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  • Bianca Dáger: ‘Hoy es vital fortalecer el ecosistema’

    Priscilla Alvarado   (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Bianca Dáger, gerenta de la Empresa Pública Municipal para la Gestión de la Innovación y Competitividad (Épico) hace un diagnóstico de cómo se encuentra el sector emprendedor de Guayaquil. Además, qué impactos arrojó la pandemia y cuáles son los mayores retos.

    ¿Puede definirse a Guayaquil como una ciudad emprendedora?
    Por supuesto. La pandemia fue una muestra de lo que se puede alcanzar como ciudad. Los emprendedores reaccionaron y se insertaron en el sector con propuestas atractivas. Sin embargo, hay que reconocer que los ecosistemas están aún incipientes y hay falta de coordinación entre autoridades y actores de la sociedad civil.

    ¿Ese es el campo de acción de la Empresa Pública Municipal para la Gestión de la Innovación y Competitividad (Épico)?
    Nos definimos como ‘los conectores’ porque lo que está haciendo Épico es juntar ese sistema de innovación que está disperso entre diversos actores de la sociedad, generando y creando espacios donde la gente se siente a la mesa a pensar en la ciudad, desde diferentes ámbitos. Hay un ecosistema de innovación débil en el que se debe trabajar, desde el Municipio, el sector productivo, la academia y los ciudadanos.

    ¿En qué se está enfocando Épico para fortalecer ese ecosistema?
    En la capacitación, a través del centro de emprendimiento, y lograr conexiones. Sabemos que, por un lado, están los actores de ese ecosistema que son los emprendedores. Primero se debe trabajar en el puente para que organizaciones apoyen a esos nuevos empresarios. Hay que encontrar oportunidades para que lleguen los inversionistas ángeles, se creen fondos de capital de riesgo y se construya un espacio seguro para las nuevas iniciativas.

    ¿Cómo es el trabajo en el Centro de emprendimiento?
    Existen cuatro etapas. En la fase de descubrimiento se identifican las oportunidades, conexiones y soportes para potencializar la idea. Luego, está la etapa ‘re-creando’, que es el punto de partida del negocio. Se analiza la viabilidad y el giro adecuado. En la fase ‘validando’ se dota de herramientas para que el emprendimiento sea innovador y, por último, en ‘despegando’ se acompaña al nuevo empresario, para elaborar una proyección del negocio y potenciar las ventas.

    ¿Aún hace falta trabajar en competitividad?
    Es un factor clave. En Guayaquil, por ejemplo, tenemos una matriz de competitividad muy diversificada, pero con baja generación de conocimiento porque estamos muy enfocados en materias primas. Es allí donde debe crecer la innovación, más ahora en tiempo de pandemia. El incremento de este factor solo se logra con el trabajo conjunto y políticas claras del sector privado, la academia, los emprendedores y el gobierno local.

    La palabra emprendimiento está de moda en el panorama actual. Muchos actores de la sociedad se motivan con esa palabra, sin saber los retos a los que se enfrentan. ¿Se ha malentendido ese concepto?
    La palabra atrae, pero no se le da la profundidad requerida. Es importante saber que no se puede hacer las cosas igual que el resto y esperar resultados distintos. Si se quiere emprender, en estos tiempos, se debe tener un modelo de negocio con un propósito claro y propuesta de valor nueva. Allí entran dos elementos, definir la necesidad que voy a cubrir y cómo voy a medir que estoy haciendo las cosas bien.

    ¿Qué riesgos existen?
    De fracasar, por supuesto. Es allí donde la construcción de un ecosistema fuerte garantizará que, si en algún momento un negocio fracasa, no haya obstáculos para que el emprendedor vuelva a levantarse o reconfigurarse.

    Usted dice que el ecosistema puede evolucionar con políticas claras. ¿Pero qué pasa cuando se cambian las autoridades y entran en juego otros intereses?
    Si se tiene una agenda clara a mediano y largo plazo, las autoridades de turno valorarán esa organización y continuarán con el trabajo. Eso es lo que se trata de impulsar desde Épico, un horizonte que transcienda a pesar del cambio de autoridades. Hay que respetar las visiones de los líderes que toman la posta de los cabildos, pero se debe siempre evaluar que si en una materia se ha avanzado o se ha construido algo se lo debe mantener.

    ¿Qué nuevas características deben tener los emprendimientos, dado el contexto actual?
    Debe ser algo novedoso, pero que pueda tener capacidad de adaptación, en el caso de que cambien las reglas de juego. Hay emprendimientos que no sobrevivieron el confinamiento y eso dejó una lección de siempre abrir el abanico.

