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  • Los diseños de sus muebles priorizan la seguridad

    Redacción Quito (I)

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    La decoración del cuarto del bebé que viene en camino es uno de los momentos más especiales para los padres que están a la espera de un hijo, quienes buscan un espacio acogedor y seguro para el descanso de su pequeño.

    Lula & Luke, una marca local de muebles infantiles, ofrece una propuesta vanguardista, con especial cuidado en la seguridad en los diferentes elementos que componen la habitación del bebé.

    El negocio tiene su origen en la marca Baby Lula, una mueblería de niños fundada en 2010 por Stephanía Correa, una vez que retornó de Estados Unidos.

    Una de las motivaciones de esta emprendedora era ofrecer seguridad, siguiendo los estándares internacionales que había conocido en ese país, donde vivió antes de abrir la tienda.

    En agosto del 2017, la marca se relanzó como Lula & Luke. Para esta segunda etapa, Stephanía se asoció con Claudia López, quien tiempo atrás había trabajado como directora comercial para Adriana Hoyos Furnishings, en Quito. La segunda etapa de la marca incluyó una propuesta digital, que incluía la tienda virtual. El canal digital se potenció este año producto de la pandemia.

    La inversión en el relanzamiento de la marca fue de USD 10 000. El primer local físico se localizó en el centro de Cumbayá y al año se mudaron al centro comercial La Esquina, ubicado en este valle.

    La categoría principal del almacén son los muebles para bebés y niños: cunas, moisés, cómodas, mecedoras, mesas auxiliares, camas, repisas, área de juegos, etc.

    Además, ofrece ropa de cuna y almohadas de lactancia; colchones para cunas, camas y moisés; elementos de decoración; accesorios de maternidad; adornos y juguetes; coches y asientos de auto para bebés. El 70% del portafolio de la tienda es local. Adicionalmente, tiene la representación de tres marcas internacionales.

    Los colchones son fabricados por Resiflex. Son ortopédicos e hipoalergénicos, indica Eli Arocha, de la firma de colchones, quien detalla que utilizan telas importadas desde Europa.

    También, les fabrican colchones de plaza y media para niños. “Son un ejemplo de clientes, muy organizados y cumplidos”, añade Arocha.

    La seguridad en los muebles de Lula & Luke –fabricados en un taller aliado– se toma en cuenta desde el diseño hasta los acabados. Son elaborados en madera sólida, cubiertos en lacas libres de plomo. En las cunas no hay espacios libres entre el colchón y los bordes, y en las barandas, las separaciones no superan los seis centímetros, explica Correa.

    Claudia López y Andrea Pérez Hoyos, quien diseñó la colección Mia.
    Claudia López y Andrea Pérez Hoyos, quien diseñó la colección Mia.

    Como parte de su desarrollo como marca, Lula & Luke lanzó recientemente una nueva colección, en alianza con la firma Adriana Hoyos. El diseño de los muebles estuvo a cargo de Andrea Pérez Hoyos. Su principal inspiración fue su hija Mia, quien nació este año y da nombre a la colección, junto al rol de las madres en las diferentes especies de la naturaleza.

    “Quería una colección moderna, atrevida, en la que algunos elementos luego se puedan usar en otros espacios de la casa. Las siluetas de los muebles son modernas, con curvas y patas estilizadas”, explica Pérez.

    La cuna es “tres en uno”, una vez que el niño crezca se puede convertir en cama, con dos opciones de tamaño. La colección incluye cómoda, mecedora y mesa auxiliar. Se ofrece en cuatro colores: beige, rosa pálido, verde y azul.

    Claudia López y Andrea Pérez Hoyos, quien diseñó la colección Mia.
    Claudia López y Andrea Pérez Hoyos, quien diseñó la colección Mia.

    Irina Liachkanova y Carlos Naveda compraron los muebles para la habitación de su hijo, que hoy tiene 1 año y tres meses. “Son lindos, de buena calidad y la entrega es rápida. Estamos felices”, comenta Irina, quien indica que próximamente volverán para comprar los muebles del bebé que está en camino.

    Bibiana Becerra es madre de una niña de 9 años, un varón de 3 y espera otra niña. A su hija mayor le compró la cama en Lula & Luke. Al menor, cuna, mecedora, escritorio y el área de juguetes.

