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  • El artesano que captura la diversidad en plumas y pieles

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    Materiales que para muchos son considerados desechos son la base del trabajo que realiza Diego Olmos, propietario de Cerámica Olmos. Este artesano transforma las plumas y la piel de borrego en separadores de libros.

    Para esta actividad, Olmos utiliza estos residuos como lienzos para plasmar la diversidad cultural y natural del Ecuador. Pinta paisajes, animales, flores y personajes de las fiestas tradicionales: la Mamá Negra, Corpus Christi, Danzantes de Pujilí, Diabluma.

    Esta iniciativa surgió tras un reto que le hizo una turista francesa, en el 2002. Entonces, ella llegó a su taller, ubicado en el parque central de Pujilí, con una pluma en sus manos y le solicitó que le pinte ahí el volcán Cotopaxi.

    Al principio este pedido le tomó por sorpresa, pero luego de dos horas cumplió el trabajo. En la pluma incluyó el volcán, dos indígenas y una llama. La extranjera tomó la obra y la puso en su libro.

    “Hasta ese momento había pintado en piedra, madera, en cerámica, pero jamás se me había ocurrido hacerlo en una pluma”, expresa este artesano.

    Desde entonces, Olmos pinta en plumas y en cuero de borrego. Como emprendimiento formal lo hace desde el 2009. Estos singulares lienzos sirven como separadores de libros. Él sabe que los extranjeros leen mucho y vio en este proyecto una oportunidad de trabajo y difusión de la riqueza natural del país.

    Para seleccionar la materia prima este artesano recurre a avícolas del sector o camales. En estos sitios le entregan aquellas plumas que mudan los patos, gansos y gallinas o la piel de los caprinos. En su taller no se sacrifican animales.

    Para Manuel Pozo, propietario de una granja en Pujilí, la propuesta inicial de Olmos le resultó curiosa, pero al conocer el trabajo valoró la iniciativa y decidió apoyarle. Al mes, Pozo le entrega gratis una caja con alrededor de 60 plumas que mudan las gallinas, patos y ganso de campo.

    Esta materia prima se somete a un procedimiento antes de pintarla. En el caso del plumaje se coloca un adhesivo en la parte posterior. El cuero, en cambio, es extendido y secado con sal en grano. Luego se lo recorta en trozos de cuatro centímetros por 11 centímetros. En este proyecto trabajan cinco personas. Cada una pinta alrededor de 20 separadores por día.

    Desde que empezó con esta actividad, Olmos calcula que ha pintado más de 200 000 separadores. Estos se comercializan en USD 6,50. Al día, al menos 50 separadores de libros son vendidos a turistas nacionales y extranjeros.

    Estos productos están disponibles en Cerámica Olmos (Pujilí); en Olga Fisch, Ecuador Gourmet Company, en el Museo Etnohistórico Mindalae, en Quito; en Mundo Verde y Latinos Shop, en Baños. Además, está por retomar las cuentas que tenía en la Librería Española y Libri Mundi.

    En Mundo Verde, su propietaria Martha Pérez prioriza en sus pedidos paisajes relacionados con Baños de Agua de Santa, en Tungurahua. Estos productos tienen una alta demanda de turistas. Al mes, ella solicita 100 unidades para comercializarles. Por los separadores de libros, Olmos factura al mes USD 1 800.

    El artesano Diego Olmos transforma las plumas y la piel de ovejas en objetos funcionales. Estos son utilizados como separadores de libros. Foto: Cortesía Cerámica Olmos
    El artesano Diego Olmos transforma las plumas y la piel de ovejas en objetos funcionales. Estos son utilizados como separadores de libros. Foto: Cortesía Cerámica Olmos
  • Dos hermanas emprenden asociadas con un artesano

    Redacción Guayaquil

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    La pasión que desde pequeñas comparten las hermanas Amy y Dayana Monroy, de 22 y 26 años por los zapatos de punta las hizo emprender y crear su propia marca: Calzado Monroy.

    La idea nació luego de que Dayana, quien es periodista, se contactara con un artesano del calzado para una entrevista. Ella le compró unos zapatos y él le ofreció trabajar juntos con sus productos.

    El proyecto estuvo rondando la cabeza de la comunicadora y se lo comentó a Amy y a su mamá Teresa Tapia. Ellas, al observar la excelente calidad de los zapatos que Dayana compró, decidieron probar suerte en este negocio.

