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  • La autenticidad es el sello de este licor de cacao

    Patricia González (i)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Fue en Rancho San Jacinto donde Fernando Crespo comenzó a aplicar sus conocimientos en siembra y propagación del cacao.

    Esta hacienda ganadera, cacaotera y de palma africana, ubicada en el kilómetro 98 de la carretera Guayaquil-Machala, fue un negocio familiar, desde que su padre comenzó a administrarla.

    Fernando es técnico agrónomo con especialización en propagación de cacao, estudios que realizó en Honduras y Costa Rica. También cursó inglés en EE.UU.

    Tras retornar al país, en 1986, comenzó a poner en práctica lo aprendido en Rancho San Jacinto. Con una producción de 350 toneladas de cacao, la familia Crespo exportaba el grano.
    Con el tiempo, Fernando incursionó en la elaboración de chocolate. Además, se fue actualizando para la elaboración de otros productos, con cursos en el exterior.

    En Brasil conoció que la pulpa de cacao podía ser utilizada para hacer jugo. Este y otros productos se vendían en un parador turístico a la entrada de la hacienda.

    Con el jugo de cacao, Fernando comenzó a dar valor agregado a la mazorca. La idea evolucionó.

    Tras cuatro años de investigación, arrancó con la elaboración de un licor hecho a base de la pulpa de cacao, en la finca El Colibrí, de su propiedad, aledaña al rancho familiar, en la que desarrolló su propia planta productiva.

    El licor que prepara Crespo tiene la particularidad de que es el primer destilado de cacao en el mundo; de hecho no existe una categoría para este licor. Su creador lo describe como un “aguardiente de buena calidad, con la sutileza de un ron, de amplia versatilidad”.

    La segunda particularidad del producto, que lleva el nombre de Solbeso, es su lanzamiento: fue primero en Nueva York (EE.UU.), en 2013, antes que en Ecuador.

    Se logró gracias a la asociación de Crespo con un fondo de inversión americano. Así nació la empresa New World Spirits Intl, con la que se comercializa la marca en licorerías y restaurantes de Nueva York , Florida y Los Ángeles.

    En 2015, Solbeso entró al mercado ecuatoriano mediante la empresa NWS Solbeso New World Spirits, propiedad de Fernando. Dice que el lanzarlo primero en EE.UU. fue un impulso a la hora de traerlo a Ecuador.

    La finca El Colibrí no es el único proveedor de Solbeso. También, otros 1 800 productores de cacao.

    Uno de estos agricultores es Juan Carlos Rivera, propietario de la hacienda Rancho El Jardín, en la provincia de Guayas, donde cosecha 45 hectáreas de cacao.

    Desde hace cuatro años, Rivera le vende semanalmente 2 000 litros de jugo de cacao a Fernando por USD 80. “Para mí ha sido muy beneficioso. Antes ese jugo se perdía”, comentó.
    Por su parte, en la planta de Solbeso se producen entre 20 000 y 30 000 litros al año, de los cuales cerca del 90% es para exportar.

    Ganar mercado en el Ecuador ha sido un trabajo arduo, de puerta a puerta, por ser un producto desconocido. Sin embargo, Crespo está contento con las ventas, que en 2017 fueron de 2 800 botellas.

    El producto se vende en las cadenas Supermaxi y Megamaxi, en República del Cacao, Licorería La Guarda y en restaurantes, bares, hoteles y hosterías, principalmente de la Costa.

    El bar Rayuela, ubicado en el sector Las Peñas, de Guayaquil, es uno de sus clientes desde hace dos años y medio. “Es un producto diferenciador y muy versátil”, dice Alejandro Bolaños, propietario del local. En Rayuela lo utilizan para elaborar caipiriñas y mojitos.

    En La Pizarra, un restaurante-bar localizado en el centro comercial Plaza Lagos de Samborondón, han creado cocteles con Solbeso, como Guayaquil caliente, que lleva jalea de ají, maracuyá y ese licor. “Es muy aromático, totalmente diferente a lo que había en el mercado”, manifiesta Juan Morán, propietario.

    Para este año, Fernando prevé lanzar 1 500 botellas de Solbeso añejado. Además, participará en ferias de gastronomía en Europa, con el apoyo de Pro Ecuador.

    “Lo estuve catando y es muy bueno”

    Carlos Veliz Cevallos. 
    Ingeniero industrial.

    He trabajado durante 34 años en el área de producción de alcohol etílico. Fernando me presentó la idea del licor de pulpa de cacao. Me pareció muy buen proyecto y le presté mi asesoría. Yo tenía un alambique de mi fabricación y con eso hicimos las primeras pruebas y luego se fue corrigiendo. El destilado que sale del alambique de Fernando es muy bueno.

    También le asesoré en el tratamiento del jugo de la baba de cacao, conservación y fermentación. De la baba del cacao previamente se hace un tratamiento de calentamiento para que salgan todos los azucares, se licúa y se tamiza. Ese jugo tamizado se pone en tanques de fermentación para obtener el alcohol o espíritu de cacao. Al obtener esto, se calienta en el alambique por dos o tres horas para la obtención del licor de cacao Lo importante es que la materia prima sea 100% baba de cacao, que es lo que hace Fernando. Es el primer alcohol que se hace a partir de esa materia prima. Yo estuve hace dos o tres meses catándolo y me pareció muy bueno. Fácilmente puede competir con licores como el pisco de Perú o el tequila mexicano.

    Este año, Fernando Crespo, fundador de Solbeso, prevé lanzar 1 500 botellas de licor añejado, que se asemeja a un brandi. Se está añejando desde 2011 y el año pasado liberó tres botellas. Foto. Enrique Pesantes / LÍDERES
    Este año, Fernando Crespo, fundador de Solbeso, prevé lanzar 1 500 botellas de licor añejado, que se asemeja a un brandi. Se está añejando desde 2011 y el año pasado liberó tres botellas. Foto. Enrique Pesantes / LÍDERES
  • El liderazgo de la mujer goza de autenticidad

    Arturo Castillo, Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    El concurso de la mujer en el ámbito laboral y productivo va en aumento, aunque dista mucho, estadísticamente hablando, de la equidad. Se habla de 26% de mujeres que ocupan cargos ejecutivos de importancia. Su gestión, hay que decirlo, es sencillamente exitosa.

    Pese a ello, el recelo masculino persiste, a veces por causa de la incredulidad y el prejuicio, otras, debido a un celo territorial, al afán de control. En este contexto, surge la pregunta de si es posible hablar de aspectos característicamente femeninos en la forma de trabajar.

    Habría que preguntarse, consecuentemente, si el éxito laboral femenino se debe a que ellas hacen las cosas de manera distinta; es decir, distinta a como las hacen los hombres. Si fuera ese el caso, ¿en qué radica esa diferencia? O por el contrario, ¿está el estilo femenino influenciado por lo masculino?

    Si se consideran aspectos sociológicos, psicológicos, anímicos, fisiológicos, que jamás pueden abordarse separadamente, a riesgo de fraccionar a la persona, quizás sea pertinente hablar de una forma femenina de trabajar. Claro, es previsible que este razonamiento se tope con el reclamo feminista, alegando que no existen sino seres humanos, que el trabajo es uno solo. No obstante, no deja de ser tentador pensar en las diferencias, como expresiones de lo diverso, de lo dual.

    Por ejemplo, a la mujer se le atribuye un sexto sentido que, puesto al servicio de lo laboral, le permitiría aprovechar oportunidades, ‘ver’ el futuro. La toma de decisiones masculina se caracteriza por el cálculo racional, mientras que las mujeres tendrían una percepción gestáltica, circular, de la realidad. ¿Quién mejor para el ‘multitasking’ que las mujeres? Se baten con el hogar, la oficina, las tareas conyugales. En ello está intrínseca la habilidad para organizar, para manejar los tiempos, para canalizar la energía.

    Naturalmente, no se trata de la imagen estereotipada de la supermujer, con expresión de cansancio crónico, con una mueca de insatisfacción, que se esconde detrás de la hiperactividad, sino de un ser humano integrado, que se brinda al mundo sin empobrecerse, sin sacrificarse a sí mismo. Las mujeres tienen una visión más generosa y limpia de la vida, y obran desde el corazón, que es, sin duda, el único atributo que podría salvar a la sociedad de nuestros días. Sí, ellas trabajan de manera distinta, además con el sentido de novedad, de asombro, producto de su reciente descubrimiento de una realidad allende los límites del hogar, que les permite ser dueñas de su destino, sanamente productivas.

    Email: arturo.castillo@catarsis.ec