    “Me encantan los acabados y me parece importante que no tienen plomo. Trabajan muy bien y te asesoran. Volveré con ellos”, comenta esta cliente.

    La marca de mueblería infantil facturó el pasado año USD 72 000 y para este año prevé alcanzar los 80 000. López subraya que actualmente buscan consolidación y lograr mayor reconocimiento de la marca en otras ciudades.

    Los muebles de la marca Lula & Luke se fabrican en un taller aliado, en Quito. En este año han elaborado 160 piezas para cuartos de bebés y niños. Julio Estrella / LÍDERES
    Los muebles de la marca Lula & Luke se fabrican en un taller aliado, en Quito. En este año han elaborado 160 piezas para cuartos de bebés y niños. Julio Estrella / LÍDERES
  • Guían a madres y bebés en Manta

    Redacción Quito

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    La falta empleo y la pasión por las actividades comerciales impulsó a Gabriela Gordón, ingeniera comercial y a Marcelo Juarez, fotógrafo, a crear su negocio.

    Pakarina Maternity and Baby abrió en 2013. Para estos esposos, especialmente Gabriela, siempre hubo un interés por contar con su propio emprendimiento.

    Después de observar la escasez de algunos productos necesarios para madres y bebés en Ecuador, los emprendedores decidieron elaborar su propia oferta. La pareja se concentró en el diseño de prendas de vestir maternales y accesorios para los infantes.

    Uno de los primeros productos de Pakarina fueron los pañales ecológicos. “Es el preferido de las mamitas porque ahorran dinero y protegen al medio ambiente”, comenta Gabriela Gordón.

    A partir de ese año, la pareja se capacitó para el manejo adecuado de redes sociales. De esta manera desarrollaron su primera tienda en línea a través de Facebook.

    Desde esta plataforma digital, a parte de promocionar sus productos, los emprendedores comparten consejos para las padres con relación al embarazo y crianza de los niños. Actualmente, la página tiene más de 46 000 seguidores, nacionales e internacionales.

    Los productos de la marca los entregan a través de una empresa de mensajería rápida. “Damos seguridad a nuestro público. Sus pedidos llegan en un lapso de 24 horas”, comenta Gabriela.

    Las prendas de vestir y los accesorios para los bebés se presentaron en ExpoBaby y en un evento de Embarazo y Bebé Fashion.

    Pakarina quedó entre los 24 proyectos ganadores, de entre 600 iniciativas, que participaron en el encuentro organizado por la embajada de los EE.UU., Dream Builder Ecuador. Gabriela asegura que a partir de este programa se le abrieron muchas puertas para mejorar su plan de negocios.

    Durante los primeros años de la marca, la pareja manejaba sus ventas desde Quito, lugar donde residían. Sin embargo, en el 2016, Gabriela sufrió un problema de salud que obligó a toda la familia a mudarse a Manta. “Pensamos que esta situación acabaría con nuestro negocio pero optamos por la alternativa de seguir con nuestra tienda a través de redes sociales”.

    En esa urbe los emprendedores decidieron ofrecer un servicio para apoyar a las madres en sus rutina diaria. Buscaron diferentes alternativas para sus clientes.

    Hace tres meses, luego de un estudio de negocios, la pareja creó Pakarina Center. Inicialmente ofrecía servicios de estimulación temprana en agua y tradicional.

    Tras ingresar a cursos de capacitación, Gabriela adquirió conocimientos en temas de servicios con enfoque familiar. Con ello, Pakarina implementó yoga infantil y yoga restaurativo para mujeres después de los 45 años.

    Estos servicios complementaron, finalmente, con gimnasia funcional y yoga prenatal; así como gimnasia funcional y yoga después del parto. Según la propietaria del centro, los servicios que ofrecen ayudan a recuperar la figura de las mamitas y a optar por un nuevo estilo de vida”.

    En cuanto a la materia prima, el emprendimiento trabaja con empresas textileras como Alcotextil, que colaboran con la confección de las prendas. Los propietarios de la marca aseguran que apoyan al comercio justo del país ya que trabajan con pequeños emprendimientos nacionales como Yango.

    Este negocio realiza fulares, más conocido como canguros para cargar al bebé con la ayuda de unas telas y materiales elaborados por esta empresa. Este sistema de porteo se promocionan a través de las redes sociales de Pakarina.

    Pakarina también ofrece a sus clientes brasieres de lactancia, pijamas de embarazadas, blusas y vestidos de lactancia, ajuares para bebés, entre otros.

    Sus diseños y accesorios tienen demanda en diferentes ciudades del país. El emprendimiento ha hecho envíos a Guayaquil, Ibarra, Ambato, Quito, Portoviejo, Macas e, incluso, Galápagos.

    La microempresa cuenta con tres empleados que colaboran en Pakarina Center. Juarez y Gordón se encargan de la parte administrativa y de la imagen en redes sociales del emprendimiento.

    Los emprendedores piensan lanzar, próximamente, la página web de Pakarina con el objetivo de que sus clientes puedan gestionar la compra y venta directa en línea de productos y accesorios. Asimismo incorporarán el método de pago mediante tarjeta.

    Elizabeth Guerrero adquirió uno de los accesorios para bebé y una vestimenta de lactancia. “Los diseños son cómodos. Ofrecen una variedad de prendas”.

    Magda Parrales reside en Manta y es madre de un pequeño. Ella piensa que existen varios lugares adecuados acorde a la edad de cada niño. “La mayoría de estos sitios infantiles se encuentran en constante innovación para brindar un servicio de calidad”.

    Gabriela Gordón (centro) junto con dos de sus instructoras realizan las estimulaciones dentro de Pakarina Center ubicado en Manta. Foto: Cortesía Pakarina
    Gabriela Gordón (centro) junto con dos de sus instructoras realizan las estimulaciones dentro de Pakarina Center ubicado en Manta. Foto: Cortesía Pakarina
  • Accesorios para bebés, la oferta de este equipo

    redaccion@revistalideres.ec

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    La escasa oferta de accesorios nacionales para bebés en el mercado local y el alto costo de los productos importados motivó la creación de GiggleMe. Este emprendimiento fundado por Belén Bustamante y Pamela Carrera, en diciembre de 2016, se dedica a la producción y venta de accesorios para bebés.

    La idea originaria fue de Bustamante, quien al ser tía de dos niños pequeños se dio cuenta de la oportunidad de cubrir una demanda “Mis hermanos se traían todo de Estados Unidos porque acá todo es más caro”.

    Bustamante es licenciada en Comunicación Organizacional, con una maestría en Marketing. Para crear la pequeña empresa, le faltaba un socio con conocimientos en producción.

    Pamela Carrera fue el complemento. Ella es administradora en Recursos Humanos y Empresas, y hace cinco años fundó una empresa especializada en la comercialización al mayor de artículos promocionales.

    Ahora Carrera divide su tiempo entre las dos empresas, mientras que Bustamante decidió renunciar a su trabajo anterior para dedicarse por completo al emprendimiento, para el que requirió una inversión inicial de USD 4 000.

    El producto estrella de GiggleMe es un sonajero de pies y manos, útil para la estimulación del bebé. Otro artículo novedoso es un cobertor de tela para los carritos de supermercado o las sillas para bebés de los restaurantes, que protege a los pequeños de posibles gérmenes.

    Los otros productos que ofrecen actualmente son la almohada de lactancia, ‘clippers’ para el chupón, organizadores, bodies con frases y un bolso de mano impermeable para la ropa y otros artículos del bebé.

    Las telas son compradas a proveedores nacionales y la confección de los accesorios está a cargo de cuatro costureras.

     GiggleMe está facturando entre USD 1 000 y 1 500 mensuales. El principal canal de ventas es su página de Facebook y trabaja con servicio de entrega a cualquier parte del país. En promedio, cuentan con 100 clientes al mes.

    Colorín Colorado, un centro enfocado en el desarrollo del ser humano, es uno de sus clientes. En este lugar se exhiben los productos de GiggleMe. “Me parecen innovadores y tienen un buen precio comparado con el mercado de Ecuador”, comenta María José Guarderas, propietaria del centro.

    Irene Donoso, abuela de un bebé de 11 meses, les ha comprado en dos ocasiones ‘clippers’ para el chupón. “El producto es estupendo, tanto que mi hija pidió otro par”, señala Donoso.

    Hace dos meses y medio comenzaron a exportar a Chile. Además de consolidar la distribución de sus productos en ese mercado, la meta de GiggleMe es aumentar el volumen de ventas. Encaminadas hacia ese objetivo se encuentran en negociaciones con tres tiendas especializadas en artículos para bebés.

    Belén Bustamante y Pamela Carrera manejan el negocio. La producción mensual es de 50 unidades por cada uno de los siete productos. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Belén Bustamante y Pamela Carrera manejan el negocio. La producción mensual es de 50 unidades por cada uno de los siete productos. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Este negocio viste a los bebés con diseño moderno y calidad

    Redacción Quito

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    Jaime Rivera cuenta que su negocio fue inspirado por el nacimiento de su hijo, hace ocho años. Con la llegada del nuevo miembro de la familia, rápidamente debieron adquirir sus prendas de vestir.

    Monitos, pijamas, cobijas, zapatitos tejidos… llegaron a su hogar y plantearon la idea de iniciar su propio negocio. Además, sus amigos le comentaban que tenían buen gusto a la hora de elegir las prendas para su hijo y ese fue un factor adicional para emprender
    Rivera, junto a su esposa María José Monteros fundaron en el 2008 Babies Collection. Para iniciar, el joven matrimonio invirtió unos USD 16 000 que los consiguieron de un crédito familiar.

    Otro de los factores para que la familia decida emprender fue que la madre de Monteros trabajó en la importación de textiles.

    Así iniciaron su negocio que se dedicaba a la importación de ropa para bebé desde EE.UU. y Europa. Su primer local se abrió en el Centro Comercial El Bosque.

    El negocio iba bien, no obstante, debido al cambio en las políticas de importación que incluían más aranceles y salvaguardias, traer ropa del exterior se volvió más costoso, por lo que los márgenes de ganancia se redujeron.

    Esta fue la principal razón para que los emprendedores piensen en confeccionar las prendas por su cuenta. Con una inversión de USD 10 000 adquirieron insumos: telas, hilos, moldes, etc. Probaron diferentes prendas y se dieron cuenta de que el producto estrella eran las pijamas.

    En principio, la firma tercerizaba la producción hasta que los dueños decidieron montar su propia planta. Con una inversión de USD 35 000 -de créditos bancarios- instalaron su planta ubicada en el sector del antiguo aeropuerto de Quito (norte de la ciudad).

    Los insumos, las telas, los adquieren en fábricas nacionales e importan. Una diseñadora se encarga de los modelos de la ropa y adquieren derechos de imágenes para poder estampar en las prendas de Babies Collection.

    Rivera y Monteros creen que el secreto de su negocio se basa en la atención al cliente y la calidad de los productos. Gracias a ello lograron expandirse. El año pasado abrieron una isla en el Centro Comercial Iñaquito (CCI). La demanda fue creciente y así abrieron su segundo local en este año.

    Sin embargo, el negocio también ha afrontado la recesión económica y para poder superar el año complicado han implementado una política de promociones y ofertas. Para este año esperan facturar unos USD 300 000.

    Carlos Torres, un abogado quiteño, es cliente de Babies Collection desde hace ocho años. Torres comenta que debido a la recomendación de su madre llegó a la tienda. Una de las anécdotas que cuenta el abogado es que algunas prendas que compró para su hija, hace ocho años, usa su hija que tiene un año y medio.

    Por esta razón, Torres destaca la calidad y durabilidad de Babies Collection.
    En este año, Babies Collection adquirió la licencia de Liga Deportiva Universitaria de Quito para hacer prendas para bebés con el escudo albo. Ahora comercializan pijamas para bebé, gorras, entre otras prendas, con el escudo del club capitalino.

    La familia de La Esperanza reunida a las afueras de la fábrica en la que confeccionan prendas de vestir. Foto: Valeria Heredia / LÍDERES
    La familia de La Esperanza reunida a las afueras de la fábrica en la que confeccionan prendas de vestir. Foto: Valeria Heredia / LÍDERES
  • Ella gana clientes con accesorios para bebés

    Redacción Quito (I)/ LÍDERES

    El emprendimiento de María José Mancheno surgió con la maternidad. Esta arquitecta comenta que tuvo la idea de diseñar accesorios para las pequeñas hace aproximadamente siete meses, cuando nació su hija Emiliana.

    «Como toda madre primeriza quería verle a mi hija con cintillos, lazos, vinchas e incluso zapatos». Mancheno también cuenta que le fue muy difícil encontrar accesorios que no lastimaran la pequeña cabeza de su hija. «Por esa razón decidí crearlos yo misma».