    Con una inversión cercana a los USD 600 empezaron solicitando 15 pares de zapatos para vender bajo pedido. Poco a poco fueron incrementando la producción para cubrir la demanda que tenían.

    Los primeros modelos que elaboraron fueron los zapatos puntiagudos que tanto les gustan a las dos jóvenes y los flats. Al inicio solo le vendían a familiares y a amigos hasta que después se promocionaron en las redes sociales donde lograron desarrollarse.

    Luego Amy, estudiante de comercio exterior, logró cerrar un contrato con la Asociación de Trabajadores del Banco del Pacífico entidad donde ella había trabajado. “Nosotros somos sus proveedores y le vendemos nuestros calzado con descuentos”.

    Debido a la alta demanda de clientes decidieron realizar una inversión mayor de USD 20 000. Además, tuvieron que a abrir un local en la ciudadela Garzota, en el norte de Guayaquil, para que sus compradores pueden acudir a adquirir lo que ofrece la marca.

    Esta tienda va a ser cerrada para en los próximos días abrir un local en la calle principal de Urdesa también en el norte de la urbe. Entre sus objetivos están que sus modelos puedan ser adquiridos en diferentes boutiques del país.

    Suggey Gaviria, de 22 años, compro calzado Monroy para ella y su familia porque le gustan y son económicos. “Me gustan los modelos, son muy cómodos y utilizan una plantilla especial”.

    Gaviria también adquiere estos zapatos para regalos entre sus amigas. “Los recomiendo sobre todos los de puntas porque los modelos son increíbles”.

    Amy explica que los diseños de los zapatos son entregados por ella o por su hermana para que el artesano, Eduardo Beltrán, quien es lojano, pero tiene su taller en el Puerto Principal, los elabore.

    “Nosotras elegimos los modelos y el material que se va a utilizar y ‘Don Edu’ los confecciona”, dice Amy. El primer calzado que es el de muestra siempre se lo prueba ella. “Me encargo de probar que no haya molestias al caminar y luego damos el visto bueno para que confeccione los demás”.

    En la actualidad, Monroy tiene cuatro modelos de zapatos para mujeres aunque aspiran luego extender su marca y crear también calzado para hombres y niños. Los precios de los zapatos de punta van desde los USD 45, los flats, 35; las sandalias, 28; y las plataformas 45.

    El emprendimiento ha generado varias plazas de empleo. En su taller Beltrán da trabajo a más de 20 jóvenes quienes se encargan de elaborar principalmente los zapatos Monroy y de otras marcas.

    Amy Monroy, de 22 años, es una de las creadoras de calzado Monroy.  Trabaja con su hermana Dayana; la tienda está en el norte de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÌDERES
    Amy Monroy, de 22 años, es una de las creadoras de calzado Monroy. Trabaja con su hermana Dayana; la tienda está en el norte de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÌDERES
  • Un artesano da forma a las raíces de los árboles

    Redacción Quito

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    Las formas que moldea la naturaleza en la corteza de los árboles y en sus raíces enamoraron a Víctor Mosquera, un quiteño que vive en el valle de Tumbaco.

    El hombre es un emprendedor y, a la vez, un artista que tiene la habilidad de convertir las raíces en hermosas mesas, sillas, lámparas, portaplatos y más.

    Mosquera dejó atrás el volante y lo cambió por cuchillas, espátulas y otras herramientas para nivelar la madera. “Fui chofer durante unos 40 años para sostener a mi familia: mi esposa y mis tres hijos”, afirma el quiteño.

    Durante ese tiempo, el hombre de 78 años, imaginaba las formas que tendrían sus muebles, la materia prima que utilizaría y otros detalles para sus obras.

    Los años pasaron y su sueño se hizo realidad. Levantó su taller, lo decoró con frases referentes a la madre naturaleza y ahí pasa horas elaborando su producto.

    Uno de sus primeros muebles fue una mesa, que tenía un tablero en forma de corazón; pero lo que destaca es la parte inferior, ya que las patas son de la raíz de un cedro. “Es la madera más noble”.

    Mosquera se considera una persona perfeccionista, que busca que sus productos salgan de lo mejor. Por ejemplo, años atrás, hizo una silla y la sigue perfeccionando, pero dice que aún le faltan correcciones por realizar.

    Lo positivo de este emprendimiento es que la materia prima no cuesta nada, porque la naturaleza provee de madera y raíces. Usualmente, Mosquera viaja con destino a la Amazonía ecuatoriana , en el sector de El Chaco, para buscar más raíces y madera. En sus viajes encuentra una serie de raíces con diferentes formas, tamaños, colores. Lo único que hace el artesano es colocar barniz para que sus muebles brillen. “No coloco pintura, porque los colores de la tierra son fascinantes”.

    La inversión de este negocio no es alta. Llega a unos USD 60. Lo que importa es la inversión física, que deposita en cada pieza.

    En el taller de Mosquera se observan obras en proceso como las lámparas pequeñas, que son ideales para las habitaciones o la sala. O, también, hay portaplatos para la cocina, que se usa para acomodarlos sobre el mesón.

    En este camino como artesano de la madera, Mosquera no estuvo solo, ya que contó con el apoyo de su esposa Beatriz Arroyo, quien tiene 80 años. Ella no sabe tallar la madera, pero siempre le apoyó anímicamente. “Le atiendo en lo que él me pida, le ayudo y más”.
    Asegura que varias personas han venido a aprender de su arte y a comprar sus piezas, sin embargo, no muchos lo valoran. “Es un trabajo fuerte, ya que las raíces se traen del Oriente y, en ocasiones, se lo hace en bus”.

    Los precios de las mesas oscilan entre USD 50 y 60. El monto mensual supera los USD 100.
    Hace un año, Mosquera decidió dar un paso importante. Se involucró en un grupo de personas, que buscan recuperar los saberes ancestrales: Raiz.ec. “Es una oportunidad para crecer como artesanos y rescatar estos saberes valiosos, que conocemos las personas de la tercera edad”.
    Jairo Calupiña, representante de Raiz.ec, una casa hospedaje en el que se viven experiencias ancestrales, señala que lo que más le gusta de Mosquera es que elabora sus obras con un inmenso amor a la naturaleza. “Es de las personas que aman y disfrutan de la naturaleza. Además, fomenta la unidad en el grupo de Raíz”.

    Otro aspecto positivo del emprendimiento de Mosquera es que no corta los árboles para sacar la materia prima. Al contrario, utiliza los que otros tumbaron o los que se cayeron de forma natural. “No talo árboles sino busco lo que mi madre naturaleza me deja”
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    Fernando Torres es un amante de las esculturas en madera y gusta comprar muebles o adornos con este material. Le encantan.

    Él ha recorrido varios sectores del país en busca de artesanos que trabajen en madera. “Me encantan los trabajos y los apoyo”.

    Víctor Mosquera, de 78 años, se dedica a la bioescultura, es decir, a la elaboración de productos con raíces y cortezas de madera. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Víctor Mosquera, de 78 años, se dedica a la bioescultura, es decir, a la elaboración de productos con raíces y cortezas de madera. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • El artesano ecuatoriano celebró su día con promesas de una nueva ley

    Redacción Quito (I)

    El Día del Artesano Ecuatoriano se celebró este 5 de noviembre del 2015, con más de 2 000 artesanos de todo el país en la Plaza de la Republica en Quito. El evento contó con la presencia del Ministro de Industrias y Productividad, Eduardo Egas; el vicepresidente de la República, Jorge Glas; el ministro de Trabajo, Carlos Marx Carrasco; y el presidente de la Junta de Defensa del Artesano, Luis Quishpi.

    “La artesanía es una actividad productiva de gran importancia para la sociedad ecuatoriana, no solo por su desarrollo histórico y por ser una expresión de la diversidad cultural del Ecuador, sino por ser altamente generadora de empleo, riqueza y producción”, comentó Egas, quien además, ratificó el compromiso del Mipro a este sector productivo.

    Según el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, en Ecuador, existen un promedio de 48 000 artesanos, que generan en promedio, 980 000 empleos. Pero su trabajo sigue siendo amparado bajo una ley inscrita hace 62 años durante el gobierno de José María Velasco Ibarra, en 1953.

    Por esta razón, a través un trabajo coordinado entre el Ministerio de Industrias y Productividad y la Junta Nacional de Defensa del Artesano se elaboró una propuesta de proyecto de ley única, para “fortalecer e incentivar el desarrollo de la actividad artesanal”, que reemplace la ley actual vigente.

    El anteproyecto de ley que se presentará próximamente a la Presidencia de la República, propone la unificación legal e institucional de los artesanos y sus organizaciones, para acceder a mejores incentivos gubernamentales. Como también pretende impulsar la asociatividad para potencializar el sector.

    Los artesanos celebraron su día este jueves 5 de noviembre. Foto: Cortesía Ministerio de Industrias
    Los artesanos celebraron su día este jueves 5 de noviembre. Foto: Cortesía Ministerio de Industrias
  • Gisella Zambrano promueve el arte y la participación del artesano de las joyas

    Redacción Guayaquil

    En la sala de la casa de Gisella Zambrano reposan libros de arte, historia y poesía, colocados sobre las mesas. En las paredes, además de fotografías familiares se exhiben más de 12 cuadros pintados en óleo y acuarela; todos realizados por ella.

    Este amor por el arte y las humanidades ha sido siempre un rasgo característico de esta diseñadora de joyas afirma su madre, Adalgiza Valarezo. “Desde pequeña se ha sentido atraída por el mundo artístico; siempre le gustó pintar y demostró gran talento para ello”, recuerda la progenitora de la guayaquileña nacida en 1958.

    Fue esta habilidad lo que llevó a Zambrano a estudiar Decoración en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) en 1975. Sin embargo, no terminó la carrera, porque dos años después se casó con el economista Jack Chávez, a quien describe como su “apoyo incondicional” y asesor en los negocios. Juntos, tomaron la decisión de mudarse a Neuchâtel (Suiza) en 1977.

    En esa ciudad, Zambrano realizó estudios de Bellas Artes en la Universidad de Neuchâtel; y de idiomas, en la Universidad de Fribourg y la Ecole de Comerce de Neuchâtel . “Ahí cursé materias como cerámica, dibujo e historia del arte. Nunca tomé diseño de joyas, pero desde ya ese tema me llamaba mucho la atención”.

    En 1984 retornó a su ciudad natal y los ocho años siguientes se dedicó solo a pintar y a cuidar a sus dos hijos, quienes ahora tienen 34 y 27 años. Luego, en 1992, se decidió a estudiar lo que tanto le gustaba e ingresó como alumna de Diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño.

    Tres años más tarde, obtuvo el título de Tecnóloga en Diseño de Joyas. En conjunto con sus compañeras realizó algunas exposiciones de su trabajo. “Gisella fue sobresaliente como estudiante”, recuerda Francia de Sadum, directora de Eurodiseño. “Después, como profesional, demostró su preocupación por los detalles y su meticulosidad en el proceso creativo. Por esto, decidimos incluirla en nuestro equipo de docentes”, dice De Sadum.

    Así, desde 1997, Zambrano se inició como docente de ese instituto superior, una actividad que la sigue desempeñando hasta hoy. Además, ha sido invitada a dictar charlas y cursos en la Academia de Joyas Espinoza & Hijos, en la UCSG y en el antiguo Museo Antropológico Arte Contemporáneo (MAAC).

    En este museo, también se desempeñó como administradora de la tienda de artesanías y recuerdos, y en el 2005 empezó con sus exposiciones individuales. Luego, sus collares, gargantillas, pulseras, aretes y demás piezas se expusieron en el Espacio Latinoamericano en Bruselas (Bélgica) en el 2008; en el Museo Latinoamericano de Los Ángeles (Estados Unidos), en el 2009, y en la oficina comercial de la Embajada de Ecuador en París (Francia), en el 2011.

    Los materiales con los que trabaja son principalmente oro, plata, concha de nácar y concha spondylus. “El haber vivido en otro país, me hizo reconocer la importancia de destacar los productos y la historia ecuatoriana”. Sus diseños son inspirados por las culturas precolombinas de la Costa del Ecuador, principalmente por las figuras femeninas de las culturas Valdivia, Machalilla y Chorrera.

    El paso final del trabajo lo realiza con orfebres de las comunidades de la denominada Ruta del Spondylus. Estos artesanos de las comunidades de Libertador Bolívar, Dos Mangas, Sitio Nuevo, La Libertad y de otras más son quienes dan forma a los bocetos e ilustraciones ideadas por Zambrano. También trabaja con artesanos de Chordeleg (Azuay), Guayaquil y de la Isla Santay (Guayas).

    Su esposo dice que el trabajo que ella realiza es interesante y está vinculado a muchas personas. “Con los artesanos es justa y trata de mantener buenas relaciones. Es una mujer sensible y emprendedora; se fija metas y siempre las cumple”.

    Gracias a esa cualidad de emprendedora que destacan sus conocidos, sus diseños originales y representativos del Ecuador se han ganado espacio en el mercado de EE.UU. y de Europa. Actualmente, Zambrano exporta y comercializa sus productos hacia esos mercados. En Estados Unidos, especialmente a Los Ángeles, y en Europa, principalmente a Suiza.

    Daniela Muñoz es coordinadora de ferias y misiones de Pro Ecuador, institución que ha apoyado a la diseñadora en la promoción de sus productos en el mercado europeo. Ella señala que los diseños de Zambrano tienen un componente muy importante, que marca una diferencia en el mercado. “Resalta la parte étnica en sus joyas y eso les da un valor agregado frente al producto europeo. Por eso tiene éxito en este mercado, tanto como en Ecuador”.

    Todas las actividades realizadas por la emprendedora la llevaron a juntarse con otro grupo de artesanos en el 2006. Allí nació el Consorcio de Joyeros, con sede en Cuenca, para proyectar internacionalmente el diseño ecuatoriano. En conjunto, crearon la marca Grial. Paralelamente, Zambrano desarrolló su marca Drac.

    Anualmente, esta diseñadora lanza dos colecciones. Cada una se compone de entre 100 y 150 juegos de tres piezas cada una. Los valores de cada juego oscilan entre USD 150 y 600 en plata y de 5 000 en adelante en oro, dependiendo del peso y de la dificultad de creación.

    Algunas de sus colecciones más destacadas son Oculta y Poderosa, y Accesorios Orgánicos La Venus, que se han comercializado local e internacionalmente.

    Ana Teresa Nouhra es amiga de Zambrano desde hace más de 40 años. Dice que “es una mujer que nunca se cansa de aprender cosas nuevas”. Esto se ve reflejado en los últimos estudios realizados por esta diseñadora de joyas en el 2011. Ella cursó una especialización en negociaciones internacionales en la UCSG.

    Algunas destrezas

    La docencia. Imparte las materias de Fundamentos del diseño y Diseño de joyas en Eurodiseño. A esto dedica ocho horas a la semana.
    Los materiales. Prefiere realizar sus creaciones con materiales nacionales como oro, plata, concha de nácar y concha spondylus.

    ACERCA DE GISELLA ZAMBRANO

    Ella combina sus habilidades innatas con los estudios

    La secundaria. Se graduó en el Colegio Nuestra Señora de la Merced, de Guayaquil.
    Bellas Artes. Obtuvo un título de Bellas Artes en la Universidad de Neuchâtel, Suiza.
    El diseño. Estudió diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño.

  • El artesano local decora el árbol navideño de este año

    REDACCIÓN QUITO

    Juguetes de madera, guacamayos y monos de peluche, tucanes y muñecas de trapo fabricadas con fibras, cortezas o semillas. Las anteriores son opciones para decorar el árbol de Navidad este año. Es, además, una apuesta que desde hace tres años realiza el Salón de Navidad en un trabajo conjunto con un grupo de artesanos del país, quienes fabrican los productos de dos colecciones.

    El Salón de Navidad oferta 17 colecciones de decoración a las que este año, bajo su campaña Expreso de Navidad, se las bautizó como Estaciones. Dos de estas tienen productos diseñados y fabricados en el país: Estación Juegos de Antaño, que se basa en juguetes tradicionales como trompos o muñecas de trapo, y la estación Ecuador Tropical, que utiliza figuras de la selva.

    Este año, para ambas colecciones, esta cadena de tiendas especializada, que es parte de Corporación Favorita, seleccionó a ocho productores nacionales. Uno de ellos es Andrés Rodríguez, quien elabora figuras decorativas con materiales reciclados y provee a la cadena cerca de 4 000 adornos este año. «Para elaborar mis productos uso materiales como las cáscaras de naranja», cuenta.

    El proceso se inicia con la presentación de un concepto de decoración por parte de la empresa; luego los artesanos presentan sus diseños y, en un trabajo conjunto, se pulen los detalles hasta tener el producto final. «Comenzamos a trabajar con los artesanos en marzo, una vez aprobado el diseño ellos lo fabrican, y se entrega el producto terminado a partir de agosto», explica Mauricio Proaño, jefe de Operaciones de Salón de Navidad.

    En esta alianza, el artesano produce los artículos, la cadena se encarga de la comercialización y cada proveedor recibe una ganancia en base al margen que él mismo define. Los precios de los artículos en perchas para el público en general van desde los USD 3 hasta los USD 18.

    Carolina Escobar es otra de las artesanas que trabaja con la cadena. Ella elabora muñecas con hoja de choclo y este año elaboró 600 unidades. «Tenemos una colección con trajes tradicionales».