Etiqueta: Azúcar

  • Una opción gastronómica libre de azúcar y gluten

    Patricia González

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    ‘Lomágico de la cocina es que todo es una alquimia”, dice Daniela Moreano, la maestra pastelera de D2015 Maracuyá Sugar Free, una pastelería para la que ha desarrollado unas 25 variedades de dulces, libres de azúcar y gluten.

    El local, localizado al norte de Quito, es el emprendimiento de Daniela y su pareja David Romero. Ella, publicista, y él, comunicador social, ejercieron anteriormente en el campo televisivo, donde se conocieron. Además tenían en común la pasión por la gastronomía, que incluso llevó a Daniela a especializarse en pastelería.

    Las ganas de independizarse con un negocio propio, el gusto por la cocina y ofrecer una alternativa en pastelería para los diabéticos –una condición presente en la familia materna de David– fueron los motivos que les impulsaron a llevar adelante el negocio.

    Maracuyá Sugar Free abrió sus puertas en junio del 2016, pero llevó al menos un año previo de investigación con endocrinólogos y nutricionistas, quienes les asesoraron en encontrar sustitutos para el azúcar y la harina de trigo.

    Meses antes de inaugurar el establecimiento, estos emprendedores ofrecían sus pasteles en una tienda virtual, modalidad que aún mantienen.

    Un valor para Daniela es la empatía con el cliente, es por ello que desde que comenzaron con el emprendimiento dejó de consumir trigo, una decisión que benefició también su salud, porque padece problemas de intestino.

    “La comida sana no tiene porque ser fea”, comenta David y este es uno de los mitos que busca derrumbar la pastelería, con su variedad de dulces, que no pierden el buen sabor, a pesar de no contener ni un gramo de azúcar.

    La oferta del local es ‘multitarget’, es por eso que una parte de sus productos sí contiene lácteos, pero ninguno azúcar y gluten.

    Como edulcorante utilizan la sucralosa. Para sustituir la harina de trigo recurren a la fibra de yuca, y en vez de leche de vaca utilizan leche de coco; materias primas que son preparadas en el local.

    El proveedor de la sucralosa es la empresa Frosher, que les abastece de entre ocho a 10 frascos por mes del endulzante líquido, desde hace más de un año. Diana López, jefa de producción de la firma, explica que la sucralosa no es reconocida por el cuerpo como azúcar, por lo que es recomendada para personas diabéticas, al no generarles incremento de glucosa en la sangre. La pastelería trabaja con cerca de 15 proveedores.

    Entre las variedades de dulce de la cafetería están las tortas de manzana y nuez, tres leche de maracuyá, mojada de chocolate, maqueño con chocolate, cheesecake de maracuyá y mousse sin lácteos. Los precios por porción van desde USD 2,75 hasta 4,25.

    También cuentan con una línea de sal en la que ofrecen panes libres de gluten (de yuca, vegano de maíz, entre otros sabores), lasagna de verde, y tamal de papa.

    En bebidas ofrecen limonadas de coco y frutilla, té, café lojano de altura, chocolate…
    Esteban Mateus tiene una hija de 26 años, quien desde hace dos es celíaca (el consumo de gluten le genera problemas en el intestino). Tras una búsqueda en la ciudad de locales que ofrecieran productos para celíacos dieron con Maracuyá Sugar Free, a través de la recomendación de un cliente en la red social Facebook.

    “Fuimos la primera vez y hasta a mí que no soy celíaco me encantó. Pedí un tiramisú”, comenta Esteban, quien ahora visita el local junto a su hija una vez por semana.
    Su postre favorito es el mousse de maracuyá y en salado le gusta la lasagna de verde. Mientras que a su hija le encanta la torta mojada de chocolate.

    Sandy Balarezo conoció el local cuando funcionaban solo como tienda virtual. Obsequió un volcán de chocolate a una persona diabética. A partir de entonces Sandy asiste con frecuencia porque es celíaca. “Lo que preparan es delicioso y completamente saludable. Me encanta la torta mojada de chocolate y la de nuez”. Para esta cliente otro valor del local es que el servicio es “personalizado”.

    David resalta que el capital más importante del emprendimiento es su credibilidad. La empresa está facturando alrededor de USD 7000 al mes y el plan es franquiciar; las opciones que están en conversación estarían ubicadas en Guayaquil y Manabí.