    ¿Qué perfiles de emprendedores se han identificado en Guayaquil?
    De acuerdo con el nivel de escolaridad, los universitarios son los que más se arriesgan a crear nuevos negocios. Luego le siguen los bachilleres y técnicos.

    ¿El emprendimiento por necesidad es la principal característica de los nuevos negocios en la ciudad?
    Sí. Sin embargo, eso no es malo. Hay quienes se arriesgan a emprender, se quedan de ese lado y despuntan. En Guayaquil, siete de cada 10 personas que han quedado desempleadas quieren emprender. Ven esta posibilidad como su única fuente segura de ingresos, al menos, por ahora, hasta que la situación mejore.

    Guayaquil tiene un ADN empresarial muy marcado por ser una ciudad portuaria y comercial, ¿los emprendimientos se enfocan en esas áreas?
    Según lo que hemos detectado desde Épico, si bien los nuevos empresarios crean negocios para atender esas dos grandes corrientes, hay un abanico más amplio. Por ejemplo, hay iniciativas creadas para la fabricación de alimentos procesados, servicios técnicos, producción básica de agricultura, desarrollo de tecnología e incluso para la creación de servicios culturales.

    ¿Qué se está impulsando desde Épico para la reactivación económica?
    El Municipio de Guayaquil, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Ecuador y Épico, impulsan el plan Guayaquil en marcha, que busca capacitar gratuitamente y fortalecer al sector comercial minorista, con especial atención en tiendas, locales de comida, almacenes de venta de ropa y accesorios. Esto con la finalidad de reactivar sus iniciativas económicas y adaptarse a las condiciones pospandemia. Ya se ha escogido a 80 negocios de la zona céntrica de la ciudad.

    ¿Hay una nueva mentalidad en los emprendedores posterior a la pandemia?
    Totalmente. Algo que nos deja el contexto actual es que se debe ser resiliente y abierto a cambios. Hay dos grandes desafíos. Por un lado, es la transformación digital y por otro lado es lograr ser sostenibles. Pensar en sostenibilidad

    Hoja de vida
    Su formación. Ingeniera agrónoma por la Universidad Earth (Escuela de Agricultura de la Región Tropical Húmeda) de Costa Rica; maestría en Administración de Empresas de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo y un diplomado en el IDE de Responsabilidad Social.

    Su experiencia. Es mentora de Women4Climate y Embajadora de ODS en Ecuador. Obtuvo el primer León de Oro de Cannes para Ecuador en la Cumbre Internacional del Medio Ambiente. Es cofundadora de los Premios Latinoamérica Verde. Promovió la creación de Alma, grupo de mujeres que con campañas de educación ambiental fomenta estilos de vida sustentables.

    Bianca Dáger, gerenta de la Empresa Pública Municipal para la Gestión de la Innovación y Competitividad (Épico) hace un diagnóstico de cómo se encuentra el sector emprendedor de Guayaquil. Fotos: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Bianca Dáger, gerenta de la Empresa Pública Municipal para la Gestión de la Innovación y Competitividad (Épico) hace un diagnóstico de cómo se encuentra el sector emprendedor de Guayaquil. Fotos: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Bianca Dager: ‘El mercado verde tiene más demanda’

    Carolina Enriquez

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    Bianca Dager es la directora ejecutiva de los premios Latinoamérica Verde habla de cómo hay mayor interés por la economía ambiental en el mundo y sobre el interés de los emprendedores latinoamericanos en temas vinculados al cuidado del planeta y el desarrollo social. 

    ¿Qué tan fuerte es el interés que tienen los emprendedo­res de América Latina en generar iniciativas vinculados al medioambiente y al desarrollo social?

    El mercado verde o ambiental es el de mayor crecimiento en el mundo. Esto se traduce en que hay un desarrollo de negocios vinculados con la producción y venta de alimentos orgánicos, proyectos que apoyan la reforestación o que son carbono neutro. También hay aquellos que trabajan con grupos vulnerables. Lo más importante es que son los consumidores quienes marcan esta tendencia.

    ¿Qué motivaciones encuentran en estos procesos?

    Una de las motivaciones es la supervivencia. Cada vez los seres humanos tenemos que ser más responsables con los recursos porque somos más personas en la región y el planeta. Estos emprendedores toman en cuenta el cuidado ambiental en toda la cadena de valor, en el uso de materia prima, en la tecnología más eficiente, entre otros.

    ¿Qué retos deben enfrentar estos emprendimientos?

