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  • ‘Mala conducta’ en el trabajo causa estrés

    Redacción Guayaquil

    Las ‘faltas de respeto’, lo gritos y los abusos verbales en el lugar de trabajo son muestras de incivismo que afectan el ambiente laboral.

    Ana M. trabaja como asistente de contabilidad en una empresa, aunque afirma que la relación con sus compañeros de trabajo es buena, no puede decir lo mismo de su jefe. Este suele ‘alzar la voz’ para pedirle que realice alguna tarea. «Es un poco estresante tener a un superior que grita para dar una orden», cuenta. Aunque en un inicio su jefe hacía esas demostraciones de incivismo, cada vez fueron incrementándose, lo que llevó a Ana M. a plantearse la posibilidad de renunciar.

    El incivismo es un comportamiento irrespetuoso que afecta la dignidad y la autoestima de los colaboradores y crea un ambiente de trabajo tenso. Pues es también un factor que genera un negativismo en el trabajo. Según el estudio: Incivismo en el lugar de Trabajo: Un nuevo factor de estrés laboral realizado en el 2008 por Japcy Quinceno, Carmen Báez y Stéfano Vinaccia, el incivismo es un comportamiento aversivo.

    El informe, entre otras cosas, señala que este es un «comportamiento de baja intensidad que tiene o no la intención de hacer daño». Cuando esto se da en la oficina es necesario que las empresas tengan normas de convivencia para evitar, en lo posible, estas situaciones.

    Para Oscar Quezada, consultor en comunicación, este tipo de actos deben ser conocidos por los jefes, para que se tomen las medidas, que podrían derivar en sanciones, dependiendo de la gravedad de la falta.

    Quezada conoció un caso de una persona que tenía una jefa que no lo respeta y constantemente le gritaba. El problema de incivismo surgió cuando a este superior se le informó que por su buen desempeño, probablemente ocupe la gerencia de la empresa. «Esto tipo de conducta deriva en que los colaboradores deseen salir corriendo de la oficina, no produzca y no den su máximo esfuerzo, llegue tarde, se demore en el almuerzo…», concluye Quezada.

    Este fenómeno se puede dar también entre compañeros de un mismo nivel jeráquico, cuando no se tienen en claro las funciones de cada uno.

    El informe señala, además ,que las demostraciones de conducta instigadora tiene que ver con el uso del tono de voz altivo, inapropiado o agresivo, gestos físicos nos verbales como alzar las manos, mover los ojos, o también tomar objetos de los compañeros sin previo aviso, interrumpir conversaciones telefónicas o ingresar a la oficina del otro.

    Estas faltas entre compañeros y superiores pueden causar problemas de salud ocupacional y satisfacción en el trabajo.

    Belén M. labora en una empresa a medio tiempo y su jefe siempre trata de una manera despectiva a ella y a sus compañeros. Ella afirma odiar su trabajo, y que no le afecta lo que diga su superior por que ‘no le interesa ascender en la empresa’ o continuar ahí.

    El autoritarismo por parte de los superiores es un situación que las empresas tienen que evitar mediante la implementación de canales de comunicación entre colaboradores y empleador.

    En el caso de existir problemas relacionados el incivismo, lo mejor es fortalecer el dialogo y evitar que este termine en despidos.

    Quezada recomienda capacitar al personal en cultura laboral, comunicación, servicio y atención al cliente. Además de enfatizar en las relaciones personales (intra o interpersonales) e inteligencia emocional. Este último punto es esencial pues muchos colaboradores podrían percibir algún llamado de atención, o un tono de voz alto (no necesariamente un grito) como una forma de abuso por parte de su empleador.

    Evite estas conducta

    Programas de inducción. Es recomendable darle a conocer a los colaboradores la filosofía de la empresa.

    Respeto jerárquico. Hay que tener en claro los roles, cargos y funciones.

    Cultural Laboral. El personal debe conocer que se debe tener madurez en las relaciones intra e interpersonales.

    Prevenga. Estas actitudes no deben nunca terminar en agresiones físicas.

    Realice actividades. La propuesta puede ser organizar actividades recreativa o programas empresariales, como la celebración de cumpleaños o actividades que relacionen a los colaboradores entre ellos.

    El Especialista 

    Arturo Castillo – Motivador, Profesor de Técnicas Psicorelajantes

    Incivismo, cuando trabajar es una amenaza

    La maledicencia, la intriga, el abuso de autoridad, los celos; la hostilidad, la intimidación, la usurpación de logros, la humillación… La lista podría extenderse. Se trata de manifestaciones humanas en el ambiente laboral, formas de coexistencia que se prefiere ignorar, quizás porque los individuos tienen un generoso concepto de sí mismos, quizás porque las empresas optan por mentirse a sí mismas, convencidas de que gozan de un envidiable ambiente laboral.

    De este ‘muestrario’ de emociones y conductas, resulta difícil establecer cuándo las personas actúan inconscientemente, movidas por experiencias vitales que les marcaron, y cuándo lo hacen de manera deliberada, con cierto solaz…

    El incivismo en el lugar de trabajo, según algunos investigadores, sería la génesis de algunos de los azotes en el ambiente laboral, como el acoso sexual y el ‘mobbing’. Plantea, en definitiva, el sempiterno drama: ciertos sujetos parecieran destinados a tomar el control, a imponerse sobre otros, los débiles. Instigador y víctima, roles intercambiables que recrean los quehaceres humanos, en todos los ámbitos. Quien es victimizado, pronto hallará a quien victimizar.

