Etiqueta: Andino

  • Impulsa el turismo y protege el páramo andino

    Cristina Marquez

    El entusiasmo se siente en la voz de Olmedo Cayambe cuando recuerda cómo cambió la vida en las comunidades asentadas en las faldas del Chimborazo, cuando incursionaron en el turismo y la crianza de alpacas. Su liderazgo fue clave en el proceso de cambio.

    Fue en el 2001. Él tenía solo 20 años, sus estudios secundarios no estaban completos y una oportunidad tocó a su puerta.

    La embajada de Canadá promovía un curso de capacitación en turismo comunitario, una materia que en ese entonces era totalmente desconocida en las comunidades. Él, junto a un grupo de 20 jóvenes, estudió durante un año para convertirse en los primeros guías locales nativos.

    La idea de vivir en una reserva natural protegida tampoco estaba clara en las comunidades. La gente desconocía que el páramo se estaba deteriorando debido al exceso de borregos que pastaban en esa zona y a las quemas continuas de pajonales que se realizaban frecuentemente para que el ganado se alimente del rebrote.

    “El primer conocimiento que recibimos en ese curso fue desgarrador. Nos explicaron que estábamos matando el páramo, cada familia tenía unos 400 borregos, vivíamos del campo y no conocíamos otra forma de subsistir”.

    Desde los años 80, la economía de las familias de las 16 comunidades de esa zona dependía de la venta de vellones de borrego, que eran demandados por la industria textil. Pero debido a que no es una especie nativa de la región andina, se estaba destruyendo el delicado ecosistema de páramo.

    La primera alternativa a la venta de borregos fue el turismo. La siguiente apareció tres años después, el reemplazo de los borregos por alpacas, una especie de camélido andino cuya crianza es amigable con el medioambiente.

    Olmedo fue designado por los jóvenes de la comunidad para liderar el proyecto.
    “Lo más difícil fue convencer a los más ancianos. Tuvimos problemas con nuestros abuelos porque no entendían por qué debían cambiar sus rebaños de borregos por animales nuevos, que no sabíamos manejar”, dice Olmedo.

    Sin embargo, tras decenas de reuniones, talleres y varios años de prácticas logró instaurar la crianza de alpacas como la principal actividad económica en la zona. El páramo enseguida empezó a recuperar su verdor.

    Olmedo se había ganado la confianza de la gente y también se había formado como líder comunitario en los cursos que organizaban organizaciones no gubernamentales. Pero tenía un sueño inconcluso: sus estudios.

    En el 2002 logró culminar sus estudios secundarios y lo hizo en dos colegios simultáneamente. A pesar de la oposición de su familia, dos años después decidió dar un paso más e ingresar a la Universidad Nacional de Chimborazo, donde obtuvo el título de ingeniero en ecoturismo.
    “En mi comunidad nadie había tenido la oportunidad de estudiar en una universidad. Mi familia pensaba que estaba perdiendo mi tiempo y dinero”, cuenta.

    Dividir su tiempo entre su familia, sus funciones como presidente de la comunidad y dirigente de otras dos organizaciones, con sus tareas y clases no fue lo más difícil. El reto más fuerte vino cuando le nombraron presidente de la Corporación de Turismo Comunitario, que a su vez tenía a su cargo una empresa comunitaria que estaba a punto de quebrar.

    Puruhá Razurku, una empresa turística que incluía una tienda agroecológica y una caja solidaria, dependía del financiamiento de las ONG, pero cuando el dinero se acabó, nadie sabía cómo sostenerla. Olmedo llegó a la gerencia sin experiencia, pero con los conocimientos que simultáneamente aprendía en la universidad.

    Él aplicó una estrategia que implicó alianzas estratégicas con grandes empresas turísticas y una fuerte campaña para empoderar a la gente de su territorio, que ocho años después aún mantiene a flote. La empresa además logró beneficiar directamente a 416 familias que subsisten del turismo e indirectamente a 1 400 familias de las 11 comunidades que forman parte del proyecto.

    Ahora Olmedo tiene un nuevo reto. Fue electo presidente de la Asociación de Vicuñeros, un oficio que es nuevo y desconocido.

    Por primera vez en 32 años las comunidades aprovecharán las fibras de las vicuñas y el desafío es fortalecer la organización. La asociación ahora tiene 810 socios de tres provincias.
    Marcelo Pino, director provincial del Ministerio de Ambiente, lo describe como un gran líder comunitario. “Se esfuerza en promover y proteger los derechos de las comunidades indígenas. Su liderazgo y visión motivó a la gente a unirse a la AsoVicuña”.