    La pastelería, ubicada en el norte de Quito, atiende de martes a sábado de 12:00 a 20:00 y los domingos hasta las 19:00, desde hace dos años. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
    La pastelería, ubicada en el norte de Quito, atiende de martes a sábado de 12:00 a 20:00 y los domingos hasta las 19:00, desde hace dos años. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
  • La empresa que crece con un sustituto del azúcar

    Patricia González

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    Preocupado por su salud, tras haber aumentado unas 25 libras por encima de su peso normal, Sebastián Maldonado comenzó a buscar opciones en el mercado para adelgazar.

    Gracias a un viaje que realizó a EE.UU. conoció una variedad de productos sin azúcar: galletas, mermeladas, chocolates, entre otros. Fue así como conoció de los edulcorantes, endulzantes no calóricos que funcionan como sustitutos de la azúcar.

    Maldonado se interesó por el tema y comenzó a investigar sobre los distintos tipos de edulcorantes. “La sucralosa me encantó porque no cambiaba el sabor de los productos”.
    Hace 10 años, se comercializaban pocos productos a base de sucralosa en el Ecuador, además todos venían en polvo. Maldonado encontró allí una oportunidad de mercado y desarrolló un endulzante líquido, a base de sucralosa.

    Así nació en 2007 Dulce Gota, un emprendimiento en la línea de edulcorantes que Maldonado conformó con sus dos hijos.

    Para crear el producto que estaban buscando se asesoraron con un ingeniero en alimentos y experimentaron en cuanto al sabor, el grado de dulzura y la vida útil del producto. Una vez que estuvo listo, la Escuela Politécnica Nacional realizó una valoración del poder endulzante del producto al que denominaron igualmente Dulce Gota.

    Dos gotas del endulzante equivalen a una cucharadita de azúcar, pero a diferencia de que este no contiene calorías. Maldonado asegura que el producto puede ser usado en bebidas y alimentos.

    Este edulcorante ha generado debate a escala internacional, pero Maldonado asegura que lo importante es no exceder las dosis que se recomiendan.

    La sucralosa es importada desde China por un proveedor local, Ecuessence. “La compramos a una empresa productora de sucralosa, con lo que garantizamos el 99,9% de pureza”, aclara Ricardo Hoyos, a cargo de la línea de sabores de Ecuessence.

    A la semana, Dulce Gota produce unas 1 500 unidades del producto, que se comercializa en presentaciones de 10 y 40 mililitros, en cadenas de supermercados y farmacias a nivel nacional. La versión más pequeña cuesta USD 2,90 y la segunda a 8,99.

    El producto se halla en la cadenas de supermercados. Corporación Favorita comercializa el producto en sus locales de Megamaxi y Supermaxi desde 2009. La cadena explica que decidió colocar el producto en sus anaqueles porque lo consideraron una alternativa diferente a los edulcorantes en polvo, lo cual podía ser del agrado de los clientes.

    “Si vemos que un producto tiene potencial lo colocamos en nuestras perchas. El éxito dependerá de la aceptación del público y de las estrategias que aplique el productor para promocionarse”, señala Corporación Favorita.

    Maldonado explica que conforme fueron creciendo buscaron opciones para aumentar la producción. Hace dos años invirtieron USD 15 000 en dos máquinas dosificadoras, balanzas electrónicas de mejor precisión y lámparas UV para purificación.

    En 2016, Dulce Gota facturó USD 250 000 y hasta junio de este año alcanzó USD 160 000 en ventas. Además de realizar campañas en redes sociales, la empresa promociona el producto en ferias.

    Como un emprendimiento adicional, la familia Maldonado lanzó el año pasado al mercado una línea de licores sin azúcar, bajo la marca Prioste, que hoy se vende en supermercados y en los Duty Free de los aeropuertos de Quito y Guayaquil y en la tienda de artesanía Galería Ecuador.

    La producción mensual de Dulce Gota es de 1 500 unidades del endulzante. El producto se comercializa en presentaciones de 10 y 40 mililitros, a un precio de USD 2,90 y 8,99. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    La producción mensual de Dulce Gota es de 1 500 unidades del endulzante. El producto se comercializa en presentaciones de 10 y 40 mililitros, a un precio de USD 2,90 y 8,99. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • El azúcar amarga la relación entre México y Estados Unidos

    Agencia AFP

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    El hollín del corte de la caña de azúcar es el oro de Atencingo, una localidad en el centro de México cuya población se dedica a esta industria. Pero la disputa comercial de México con EE.UU. amenaza con amargar este sector.

