 carrocerías anuales.
    • El Silver. Víctor Cepeda, hijo del fundador, se especializó en España en diseño automovilístico. El modelo Silver mezcla tendencias alemanas y españolas.

  • En 20 años consolidó su marca en el mercado

    Redacción Quito

    Alirio Rosales siempre buscó un negocio que sea rentable. Su infancia transcurrió en la Bocana del Búa (poblado rural ubicado entre las provincias de Manabí, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas). Los comuneros de ese lugar sobreviven gracias a la agricultura y Rosales también buscaba éxito con la producción de café.

    Pero a principios de la década de 1990, debido a la gran competencia, el negocio no floreció. Por ello, Rosales miró otras alternativas para emprender.

    En esa época vivía en Santo Domingo de los Tsáchilas y su hermano mayor, Luis Alberto Rosales, aprendió el oficio de fundido del aluminio para la fabricación de ollas, gracias a las enseñanzas de un amigo colombiano.

    Para Alirio Rosales el trabajo con el metal le pareció interesante y la oportunidad para constituir su empresa, al igual que su hermano. Pero para no convertirse en su competencia viajó a Quito, una ciudad con un mercado más amplio.

    Con ese propósito vendió en 1,5 millones de sucres su camioneta Ford 350 (unos USD 658 en esa época), que la adquirió con las ganancias de su negocio cafetero. Con ese dinero y con ahorros invirtió unos USD 1 000 para iniciar las operaciones de su microempresa.

    Se instaló en el sector de La Ecuatoriana (sur de Quito), y junto a dos trabajadores comenzó a forjar aluminio. Así, en 1994 nació Indalro (acrónimo de Industrias de Aluminios Rosales).

    En principio, recuerda este emprendedor, elaboró moldes para los diferentes tamaños y modelos de ollas que quería manufacturar; incluso, él mismo fabricó máquinas para su taller, como tornos y pulidoras. También buscó nuevos diseños que tuvieran aceptación en el mercado capitalino.

    Indalro comenzó con la elaboración de ollas pequeñas. Por los acabados y la minuciosidad artesanal, los productos resultaron atractivos para los clientes. Gracias a ello, la empresa comenzó a crecer, pero también la necesidad de incrementar la producción.

    Con la ayuda de créditos bancarios adquirió un terreno en el mismo sector de la ciudad. Pero, incluso, gracias al crecimiento progresivo en la década del 2000, esa planta también se quedó corta.

    En el 2006 se instaló en una nueva superficie de 2 500 m2, en el sector industrial del sur de la ciudad, donde hasta actualmente opera Indalro.

    Ahora, la producción, en la que participan 17 personas, asciende a 2 500 y 3 000 ollas y utensilios de cocina al mes. Gracias a ello, la facturación mensual se ubica en USD 70 000.

    Los productos de Indalro llegan a provincias como Machala, Guayas, los Ríos, Carchi, Pichincha, entre otras. En Quito, la marca se comercializa en autoservicios como Santa María y Supermaxi.

    Vanessa Toledo, jefa de Compras de Dimetalsa, empresa que se especializa en la venta de equipos para la industria alimentaria, cuenta que son clientes de Indalro desde hace cuatro años. Toledo destaca la calidad de los productos y sobre todo sus precios competitivos. Cada dos meses adquiere unos USD 5 000 en esos artículos.

    Mientras que Jaime Guerrero comercializa el producto en Ambato desde hace cuatro años. Él destaca la calidad de Indalro y cuenta que le ha comprado hasta USD 9 000 al mes en productos.