    Olmedo Cayambe expuso la experiencia de las comunidades del Chimborazo en cinco provincias de Perú, Chile y Bélgica. Trabajó en proyectos de Heifer Ecuador, Trías, etc. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Olmedo Cayambe expuso la experiencia de las comunidades del Chimborazo en cinco provincias de Perú, Chile y Bélgica.
    Trabajó en proyectos de Heifer Ecuador, Trías, etc. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Estos cuellos contienen materia prima de Imbabura

    Flavio Novillo

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    Una prenda con diseños andinos que simplifica a la tradicional bufanda.Paula Jácome es la directora de arte de Ananay. Esta empresa de servicios artísticos y de animación incursionó a mediados de 2016 en la venta de productos textiles, con una línea de cuellos.

    El nombre del negocio está basado en una palabra quichua, que sirve para describir objetos bonitos. El emprendimiento utiliza diferentes tejidos que le proporcionan tres familias de Imbabura. El producto tiene en la parte exterior una composición de poli algodón y en el interior una tela hipo alergénica. Jácome explica que el diseño genera un microclima en el cuello sin apretar la garganta.

    “Todos somos andinos”, afirma la emprendedora. Los diseños de sus prendas tienen una influencia indígena que se combina con toques de la diseñadora. Con una inversión de   USD 1 000 comenzó la producción de 50 cuellos de distintos colores y diseños con motivos andinos.

    Jácome recuerda que en la feria de diseño independiente La Carishina, en diciembre de 2016, se vendieron todas las prendas que llevó para la exhibición.  El emprendimiento continuó el año pasado con la manufacturación de accesorios complementarios como carteras, billeteras, estuches. Además, sacó a la venta chalecos para niños, prenda que se creó a partir de pedazos de telas restantes de la elaboración de otros productos textiles.

    Las prendas son elaboradas con diseños creativos e interculturales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Las prendas son elaboradas con diseños creativos e interculturales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

    Para Jácome, lo más importante es que el cliente pueda conocer que en la cadena de producción se aplican procesos de comercio justo con sus proveedores. Los productos de este emprendimiento se exhiben en su página de Facebook o en Z Lifestyle Gallery, en Cumbayá. Cada cuello cuesta USD 30. Al mes, este negocio comercializa alrededor de 10 bufandas, lo que representa una facturación de unos USD 300.

    Carolina Benalcázar compró un cuello debido a que necesita una prenda abrigadora por el cambiante clima de Quito. Ella cometa que conoció del concepto de proceso de comercio justo de Ananay y como cliente se siente bien de contribuir con una economía socialmente responsable.

    La empresa tiene varios proyectos de colaboración con artistas de la escena alternativa. Uno de ellos es José Orellana, vocalista de La Madre Tirana, quien vistió una chompa de Ananay para su presentación en el festival Saca El Diablo de este año.

    Actualmente, Jácome trabaja en una nueva línea de ropa que también ocupará el concepto de reutilizar materiales. Se elaborará ropa unisex: camisetas, blusas, chompas, enterizos, entre otros.

    La colección continuará con detalles de diseños tradicionales indígenas. También propone una combinación en el contraste de colores y formas, afirma Jácome. El negocio prevé en junio hacer el lanzamiento oficial. Espera realizar un show room con pasarela y música en vivo. Además, Ananay trabaja en la remodelación de su página electrónica.

    En la página de Facebook, por su parte, este negocio explica a los clientes que todas sus prendas y accesorios tienen una garantía de por vida y se las puede arreglar.

    Paula Jácome junto a sus productos en las oficinas de Ananay. Este negocio fabrica cuellos tejidos y otros accesorios con diseños andinos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Paula Jácome junto a sus productos en las oficinas de Ananay. Este negocio fabrica cuellos tejidos y otros accesorios con diseños andinos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • El cuy como manjar andino se ofreció en Antonio Ante

    Redacción Quito

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    Durantes tres días, turistas de todo el país disfrutaron de los eventos y platos que se presentaron en la primera feria nacional del cuy, que se realizó en la ciudad de Atuntaqui.

    El encuentro estuvo a cargo del Gobierno Autónomo Descentralizados de Antonio Ante y se dividió en cuatro segmentos vinculados con información académica, gastronomía, presentaciones culturales y moda para cuyes.