    “Nos pagan a 36 pesos la tonelada (unos USD 1,8). Si cortas ganas, si no cortas no ganas nada”, cuenta Enrique González, un campesino de 31 años recubierto de ceniza y machete en mano, en medio de un frondoso campo de tallos verdes y amarillos forrados de hojas.

    El proceso para lograr azúcar comienza con la quema de las cañas, luego se tajan o cortan con machetes y posteriormente se manda las cañas a las fábricas, donde son molidas para obtener un jarabe que terminará siendo cristalizado y procesado.

    Los jornaleros ganan entre 600 y 700 pesos al día (entre 31 y 37 dólares), un salario que la mayoría necesita para mantener a sus familias, aunque su sustento está ahora en peligro.

    Parte del endulzante puede quedarse varado en la frontera con EE.UU. por un conflicto sobre el precio, en la antesala de la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan); un pacto vigente desde 1994 y que el presidente estadounidense Donald Trump considera nocivo para su país.

    México tiene hasta el 5 de junio para llegar a un acuerdo con Washington que siga permitiendo la entrada sin aranceles del azúcar, del que exportó 1,1 millones de toneladas en 2016, de acuerdo con cifras oficiales.

    De lo contrario, EE.UU. planea aplicar un impuesto de hasta el 80%, según la industria, lo que sentaría un mal precedente para la revisión del Tlcan que posiblemente comenzaría en agosto.
    “Obligaría al Gobierno mexicano a endurecer posiciones a la hora de una renegociación, tanto políticamente como en términos económicos”, advierte Alejandro Luna, abogado especializado en comercio de la firma Santamarina & Steta.

    Un problema agridulce

    El azúcar de caña de México entraba a Estados Unidos sin restricciones arancelarias ni de cupo desde 2008, como parte del proceso de apertura del Tlcan. Al mismo tiempo, el mercado local se abrió a la fructosa estadounidense, utilizada principalmente por la industria de los refrescos.

    Los gobiernos de los dos países llegaron a un acuerdo en 2014 que limita el azúcar que puede enviar México.

    La industria estadounidense acusa a México de incurrir en dumping al exportar su azúcar mas barato de lo que lo venden en su propio mercado. Pero Washington y México reiniciaron las negociaciones el año pasado debido a las nuevas quejas de los empresarios estadounidenses.
    “Si nos ponen aranceles, nos sacan del mercado”, aseguró hace unos días Juan Cortina, presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera (Cniaa). La Secretaría de Economía de México dijo a principios de mayo que las empresas que han presentado el reclamo buscan en parte “eliminar la competencia de azúcar refinada de México en el mercado estadounidense”.

    Presión de la industria

    Los productores son conscientes de la importancia del azúcar en las comunidades que la elaboran; como Atencingo, situada en el estado de Puebla (ubicado a 175 km al suroeste de Ciudad de México) y donde viven casi 11 000 personas.

    Desde hace varias generaciones, su población se dedica entre noviembre y mayo al corte de caña y a la producción del azúcar. El resto del año, muchos se dedican a la construcción o se marchan a Sonora (norte) para dedicarse a la cosecha de la uva.

    “Decir caña en esta parte del estado es sinónimo de trabajo (y) de muchos años de tradición”, relata Gabriel Conrado, de 57 años, quien representa al sindicato de campesinos en la región. “Esperemos que no pase nada, que (la negociación) llegue a un buen término”, agrega.

    Sin embargo, la organización Cniaa busca generar mayor presión a la negociación del convenio abriendo una investigación antidumping en México contra la fructosa estadounidense. “El consumo de fructosa en nuestro país es de alrededor de 1,6 millones de toneladas. Es por eso que para nosotros es importante hacer valer este derecho de investigación antidumping contra la fructosa”, subraya Cortina.

    Mientras México y EE.UU. tratan de salvar un acuerdo para evitar amargar más su relación, González confía en participar en la próxima temporada de corte. “Ahora a esperar a que empiece otra vez, si te quieren dar trabajo en las parcelas”, dice mientras amontona la caña recién cortada envuelto por un aire dulce.

    Un tractor coloca la caña cortada en un camión, en Atencingo, en el estado de Puebla. Fotos: Pedro Pardo / AFP
    Un tractor coloca la caña cortada en un camión, en Atencingo, en el estado de Puebla. Fotos: Pedro Pardo / AFP
  • La industria azucarera proyecta un año con bajos indicadores

    Redacciones Quito y Guayaquil (i)  redaccion@revistalideres.ec

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    La producción de azúcar en el país ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos cinco años. Solo en el 2015 se produjeron 538 579 toneladas métricas, que se procesaron en 10,8 millones de sacos de 50 kilogramos.

    Sin embargo, este sector también enfrenta dos retos: el primero es mantener un equilibrio competitivo del precio de azúcar frente al valor internacional, y el segundo, el alza del impuesto de consumos especiales (ICE) que tendrán las bebidas azucaradas.

    En la denominada Ley Orgánica de Equilibrio de las Finanzas Públicas, aprobada la semana pasada por la Asamblea, se establece que se pagará de ICE, USD 0,18 por cada 100 gramos de azúcar por litro de bebidas azucaradas. Se exceptuó de este tributo a las bebidas energizantes, lácteas, agua mineral y los jugos que tengan más del 50% de contenido natural.

    Miguel Pérez, presidente de la Federación Nacional de Azucareros de Ecuador (Fenazúcar), sostiene que este tributo podría influir en una baja del consumo de bebidas azucaradas, lo que repercute en el sector, porque se venderían menos sacos de azúcar.

    En el cálculo inicial que hizo Fenazúcar con base en el primer documento de este proyecto gubernamental se tenía una tendencia de un 25% menos en el consumo y una afectación estimada por año de 540 000 sacos. Además de generar pérdidas de empleos.

    El sector azucarero del Ecuador a escala nacional emplea directamente a unas 20 000 personas, y también genera 100 000 plazas de trabajo indirecto, según el gremio.

    Esta industria desde 1999 (después del Fenómeno del Niño) ha presentado un crecimiento sostenido en producción. Para ese año se registró una producción de 9 millones de sacos de 50 kilogramos y hasta el año pasado esa cifra llega a los 10,7 millones de sacos.

    Esto permitió que Ecuador sea autosuficiente en la producción local. Los saldos en cambio son exportados hacia mercados como el estadounidense. A corte del año pasado se vendieron 951 660 sacos de azúcar de 50 kilogramos.

    De acuerdo con datos de Fenazúcar, esta producción en el país se centraliza en un 60% en ingenios y el resto a cañicultores.

    Otro factor que preocupa al sector son los precios internacionales. En Ecuador no existe un precio único de azúcar, porque cada ingenio vende a sus comerciantes o industriales. El precio promedio va por los USD 35 el saco de 50 kilogramos. Y un kilogramo de azúcar que se vende en los supermercados está en un promedio de USD 0,90 ; mientras que el azúcar que se vende al sector industrial está más o menos en 70 centavos de dólar el kilo, explica Pérez.
    Alfredo Maldonado, presidente del directorio del Ingenio Azucarero del Norte (ubicado en Imbabura y Carchi), explica que en los últimos tres años, esta fábrica muele 30 000 toneladas de caña de azúcar. “Pero desde el 2011, los precios internacionales están a la baja, y hay mayor demanda”.

    Por lo que este año, dice, tendrán que plantear estrategias de acuerdo con el mercado. En el 2015 este ingenio -que tiene un 4% del mercado nacional– vendió unos USD 20 millones, cifra similar a la del 2014; sin embargo, Maldonado considera que este año habrá pérdidas “estamos preocupados en el flujo de la demanda. Hemos visto que se redujo el consumo del azúcar en un 20%”.

    Esto, no solo por la coyuntura económica afectada por la caída de los precios del petróleo, sino por la Ley Orgánica de Equilibrio de las Finanzas Públicas que incluye a las bebidas azucaradas.

    En cambio, Augusto Ayala, gerente del Ingenio San Carlos, ubicado en Guayaquil, informa que el año pasado produjeron 166 995 toneladas de azúcar, lo que significó una menor producción en comparación al 2014 debido a la baja concentración de sacarosa. Sus ventas totales también cayeron en un 7,82% debido al ingreso formal e informal de azúcar colombiana: “la diferencia cambiaria con el país del norte afectó seriamente al mercado nacional, además de la crisis que viven los hogares” dice.

    Para este año existen varios retos por enfrentar, explica Ayala. Algunos serían el encarecimiento de las bebidas azucaradas a raíz del nuevo impuesto que se aprobó la semana pasada. El empresario comenta que el control no debe provenir de impuestos adicionales, sino de una adecuada educación para el consumo de azúcar de manera equilibrada.

    El año pasado se produjeron 538 579 toneladas métricas de azúcar. Todo este volumen se procesó en 10,8 millones de sacos de 50 kilogramos. Las perspectivas para este año bajan. Cortesía : Ingenio San Carlos
    El año pasado se produjeron 538 579 toneladas métricas de azúcar. Todo este volumen se procesó en 10,8 millones de sacos de 50 kilogramos. Las perspectivas para este año bajan. Cortesía : Ingenio San Carlos
  • El productor de estevia busca nuevos mercados

    Redacción Guayaquil

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    Se la denominó inicialmente en idioma guaraní como ‘caá-je-é’, que significa “hierba dulce”.
    Ahora se la conoce como estevia, una planta de origen paraguayo que puede medir entre 40 y 80 cm. Además, actualmente gana más fuerza como competidor del azúcar en el mercado de los endulzantes a escala mundial, sobre todo en Japón y Corea del Sur.

    El sabor dulce de la planta se debe a un glucósido llamado esteviosido. Mientras un kg de azúcar endulza 25 litros de agua, un kg de estevia puede endulzar hasta 300, asegura José Córdova, que tiene un invernadero de estevia orgánica en la provincia de Santa Elena

    “Es una planta con muchas bondades, aunque aún no sea muy conocida en el país. Ayuda a combatir las caries, diabetes, hipertensión y obesidad”, indica Córdova, que dirige la firma Stevia Ecuador.

    En el país, los primeros cultivos datan del 2007 y se calcula que existen aproximadamente 200 hectáreas cultivadas, sobre todo en Santa Elena, Imbabura, Loja, entre otras provincias. Aunque se trata de un cultivo poco desarrollado, el proyecto del Gobierno ecuatoriano de sustituir la gasolina extra por el biocombustible ecopaís, alimenta las expectativas de los productores de estevia.

    El incremento de la demanda de caña de azúcar para producir bioetanol podría dar más espacio a nuevos edulcorantes en el mercado, indica Marcos Vaca, que siembra estevia hace cinco años en Santa Elena. El precio nacional es de USD 5 el kilogramo de la hoja, que se comercializa principalmente en centros naturistas, mientras que en el mercado internacional, por una tonelada se paga alrededor de USD 3 500.

    Según un vocero del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ProEcuador), PureCircle (Malasia-Londres), una de las principales productoras de estevia, está interesada en invertir en el Ecuador en una planta procesadora del vegetal, lo que incentivaría a que la producción y las exportaciones crezcan.

    En el 2013, se exportaron 16 toneladas de la planta, principalmente a España y Polonia

    “Los países priorizados en los que queremos promocionar nuestra oferta exportable son: China y Chile, adonde actualmente se puede exportar, y trabajar conjuntamente con Agrocalidad en la apertura de nuevos mercados como Alemania, Japón y Estados Unidos, en los cuales aún no se han realizado exportaciones”, comenta el vocero de ProEcuador.

    Marcos Vaca precisamente espera exportar durante este año a este último país. Una empresa productora de yogur en Miami lo contactó para que provea unas 4 toneladas de hoja cada mes.

    Este productor cuenta que comenzó a cultivarla en el Chota y luego en Santo Domingo, pero finalmente se estableció en Santa Elena, en donde produce cada mes unas dos toneladas. “La mayor parte de cultivos de estevia están aquí, porque presenta las mejores condiciones climáticas y de luminosidad”, asevera.

    Córdova, que también cultiva en Santa Elena, en cambio, proyecta comenzar a producir estevia con valor agregado. En junio, dice que comercializará fundas de té de hierbas con estevia. “Quiero atender este nicho primero, y en el futuro, por qué no, exportar”, dice.

    Los Datos

    Productividad. De una hectárea de estevia se obtienen unos 10 000 kilos de hojas en un año. Se pueden realizar hasta siete cortes en un año. En Ecuador, la variedad más conocida es la Morita 2.

    Exportaciones. La estevia ecuatoriana llega a España, Polonia, Suiza, Francia y Canadá. Por una planta de estas se paga hasta 3,95 euros en Europa. Los mayores exportadores son el Grupo Biofuels del Ecuador y Parefer.

    José Córdova cultiva plantas de estevia orgánica, en su firma Stevia Ecuador. Además, producirá fundas de té. Foto: Mario Faustos / LÍDERES.
    José Córdova cultiva plantas de estevia orgánica, en su firma Stevia Ecuador. Además, producirá fundas de té. Foto: Mario Faustos / LÍDERES.
  • La campaña de San Carlos va por la cuarta renovación

    Flor Layedra / edacción Guayaquil

    Im ágenes de la Catedral de Cuenca, la Columna de los Próceres de Guayaquil, el León Dormido de Galápagos, la Mitad del Mundo y otros sitios turísticos del Ecuador son la presentación de los sachets genéricos de azúcar blanca del ingenio San Carlos. Esta idea es parte de la campaña ‘Hagamos del Ecuador un lugar más dulce’, que la firma promueve desde el 2011.

    Como parte de la cuarta renovación de la imagen de los sachets, a partir del 2000 cuando lanzó su primer diseño, la empresa buscó innovar su producto para ofrecer una presentación novedosa y atractiva para los locales de sus clientes, principalmente de hoteles y restaurantes.

    La firma quería llegar a aquellos clientes que manejan locales pequeños y no podía invertir en funditas personalizadas, explica Andrés Rovello, coordinador del área de Marketing y Ventas del Ingenio San Carlos.

    La idea era darles un producto que se vea bien en su local sin tener que hacer un gasto elevado. “Queríamos algo bonito y llamativo, por lo que comenzamos a trabajar en un diseño que siga con la campaña del 2011”, expresa Rovello. La nueva presentación estuvo a cargo de la agencia de publicidad Puromate, y salió al mercado en julio del año pasado. La inversión de los diseños fue de USD 8 000.

    Con un producto fresco, por medio de colores llamativos y fondos con texturas (de una hoja o de un pétalo, con y sin rocío), la firma busca provocar una sensación de dulzura hacia el país. Por esto en esta campaña se utilizan los colores azul, rojo, naranja y verde.

    Para el especialista en marketing Marcell Barcellos, la firma busca con esta estrategia (insights del consumidor) generar un sentido de pertenencia con el producto. “Hay casos interesantes y exitosos que se han logrado, como: Inca Kola (Perú) y Pilsener (Ecuador), que han vestido sus marcas con la identidad nacional y han logrado posicionarse como ‘la gaseosa de los peruanos’ o ‘la cerveza de los ecuatorianos’”.

    Desde la perspectiva de José Henríquez, ejecutivo de cuentas de la agencia de publicidad Coleto, el tomar riesgos al manipular la imagen de un producto muestra que la empresa es madura, ya que cuando está introduciéndose en un mercado no es posible hacerlo. Además, como su campaña está reflejada en su producto hace que la marca sea recordada, añade el ejecutivo.

    Para Patricia Enríquez, jefa de Compras Nacional del grupo KFC, no solo el gráfico es importante sino los colores que se utilizan. “Al usar colores vivos y llamativos hacen que el consumidor no pase desapercibido de la imagen. Ahora no la desechan, sino que se las llevan”. La firma compra para el restaurante Menestras del Negro 300 pacas de 2 000 funditas, además de las envolturas personalizadas, cada mes, en promedio.

    También, la panadería y pastelería La Selecta compran los sachets genéricos. Al mes, este negocio adquiere ocho pacas de 2 000 envolturas. John Uzho, administrador de la firma, señala que el cliente se siente muy atraído por los empaques y los observa detenidamente.

    A través de un manejo atractivo de colores, mensajes y contenidos se establece una comunicación con el consumidor, indica Barcellos. De esta forma se diferencia de sus competidores y destaca su marca evocando emociones.

    En el 2012, según Rovello, aumentaron en un 25% las ventas frente al 2011. En ese año se vendieron aproximadamente 1,5 millones de funditas.

    Un poco de historia

    • En el 2000.  El ingenio San Carlos sacó al mercado su primer diseño de sachets.
    • En el 2003 y 2006.  Durante este período se aplicaron modificaciones a la imagen del producto.