    El asunto no termina ahí: el incivismo empresarial, en cambio, es generador de toda clase de interacciones disfuncionales. La segmentación jerárquica, el trato impersonal a los trabajadores, el autoritarismo, las prácticas de exclusión social a partir de la ‘nobleza’ académica, de los abismos salariales, son hechos que provocan frustración y hostilidad, ánimo de sabotaje. La insidia, los chismes malintencionados, las descalificaciones profesionales; los ‘olvidos’ de tareas, las demostraciones de poder, las actitudes territoriales, los alardes de superioridad, las rencillas, son más frecuentes de lo que se quiere admitir. De hecho, hay organizaciones enfermas, colectivamente neuróticas, que han hecho del afán de ganancia y de éxito su prioridad, donde los trabajadores son apenas máquinas competentes, dotadas de un buen ‘software’, con una robusta base de datos.

    Parecen empresas modelo, lideradas por gente altamente efectiva. Hacia dentro, el entorno laboral suele ser miserable, un martirio cotidiano. El ensimismamiento narcisista de los líderes hacen que todo gire alrededor de su búsqueda de admiración y deseo de poder.

    arturocastillo1@yahoo.com

  • Cómo identificar a los ‘falsos imprescindibles’

    El País de Uruguay, Grupo de Diarios América (GDA)

    Una de las mayores pérdidas de tiempo en la vida laboral de cualquier empleado puede ser obsesionarse con la idea de que se es imprescindible, es decir, que nadie va a poder hacer el trabajo que hace él para la compañía.

    Sin embargo, esta idea parece cambiar, generalmente, al pasar una larga temporada alejado del puesto de trabajo y, al regresar, darse cuenta de que la ausencia pasó completamente inadvertida en la empresa. Aunque podría ser aún peor: puede suceder que al volver las cosas marchen aún mejor que cuando estaba. Y en ese momento es cuando el empleado reacciona y descubre que no es indispensable en su oficina.

    Es que en todo ambiente laboral están aquellos que ni siquiera se toman días libres o, si lo hacen, gastan horas y horas de sus vacaciones llamando al trabajo para comprobar que todo va bien. En este tipo de organizaciones, es más normal que proliferen aquellos que aparentan realizar muchas tareas y están siempre ocupados, pero que al final, en los hechos, sucede lo contrario.

    En general, quienes suelen ser olvidados tras una ausencia prolongada son aquellos que, durante su jornada laboral (caracterizada por el presentismo) intentan tomar el menor número de decisiones posibles. Son aquellos que nunca se arriesgan y delegan todo buscando el consenso. Son quienes no se anticipan y, ante la incertidumbre, buscan excusas en el entorno que justifiquen su incapacidad para analizar.

    También suponen un caldo de cultivo ideal para un tipo de liderazgo incompetente, que tiene cierta facilidad para generar bolsas de incompetencia.

    Quizá no resulte agradable identificarse con alguna de estas incompetencias, pero le ayudará a tomar conciencia de lo prescindible que se puede llegar a ser y el valor que se aporta.

    En primer lugar, es importante analizar el tiempo que hace perder a quien trabaja con usted, sean superiores o colegas. Para esto, se debe calcular el cociente entre los problemas que le llegan y los que resuelve, y analizar si suele dedicar mucho tiempo al micromanagement; es decir, al perfeccionismo exagerado, al análisis y al detalle absurdo.

    También puede comprobar si tiende a cambiar de prioridades con frecuencia y si es de los que siempre están muy ocupados, continuamente desbordado y sin tiempo para nadie.

    Todo esto prospera en organizaciones que, de alguna manera, incentivan esta situación y llevan a que el presentismo resulte rentable y más valorado que el trabajo en sí. Estas empresas crean los «falsos imprescindibles», que tienden a estar siempre en la oficina aunque realmente no hagan nada productivo, porque en ese tipo de empresas siempre conviene quedarse más allá de lo necesario.

    Estas empresas son también favorables para aquellos que desarrollan una hiperactividad inútil que se identifica con la multitarea: invierten la jornada laboral en actividades inútiles sin valor.

    Los especialistas en el área recomiendan a los empleados que se encuentran en esta situación a darle un nuevo valor a sus tareas. Las empresas buscan optimistas inteligentes, profesionales proactivos, que ofrezcan ideas y que hayan demostrado creatividad en la manera de obtener sus resultados y sean muy adaptables a las nuevas situaciones.

    Mantener una actitud positiva, mostrar flexibilidad y dar valor agregado a las tareas es fundamental. Son aquellos empleados que, al parecer, resultan indispensables para el buen desempeño del negocio, pero en los hechos no aportan un diferencial real. Una actitud positiva, flexibilidad y dar valor agregado es fundamental para las empresas.

    Y, ¿cuál es la perspectiva del teletrabajo? Una de las mayores preocupaciones de las empresas para habilitar puestos de teletrabajo es que, al enviar a los empleados a la casa, la productividad laboral se disminuya. Por lo tanto, hay aspectos que se deben considerar (ver puntuales).

    El trabajo en casa

    Las características. Un buen teletrabajador debe ser autónomo, orientarse por resultados y metas puntuales, recursivo, saber manejar su tiempo, manejar las tecnologías de la información y la comunicación, saber trabajar en equipo y adaptarse al cambio.

    ¿Un arma de doble filo? Si bien el ­teletrabajo ejecutado en las condiciones adecuadas trae grandes ventajas para los trabajadores, si no se consideran algunos factores puede resultar en una extensión de las tareas y en una intromisión a la vida personal.

    Las modalidades. Pueden ser: teletrabajo autónomo, teletrabajo suplementario y teletrabajo móvil.