    En el primero, representantes de diferentes universidades del país presentaron investigaciones sobre los cuyes; mientras que en el segundo, facultades de gastronomía mostraron propuestas de platillos hechos con carne del animal.

    Un grupo de chefs, además, destacó los platos más deliciosos de un total de 21 emprendimientos, dijo Luis Chávez, representante de Producayambe, organización que colaboró con el GAD.

    Quienes prepararon la comida en base a la carne de cuy vinieron de diferentes partes del país como Azuay, Tungurahua, Pichincha e Imbabura. De estas dos últimas estuvieron personas de Cayambe, Chaltura y Natabuela.

    Lo que más llamó la atención fue el Fashion Cuy. Los organizadores de la feria unieron la producción textil de Atuntaqui con la presentación de cuyes y mostraron a los animales con diferentes trajes. Los niños fueron los que más disfrutaron del encuentro por la ternura de los conejillos de indias.

    Sin embargo, para quienes gustan del cuy como alimento se ofrecieron más de 2000 asados y hornados. Con ello se resaltaron las costumbres andinas ya que la preparación de la carne de este animal se remonta a siglos.

    Este mamífero se consume también en Perú y Bolivia. Contiene una alta carga de proteínas y un bajo contenido de colesterol.

    La preparación del cuy siempre se ha caracterizado por asar a dicho animal y servirlo con papas, ensalada, mote u otros alimentos típicos de la región andina. Pero ahora, incluso, se busca darle un toque más gourmet al marinarlo con vino y diferentes salsas.

    Si se toma en cuenta la parte ancestral sobre su preparación esta se encuentra vinculada a la época de siembra, cosecha y a algunas festividades del sol y la luna.

    Esta vez se destacó la importancia del animal andino durante el día de los difuntos. De hecho, las personas que acudieron a la fecha pudieron también conocer a las razas de cuyes existentes.

    El tema cultural no quedó a un lado. El viernes hubo presentaciones musicales con artistas como los de la orquesta sinfónica Sinamune y diferentes bandas.

    Los turistas también accedieron a la oferta de diferentes emprendimientos. Presentaron productos como café orgánico, chocolate, queso, mermeladas, vinos, jugos, artículos de cabuya, tejidos, etc.

    De acuerdo con una proyección realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y los resultados del Censo Agropecuario efectuado en el 2011 se determina que en el 2016 se produjeron al menos 4,9 millones de cuyes en las cuatro provincias. El estudio también determina que la producción total en el país en ese año fue de 6,6 millones.

    Azuay ocupa el primer lugar de producción con 1 661 998 cuyes el año pasado, según el INEC.

    Azuay ocupa el primer lugar de producción con 1 661 998 cuyes el año pasado, según cifras del INEC. Foto: Archivo / LÍDERES
    Azuay ocupa el primer lugar de producción con 1 661 998 cuyes el año pasado, según cifras del INEC. Foto: Archivo / LÍDERES
  • Neumáticos para fabricar zapatos con toque andino

    Redacción Quito

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    Los indígenas imbabureños utilizaban el caucho de los neumáticos para elaborar sus alpargatas. A este tipo de calzado lo denominaban ushuta, que en quichua significa zapato.

    Este concepto coincidió con la propuesta de los emprendedores Fredy Andrango y Charic Amaguaña. La familia de Andrango es propietaria de un empresa de transportes y buscaba hacer algo con los neumáticos desgastados de los grandes vehículos.

    En enero de este año, luego de que el emprendedor regresara de culminar su maestría en la Escuela de Negocios Hult, en San Francisco (EE.UU.), decidió trabajar en su negocio sostenible.

    La primera alternativa que barajó fue elaborar calzado con plantas elaboradas con caucho reutilizado de las llantas. Para concretar su idea contactó a Amaguaña, quien ya tenía experiencia en la fabricación de calzado.

    Ambos trabajaron en modelos atractivos para los clientes. Los dos tenían la meta de que los productos reciclados también pueden tener diseños vanguardistas que llamaran la atención a potenciales clientes.

    Para empezar invirtieron USD 20 000 para la manufactura de un primer lote de zapatos y la conformación del emprendimiento. El 80% del monto se destinó a la compra de materiales e insumos para la fabricación del calzado. El 20% restante se utilizó para la elaboración de etiquetas, los empaques y trámites del negocio.

    Con una primera colección de 200 pares de zapatos para hombres, mujeres y niños, en abril de este año, salió al marcado Ushuta.

    El concepto principal es crear un producto con identidad andina que pueda ser exportado. Incluso notaron que Ushuta puede ser fácilmente pronunciado por estadounidenses, por ejemplo.

    Ahora no solamente usan los neumáticos que se reciclan de la empresa de Andrango. También, buscan el material en vulcanizadoras de la provincia.

    La parte superior del zapato, es decir, la capellada, explica Amaguaña, es elaborada en telares de madera, que le da el toque artesanal y valor agregado al producto.

    Actualmente, su proceso de producción funciona en dos puntos: uno en Cayambe (Pichincha), como punto de acopio de las llantas, y la planta de producción en Otavalo (Imbabura).

    Por ahora, el principal punto de venta es su página web ushuta.com y sus redes sociales; los pedidos se entregan a domicilio. Desde hace algunas semanas ya tienen presencia en tiendas de la provincia de Imbabura. Además, buscan llegar a otras ciudades.

    Desde abril han logrado ventas entre los USD 3 000 y 4 000 por mes y ahora trabajan en la producción de un lote más grande.

    Otra de las propuestas de Ushuta, dice Andrango, será destinar parte de las ganancias para el desarrollo de comunidades locales.

    En Sol te Viste, que tiene locales en Atuntaqui y Otavalo, se comercializa Ushuta desde hace un mes. Su propietario, Javier Solano, cuenta que los zapatos han tenido aceptación entre sus clientes.

    Las personas, dice Solano, buscan sobre todo el calzado para los niños aunque jóvenes también se animan a comprarlos gracias a sus diseños. Esta tienda también los vende en redes sociales.

    La producción

    El comienzo. En la primera producción fabricaron 200 pares de zapatos, con modelos para hombres, mujeres y niños.
    Los costos. Los precios de los zapatos oscilan entre los USD 30 y 50 cada par.
    La nueva producción. Actualmente, la empresa trabaja en una producción de 1 000 pares para ser comercializados a través de diferentes canales.
    La promoción. Redes sociales, como Facebook, Instagram y su sitio web: www.ushuta.com

    Fredy Andrango y Charic Amaguaña son  los socios y propietarios de Ushuta, que salió al mercado en abril. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    Fredy Andrango y Charic Amaguaña son los socios y propietarios de Ushuta, que salió al mercado en abril. Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Kory Malku, la marca del calzado andino

    José Luis Rosales

    Cuando tenía 15 años, el kichwa otavalo César Flores dejó su ciudad natal y viajó a Europa. Al principio, como varios de sus coterráneos, se dedicó a la venta de artesanías andinas, en varias ciudades de Bélgica y Holanda.

    Al año retornó al país, pero fue por un período corto. Luego, hizo otros viajes y estadías más prolongadas en el Viejo Continente.

    Residió en Verona, Italia, durante 15 años. En esa ciudad trabajó en factorías especializadas en la producción de papel y de calzado. Pero Hace dos años retornó a Otavalo, en donde vive su familia.

    Flores, que viste de pantalón jean y camisa y tiene su cabello largo, recogido en trenza, como se identifica a los indígenas otavaleños, le apostó a la confección de zapatos con un toque andino.

    Así creó la marca Kory Malku (Cóndor de Oro, en español). El nombre proviene de dos vocablos: kory (oro), de la lengua quechua, de Perú, y Malku (cóndor), del aymara, de Bolivia. “Es un recuerdo de amigos de esos países que hice en mis viajes”.

    Antes de arrancar con este emprendimiento, este músico de profesión probó suerte en la confección de aretes, manillas y collares, con mullos y corales.

    Pero por su vocación de innovador buscaba un tipo de negocio que permita plasmar sus conocimientos. Flores explica que le surgió la idea de fabricar zapatos, de forma artesanal. Para ello, decidió experimentar con la técnica tradicional de elaborar las alpargatas, como las hacía su padre, con diseños contemporáneos.

    En esta iniciativa no estuvo solo. Sus hermanos, Luis y Dolores, se sumaron para impulsar el negocio.

    Para equipar el pequeño taller, que instalaron en la comunidad de Peguche, a cinco minutos de Otavalo, invirtieron alrededor de USD 7 000. La mayoría, explica Flores, provino de sus ahorros.

    Con este dinero adquirieron tres máquinas. En una se hacen los cortes de las piezas, la otra es de costura. Mientras que la tercera permite realizar las molduras del calzado.
    En el pequeño taller artesanal

    trabajan dos personas. Cada mes producen unos 100 pares. Pueden triplicar esa producción, pero depende de la cantidad de pedidos que reciben.

    Hasta el momento, Kory Mal­ku ha desarrollado 10 modelos entre botines, botas, baletas, sandalias, mocasines y deportivos, para adultos y niños. De los diseños se encarga César.
    El detalle principal de esta marca es que para el corte emplean telas, de vistosos colores, que son hechas en los telares de la parcialidad de Peguche. Estos tejidos de hilos, que son conocidos como pescaditos, se alternan con piezas de cuero y plantillas de goma y caucho.

    La variedad de modelos, colocados en orden en estanterías, se exhibe en un almacén que abrieron cerca al Mercado Centenario, en Otavalo, más conocida como Plaza de Ponchos.
    En el calzado de damas hay desde la talla 34 hasta la 40. En los modelos para varones, de la 34 a la 43. Mientras que para los niños del número 28 a 32.

    La mayoría de clientes son turistas extranjeros, explica Dolores Flores, que se encarga de la atención del almacén.

    Aunque también comenta que el producto seduce a los vecinos y visitantes nacionales. Telmo Perugachi, de Quito, comenta que le atraen los colores fuertes de las zapatillas.

    Otra de las estrategias para hacer conocer su producto son los comerciantes otavaleños que viajan por el mundo. Por eso, durante la festividad del Pawkar Raymi (Fiesta del Florecimiento), en donde la mayoría de migrantes está de retorno, aprovechan para promocionar sus diseños. Así han llegado a Canadá, México, España, Francia.

    También promoción la marca en redes sociales como Facebook. Allí suben fotografías de los diferentes diseños de zapatos.

    La microempresa familiar apunta al mercado internacional. Buscan más contactos con los viajeros otavaleños.

    El otavaleño César Flores incursionó en la confección de zapatos, de variadas formas pero con toque andino. Foto: Francisco Espinoza / LÍDERES
    El otavaleño César Flores incursionó en la confección de zapatos, de variadas formas pero con toque andino. Foto: Francisco Espinoza / LÍDERES
  • El calzado andino lleva el sello de Sisay

    Modesto Moreta

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    Los zapatos de taco, flats, mocasines, sandalias, plataformas… con contenidos andinos son elaborados a mano por los artesanos indígenas de la Asociación Sisay (florecimiento en español). Esta agrupación funciona en el pueblo Chibuleo, en Tungurahua.

    Las mujeres utilizan materiales autóctonos como la cabuya, la lana de borrego y de alpaca. También, los bordados con hilos elaborados a mano. Los diseños estilizados contienen la mezcla de colores como el rojo, verde, amarillo, azul, negro, celeste, blanco, lila, rosado y blanco.

    Además, llevan gráficos que representan la vida andina y la naturaleza como la espiga de la cebada, la flor de la papa, las montañas, el venado, la llama y otras representaciones que llaman la atención, especialmente de los turistas extranjeros. El emprendimiento se inicio con una inversión de USD 300. Juan Quisintuña, miembro de la Asociación, cuenta que el emprendimiento se inició hace dos años con la elaboración de dos docenas de pares de zapatos.

    Estas prendas las exhibieron en la Feria Internacional de Calzado realizada al año pasado en Quito a la que fueron invitados. “Nuestros diseños impactaron por el contenido andino que recoge y que son el complemento a la vestimenta indígena del hombre y de la mujer indígenas”, asegura Quisintuña.

    En la actualidad las ventas bordean los USD 2 200 mensuales. En el taller, que funciona en el centro de la parroquia Juan Benigno Vela, trabajan cinco personas y otras 40 mujeres, en sus propias comunas, se benefician con el proyecto.

    Ellas se dedican a tejer en cabuya, a bordar, a tejer las fajas y tapices. La tela es usada como materia prima en sus diseños y modelos de calzado que se exhiben en la tienda de la organización Sisay.

    Por su complejidad, tarda hasta dos días tejer las tiras que son entrelazadas para dar forma a la sandalia. En una plataforma de caucho se une cada una de las partes, algo similar se hace con la cabuya entrelazada. Un par demora un día en fabricarse.

    La combinación de los colores y las figuras son el principal atractivo del calzado andino. Por ejemplo, Silvia Quisintuña, vecina de Chibuleo, cuenta que es un zapato cómodo. Este combina con su atuendo tradicional compuesto por un anaco negro, rebozo morado y blusa blanca con bordados hechos a manos por las mujeres de la misma comunidad.

    El objetivo de la agrupación es que los jóvenes vistan algo moderno, elegante y que estén a la moda, pero sin perder la esencia cultural del pueblo indígena. “No queremos salirnos del contenido intercultural y ancestral del pueblo Chibuleo. La idea es conservar la identidad con el uso de las figuras como la flor de papa, la llama, la espiga de la cebada, la chacana o cruz andina”, cuenta Silvia Charco, presidenta de la organización.

    Quisintuña afirma que el calzado que elabora es parte de la nueva tendencia de la moda. Antiguamente la gente caminaba descalza. Luego con las sogas de cabuya se elaboraban las alpargatas que se confeccionaban a mano en la comuna. Posteriormente los artesanos fueron adaptando a los pies de los habitantes de los pueblos indígenas. Luego se combinaron el cuero y la tela del tejido para la manufactura.

    En la actualidad la Asociación Artesanal Sisay cuenta con 18 diseños. 10 están dirigidos para las mujeres y 8 para los varones.

    Pero el mercado que más adquiere el calzado es el extranjero. Jenry Muenala, gerente del almacén Mushuc Artesanías, ubicado en el centro de Otavalo, comercializa hace más de un año el producto de la Asociación Sisay. Ella cuenta que el calzado elaborado a mano es de calidad. Además, tiene novedosos diseños que gustan a los turistas extranjeros.

    También los envía a Francia y otros países de Europa. Al momento hay ventas pero la situación económica hizo que bajaran en un 50%. “En todo caso lo estamos comercializando en el extranjero y con los turistas que llegan a Imbabura. Son pocos los visitantes nacionales que adquieren los zapatos hechos a mano”.

    Otro de los principales mercados de Sisay era Manabí y Esmeraldas, pero el terremoto afectó las ventas. “Estábamos fabricando cinco docenas mensuales, pero ahora bajó en un 50%.

    Quisintuña asegura que por la calidad del producto y los materiales que emplean, la confección de las sandalias y zapatos con plataforma tiene un costo elevado. Se encuentra de entre USD 35 y 45. Los tamaños van desde el 32 hasta el 44. “La idea del proyecto es que este continúe y se sustente a favor de la gente”.

    Las mujeres de la Asociación Sisay son el puntal de este emprendimiento de Tungurahua . Ellas se encargan de fabricar el calzado. Foto: Modesto Moreta
    Las mujeres de la Asociación Sisay son el puntal de este emprendimiento de Tungurahua . Ellas se encargan de fabricar el calzado. Foto: Modesto Moreta
  • Encuentro Empresarial Andino culmina con acuerdos de negocios por más de USD 30 millones

    Redacción Elcomercio.com

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    El V Encuentro Empresarial Andino se realizó en Guayaquil del 27 al 28 de abril. El evento, que contó con la particiáción de 360 compradores y exportadores de la Comunidad Andina, concluyó con compromisos de negocios mayores a USD 30 millones. En un inicio, preveía superar los USD 60 millones.

    A pesar de que el objetivo no fue alcanzado, Ecuador superó las expectativas de la anterior edición. En 2015, el país alcanzó USD 9 millones en ventas durante los dos días citas de negocio. El 27 de abril del 2016, por lo contrario, ya había logrado proyectarse a ventas de USD 15 millones.

    El 8% de los participantes fueron empresas de Manabí y Esmeraldas, zonas afectadas por el terremoto ocurrido el 16 de abril. Este encuentro les permitió mostrar sus ofertas de exportación, lo cual constituye un pasó más hacia la recuperación.

    El sector de calzado fue uno de los que registró la mayor cantidad de ventas durante la V edición, junto a de alimentos, bebidas, cuero metalmecánica y textiles.

    El encuentro fue organizado por las agencias de promoción de exportaciones Promueve Bolivia, Procolombia, Pro Ecuador, Promperú, y la Secretaría General de la Comunidad Andina. Durante el mismo se sostuvieron cerca de 2 000 citas de negocio entre distintos empresarios. Entre ellos, también participaron representantes de compañías de Alemania, país invitado en esta V edición.

    Durante la V edición del Encuentro Empresarial Andino se sostuvieron más de 2 000 citas de negocios. Foto: Francisco Flores / LÍDERES
    Durante la V edición del Encuentro Empresarial Andino se sostuvieron más de 2 000 citas de negocios. Foto: Francisco Flores / LÍDERES