    Las compañeras de Mancheno en las clases de estimulación temprana de su hija fueron sus primeras clientas. «Al principio se los regalaba, pero fueron ellas quienes me pedían que hiciera más diseños y se los vendiera».

    Mancheno utiliza WhatsApp y Facebook para receptar los pedidos. Las redes sociales se convirtieron en su tienda virtual y catálogo compuesto por las fotos de las hijas de sus clientes. «Nuestra mejor carta de presentación son nuestras clientes a quienes les realizamos productos personalizados, así nos promocionamos», asegura esta mujer emprendedora.

    La microempresa, que realiza sus entregas a domicilio por Servientrega, factura entre USD 2 500 y 3 000 al mes.

    Los accesorios han tenido gran acogida. «Los productos que me enviaron son hermosos, de precios accesibles y de alta calidad, no me importa realizar pedidos a Quito porque son realmente preciosos», comenta Teresa Veintimilla, cliente que compra desde Guayaquil.

    Mancheno comenta que, debido a la acogida de sus productos, contrató a su mamá para la elaboración de los productos, cuyos precios van de
    USD 5 a 25, según el tipo de accesorio solicitado.Todos los materiales son hipoalergénicos para no causar irritaciones ni lastimar la piel de las pequeñas.

    Datos:

    Detalles personalizados. Bows by Mili recibe fotos de los vestidos de las niñas y con base en ellos realiza los diseños

    Redes. Los pedidos se pueden hacer en la cuenta de Facebook o WhatsApp.

    Producción. Dependiendo de los pedidos, al mes produce al rededor de 40 tutús y unos 1 000 cintillos.

  • La comodidad del bebé está en sus manos

    Redacción Quito

    Stephanía Correa y Alfredo Luna tienen dos hijos: el menor se llama Sergio y tiene 2 años. La ‘mayor’ es Baby Lula, tiene tres años y se trata de un emprendimiento.

    La pareja tenía la idea de un negocio propio y la intención se concretó en el 2009: ese año nació esta microempresa que diseña y fabrica cunas para bebés. También elabora cómodas y moisés para niños, bajo pedido.

    El emprendimiento nació en Cumbayá, en el nororiente de Quito. Para su ‘concepción’ la pareja destinó USD 5 000. Ese dinero provino de ahorros y sirvió para montar el local. “Si en tres meses no se mueve se cierra y luego veo qué hago”, pensó Correa.

    Sin embargo, el proyecto tuvo demanda desde el principio. Ahora, las mismas personas que compraron las cunas hace tres años, piden asesoría en la decoración del cuarto de sus hijos que ya crecieron.

    Tres carpinteros dieron forma a sus ‘sueños’. Hoy 45 personas trabajan en una fábrica en Calderón, en el norte de Quito. En Baby Lula se elaboran 50 cunas al mes.

    Stephanía, quién trabajó años atrás en Miami, (EE.UU.) en una tienda de artículos para bebés, aprendió lo relacionado al material con el que deben construirse los muebles que albergarán a los niños: madera, laca, medidas, etc. “Es necesario pensar en las medidas exactas en las que deben colocarse los barrotes de las cunas para que los brazos, manos o pies de los niños no queden atrapados”, enfatizó Stephanía.

    Su gusto por el diseño llevó a esta administradora de empresas a especializarse en cursos relacionados con el diseño y ahora dibuja los cuartos de los bebés y los muebles en 3D.

    De esta manera, los clientes observan cómo quedará el dormitorio de sus niños antes de ser construido.

    Victoria Eastman, clienta de Baby Lula, resalta la facilidad que tiene el matrimonio, que lleva adelante este emprendimiento, de adaptarse a los diseños que solicitan sus usuarios. “Baby Lula se acopló a mis requerimientos, me construyeron la cuna y el cambiador del cuarto del bebé. Llevo más de un año con los muebles y no he tenido problema”. Ella resalta la calidad de los materiales con los que se construyeron los muebles y afirma que ese es el valor agregado, aparte de la atención.

    Luna comenta que por la calidad con la que están construidas sus cunas tiene permiso de exportación a EE.UU. y Europa, sin embargo, por ahora la firma se quedará en el mercado local. Aunque ya tiene pedidos para clientes de Guayaquil, Ambato, Cuenca su aspiración es montar otro ‘showroom’ en Quito y en este mismo año la pareja pretende abrir un local en la Sierra centro.