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  • Emprende y trabaja inspirado en la selva amazónica

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    La primera vez que Leonardo Cerda visitó Quito, hace 20 años, recuerda que vio el Hotel Marriott y tuvo la impresión de que llegaba al futuro. “Nunca había visto un edificio”.

    En esa época tenía ocho años y salió por primera vez de la comunidad de Serena, que queda cerca del Tena (provincia del Napo), en la Amazonía ecuatoriana.

    Pese a que Cerda nació y creció en un lugar recóndito –alejado de las grandes urbes ecuatorianas- siempre tuvo contacto con el mundo exterior.

    Gracias a la llegada de misioneros y turistas al ‘lodge’ de sus padres, el joven kichwa amazónico aprendió inglés a temprana edad; su primer libro que le regalaron fue uno de Harry Potter.

    Michael Uzendoski, estadounidense radicado en el país, quien está al frente de la maestría de antropología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), conoce a Cerda desde la cuna, debido a que el académico por sus investigaciones llegó a su comunidad y rentaba una habitación a su abuela, en 1995.

    Uzendoski define a Cerda como un “kichwa urbano” debido a su proceso de educación en diversas partes del mundo. “Es como un guerrero para la cultura”.

    Cerda, a quien sus amigos y colegas le dicen Leo, siempre estuvo en contacto con ese mundo que iba más allá de las fronteras de su país gracias al inglés.

    Ahora, este emprendedor social busca ser el puente entre el planeta y la Amazonía ecuatoriana. Desde noviembre del año pasado está al frente de Hakhu (que significa vamos juntos), una iniciativa que trabaja con 60 mujeres de las provincias de Napo, Pastaza y Orellana, de las nacionalidades Kichwa, Shuar, Achuar y Waorani para elaborar bisutería étnica.

    Su idea es crear una plataforma on line para comercializar estos productos con acabados ‘premium’ inspirados en diseños de las nacionalidades.

    Se tiene previsto que Hakhu se lance en el país a fines de este mes. Pero Leo es más ambicioso. Su propuesta también busca ser presentada en Nueva York el próximo mes y para ello cuenta el apoyo de Scott Nylund, diseñador que trabaja en proyectos sustentables y que también ha diseñado para la cantante pop Beyoncé.

    Nylund, a través de correo electrónico, detalla que conoció a Leo en un panel de mujeres líderes indígenas y conferencistas en las Naciones Unidas, en Nueva York, organizado por Amazon Watch.

    El diseñador señala que habló con una amiga común, Nina Gualinga, sobre cómo puede involucrarse más en la difusión de la conciencia sobre las luchas indígenas de las comunidades amazónicas, por lo que me recomendó asistir a este panel. “Después del panel, Leo, yo y Nina planeamos trabajar juntos”, dice Nylund.

    Pero este emprendimiento social es solo una parte del trabajo de Leo con las comunidades de la Amazonía. A escala internacional, en los últimos años ha colaborado como coordinador nacional del Programa Ecuador de la organización ambiental Amazon Watch.

    En ese período ha seguido de cerca temas de conservación ambiental y territorios indígenas, cambio climático. Producto de ello, ha participado en foros internacionales como la Conferencia de las Partes (COP), el Foro de Asuntos Indígenas, la Cumbre sobre el clima y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

    Además, durante tres años colaboró en el desarrollo de un modelo de comercio justo para la creación de una cadena de valor de Guayusa, con Runa Foundation. También ha trabajado en entidades públicas del país.

    El interés de Cerda por la causa amazónica despertó a cuando tenía 14 años. En ese entonces, recuerda que una delegación de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) visitó su comunidad para dar charlas sobre minería, petróleo y ambiente.

    El contacto con esa casa de estudios fue casi una epifanía y buscó vincularse a iniciativas que defiendan de las comunidades indígenas y entre sus objetivos estaba estudiar leyes.
    En el 2007 –gracias a una beca que por su origen étnico le otorgó la USFQ- estudió ciencias políticas y relaciones internacionales.

    Juan Javier Dávalos fue su compañero en la universidad y cuenta que fue parte del gobierno estudiantil y siempre defendió las causas de las nacionalidades indígenas. “Es un gran amigo. Es muy inteligente, es una persona que ha logrado hacer lo que se ha propuesto y no se ata a un trabajo por un sueldo”.

    Cuando concluyó su carrera, en el 2012, se ganó otra beca para estudiar un diplomado en Administración y Negocios en Konkuk University, en Corea del Sur.

    Leonardo Cerda en Washington DC, para hacer una denuncia en contra de los pueblos amazónicos (izquierda). En el Foro Cop 21, que se efectuó en París, Francia (derecha y abajo). Fotos: Cortesía Leonardo Cerda
    Leonardo Cerda en Washington DC, para hacer una denuncia en contra de los pueblos amazónicos (izquierda). En el Foro Cop 21, que se efectuó en París, Francia (derecha y abajo). Fotos: Cortesía Leonardo Cerda
  • Una planta amazónica es la esencia de este negocio

    REDACCIÓN QUITO  (F)  redaccion@revistalideres.ec

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    La ungurahua para el cuidado de la piel; para prevenir la caída del cabello o para humectar las manos fue la consigna Laura Sevilla, una quiteña que dio vida a la marca de cosmética natural Umai.

    Su emprendimiento elabora cremas faciales, champú, jabones, cremas corporales y de mano a base de aceite de ungurahua. Esta planta es nativa de la Amazonía ecuatoriana: “nace de una palma y sus beneficios son múltiples debido al Omega 9 que posee”, detalla Sevilla mientras se unta en la palma de la mano un extracto de la crema de ungurahua con hierbaluisa; una combinación que deja un aroma cítrico sobre la piel.

    Esta mujer, de 62 años comenta que antes trabajaba en el área de relaciones públicas en un medio de comunicación privado, pero en el 2010 decidió tener un emprendimiento familiar.

    Entonces aprovechó los conocimientos adquiridos por su hija Vanesa Vargas quien en ese mismo año viajó por trabajo a la Amazonía y conoció sobre las bondades de la ungurahua. Su hija le detalló el uso medicinal de este aceite; entonces Sevilla decidió elaborar artículos cosméticos unisex.

    Escogió el nombre Umai, palabra achuar que significa hermana, que hace relación con la fraternidad que se vive en la Amazonía del país. Para iniciar con este emprendimiento, Sevilla invirtió un capital USD 10 000; era el año 2010.

    Este dinero se destinó a la obtención de registros sanitarios, la compra de envases desde EE.UU., diseños y la maquila que se realiza en una farmacéutica, con la que tiene un convenio de confidencialidad. Para la elaboración de las cremas, Umai adquiere dos litros anuales de aceite de ungurahua para combinarlos con las otras materias primas.

    En el 2011 se desarrolló la fórmula y se la envasó para hacer una primera prueba de las cremas. En el 2013, esta iniciativa empezó a promocionarse en ferias de emprendimiento y en algunas tiendas naturistas.

    El negocio creció y para el 2014, Sevilla decidió sacar al mercado la línea de champú, debido a que la ungurahua evita la caída del cabello; hasta la fecha elabora nuevos productos como los jabones y las cremas corporales.

    La facturación de Umai en estos cinco años ha tenido un crecimiento del 15% anual. Solo en el 2015, Laura Sevilla vendió unos USD 6 000. Además, invierte anualmente un 20% de los ingresos para adquirir materias primas y envases plásticos y de balsa. Estos últimos son comprados en una fundación de Guayaquil, explica Vanesa Vargas, quien es parte del emprendimiento familiar.

    En la elaboración se fusiona el aceite de ungurahua con la hierbaluisa para dar una mejor textura a las cremas faciales; los jabones líquidos, por su parte, tienen extractos de orquídeas.

    Esta diversidad en el portafolio de esta marca ha logrado fidelizar a clientes. Violeta Moscoso, por ejemplo, conoció los productos hace tres años en una feria en Quito. Le llamaron la atención las cremas, las compró y desde entonces, utiliza otros productos como las cremas corporales. “Mi piel es muy sensible, pero las cremas de Umai han ayudado a que esta se mantenga tersa y suave”.

    Para este año Sevilla quiere posicionar sus productos en grandes cadenas de supermercados. Para eso, ya firmó un acuerdo con la cadena Supermaxi como parte de un plan piloto para ubicar estos productos ecuatorianos en perchas.

    Además, con Umai se seguirá participando en ferias en Quito. En la promoción, la emprendedora quiteña afirma que las redes sociales serán su segunda estrategia a desarrollar. Para esto, están armando una campaña que permita visibilizar el emprendimiento familiar. La meta también es contratar a dos personas para que ayuden con la logística del negocio.

    Laura Sevillano vio en la ungurahua la oportunidad de emprender su negocio de cremas faciales naturales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Laura Sevillano vio en la ungurahua la oportunidad de emprender su negocio de cremas faciales naturales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES