El mar es uno de los lugares que más ama y es alrededor del cual han girado sus logros profesionales. Carlos Núñez describe al océano como la vida misma.
La mayor parte de la vida de este empresario, nacido en Quito, ha transcurrido en ciudades costeras: Guayaquil y Manta. Heredó de su padre, Gustavo Núñez, quien es economista, el gusto por los números. Desde joven sintió inclinación por lo empresarial.
Eso le llevó a trabajar en 1995 en el broker de seguros ZHM, con tan solo 18 años, como asistente administrativo, encargado de pólizas de vida y seguros médicos. Había terminado sus estudios en el Colegio La Moderna (Guayaquil), y optó por cursar la misma carrera de su padre en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol).
Tras dos años de estudios viajó a terminar su formación en la Universidad de Nueva Orleans (Luisiana) en los EE.UU., gracias a un convenio entre ambas instituciones. Entre las cosas que más destaca de la metodología de estudios en ese país están la disciplina y el aprendizaje con base en casos.
“Había una comunidad muy fuerte de estudiantes extranjeros y eso me ayudó a pensar de una manera más global. Eso te abre la mente para poder desarrollarte empresarialmente, en todos los ámbitos”, comenta Núñez.
Se graduó en diciembre de 1999 y ese bagaje lo trasladó a su nueva posición como gerente comercial en la empresa de su familia, la atunera Asiservy. La firma, fuertemente vinculada con el mar, tenía en el 2000 alrededor de un lustro de operaciones en Manta.
El principal objetivo de Núñez era que crezca el negocio. Inicialmente tuvo una inducción exhaustiva en el departamento de producción del negocio: limpieza del atún, procesos industriales.
Luego pasó al área comercial, cuyas actividades se convirtieron en una pasión. A través de su gestión logró abrir mercados en varios países de la Unión Europea.
Asimismo, participó en más de 40 ferias de alimentos y pescados, para promocionar los productos de la compañía. Fue, además, delegado de Ecuador en la Conferencia Mundial del Atún por dos ocasiones y ponente en 2002, en Malasia, y en 2004, en Tailandia.
En las últimas dos décadas la firma ha crecido de manera sostenida. A la par, Núñez se ha desarrollado como profesional; en 2013 inició una maestría en Gestión de Hidrocarburos en la Universidad de Viña del Mar (Chile) y estuvo hasta mediados del 2014.
En noviembre del 2018 viajó a Madrid (España) para formarse en el programa de alta dirección en el IE Business School, donde permaneció por nueve meses. Su paso por esta institución le impulsó a desarrollar una empresa turística, volviendo a conectar el mar con su trabajo.
Desde que entró a estudiar, hasta agosto del 2019, desarrolló la propuesta de valor, el modelo y el plan de negocio de Kontiki; luego vino la implementación: turismo receptivo a través de un yate de lujo, con aforo pequeño, aplicando metodología sustentable e impulso de las comunidades.
Cristina Páez, directora regional de Ipsos, conoce a Núñez porque su hermano era colega en el directorio de la Cámara de Comercio de Guayaquil. Al ex empresario atunero lo apoyó en la elaboración de un estudio de mercado para impulsar el proyecto turístico. Destaca su liderazgo y su clara visión empresarial.
“Demostró mucha confianza en su iniciativa, a pesar de las dificultades que se presentaban”, relata. Agrega que él siempre esta en busca de lo diferente e innovador.
Luis Miguel Díaz-Granados, gerente de Walker Brandt, a quien conoce porque ambos forman parte de Entrepreneurs Organization, coincide con Páez en que busca marcar diferencias. “No le interesa solo ser el mejor, sino hacer algo distinto para que el resto no le alcance”. Lo compara con el empresario Elon Musk, en el sentido de proponer ideas impensadas que las lleva a la realidad.
El afán de Núñez por impulsar su propio negocio lo llevó a dejar este año la compañía atunera familiar. Con su nuevo proyecto en marcha, señala que tras 20 años de labor cumplió su ciclo.
Vida personal Actividades. Le gustan los deportes. Practica Kyte Surf, ha competido en carreras de obstáculos, entrena en crossfit. Le gusta mantenerse activo en la parte física.
Lectura. Le dedica bastante tiempo. Considera que es fundamental entender cómo se va a recomponer la industria del turismo.
IE Business School. Destaca de esa época su contacto con grandes empresarios.
En la mira de la ‘Costa inexplorada’
Kontiki Expeditions es un concepto nuevo de vacaciones océanicas de lujo, enfocadas en un turismo consciente y experiencias inmersivas. De esa forma describe Carlos Núñez su negocio. La empresa cuenta con un barco de lujo denominado MY Kontiki Wayra, a través del cual se ofrece a los turistas dos itinerarios. Las operaciones comenzarán en diciembre de este año.
La idea de la oferta es diferente, dice el propietario, ya que en los recorridos se atravesará sitios inexplorados de las provincias de la Costa y se visitarán localidades rurales históricas o poco conocidas, playas vírgenes, bosques, humedales, reservas naturales, entre otros sitios.
Kontiki ha calificado como expedición marina de lujo dentro del grupo de Los Hoteles más Lujosos del Mundo (Most Luxury Hotels in the World). Se trata de una asociación de más de 550 hoteles independientes y boutiques en más de 90 países.
Holbach Muñetón, presidente de la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo, destaca que la idea se enfoque en un nicho de mercado vip y que sea para un número exclusivo de clientes, acoplándose a la nueva realidad. “Hay que abrir el abanico de ofertas”.
El empresario Carlos Núñez en su oficina en Manta. Abajo: estar cerca del mar es lo que más le gusta; una imagen durante un viaje a las islas Baleares. Los deportes son una de sus pasiones. Acude al gimnasio para realizar crossfit. Fotos: Cortesía Kontiki
Ecuador presentó días atrás su nueva marca de atún sostenible. ¿Qué le llevó a la industria a desarrollar este concepto de sostenibilidad? La Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa) desarrolló en el 2010 un código que norma la gestión de la pesca responsable y toda la cadena de valor del atún en el Ecuador. Se elaboró un protocolo basado en los lineamentos de la FAO, organización que vio con buenos ojos esta iniciativa y con la que se firmó, en Roma, un memorándum de entendimiento para promover la aplicación de ese código. Esto se hizo porque cada vez tenemos mas competencia en mercados exteriores y tenemos que diferenciarnos. Y eso se logra con la trazabilidad del atún ecuatoriano, que viene de la mano con el tema de sostenibilidad.
Algo parecido ocurre en otras industrias vinculadas con los alimentos… Lo que estamos haciendo con la trazabilidad no es nuevo. Esto implica inocuidad sanitaria porque manejamos alimentos y la empresa privada debe aplicar sí o sí el código de las mejoras en prácticas alimentarias. Entonces la industria atunera nace con esa naturaleza de la seguridad alimentaria para el consumidor. Otras industrias, motivadas por sus mercados y clientes, buscan certificaciones que son valoradas en mercados como Europa, donde son muy exigentes. A esto se suman iniciativas de certificaciones para las flotas pesqueras, cumplimento de vedas, métodos de captura. Todo esto es parte del concepto de sostenibilidad.
¿Cómo ha evolucionado la estrategia para promover una industria sostenible? Desde el 2010 hasta la fecha logramos hacer cada dos años un foro regional orientado a la sostenibilidad del atún. Traemos a oficiales de pesca de la FAO de distintos países para mejorar y reforzar la imagen del sector atunero del Ecuador. Impulsamos un comportamiento ético con el ambiente, con los trabajadores, con los consumidores y cada dos años el foro se convierte en una herramienta para que se sepa el trabajo hecho, así como nuevos planteamientos.
¿Cuáles han sido los retos que han enfrentado para consolidar la iniciativa y lograr que el foro sea más conocido? Hoy en día es importante y necesaria la cooperación y la coordinación entre todos los actores de la industria. Los cambios continuos de autoridades estatales complican mucho al sector, esa falta de estabilidad nos impide trabajar y por más que fortalezcamos el entorno normativo y lo que corresponde a documentos legales, la inestabilidad en instituciones públicas nos complica. En México, por ejemplo, hay un Secretario de Pesca por más de 20 años. El sector tiene que ser tratado de manera técnica, no política. Ese es el mayor escollo.
¿Ese ha sido el mayor reto? Así es, nos ha resultado muy complicado. En los últimos años hemos tenido una posición muy activa en el tema de las exportaciones, pero la falta de estabilidad institucional afecta mucho.
¿Cómo han enfrentado esta situación? Definimos mesas de trabajo y con cada nueva autoridad nos sentamos para hacer mesas técnicas. Ahora queremos impulsar un plan nacional del atún, independiente de la autoridad de turno. Ese plan conlleva muchas aristas, como el de las certificaciones. Se necesita de voluntad política para implementar este plan.
¿Estos desafíos han frenado o impactado de alguna manera en el concepto de sostenibilidad? No se ha frenado. La industria es muy activa y propositiva, es un sector líder y como tal debemos mantener ese liderazgo a escala mundial, somos los segundos productores de atún. Impulsamos herramientas técnicas, como el código de pesca responsable y los sistemas de certificación. Esto conlleva prácticas a bordo, practicas sanitarias de inocuidad sanitaria, temas de responsabilidad social. Buscamos una combinación público-privada para otorgar una marca sectorial como la que se lanzó en el foro de Manta hace dos semanas. Ningún industrial podrá usar la marca de atún premium sustentable si no tiene un sistema de certificación hacia atrás.
¿Cómo funciona la marca? El Estado es el dueño de la marca. El sector privado implementa un sistema de certificación. Todo esto nos permite diferenciarnos. Lo que buscamos no es aumentar las ventas, sino mantener la calidad del atún, con trazabilidad y sostenibilidad. El mercado busca desplazar las ventas del Ecuador por precios, entonces buscamos que el atún deje de ser un ‘commoditie’. En esta industria hay mucho trabajo por detrás, desde la flota que está más de 40 días en el mar para capturar, hasta miles de personas trabajando. Esto no es un ‘commoditie’, sino un producto alimenticio, una proteína. ¿A escala internacional existen iniciativas similares como la marca de atún sostenible? Hemos escuchado con interés lo que pide el mercado. No nos hemos decantado por una marca certificadora privada. Hemos visto con buenos ojos lo que ha hecho la flota española que desarrolló una norma para su flota de barcos sostenibles. En Ecuador la diferencia es que trabajamos en toda la cadena de valor: con los barcos y con las plantas procesadoras. Si a un barco la va bien, lo mismo le pasa la industria. Es una ventaja muy importante. Tailandia, nuestro principal competidor a escala global, no tiene barcos, solo plantas y por ese motivo impulsamos que la flota y la industria en tierra mantengan el encadenamiento.
¿Cómo mira el panorama para la industria atunera en el segundo semestre del año? ¿Por dónde pueden venir las oportunidades para el sector? Siempre nos gusta pensar en positivo y la industria atunera con su liderazgo tiene que ver siempre oportunidades. Miramos con optimismo el tema de sacar adelante el plan nacional del atún. Vemos con optimismo el manejo macroeconómico del país. El clima de negocios debe estar estable y los empresarios necesitamos luces de parte de las autoridades. Vemos que es necesario fortalecer ciertas alianzas estratégicas con ciertos mercados como Estados Unidos, con el que debemos llegar a un acuerdo. Estamos complacidos porque el empresario puede expresar una agenda; allí necesitamos una agenda que sea pragmática y no se quede en enunciados. El anuncio de que el anticipo del impuesto a la renta se pague en cuotas, por ejemplo, hubiera sido el éxito en enero, pero el mensaje es positivo.
¿Hay dificultades? El sector está golpeado por las bajas en los precios en el mercado internacional. Además, nos afectan las altas tasas de interés. Los costos financieros que debemos asumir las empresas van a bajar los márgenes de utilidad que hoy en día son del 1% o 2%, cuando en otros sectores o industria alcanza hasta el 9%, a pesar de que el atún es el segundo rubro de las exportaciones no petroleras.
La directora ejecutiva Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa) explica el plan de sostenibilidad que tiene la industria. Critica el cambio constante de autoridades y es optimista por el actual manejo de la economía. Foto: Archivo / Líderes
Ecuador presentó este jueves su nueva marca de «atún sostenible» con el que busca ofrecer un valor añadido y diferenciado al tercer producto no petrolero que exporta, con cifras que superan los USD 1 400 millones anuales.
La nueva marca sectorial se presentó en el marco del IV Foro Regional de Sostenibilidad del Atún, patrocinado por la Organización de la ONUpara la Alimentación y Agricultura (FAO) y la Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa), en la ciudad de Manta, conocida por su puerto y la industria pesquera de túnidos.
La directora ejecutiva de Ceipa, Mónica Maldonado, explicó en una rueda de prensa con la que arrancó el encuentro que el Ministerio de Pesca premiará a aquellas industrias nacionales del atún que desarrollen su labor cumpliendo con un sistema de certificación.
«Se trata de mantener el mercado, el sector tiene mucha competencia a nivel mundial», expresó la ejecutiva, para quien la clave de cara al futuro será «la diferenciación basada en la sostenibilidad» tanto del comercio interior como de exportaciones.
El sector atunero es uno de los más desarrollados de Ecuador, que después de Tailandia es el segundo exportador de este pescado, con mercados prioritarios en la UE, EE.UU. y Colombia.
España recibe el 25 por ciento del atún que Ecuador exporta a los países comunitarios.
Ahora, Ecuador busca subir un peldaño y convertir la reconocida calidad de su atún en una marca identitaria, con el fin de apuntalar una industria que lleva más de siete décadas procesando este tipo de especies en el Pacífico oriental y que dispone de una flota de más de 115 barcos.
Maldonado resaltó que los atunes de aleta amarilla son los que copan buena parte de la pesca ecuatoriana, y que se ha logrado que tanto el sector oficial como el privado cumplan con los ordenamientos sobre la pesca y procesamiento, incluida una veda de 72 días al año.
Por su parte, el ministro encargado de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, Yuri Parreño, subrayó en el evento que la exportación del atún ecuatoriano ascendió el último año a los 1 400 millones de dólares, lo que supuso 327 000 toneladas de pescado fresco y enlatado.
Esa suma equivale a un 11 por ciento del total de las exportaciones ecuatorianas.
La pesca de atún es regulada en Ecuador por unas estrictas restricciones medioambientales y sanitarias, lo que es visto por la FAO como un ejemplo de explotación responsable.
Su representante en Ecuador, John Preissing, explicó el interés de su organización en un evento en el que la pesca sostenible y la alimentación, y la seguridad alimentaria van de la mano: «Aquí se analiza todo el rango, cómo se produce, cómo se transforma y se consume».
Interpelado sobre el porqué de la sostenibilidad hoy en día es considerada un «valor añadido» para la exportación, manifestó que independientemente de que el comercio haya visto una ventaja cualitativa en esa «etiqueta», la realidad de los mares es plausible.
«El 33 por ciento de la pesca está sobrexplotada y a punto de caer al precipicio, el 60 por ciento se encuentra al máximo de su explotación y solo el 7 por ciento está subexplotada. Definitivamente, tenemos que cambiar algo», concluyó.
En este encuentro regional de dos días participan representantes de Perú, España, Panamá y El Salvador y se desarrolla de forma paralela a un concurso, el «Golden Tuna Award«, que premia a los mejores talentos culinarios del Ecuador, que serán seleccionados por tres maestros de la cocina reconocidos con estrellas Michelin, como el español Juan Rafael Zafra.
El sector atunero es uno de los más desarrollados de Ecuador, que después de Tailandia es el segundo exportador de este pescado. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Un juego de naipes a bordo puede ser un pretexto para aprender sobre pesquería responsable. En una baraja se pueden encontrar nueve especies de tiburones y seis de peces variados, como el Dorado. También las tres especies de atunes que captura la flota ecuatoriana: barrilete, aleta amarilla y ojo grande o patudo.
Pero no solo se trata de un juego de azar. Es parte de la apuesta sobre Buenas Prácticas a Bordo que promueve Tuna Conservation Group (Tunacons). Es una organización con cinco empresas que desarrollan un proceso que busca obtener la ecoetiqueta del Marine Stewardship Council (MSC) para las capturas que realizan sus flotas con red de cerco de jareta en el Océano Pacífico Oriental (OPO).
En las cartas de la baraja también están las prácticas para liberar tiburones, tortugas y mantarrayas, que caen incidentalmente en las redes y se devuelven al mar. Esas son medidas de mitigación que son adoptadas por la Comisión Interamericana del Atún Tropical (Ciat). La tripulación es clave en este proceso de certificación internacional que promueve las prácticas sostenibles.
Para lograrlo el grupo desarrolla desde el 2016 un proyecto de mejoramiento pesquero (Fisheries Improvement Project, FIP, por sus siglas en inglés) y cuenta con la cooperación del Fondo Mundial para la Naturaleza, capítulo Ecuador (WWF). Las empresas son Negocios Industriales Real S.A. (Nirsa), Eurofish, Grupo Jadran, Servigrup y Trimarine.
Guillermo Morán, gerente de Tunacons, explica que el proceso FIP comenzó con tres empresas y luego se sumaron dos más.
El MSC tiene estándares y criterios técnicos para fomentar e identificar las capturas pesqueras de forma sostenible y bien gestionadas. Para lograr la certificación se deben cumplir varias etapas.
Los tres principios básicos son: el estado de las poblaciones atuneras; el impacto de las pesquerías en el ecosistema circundante, como pesca incidental; y el sistema de gestión y gobernanza.
En la última evaluación del 2018 Tunacons recibió buenas calificaciones. “La meta es lograr la ecoetiqueta en el 2020”, dice Morán.
En el proyecto están 44 barcos que tienen el 25% de las capturas en el OPO. Y sus tripulaciones reciben capacitación en buenas prácticas a bordo. También se desarrolla el prototipo de plantados con materiales biodegradables y reemplazar los plásticos y enmallados. Es una estructura flotante con un rabo o cola sumergible para agregación de peces (FADs, por sus siglas en inglés), que se lanza al mar para concentrar atún y luego se captura con la red.
Morán dice que en 40 años la industria atunera del país ha logrado consolidarse. Pero es necesario conservar los ecosistemas pesqueros. Además, los consumidores “no solo están pidiendo una bonita etiqueta, buen sabor, con diferentes ingredientes”, sino que el origen del producto sea de una pesca responsable y sustentable.
Ecuador es una potencia atunera en el OPO con 115 barcos y el segundo exportador mundial, después de Tailandia. En el 2018 se mantuvo como líder en capturas con 271 331 toneladas, el 46% del total de la región. Pese a que se registró una caída de 5,3%, en relación al 2017, según la Cámara Nacional de Pesquería (CNP).
Andrés Aguirre, gerente de Ventas Internacionales del grupo Nirsa, señala que el proceso es clave para obtener la ecoetiqueta. “Recibir la certificación MSC hará que Ecuador se convierta en pionero en la industria del atún”.
Según Aguirre, el consumidor se fija mucho en la sustentabilidad y la responsabilidad social, por eso la empresa desde hace años ha buscado cumplir esos estándares.
Nirsa fue una de las primeras industrias en sumarse al programa de Tunacons. Posee una de las flotas atuneras más grandes del país con 13 barcos, exporta a 35 países y es el líder en el mercado local.
Eurofish es otra de las grandes empresas. Tiene una flota de 21 barcos, con capacidad de capturas de 30 000 toneladas, que equivale al 70% de su materia prima.
Como parte del programa también se trabaja en un plan estratégico de pesquería del atún que se entregará en mayo al Viceministerio de Pesca y que aspira a convertirse en una política nacional.
El proceso
Empezó en marzo de 2016 con la pre evaluación exhaustiva de todas las áreas involucradas: ecosistema, industria y normativas sostenibles.
Luego se inicio el diseño del FIP Atunero (programa de mejoramiento) que se ha ejecutado en el 2017 y 2018.
Tunacons elaboró un Código de Buenas Prácticas a Bordo sobre manejo de pesca incidental y uso de plantados, según las normativas del Ciat.
Eurofish integra el grupo de Tunacons y es una las principales exportadoras de atún. La planta está instalada en Manta y tiene una capacidad de producción de 185 toneladas por día. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
La percha es variada. Lomitos en agua, en aceite girasol, de soya y de oliva. La oferta se completa con otras variedades gourmet. En latas hay presentaciones desde 80 hasta 950 gramos, en ‘pouch’ y en envases de vidrio.
La industria atunera ecuatoriana tiene una capacidad de producción de 500 000 toneladas al año. El mayor porcentaje se destina a las exportaciones y se calcula que entre un 10% y 20% se queda para el consumo nacional.
El mercado local lo lideran Negocios Industriales Real S.A. (Nirsa), con su marca Atún Real, seguida de Vancamp’s de la Industria Inepaca y Conservas Isabel.
Pero hay otros competidores en el mercado con productos premium, gourmet y ‘food service’, como Yeli de Marbelize S.A., que tiene su planta en el Parque del atún, en Manta. Produce ‘Yeli el atún gourmet’, una marca con valor agregado. Además, es pionera en ofrecer el producto en empaques novedosos como frascos de vidrio y ‘pouch’ de aluminio.
Rafael Trujillo, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Pesquería, señala que cada año aparecen más productos. “Pero que existan más marcas no significa que haya crecido el consumo, sino que hay más competencia”.
En Ecuador se calcula que el consumo anual de atún está entre 7 y 8 kilos per cápita. Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el consumo de pescado crecerá 33% en América Latina y el Caribe para el 2030. La región es una potencia acuicultora, pero tiene bajos consumos, solo 9,8 kilos por persona al año.
Las conservas de atún a escala global han aumentado. En el 2017 la demanda internacional fue de USD 7 246 millones y en volumen 1,5 millones de toneladas, según un estudio de Group Cassinelli.
Andrés Aguirre, gerente de Ventas Internacionales de Nirsa, menciona que la marca en Ecuador es una prioridad, junto al mercado externo. El 65% de la producción se destina a las exportaciones, principalmente va a la Unión Europea. En el 2018 su producción alcanzó las 60 986 toneladas. Tiene una capacidad instalada para procesar 72 000 toneladas de atún y también sardinas, caballa y macarela en la planta de Posorja (Guayaquil), donde trabajan más de 5 000 personas.
Nirsa, que el año pasado cumplió 60 años, tiene un amplio portafolio de productos con la marca Real, pero destaca en conservas en atún. En presentaciones especiales tiene atún en salsa sabor a mayonesa, tipos mexicana, rusa y California; encebollado y paté gourmet y picante.
Melissa Aguirre, gerente de Congelados de Nirsa, señala que el consumidor busca practicidad, calidad y productos saludables. Destaca el uso del ‘abre fácil’ en las latas de atún y el ‘pouch’.
Hay un producto que se considera ‘premium’ y que resalta en los últimos tiempos en las perchas por el buen sabor. Es la Ventresca, que se obtiene del despiece del atún, y es la parte conocida como la panza del pescado. La presentación es en pequeñas láminas en aceite de oliva. En la marca Real se encuentra en latas redondas, mientras Conservas Isabel y Yeli ofertan en latas rectangulares.
En tanto, en las capturas de la flota la variedad barrilete es la mayor porcentaje, con 66%. Seguido de aleta amarilla, con 20% y patudo, con 13,5%. En el 2018 las capturas totales sumaron 271 331 t, que equivalen solo al 50% de la materia prima que requiere la industria y el resto se importa.
Atún Real lidera el mercado local, donde también destacan Vancamp’s, Isabel y Yeli. El consumo anual per cápita en Ecuador es entre 7 y 8 kilos. La Ventresca destaca. Foto: Cortesía NIRSA / LÍDERES
Durante el primer año del acuerdo comercial entre Ecuador y la Unión Europea (UE), el atúnfue el producto cuyas exportaciones en valor crecieron más en relación con otros. Así lo indican las estadísticas tanto de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor) como de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). Las ventas aumentaron más del 50% en un año.
A este producto le sigue el banano. Sus resultados mejoraron gracias a que el valor de la tasa de ingreso al territorio europeo, por tonelada métrica, casi se equiparó con el de los competidores, que ya tenían un tratado con la UE.
“En adelante hay otros productos como camarón y flores con un crecimiento de ventas más modesto. Ahora, en el caso de las frutas tropicales hubo un crecimiento del 10%. En este grupo están las que se envían frescas, congeladas, con algún proceso de tratamiento, etc. Son como USD 90 millones adicionales”, dijo Xavier Rosero, gerente técnico de Fedexpor.
Entre estas frutas se encuentran piña, mango, maracuyá y papaya. Por otro lado, también hay un importante crecimiento de las ventas en valor de la palma, tanto natural como de sus derivados.
Rosero señaló que en la mayoría de estos productos también se generó un aumento del volumen de exportación. La excepción fue el cacao, cuyas ventas en dólares aumentaron, no así en cantidad. El bloque europeo poco ha variado en el tipo de productos que demanda del país. Los envíos, en su mayoría, corresponden a materias primas y productos semielaborados, principalmente del grupo de tradicionales.
Según Fedexpor, con el convenio también ganaron los trabajadores. “Calculamos 22 000 nuevas plazas de empleo potenciales por el crecimiento de las exportaciones (…). Aquellos sectores cuyas ventas más subieron, demandaron más mano de obra”.
Para Europa, el acuerdo también ha significado más demanda de sus productos. David López, director económico de la CCQ, explica que las principales importaciones de Ecuador corresponden a artículos necesarios, principalmente, para la industria y para el sector médico y químico.
Entre los artículos demandados están aceites de petróleo para diferentes fábricas, piezas para barcos o naves nuevas, productos farmacéuticos, etc. En cuanto a bienes de consumo, se encuentran vinos y automotores.
Según la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade), en el 2017 ingresaron 15 nuevos modelos de autos al país de origen europeo. Las marcas que ampliaron su oferta fueron Peugeot, Chevrolet, Skoda, Citroën, Fiat, BMW y Mini . En promedio, el año pasado la participación de los autos europeos en el mercado ecuatoriano fue del 4%, un alza en relación con el 2016, cuando se ubicó en 2,4%. En el primer trimestre del 2018, la participación alcanzó el 6%.
Para Genaro Baldeón, presidente de Aeade, este incremento es consecuencia de la eliminación de los cupos para la importación de autos y a la desgravación progresiva de los aranceles.
Entrevista con Marianne Van Steen embajadora de la Unión Europea en Ecuador. Foto Diego Pallero / LÍDERES
Marianne Van Steen: ‘Hay interés a largo plazo en otros sectores del acuerdo’
¿Cuál es el balance del primer año de vigencia del acuerdo entre Ecuador y la Unión Europea (UE)?
Estamos satisfechos con los resultados. En un año, el flujo comercial entre ambos lados creció, es algo que no lo habíamos pensado. El resultado se debe a un proceso de recuperación. Para el bloque europeo ayudó la eliminación de los cupos de vehículos y de las salvaguardias. Mientras que el acuerdo comercial permitió a Ecuador recuperar la competitividad en los productos tradicionales como el banano.
Además del tema comercial, ¿qué avances hay en otros aspectos del acuerdo como propiedad intelectual, contratación pública y otros? Si miramos los otros sectores, porque efectivamente no se trata solo de flujos comerciales, sino también de ofrecer un marco legal más estable para atraer inversiones, flujos de servicios, integrar mercados, hay interés pero más a largo plazo. Es bastante temprano para tener estadísticas o cifras que demuestren el resultado. ¿Qué sucede en el caso de ingresos de nuevas inversiones de la UE, al país? Hay algunas inversiones, pero no han sido tan importantes porque es muy temprano. La ventaja es tener un marco legal estable.
¿Qué inversiones se realizaron? Hay tres países de la UE: España, Países Bajos e Italia, que han invertido el año pasado, según datos que hemos recibido del Banco Central. El monto fue de USD 129 millones, entre los tres. ¿Qué se requiere para atraer inversiones de la UE? Ecuador es uno de los países de América Latina que no ha atraído muchas inversiones, en los últimos 10 o 15 años. La decisión para los inversionistas es influenciada por el tratado, pero hay otros factores como las denuncias de los tratados bilaterales de inversión (TBI), el nivel de crecimiento, la estabilidad política. Los inversionistas de la UE no van a invertir en países que no respetan normas ambientales o laborales. Esto se contempla en el acuerdo, como parte del comercio justo. Además, tampoco las inversiones suceden de un rato a otro. ¿Cómo fue el proceso de implementación de los beneficios del acuerdo con los vecinos, Perú y Colombia? Es muy difícil comparar con Ecuador porque es un país diferente. Colombia y Perú tienen varios acuerdos comerciales, por lo que es complicado saber si antes del tratado (con la UE) invertían más o menos. En Ecuador hay un antes y después del acuerdo. En general, hay que decir que es normal que cuando entra en vigencia un convenio, hay demora. ¿Qué ha sucedido en el ámbito de compras públicas?
No se habla mucho porque también es difícil tener estadísticas. Lo más importante es que se da apertura. Por ejemplo, si hay una compra pública y la empresa cumple con todos los requisitos, está abierta para las compañías europeas que están en condiciones de competir con una compañía ecuatoriana. Actualmente se llevan a cabo capacitaciones para que las empresas ecuatorianas puedan exportar a la UE ¿Cómo va este proceso? Sabemos que no es fácil entrar en el mercado europeo. Tenemos más de 500 millones de potenciales consumidores, en 28 países. Las empresas grandes conocen sobre el proceso de exportación. El desafío es la incorporación de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y las organizaciones de la economía popular y solidaria (Eps). ¿Cómo se está trabajando con este segmento? Tenemos un proyecto, en el que se ha invertido más de USD 11 millones, para el sector. Hay 200 organizaciones elegidas y 10 asociaciones, que reciben capacitaciones, tras un diagnóstico de sus procesos de producción. Se hace un plan de acción, que es cofinanciado para que puedan mejorar sus procesos y logren exportar. ¿Lograron las mipymes entrar al mercado europeo el año pasado? Además del crecimiento de las empresas grandes, hay algunas mipymes que hemos ayudado, ya que han ingresado con nuevos productos como mermeladas de mango, tejidos, cerámicas, cueros bovinos tratados y otros.
Lo orgánico es sinónimo de valor agregado
Urcohuasi es una de las firmas que tiene certificados orgánicos y consta en el catálogo Ecuador Certificado. Foto: Archivo / LÍDERES
El consumo de productos orgánicos es una tendencia que no deja de crecer en el mundo. Según el reporte 2018 de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (Ifoam), se cultivaron 7,5 millones más de hectáreas orgánicas en el mundo que en el 2015. La agricultura orgánica es un sistema de producción que minimiza el uso de recursos no renovables y no utiliza fertilizantes o plaguicidas sintéticos.
Se trata de una tendencia en la que la comunidad europea tiene alta participación. Según Ifoam, dos países europeos son los mayores mercados para este tipo de productos, Alemania y Francia. De ahí que los productores del país encontraron en ese nicho una oportunidad para competir con certificaciones orgánicas que le dan a sus productos valor agregado frente a los de otros países.
Según Pro Ecuador, entre los principales productos orgánicos que se exportan a los países de la Unión Europea (UE) están banano, cacao, panela, quinua, plátano, chocolate, frutas procesadas y frutas deshidratadas.
Isabel González, representante de la empresa Agroapoyo, que tiene certificaciones orgánicas para ocho de los 30 productos que ofrece, cuenta que la firma obtuvo certificaciones en el 2014 y desde entonces ha invertido unos USD 2 000 al año para mantenerlas.
“Tenemos que competir con quienes tienen moneda propia y pueden bajar sus precios devaluando. Por eso nos toca ofrecer un producto con valor agregado, que es lo producido de manera orgánica”, dice la empresaria. Actualmente, esta firma envía productos como chifles, mango deshidratado, uvillas y aceite de coco a República Checa y Suecia.
Aunque, reconoce que necesita empaparse más de las particularidades de cada país de la comunidad para aprovechar el acuerdo comercial con ese bloque, para lo que espera este año diseñar una estrategia empresarial.
“Ha sido un proceso complicado, aunque mucha de nuestra agricultura es orgánica porque no usan químicos, no se puede exportar mientras no se esté certificado y en los sectores rurales los proveedores no están familiarizados con esos procesos”, añade.
Según el Catastro de Operadores Orgánicos de Agrocalidad, en el Ecuador existen 1 100 productos con certificación orgánica. Además, el Catálogo Ecuador Certificado, del Ministerio de Comercio Exterior, detalla que en 23 provincias del país existen 36 246 hectáreas registradas para producción orgánica.
Con la entrada en vigencia del acuerdo comercial con los europeos, los productos ecuatorianos gozan desde hace un año y cuatro meses de un acceso preferencial a este mercado en cuando al aspecto arancelario. Esto se ha traducido en mayores ventas, pero los productores nacionales enfrentan nuevos retos.
“El reto de los ecuatorianos es potenciar sus exportaciones a través de la diferenciación, una de ellas es llegar a ciertos nichos, como la producción orgánica y sostenible”, explicó el Ministerio de Comercio Exterior vía correo electrónico.
Daniel Pilamunga, administrador de la Corporación de Productores y Comercializadores Orgánicos Bio Taita Chimborazo (Coprobich), señala que las ventas a este mercado se han incrementado desde el 2014.
Coprobich es un emprendimiento que produce y exporta quinua con certificación orgánica a Francia, Alemania, Bélgica y Holanda. En el 2014 exportó a esos países unas 85 toneladas de este cereal andino. Mientras que el año pasado, la cifra subió a 235 toneladas.
Según Pilamagua, estos resultados obedecen al crecimiento de la demanda de este tipo de productos en Europa, pero también por el acuerdo comercial. En julio, añade, Coprobich comenzará a exportar nuevos productos a estos países. Entre ellos, menciona harina de quinua orgánica, avena con quinua y barras energéticas para los diferentes clientes que tienen.
Cifra 36 246 hectáreas para producción orgánica existen en el país
Tres claves para fortalecer la exportación de servicios
El turismo es el principal servicio que exporta. Representó el 61% de las exportaciones de servicios en el 2016. Foto: Archivo / LÍDERES
El mercado de la Unión Europea (UE) no se limita a la importación de productos tradicionales ecuatorianos. Aparte del banano, langostinos, atún, cacao y otros, los servicios tienen una puerta abierta en esta comunidad.
El convenio vigente entre Ecuador y la UE desde enero del 2017 permite exportar servicios tradicionales y no tradicionales, refiere Daniel Legarda, presidente ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor).
En la primera categoría constan transporte / turismo, telecomunicaciones y prestaciones financieras. Lo otro abarca tecnologías de información (software), educación (idiomas) y diseño gráfico.
La oferta es diversa, pero desde que entró en vigencia el acuerdo con la UE no se han exportado servicios a esta comunidad internacional, según Pro Ecuador. Para fortalecer esta actividad, el sector exportador considera que se debe trabajar en tres aspectos.
Primero, se requiere contar con información detallada sobre las transacciones que se hacen en este ámbito, aunque Legarda reconoce que a diferencia de la comercialización de productos hay ciertas limitantes.
El intercambio de servicios no pasa precisamente por Aduana, hay transacciones de este tipo que se hacen de manera ‘on line’ y eso complica el registro. Para disponer de información detallada sobre la exportación de servicios se requiere del apoyo del Banco Central del Ecuador (BCE) y del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
La cifra sobre servicios exportados en el 2017 es de alrededor de USD 2 300 millones, informa Fedexpor. Ahí se incluyen, principalmente, viajes y transporte. Con relación al total de exportaciones FOB del año anterior (USD 19 122 millones), según el Banco Central del Ecuador (BCE), este tipo de ventas representa el 12%.
Otros aspectos que se deben tomar en cuenta son los temas impositivos y de políticas públicas. Al no existir convenios de doble tributación se dificulta la provisión de estas prestaciones. Para esto se requiere normativas que consideren la realidad de este sector y ofrezcan un tratamiento diferenciado. Además, se requieren incentivos.
Finalmente, para ganar más espacio en este mercado internacional se debe fortalecer y capacitar el talento humano para desarrollar nuevas prestaciones a empresas y personas en la comunidad europea y en el exterior.
En este aspecto se requiere establecer estándares de calidad, enfatizar el manejo de idiomas y promocionar estos servicios en conjunto con las oficinas comerciales como Pro Ecuador. Para abrir este mercado, a fines del año anterior se organizó la VII convención anual de la Asociación Latinoamericana de Exportadores de Servicios (ALES).
En esta cita se celebraron ponencias y conferencias magistrales en materia de exportación de servicios y se organizó una rueda de negocios entre exportadores ecuatorianos y compradores internacionales de 16 países.En estos encuentros hubo 97 exportadores inscritos y 32 compradores internacionales. En total se realizaron 268 citas de negocios.
Según las estimaciones consultadas a los compradores, el evento generó expectativas de venta por alrededor de USD 5,8 millones, precisa Pro Ecuador. A la par, esta entidad adscrita al Ministerio de Comercio Exterior trabaja en conjunto con Corpei, Fedexpor, Aesoft, en el proyecto Expor Des con la finalidad de internacionalizar a 10 empresas ecuatorianas (pymes) del sector software hacia mercados europeos y latinoamericanos. Actualmente, se realiza el análisis de las empresas para medir su potencialidad, fortalezas y debilidades.
Marianne Van Steen, embajadora de la UE en Ecuador, expresa que los servicios que se oferten deben tener un valor agregado y ser competitivos. Es decir, que tengan un buen precio y calidad.
“Por el acuerdo no hemos visto en este momento un incremento de las exportaciones de servicios ecuatorianos. Se puede, pero se tiene que trabajar en la calidad, en el precio y se tiene que especializar en un sector”, enfatiza la embajadora de la UE.
En Manta se encuentran las principales procesadoras y exportadoras de atún que se envía al bloque europeo. Foto: Cortesía Fishcorp
Ecuador es el segundo productor atunero del mundo, después de Tailandia. El 2017 esa industria aportó con el 9% del total de las exportaciones no petroleras del país, con USD 1 092 millones.
Fue un año de recuperación por el incremento en los precios y por el acuerdo con la Unión Europea (UE), pero el sector cree que sigue en problemas. Rafael Trujillo, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), señala que “el 2017 significó oxígeno”.
Tras dos años malos se recuperaron las ventas. Pero la principal preocupación sigue siendo el factor de competitividad. “Ecuador es un país menos competitivo, por costos, en relación con sus competidores”, añade Trujillo. A eso suma las tasas de interés altas para financiamiento, los costos de energía y agua y la falta de contratos diferenciados para el sector.
Trujillo explica que en muchos casos las plantas no pueden acoplarse a los ritmos de producción, pues si tienen una plantilla de 2 000 empleados y hay menos producto que procesar no pueden reducir el número de obreros.
Se calcula que el sector atunero ocupa a unas 25 000 personas de forma directa en las plantas industriales y la flota de barcos. Pero genera otros miles de empleos indirectamente en negocios conexos, proveedores de insumos como son envases de hojalata, cartones y etiquetas que forman, el clúster.
Bruno Leone, presidente de la CNP, señala que es un negocio que depende de la naturaleza, con factores oceanográficos que marcan la escasez o la abundancia e impactan en los precios.
En el 2017 se registró una escasez en el primer semestre en los países asiáticos del Pacífico Central y Occidental que hizo que la materia prima subiera su precio, a favor de Ecuador. El promedio de la tonelada métrica de atún estuvo en USD 1 850 en Manta, el principal puerto del Pacífico Oriental que, junto con Bangkok, marca los precios a escala mundial.
El año pasado las capturas de atún del Ecuador ascendieron a 286 383 toneladas; 3,1% más que el volumen registrado el 2016. Con esos registros la flota mantuvo el liderazgo en la región, frente a países como México y Panamá.
Las industrias procesan 500 000 toneladas de atún al año: 80% se envía al mercado externo (lomos, latas y ‘pouch’) y 20%, al consumo local. 250 000 toneladas de materia prima provienen de las capturas de la flota nacional y el resto se importa vía internación temporal o maquilas. La capacidad de producción del país solo es superada por Tailandia, con 700 000 t/año.
“Ecuador es el segundo productor mundial de atún, pero solo en números, porque creo que somos los primeros en calidad por sus sistemas de trazabilidad y manejo de políticas laborales. El país tiene un prestigio en los mercados porque cumple con todas las normas”, sostiene Leone.
Según Trujillo, existen unas 20 plantas procesadoras. También hay otras pequeñas que no están afiliadas a ningún gremio.
La mayoría de industrias (70%)se instala en Manta, considerada la ‘Capital del Atún’. Pero Posorja (Guayas) tiene a las más grandes del país, Sálica del Ecuador y Negocios Industriales Real (Nirsa). Se completan con una pequeña en Santa Elena y Galapesca, la principal empresa exportadora, en Guayaquil.
“Ecuador es un mercado sui géneris” por la presencia de inversiones de multinacionales, según Gustavo Núñez, vicepresidente del Directorio de la Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa).
Esas inversiones están en Sálica que pertenece al grupo español Albacora; la empresa italiana Bolton en Conservas Isabel; el estadounidense Tri Marine en Seafman; y en Galapesca, subsidiaria de StarKist, el grupo Dongwon, uno de los más grandes de Corea.
En Posorja, Sálica tiene un complejo atunero con más 1 600 trabajadores. El 2017 procesó 55 894 toneladas de atún con una facturación de USD 171 millones, ubicándose como segunda exportadora.
En tanto Fishcorp, en la vía Manta-Rocafuerte, es una de las industrias de mayor crecimiento de las medianas empresas en los últimos años. El 2009 comenzó a operar como maquiladora y procesaba 10 toneladas/día; hoy son 50 t/día. El 2017 procesó un total de 11 000 t/año.
Jaime Estrada M., gerente General de Fishcorp, dice que se hacen adecuaciones en las áreas de frío, calderos y aumento de materia prima para terminar el 2018 con 70 t/día. Y un total de 14 000 toneladas de exportación al año.
El 2014 la empresa empezó a exportar con materia prima propia y facturó USD 6 millones, en tanto el año pasado la cifra alcanzó 28 millones. “Tuvimos la oportunidad de abrirnos al mercado, el resto ha sido eficiencia en la planta y capacitación del personal”.
UE es el principal destino de las exportaciones
Personal de la industria Fishcorp limpia los lomos de atún para luego empacarlos y exportar el producto a la UE. Foto: Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
Las exportaciones de la industria atunera se recuperaron en el 2017, luego de dos años de caídas.
Las ventas cerraron con USD 1 092 millones, 34,6% superior al 2016 que fueron de 811 millones. En volumen las exportaciones alcanzaron 236 297 toneladas métricas, frente a 203 066 toneladas del 2016, un aumento de 16,4%.
El año pasado se conjugaron dos temas que marcaron una tendencia positiva: la recuperación de los precios de la materia prima y la vigencia del acuerdo comercial con la Unión Europea (UE).
Pero el mayor impulso a las ventas se dio por el incremento en los envíos de lomos y conservas de atún a los países europeos, que repuntaron en un 51,6% en valor y 27% en volumen. España fue el principal destino para Ecuador.
Rafael Trujillo, director de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), señala que la firma con la UE generó más seguridad y estabilidad en las ventas ecuatorianas, los exportadores pudieron hacer contratos a largo plazo. El bloque europeo captó el 66% de las exportaciones nacionales, aunque el promedio histórico ha sido por encima del 50%, añade.
Este año “el mar también es generoso”, señala Bruno Leone, presidente de la CNP, por lo que espera que las proyecciones de ventas para el 2018 sean similares.
En tanto, los envíos a Estados Unidos aumentaron 17,1% en valores (USD 112 millones) y 8,3% en peso (19 708 toneladas), sobre todo de atún en ‘pouch’.
Más del 90% del atún en ‘pouch’ se va a esa nación. Hasta el 2014 el producto nacional estaba exento de aranceles, pero a raíz del vencimiento del Atpdea el atún en agua paga 12% y en aceite 35%.
Para Leone los acercamientos bilaterales con EE.UU. son positivos para lograr un acuerdo comercial que mejoraría la competitividad. “Las ventas se pueden duplicar”. No obstante un convenio, los atuneros insisten en el pago de los Certificados de Abonos Tributarios, creados en el anterior Gobierno para apoyar a los exportadores que comercializaban con EE.UU. Pero el exministro de Finanzas, Carlos De la Torre, dijo que no sería reconocido ese pago.
Galapesca, empresa instalada en Guayaquil y subsidiaria de StarKist (marca número uno de conservas de atún en EE.UU.), es la principal exportadora de ‘pouch’. Por eso, Trujillo dice que la posibilidad de que se concrete el acuerdo podría abrir las puertas a nuevas inversiones. Él añade que una planta como la de Galapesca se beneficiaría con la reducción de aranceles, podría incrementar sus ventas, y debería ampliar sus instalaciones ante esa demanda.
A inicios de marzo, los líderes de los sectores atunero, bananero y camaronero también pidieron al régimen celeridad en las negociaciones para un acuerdo comercial con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA). Ese bloque lo integran Suiza, Liechtenstein, Noruega e Islandia.
El ministro de Comercio, Pablo Campana, anunció que el convenio se firmaría en junio próximo.
Para los atuneros ese mercado significaría un incremento en las exportaciones de 25%, ya que es un mercado que paga más por productos con valor agregado. “Es un mercado pequeño, pero un acuerdo con EFTA permitirá seguir sumando a la diversificación de mercados”, según Trujillo.
Datos
Las ventas al mercado latinoamericano tuvieron un crecimiento de 9% en valores. El 92% de los envíos a la región se concentró en cinco países: Colombia, Argentina, Chile, Brasil y Perú, según información de la CNP.
Los diez principales mercados de destino representaron el 88,2% de las exportaciones nacionales de lomos y conservas de atún. Esos países son España, EE.UU., Holanda, Italia, Colombia, Argentina, Alemania, Reino Unido, Francia y Chile.
España es el principal país de destino para Ecuador y las ventas aumentaron 33%.
Ecuador tiene la flota atunera más potente del Pacífico Oriental
En el muelle internacional de Manta se desembarca el atún que va a las plantas. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
Las tres especies principales que captura la flota atunera son: barrilete, aleta amarilla y patudo. Estas sirven de materia prima para las plantas industriales.
En el 2017 las capturas ascendieron un 3,1%, en relación con el 2016. Fueron 286 383 toneladas (t), esto significó un adicional de 8 647 t. Con esos niveles, el país mantuvo el liderazgo en la región.
Pese a que Ecuador creció en capturas, el volumen de pesca total en el océano Pacífico Oriental (OPO), que fue de 607 819 t, cayó 4,5%, en relación con el 2016.
Esto se debió a que las capturas de México, EE.UU. y Venezuela disminuyeron. En tanto, la flota ecuatoriana capturó el 47,12% del total de pesca de atún del OPO.
Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), sostiene que la capacidad de acarreo de la flota atunera ecuatoriana la convierte en la de “mayor potencia” en la región y la segunda a escala mundial.
Ecuador tiene derechos registrados y reconocidos a través de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT). En el mundo, para efectos del control de la pesquería, existen estos organismos regionales de ordenamiento. Ecuador es uno de los 23 países que integran la CIAT, ente que establece la cuota de pesca, registra las flotas y su capacidad.
El año pasado, Ecuador logró en el organismo regional un acuerdo trianual de medidas de conservación para aumentar la veda del atún de 62 a 72 días al año.
Actualmente, la flota de bandera ecuatoriana tiene registrados 116 barcos con una capacidad de acarreo de 93 000 toneladas.
Rafael Trujillo, director de la CNP, explica que hay barcos con capacidad de capturas desde 150 a 200 toneladas, hasta el más grande, de 2 500 t, que pertenece a Sálica Ecuador, con capital español, que atraca en el muelle privado de Posorja (Guayas).
La mayoría de la flota está en Manta. Los barcos industriales atracan en el muelle de la Terminal Portuaria de Manta, que opera la chilena Agunsa hace un año.
Con grúas externas se extrae la pesca congelada de los barcos hasta carros cisternas que lo llevan a las plantas procesadoras.
Gustavo Núñez, vicepresidente del Directorio de la Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atunero, dice que la debilidad es tener una flota antigua, entre 30 y 40 años. Con esos barcos se hacen faenas de hasta 60 días, por las distancias en las que se encuentra el atún.
“El esfuerzo que hace el industrial ecuatoriano es significativo al haber posicionado al país como la segunda flota en el mundo”.
Núñez señala que necesitan incentivos de créditos blandos, para renovar la flota y apuntalar el crecimiento del sector, que llega a USD 600 millones en activos. Según Leone, la Cámara presentó un programa de renovación de la flota durante los diálogos con el Gobierno, el año pasado. Y ya tuvo la acogida la ministra de Acuacultura y Pesca, Katiuska Drouet.
La antigüedad de los barcos eleva los costos de operación. Leone explica que hasta ahora ya se ha hecho contacto con astilleros del mundo, que vendrán a presentar sus ofertas. El plan también contempla un esquema de financiamiento adecuado. Un barco de 1 500 m³ cuesta alrededor de USD 36 millones, en Europa.
El valor agregado está en el sabor y en los empaques
El atún en ‘pouch’ pasa por las máquinas de sellado automático, en la planta de Fishcorp, en Manta. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
Diversificar los sabores, así como los empaques y las presentaciones del atún son algunas de las innovaciones que desarrollan las compañías atuneras ecuatorianas.
Ofrecer al consumidor una alternativa “lista para servir” se ha convertido en parte del valor agregado de firmas como Galapesca, una de las procesadoras. Su planta está ubicada en Guayaquil y opera desde 1991.
La compañía es una subsidiaria de StarKist Co. y exporta la totalidad de su producción. A diario, Galapesca produce alrededor de 80 000 cajas de 12 fundas de atún ‘pouch’; además cuenta con una cámara frigorífica con capacidad para 7 500 toneladas.
Su gerente financiero, Xavier Alonso, asegura que la tecnificación de los procesos es el camino a seguir. “Estamos buscando nuevas tecnologías y modalidades”.
Él considera que el valor agregado de la empresa es la mano de obra ecuatoriana, pues ofrece un alto porcentaje de plazas de empleo. Actualmente en Galapesca trabajan cerca de 1 900 personas. Además, dice, aportan cerca de 70% de componentes nacionales a un producto que se distribuye en el mercado norteamericano.
Las materias primas y los insumos son de Ecuador y se destinan a un mercado demandante y exigente como el de EE. UU.
Alonso asegura que parte de la innovación de la compañía es la presentación del atún: un envase flexible, llamado ‘pouch’, con diseños que responden a los sabores que se agregan al producto.
La oferta de Galapesca es variada y está en permanente investigación, añade Alonso. El atún que produce y vende presenta cerca de 10 sabores distintos. Los parámetros los reciben de StarKist. Entre las presentaciones que ofrecen están las variedades tapatío, elaborada con la salsa picante; ranch, lemon y ahumado.
Tecopesca C.A. es otra de las compañías procesadoras de atún. Está ubicada en Manta, en Manabí, e inició sus operaciones a finales de la década de 1990 con capital ecuatoriano. De acuerdo con su filosofía, el objetivo de la empresa es la innovación en las áreas de producción de alimentos. La estrategia se orienta a la diversificación de productos con la apertura hacia otras líneas de alimentos como conservas y preparados.
En el área del atún, tiene las marcas Tunalia, Oromar y Friscku. Esta última se comercializa como una opción económica.
En su estrategia de innovación de portafolio, incorpora en la marca Oromar la presentación del atún en paté o filete, con diversos sabores. Mientras que en Tunalia, cuenta con tres líneas: la clásica, la especial, que incluye presentación ‘pouch’, y la selecta, en envases de vidrio.
El presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, Bruno Leone, asegura que también en la fase de procesamiento es necesario incorporar mayor tecnología para ganar competitividad en el mercado internacional.
Leone añade que en el mundo del sector atunero ya hablan de la revolución industrial 4.0. Cuenta que ha visto plantas procesadoras en España que operan totalmente robotizadas, con lo cual se reemplazaría la mano de obra en ciertos procesos.
De igual manera, señala que en otras empresas hay procesos que son totalmente robotizados en las áreas de cocción, empaquetamiento, bodegaje. “Esa tecnología no la producimos”, dice. Es necesario importarla. Sin embargo, es complicado por los altos costos que representa por los impuestos.
En la terminal internacional del Puerto de Manta se desembarcan los atunes de los barcos industriales, tras una faena de pesca. La ciudad manabita se considera la ‘Capital del Atún’. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
Las capturas de atún siguen apuntalando las exportaciones ecuatorianas de pesca blanca, aunque estas, en total, se redujeron levemente en el 2016.
Los envíos de pesca blanca alcanzaron las 227 000 toneladas entre enero y noviembre del año pasado. Estas dejaron divisas por USD 3 592 millones, según datos del Banco Central. Los datos reflejan una contracción del 4,6% y 5,2% en su orden, con relación al mismo período del 2015.
Ecuador no solo procesa y exporta el túnido que captura su flota pesquera en aguas nacionales y del Pacífico oriental; además procesa el producto capturado por embarcaciones de otros países. Mónica Maldonado, directora de la Cámara Ecuatoriana de Industriales Procesadores de Atún (Ceipa), considera que la alta capacidad de procesamiento y la tecnología de las plantas atuneras del país las hacen atractivas para el procesamiento de las capturas de otros países.
La pesca industrial ecuatoriana se concentra en las embarcaciones atuneras y sardineras, cuyas capturas se destinan a los mercados de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, principalmente. Otra parte de la producción pesquera sirve para satisfacer la demanda local, como producto enlatado u otras presentaciones.
Un estudio sectorial elaborado por la Espae Graduate School of Management, la escuela de negocios de la Escuela Politécnica del Litoral y presentado en el 2015, destaca que aunque la mayoría de la producción pesquera se orienta al consumo humano directo, una parte, desperdicios de la pesca y algunas especies de menor tamaño y valor comercial, se destina a la elaboración de derivados, como harina y aceite de pescado.
“A su vez, la orientación hacia el mercado exportador hace que la industria deba satisfacer requerimientos de calidad y seguridad de la producción, estándares técnicos, etiquetado y certificaciones sobre sostenibilidad biológica”, detalla el documento.
Los exportadores de pesca blanca, en general, y los atuneros, en particular, esperan que el acuerdo con la UE, que entró en vigencia el pasado 1 de enero, sea un empuje para incrementar sus ventas al bloque de 28 países.
Para Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, el acuerdo comercial resulta clave porque los atuneros ecuatorianos esperan recuperar el espacio que perdieron en los últimos años debido al ingreso de otros proveedores que no estaban pagando aranceles. Europa sigue siendo el destino de alrededor del 60% del atún que el país exporta. Según Leone, las exportaciones al bloque europeo superaron los USD 506 millones entre el 2015 y el 2016.
Franklin Ormaza, investigador de la Espol y colaborador del estudio presentado por la Espae sobre la industria pesquera, menciona que las especies más capturadas en aguas ecuatorianas son: atún, con un promedio anual de 180 000 toneladas métricas; pez dorado, entre 1 200 y 5 000 toneladas; y pez espada, entre 4 000 y 7 000 toneladas métricas. La flota pesquera también captura peces pelágicos, que viven cerca de la superficie; estos suman 400 000 toneladas.
Según Ormaza, Ecuador mantiene el puesto 25 entre los mayores países pesqueros del mundo, el décimo como productor de harina de pescado y domina en capturas de atún del Pacífico este u oriental. “También procesa casi el 10% de toda la producción de atún, que es de 5 millones de toneladas al año”, indica el investigador de la Espol.
En agosto pasado, en la antesala de la firma de acuerdo comercial con la UE, el bloque ya exoneró del arancel del 24% con el que se gravaba al atún procesado y exportado desde Ecuador, pero capturado por flotas de otros ocho países, incluidos Colombia, Perú y Panamá. La imposición del arancel al túnido de terceros países era considerado por los industriales atuneros del país como un obstáculo comercial. Según el sector, el atún procedente de las capturas de otros países, pero procesado en las plantas del país, representa alrededor del 30% de las exportaciones totales de Ecuador.
La flota atunera ecuatoriana captura el 48% de toda la pesca en la zona del Pacífico oriental, según reportes de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (Ciat). En esta región del Pacífico se capturan al año entre 350 000 y 400 0000 toneladas.
Según datos del Banco Central, las exportaciones de pesca y atún se han reducido en cuanto a volumen, en alrededor de 25 000 toneladas desde el 2013.
Cargamentos de atún llegan a diario al puerto marítimo de Manta, en Manabí. El túnido es uno de los principales productos de pesca que exporta Ecuador a diferentes mercados. Foto: Archivo / LIDERES
Bruno Leone, empresario, asumió este mes la Presidencia de la Cámara Nacional de Pesquería. Con la caída de los precios del atún, que golpean al sector este año, el gremio se prepara para una reducción de capturas, por los efectos que traería el fenómeno de El Niño.
Se advierte de la llegada del Fenómeno de El Niño, luego de 18 años. ¿Qué efectos tendría en el sector pesquero? ¿Están preparados para enfrentar sus efectos?
En el Ecuador ya estamos atravesando un fenómeno de El Niño, aunque todavía no podemos saber su intensidad. El Gobierno ha hecho mucha obra de infraestructura y ha trabajado en zonas de inundación; definitivamente estamos mejor preparados en infraestructura que en otros años. Pero, puntualmente en el sector pesquero, en Ecuador el 80% de la pesca es de atún, una especie altamente migratoria cuyo nado es asociado con temperaturas y corrientes muy específicas. Entonces, cuando hay cambios como los que provoca el fenómeno de El Niño, este animal que es migratorio se va hacia otras latitudes, se redistribuye y cuando eso ocurre la pesca es malísima.
¿Ya se evidencia algún efecto en la pesca por El Niño?
Venimos sintiendo las bajas en capturas hace dos meses, es una reducción de un 60%. Este fenómeno es natural (El Niño); entendemos que los procesos se dan y tenemos que estar preparados cada cierto tiempo para estos ciclos. Lo que viene después de El Niño es una pesca abundante, porque el animal que no ha sido pescado se reproduce y se engorda. Con mucha oferta los precios pueden caer. Luego del fenómeno de 1997, hubo tanta pesca, que capturar una tonelada de atún era perder dinero, los precios cayeron de 800 dólares por tonelada a 380.
Los precios del atún han bajado. ¿Esta posible sobrepesca tendría más incidencia?
El año pasado en el Pacífico Occidental se produjo sobrepesca y hubo una caída de precios de unos 2 000 dólares por tonelada, a 850. La flota ecuatoriana estuvo operando por debajo de los costos de operación por meses, recientemente subieron y estamos en 1 500 dólares. Si no somos capaces de articular medidas de conservación pesquera para cuidar el recurso podemos causar de nuevo una sobrepesca. Esta es una actividad sustentable, renovable en cuanto y en tanto cuidemos los ciclos reproductivos, y en eso estamos. Este año se va a sentir una caída en las exportaciones producto de eso, por los precios.
¿Cuánto estiman que representaría esa caída en las exportaciones?
Calculamos que al final del año caerían un 28 o 30% las exportaciones. Del 2010 al 2011 tuvimos un crecimiento de 40%, pero el año pasado tuvimos un decrecimiento de 9% y en lo que va del 2015 tenemos un decrecimiento del 20%. Por la caída de los precios del petróleo se agrava la situación de la balanza comercial y todos los commodities están con problemas de baja de precios, hay una relación proporcional del precio del petróleo con el de los commodities: si el precio del petróleo sigue así, los de nuestros productos seguirán así. El Gobierno debe ver cómo apuntala estos sectores con incentivos, ver cómo disminuye el costo país de manera que las exportaciones no se vean más afectadas.
¿Cree que el Gobierno ha sabido leer de una manera apropiada la situación que atraviesan sectores como el pesquero?
El Gobierno ha tenido un modelo de desarrollo de mover la economía por la vía de una fuerte inversión pública. El promedio de gasto en inversión pública es del 4% del PIB en América Latina y el Ecuador maneja el 11 y 12%, eso ha representado dinero para la economía, para los contratistas, para los trabajadores, pero esa gasolina del motor se acabó y el Gobierno debe pensar en cambiar su modelo, para reemplazarlo por una fuerte inversión privada.
¿Considera que el Proyecto de Ley para las alianzas público -privada es una buena señal de un cambio de modelo?
Hay tres formas de traer dólares: por exportaciones, por endeudamiento y por inversiones. Se está haciendo este esfuerzo por el lado de la inversión, pero si eso no viene acompañado de un marco de confianza y certidumbre en el tiempo, entonces los resultados no serían los mejores. El Gobierno debe dar certidumbre, no dar un discurso hostil hacia la inversión y el empresario, eso está mal.
En cuanto a exportaciones, el sector del atún ha recibido incentivos como el ‘drawback simplificado’ que entró en vigencia en junio. ¿Esto les ha dejado resultados positivos?
Sí, con esos incentivos nos ha ido bien. Desde que perdimos la Atpdea (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas), el Gobierno ha venido compensándonos con el abono tributario y ahora el ‘drawback’ también ha venido funcionando de manera positiva.
Los competidores asiáticos también han sacado ventaja. ¿Qué nos hace tan débiles?
Ellos tienen una política salarial diferente a la nuestra, el salario por hora de allá es menor que el nuestro. No nos oponemos al sueldo del trabajador ecuatoriano, pero este debe estar asociado con la productividad.
¿Qué le queda por hacer al sector privado para mantenerse a flote en un año difícil?
Estamos en una permanente búsqueda de mercado, en reingeniería interna para optimizar procesos de producción. Comprar un barco nuevo no es tan fácil, cuando salimos a pescar competimos con barcos muy modernos; entonces, nos toca buscar líneas de crédito para repotenciar las unidades productivas. Eso se puede hacer, pero en un ambiente de serenidad y confianza a largo plazo.
¿Qué mercados son los más importantes y cuáles mercados se podrían alcanzar?
El mercado norteamericano es importantísimo, tenemos dólar contra dólar y el mercado europeo que es el 58% de nuestras exportaciones, por eso necesitamos que se concrete el tratado comercial con la Unión Europea. En América del Sur, Venezuela era un gran consumidor de atún, pero como está en problemas las exportaciones han caído dramáticamente.
El Gobierno ha dejado claro que no es prioridad un acuerdo con EE.UU., más bien busca a Corea y Vietman. ¿Cómo califica esta política de comercio exterior?
Siempre es positivo tener acuerdos comerciales. Chile tiene 56 tratados y un mercado de 6 000 millones de personas. En el caso de Corea, la pesca no nos aporta a nosotros, porque ellos son pesqueros. ¿Por qué no hacerlo con nuestro principal socio comercial que es EE.UU.? Ahí creo que la política de comercio exterior todavía tiene mala nota en la libreta.
¿Cómo pinta el 2016 para el sector pesquero?
Hay muchos desafíos, es la fecha tope para que se concluya con el tratado con la Unión Europea. Ellos nos han extendido los beneficios del SGP hasta diciembre del 2016, por eso es clave que termine el proceso del acuerdo ese año. Si comienza a pasar el 2016 y el tema no camina, a los compradores les causaría incertidumbre y buscarán otros proveedores, además de los efectos por el fenómeno de El Niño que ya mencioné.
Experiencia gremial
En las cámaras. Desde septiembre, el empresario asumió la Presidencia de la Cámara Nacional de Pesquería; en el 2011 ocupó la Vicepresidencia de ese gremio y en el 2010 fue vicepresidente del Comité Empresarial Ecuatoriano. También es primer director de la Cámara de Industrias de Guayaquil.
En el sector privado. Es ingeniero industrial de la Universidad Estatal, tiene estudios de Dirección Empresarial en el IDE Business School, preside la firma Servigrup, del sector pesquero.
En el sector público. En 1987 fue gerente regional del Banco Central del Ecuador. También ocupó la Gerencia de la AGD.