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  • Un emprendedor apasionado por libros de filosofía

    Gabriel Flores

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    Hace unos días , Fernando Rivera terminó la relectura de ‘Cartas a Lucilio’ o ‘Cartas de un estoico’, como también se conoce al libro escrito por Séneca, hace más de 2 000 años. La primera vez que lo leyó estudiaba Filosofía y Ciencias Políticas, en una universidad de Estados Unidos.

    La razón por la que Rivera, uno de los cofundadores de Buen Trip, volvió al libro es porque está convencido de que la filosofía estoica es pertinente en la vida contemporánea. “Creo que en un mundo donde todo sucede muy rápido este libro viene bien. Te hace recordar la importancia de los valores y te invita a pensar en las cosas importantes de la vida”.

    Este libro, de páginas amarillentas y cubierta desgastada, es parte de una selección de lecturas que escogió para compartirlas en esta charla. En la pila, que reposa en la mesa del estudio de su casa, también está ‘Blitzcalling’ de Reid Hoffman, un libro donde se plantean estrategias digitales para crecer de forma acelerada.

    Rivera cuenta que no comparte todas las estrategias planteadas por el autor, pero cree que su lectura es importante porque tiene valiosas lecciones que explica cómo las empresas digitales pueden modificar su crecimiento.

    La variedad de géneros literarios que hay en la pila de libros que reposa sobre la mesa da cuenta de su necesidad de tener una mirada amplia de lo que pasa en el mundo. Debajo de un libro sobre la debida diligencia en el capital de riesgo está, por ejemplo, una obra sobre Stephen Hawking que leyó el verano pasado.

    “Nunca estudie física de manera formal, pero quise buscar un libro de este científico que sea más asequible y posible a las masas”.

    En este punto de la conversación Rivera aclara que la selección de sus lecturas está vinculada a la idea de que todo lo que lee, en algún momento de su vida, le va a servir en lo personal o en lo profesional. Por eso, en la selección también aparece un libro de Manuel Castells, un sociólogo y teórico especialista en el crecimiento de la sociedad red. “Las redes humanas, tecnológicas, y digitales me interesan mucho porque me dedico al tema de desarrollo de empresas digitales”.

    Al final de la pila de libros, y como una prueba irrefutable de la versatilidad de sus lecturas, aparece ‘La genealogía de la moral’, del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, un autor que le costó leer en sus años de universitario, pero al que le interesa rescatar porque cree que sus premisas han sido mal entendidas y mal interpretadas.

    Por fuera de esta selección de libros quedaron dos obras que también están entre sus predilectas y que reposan en la nutrida biblioteca de su casa: ‘El extranjero’, de Albert Camus, un libro que le dejó con la sensación de la necesidad de vivir la vida al máximo; y ‘El Quijote de la Mancha’, de Miguel de Cervantes, un autor cuyos postulados reconoce como actuales.

    Aunque ha sido muy poco estudiado y resaltado, una de las cosas que más le atraen de esta obra es el sentido del humor con el que juega Cervantes. “Es una historia que me divierte muchísimo. Para mí es como estar leyendo un cómic”.

    Fernando Rivera, sentado junto a la biblioteca que tiene en su casa. Foto: Vicente Costales  / LÍDERES
    Fernando Rivera, sentado junto a la biblioteca que tiene en su casa. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Un economista apasionado por José Ingenieros

    Gabriel Flores  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Un día de abril de 1988 Wilson Araque caminó hasta las instalaciones del Diario La Verdad, de Ibarra. Entró a la oficina del gerente y le entregó el artículo de opinión que había escrito la noche anterior. Tenía 17 años y cursaba sexto curso en el colegio salesiano Sánchez Cifuentes.

    La inspiración para escribir ese texto, en el que alentaba a la juventud a alejarse de las drogas y buscar formas diferentes de ver el mundo, llegó de dos fuentes: las clases de literatura del Padre Bolívar Jaramillo y la lectura de ‘El hombre mediocre’, del autor ítalo-argentino José Ingenieros.

    El libro que le regaló su tío Miguel, en sus años de adolescencia, se convirtió en una de las lecturas recurrentes de su vida. La propuesta de Ingenieros de que las personas y las sociedades deben trazarse ideales y que para lograrlos tienen que trabajar en ellos de forma permanente caló, con fuerza, en su psique.

    Las relecturas que Araque ha hecho de este libro son evidentes. Después de más de 30 años el regalo del tío Miguel tiene la pasta arrugada y las hojas pobladas de frases subrayadas con lápiz y marcadores de colores. En los bordes de algunas páginas se puede leer la palabra ‘ojo’.

    Sentado en una silla de su oficina, un cuarto de paredes blancas, muchos libros y grandes ventanales ubicado en el piso siete del edificio Eugenio Espejo de la Universidad Andina, donde es profesor, lee una de esas frases “En cada comarca una facción de vividores detenta los engranajes del mecanismo oficial. Excluyendo de su seno a cuantos desdeñan tener complicidad en sus empresas”.

    Por su formación universitaria las lecturas de Araque se inclinaron hacia el mundo de la economía. En este contexto descubrió los libros de Amartya Sen y Muhammad Yunus en los que encontró conexiones con la propuesta de Ingenieros y con la ‘Utopía’, de Tomás Moro.

    ‘Desarrollo y libertad’, de Sen es uno de sus preferidos. Lo interesante de este autor -dice- es que pone al ser humano en el centro de las discusiones sobre economía. “Sen tiene claro que los seres humanos, para salir adelante, necesitan tener capacidades, oportunidades y libertades”.

    Estas reflexiones las engancha con la que Yunus realiza en sus libros ‘Las empresas sociales. Una nueva dimensión del capitalismo para atender las necesidades más acuciantes de la humanidad’ y ‘Un mundo sin pobreza. Las empresas sociales y el futuro del capitalismo”, escritos en el 2010 y 2008.

    En estos textos el pensamiento de Yunus se orienta a proponer una forma de funcionamiento social mucho más humana. Araque recuerda la metáfora del árbol de bonsái que leyó en uno de estos libros. “El árbol se queda pequeño no por la semilla sino, sobre todo, por el entorno en el que se desarrolla. Eso llevado al campo social explicaría que los pobres no lo son porque es su voluntad”.

    Después de 29 años Araque sigue conjugando la lectura y la escritura. En el 2009 publicó ‘Perfil del emprendedor ecuatoriano’ y ‘Prácticas de la gerencia financiera en la empresa ecuatoriana’.

    La  biblioteca de Wilson Araque está en su oficina, en la U. Andina. Foto. Alfredo Lagla / LÍDERES
    La biblioteca de Wilson Araque está en su oficina, en la U. Andina. Foto. Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Marco Subía, un empresario apasionado por la gastronomía

    Gabriel Flores

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    Marco Subía conocía del trabajo de Francis Mallmann antes de que los seguidores de ‘Chef’s Table’, una de las series más populares de Netflix, vieran cómo este cocinero transformó la gastronomía argentina.

    Todo lo que el Presidente de la Asociación de Representantes de Líneas Aéreas sabe de Mallmann lo leyó en ‘Siete Fuegos, Mi Cocina Argentina’, un libro con más de mil recetas y donde este cocinero habla de cómo el fuego se convirtió en la esencia de su cocina.

    El mundo de la gastronomía sedujo a Subía desde muy joven. Desde sus años universitarios, cocinar y comprar libros de cocina se convirtieron en dos actividades que realizaba con frecuencia.

    En su casa, ubicada en el norte de Quito, hay decenas de libros sobre Derecho, es abogado por la Universidad Católica. Pero de los que prefiere hablar es sobre su pequeña biblioteca de libros gastronómicos.

    Una de las alacenas de su cocina -un espacio donde otros seguramente ponen utensilios o especias- él la atiborró de libros de chefs y de recetas de distintas latitudes, entre ellas de Italia.

    En la biblioteca de Subía se cuentan clásicos del mundo culinario como ‘Graham Kerr’s Kitchen’, de Graham Kerr o el último libro de Susana Tee, ‘Pescado y marisco, del mar a la mesa’, que se compró hace dos semanas.

    La cocina y la lectura, en la vida de Subía, están vinculadas al recuerdo de su padre. “Mi papá era un gran lector. Todo el tiempo estaba con un libro en la mano.

    Lo que más le gustaba era los libros de biografías y los de historia, sobre todo de la Segunda Guerra Mundial”, dice.

    En el mundo lector de Subía, el derecho también ha sido uno de los personajes principales. Ha leído toda la Enciclopedia de Derecho Aeronáutico. “Es mi biblia. En esta enciclopedia están todas las definiciones sobre derecho aéreo, que es mi especialidad”. A estos libros ha sumado la lectura cotidiana de los compendios de ediciones legales.

    Fuera de las leyes y la gastronomía, Subía ha leído poco. Uno de los libros que lo marcó en sus años de adolescencia es ‘El Extranjero’, de Albert Camus, que se publicó en 1942 y que cuenta la historia de Meursault, un hombre que comete un crimen y que es enjuiciado. “La verdad lo leí por obligación, cuando estaba en el colegio, pero me enganché con la lectura”.

    Ahora Subía solo lee lo que le interesa. Entre sus últimas lecturas está el libro que Pablo Cuvi escribió sobre Rodrigo Paz Delgado, el presidente honorario del club Liga de Quito. “Como todo los días paso leyendo cosas sobre contratos y leyes, en mi tiempo libre me dedico a hacer cosas que funcionan como escape a mi cotidianidad, ahí entra la cocina”.

    Cada vez que entra a una librería, algo que hace con frecuencia dentro y fuera del país, va directo a la sección de gastronomía. Los libros que ha comprado van desde los que hablan métodos de cocción y maceración hasta los que tienen recetas ecuatorianas.

    “No soy un lector de novelas o de libros de biografía, como mi padre, pero me fascinan los libros de cocina. Creo que lo importante de la lectura es que abre puertas”.

    Marco Subía tiene en su casa una biblioteca llena de enciclopedias. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Marco Subía tiene en su casa una biblioteca llena de enciclopedias. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Jaime Moreno es un apasionado de la poesía

    Giovany Astudillo

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    Su pasión por la lectura, que fue motivada por sus padres, empezó en la infancia y los resultados no tardaron en llegar. Los libros le llevaron a otro gusto: la poesía.

    Cuando apenas tenía 9 años, el actual Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cuenca publicó sus primeros poemas en Austral, un desaparecido diario cuencano. Fueron para la Virgen María. En total tiene cuatro libros de poesía y otros tantos en ­borrador.

    Tres años después publicó un folleto de cinco poemas con el apoyo del departamento Cultural de la Cruz Roja del Azuay. De esa forma inició su vínculo con esta institución, en la que ha sido desde voluntario hasta su primer vicepresidente, en la actualidad.

    Le gustó tanto la lectura y la escritura de versos que su familia prácticamente solo le regalaba libros de cuentos, historia… recuerda Moreno. A más de su familia, esta pasión también fue incentivada por el difunto arzobispo emérito de Cuenca, Luis Alberto Luna Tobar. “De él aprendí mucho y tengo mucha gratitud y afecto”.

    A Moreno, quien es abogado, le gustan desde la juventud las obras de ética, filosofía y, sobre todo, libros de historia de conflictos, porque también es especialista en Derecho en Guerra y Prevención de los efectos, por parte de la Cruz Roja. Sobre este último tema, los textos que más impacto tuvieron fueron sobre la Convención de Ginebra y ‘Guerra y Paz’, ‘El Desarme de las conciencias. Una contribución al ideal de paz’.

    También disfrutó de ‘Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu’. En la actualidad, en su departamento tiene más de 1 000 obras entre regaladas, compradas y encontradas en bibliotecas de sus familiares.

    Algunas de estas con más de un siglo de antigüedad. Fundamentalmente son textos de religión cristiana, cuentos, evangelios… Además, cuenta con textos de derecho canónico, porque durante dos años colaboró con la Arquidiócesis de Cuenca como miembro del tribunal eclesiástico, en causas matrimoniales.

    “La ventaja de leer es que uno puede expandirse y alimenta el alma. Uno puede transcender en las realidades y visiones de otros y en sus historias”.

    Al estar ligado al ámbito empresarial y gremial, Moreno también lee textos vinculados con el sector productivo, emprendimiento, economía, administración de empresas, entre otros. Le interesan esos textos porque “el rol del sector privado en la sociedad es fundamental y es la generación de riqueza y empleo permanente. Los gremios, los colegios profesionales… tienen el rol de ser organismos de presión por la vía democrática”.

    Moreno quiere que el gusto por la lectura sea transmitido. A su hijo de 10 años le motiva para que revise textos, pero no por imposición sino por sus preferencias.

    Moreno prefiere leer las noches durante 30 minutos, acompañado de un café. En ocasiones revisa nuevos textos o repasa los anteriores. Según él, hay temas que se leen por gusto y otros por necesidad, por una actualización profesional es constante.

    Jaime Moreno tiene una biblioteca con más de 1 000 títulos. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Jaime Moreno tiene una biblioteca con más de 1 000 títulos. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES