Etiqueta: Armando

  • Armando Valencia. Aspiraciones profesionales y familia

    Carlos A. Borja y Antonio Rodríguez. IDE Business School

    Armando Valencia, en el año de 1994, cumplía ya siete años trabajando como pintor de pistola en una empresa industrial muy grande y con un muy estructurado cuerpo organizacional, en el que muchos mandos medios habían llegado a altos cargos en virtud de su desempeño y experiencia.

    Armando no se quería quedar atrás, y en la búsqueda de mejores días para él y su familia, hace todo lo que está a su alcance para obtener un mejor puesto, con un ambiente más limpio y que su familia se sintiese muy orgulloso de él.

    Pese a que Armando era un colaborador muy eficiente y que le había ido muy bien en sus funciones como pintor, hasta el punto de convertirse en el mejor de su departamento, ahorrándole muchos costos a sus jefes por su eficiencia y calidad de trabajo, luego de concretar sus aspiraciones de traslado de cargo tuvo que enfrentarse a distintos conflictos de carácter laboral y personal. A continuación se detalla su crecimiento profesional y personal.

    EL CONTEXTO

    La compañía

    Se trataba de una compañía industrial muy grande de fabricación de motores, tenía varias divisiones para efecto de sus distintas operaciones y un correcto cuidado de los procesos.

    Por temas organizacionales, cada división del negocio contaba con su respectivo Director de Fábrica, que era un cargo básicamente administrativo, que no requería necesariamente de un amplio conocimiento técnico, pues para la ejecución de tareas y el cumplimiento de metas se apoyaba en el Director de Producción.

    Cada división separaba sus diferentes procesos a los cuales les asignaba un Jefe de Proceso, también llamado Capataz, cuyas funciones consistían en la supervisión técnica y del talento humano que laboraban en su departamento.

    Roberto Herrera inició en esta empresa en el puesto de capataz, pero debido a su desenvolvimiento técnico y habilidades administrativas, llegó a convertirse en el Director de Fábrica responsable de la administración de la División de Equipo Pesado. En el año 1994, lo acompañaba como director de Producción, Jorge Pérez, y juntos vigilaban con mucha dedicación y trabajo responsable los tres procesos a cargo de la División: Montaje, Acabado y Control de Producción.

    ARMANDO VALENCIA

    Trayectoria profesional

    Armando Valencia, tenía unos 30 años, y apenas había alcanzado la educación media, había llegado a esta empresa hace casi siete años, y había estado en el mismo puesto todo ese tiempo, era uno de los pintores de pistola en el departamento de Acabado, en la División de Equipo Pesado de la compañía.

    Su trabajo no requería realizar un gran esfuerzo físico, era una operación en la que los motores terminados se pintaban, para posteriormente pasar al departamento de Control de Producción, que eran actividades básicamente de supervisión de calidad.

    Jorge Murphy, jefe inmediato de Armando, consideraba que era el mejor pintor que tenía en su departamento, todo el tiempo resaltaba sus cualidades de rapidez y eficiencia al momento de desempeñar sus labores, era muy bueno y trabajaba tan rápido que Jorge solía decir que era «como tener dos pintores en uno».

    Como era un trabajo a destajo, el salario que recibía Armando Valencia era muy bueno luego de trabajar algunas horas extras, lo cual ocurría cuando la demanda de producción de la empresa llegaba a elevados niveles, y se requería de mayor trabajo en ese y en algunos otros procesos.

    ASPIRACIONES

    El trabajo y la familia

    Pese a que a Armando le gustaba mucho su trabajo, y era el mejor en ese puesto, sentía que debía proyectarse de una manera diferente para realizarse laboralmente, él conocía cómo operaba su División en su totalidad, y es que había pasado muchos años allí. Era consciente que ello representaba una ventaja que podía ser una oportunidad.

    Adicionalmente, tenía la presión de su familia, él quería que ellos se sintieran orgullosos de él, ya no quería llevar ropa sucia a casa, y que sus hijos que ya iban a la escuela, cuando les preguntasen, dejaran de decir que su papá era un pintor.

    Armando se llenó de valor, y le manifestó esta situación a Roberto Herrera y a Jorge Pérez, director de la División y director de Producción, respectivamente, proponiéndose para pasar al departamento de Control de Producción. Lo guiaron en el siguiente paso, que era hablar con su jefe inmediato (Jorge Murphy), y con el del otro departamento (Bruno López).

    La respuesta y predisposición fue positiva, pese a que aún no se concretaba nada, Jorge Murphy había aceptado desprenderse de su mejor colaborador, y Bruno López se había comprometido en llamarle en cuanto hubiera una vacante en su departamento. Armando pretendía que ello fuera el primer paso para algún día llegar a ser capataz de algún departamento.

    UN NUEVO CARGO

    De pintor a controlador

    Unas semanas después de plantearles a sus superiores su interés en ser trasladado de departamento, uno de los Controladores en el Departamento de Control de Producción presentó su renuncia y su puesto quedaría vacante.

    Debido a que Bruno López se había comprometido con Armando en considerarlo como primera opción ante una eventualidad como esta, lo contactó para ofrecerle el cargo, advirtiéndole que al no ser un trabajo a destajo, tendría un sueldo fijo inferior al de pintor, ya que no trabajaría horas extras, a lo que Armando contestó: «El salario no es lo más importante, mi casa ya la estoy terminando de pagar, y si en algún momento necesitaríamos de mayores ingresos, mi esposa es enfermera titulada y podrá conseguir un trabajo».

    Luego de explicarle su nuevo cargo y demás asuntos relacionados al mismo, empezó al siguiente día en sus funciones, que ahora consistían en la supervisión del control de calidad de la producción.

    Armando se sentía muy contento con esta oportunidad, su pedido fue escuchado, y ahora iba a trabajar en un ambiente más limpio, ya no llevaría ropa sucia a su casa, y sus hijos ya no dirían «mi papa es pintor», le reconfortaba mucho el hecho de que su familia se sintiese muy orgullosa de él.

    INCONFORMIDAD

    La petición de traslado

    Tres semanas después de que Valencia empezara a trabajar en su nuevo cargo, llegó a oídos de Herrera de tercera mano, que Armando no se sentía muy a gusto como Controlador, sentía que con su trabajo no aportaba y que se había precipitado al tomar la decisión. Herrera le comentó a López, y le pidió que hable con Armando y le pregunte cómo le va en su nuevo cargo.

    Por otro lado, Jorge Murphy, capataz del departamento de acabado, empezó a encontrar dificultades para cumplir los programas de producción después de que Valencia dejó su departamento. El hombre que le había reemplazado no desarrollaba la velocidad que Murphy esperaba.

    Poco después de haber tenido lugar la conversación verificativa con Bruno López, Valencia pasaba por el departamento de acabado, cuando le llamó Murphy y le dijo: «Armando desearía con toda el alma que no nos hubiera dejado. Ahora tengo verdaderas dificultades aquí. Me gustaría que volviera al mismo puesto de trabajo». Valencia sonrió y replicó. «¡Eso mismo quisiera yo!».

    A finales de junio, Valencia se dirigió a López y le dijo «Estoy harto del trabajo de Controlador. No estoy consiguiendo nada. En el departamento de acabado están teniendo dificultades con la pintura y me gustaría volver a mi antiguo puesto».

    LOS CONFLICTOS CONTINUABAN

    El traslado

    Pese a que López le pidió a Armando que meditara cuidadosamente sobre el asunto antes de tomar la decisión y le dijo que volverían a tratar del problema más adelante, Valencia se dirigió a Bruno López y le dijo «He decidido que quiero volver a mi antiguo puesto». Luego de comprobar con Murphy que el antiguo puesto estuviese disponible, todo quedó arreglado para que volviese al cargo, recibiendo instrucciones de iniciar sus labores a las 6 am del siguiente día.

    Al día siguiente Valencia acudió al trabajo a las 8 am, iba vestido con las ropas de su puesto de Controlador y no con las prendas de pintor. «He tenido miedo de decirle a mi mujer que dejaba el trabajo de Controlador. A mi esposa y a los chicos les gustaba que fuera a trabajar con ropas limpias. La razón por la que no me presenté a trabajar a las seis fue porque no pude imaginar una excusa para salir temprano de casa. Hasta tuve que sacar a escondidas el overol para que no se diera cuenta mi familia… Sr. López, siento haberle ocasionado todas estas molestias, pero no he podido evitarlo, cometí un error lo siento, ¿puedo volver a mi puesto de lanzador?».

    Bruno López contestó: «mire, Valencia, usted ya no trabaja para mí, trabaja para el Sr. Murphy en el departamento de acabado». Después de esto Valencia abandonó el despacho de López.

    PREGUNTAS PARA EL LECTOR

    Tres inquietudes que surgen con el caso.

    1. ¿Armando se apresuró en su decisión de volver al antiguo puesto de trabajo? ¿Y sus jefes?

    2. ¿Debería Bruno López permitirle reintegrarse al departamento de Control de Producción?

    3. ¿Hay un problema de confianza entre Armando y su familia?

    Este caso es una adaptación reducida del caso original. La adaptación la ha realizado el IDE para Líderes, con las debidas autorizaciones del autor del caso y la empresa protagonista. La adaptación tiene como finalidad ilustrar de forma sencilla situaciones de negocios, pero no pretende calificar como adecuadas o inadecuadas esas situaciones descritas.