    El reto está en hacerse cada vez más visibles y que estén en los lugares de consumo del día a día. Por ejemplo, que cada vez haya más opciones verdes en los supermercados y centros comerciales. La idea es que estén disponibles para los consumidores comunes.

    ¿Cómo es el consumidor actual?

    Es uno cada vez más consciente de la situación en la que está el planeta y, por lo tanto, que prefiere la oferta de la economía verde. Si bien en algunas áreas los productos etiquetados como verdes son más caros, hay un trabajo para que estos dejen de ser solo para ciertos nichos y puedan acceder a estos más personas en el mercado.

    Actualmente, ¿la economía ya funciona en modo ‘verde’?

    Economía, desarrollo sostenible y medioambiente son compatibles y se los debe impulsar de manera conjunta. El sistema financiero juega un rol clave para el desarrollo de negocios vincu­lados a estos temas. La banca, actualmente, cada vez incorpora más en los análisis de crédito los impactos sociales y ambientales. Tiene la responsabilidad de generar mayores productos financieros para apoyar a programas, proyectos, iniciativas y emprendimientos que le hagan bien a la economía, al ambiente y la sociedad.

    ¿Qué cifras muestran que hay más gente desarrollando negocios en temas medioambientales y sociales?

    Un dato importante sale de los premios Latinoamérica Verde. Este es un concurso y una comunidad de proyectos del sector público, privado y sociedad civil que busca un impacto positivo social y ambiental, sumado el apoyo de la banca como dinamizador de la economía verde. En la quinta edición, que se desarrollará en agosto, están registrados 2 733 proyectos , es decir, 300 más que el año pasado. Son de 712 ciudades y 30 países en la región y el Caribe.

    ¿Por qué este crecimiento?

    Existe un despertar. La comunidad sigue creciendo. El año pasado el 82% de los participantes que estuvieron en el proceso de selección y fueron a la premiación generaron conexiones. Esto se traduce en que hayan logrado generar alianzas o asociaciones para expandir proyectos, socializarlos, internacionalizarlos, concretar acuerdos económicos, etc.

    Usted hablaba de la importancia de que los emprendimientos ambientales y sociales se visibilicen más. ¿Qué acciones han desarrollado como premios Latinoamérica Verde para lograr esto?

    Esta edición se llevará a cabo en Puerto Santa Ana, la primera vez que se realiza allí. Llevamos a los participantes a uno de los lugares representativos de Guayaquil. La idea del evento, precisamente, es exhibir, conectar y premiar (…) junto con el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) estamos trabajando en dos ejes. Uno es tener una plataforma comercial: una rueda de negocios en la que junto con los representantes de los proyectos también estarán miembros de la banca, inversionistas y aceleradoras especializadas en iniciativas de impacto. Adicionalmente, habrá un diálogo para promover la economía verde en la región y por primera vez se presentarán stands para una mayor interacción.

    Al revisar los emprendimientos participantes y ganadores de la ediciones anteriores, se observa que aquellos vinculados con el agua tienen mucha aceptación. ¿Cuál es la importancia de este aspecto en América Latina y, principalmente, Ecuador?

    De hecho, el ganador de esta categoría el año anterior fue ecuatoriano. El proyecto buscó una correcta articulación de los sectores público y privado para la sostenibilidad del agua; además, involucró a la comunidad. El agua es un recurso claramente amenazado (..) este año estamos viendo que las industrias están tomando en cuenta el rol que juega este recurso en la supervivencia y desarrollo de los negocios. Los recursos naturales son la base de la economía; muchas de las guerras se han dado por el control de estos.

    La parte de desarrollo humano también se destaca.

    La innovación social, el crear más oportunidades, educación y género son algunas de las áreas en las que incursionan los emprendedores con sus proyectos. Por ejemplo, el año pasado ganó una iniciativa sobre consumo responsable de un papel que se transforma en un producto con semillas para usarse en escuelas y colegios. Este año, uno de los finalistas es un programa de género, de mujeres, para recolección de aceites usados de cocina. Buscan la sostenibilidad y el desarrollo económico.

    Los finalistas, además de la visibilización, ¿qué otros beneficios obtienen?

    Hacemos una agenda para presentar a los proyectos con organizaciones que puedan significar oportunidades de crecimiento. Tenemos, además, 85 alianzas estratégicas a través de las cuales ciertas empresas buscan iniciativas, según los intereses que tengan. En un caso, por ejemplo, se hace mentoría con los emprendedores y luego acceden a inversión.

    Hoja de vida

    Estudios.
    Ingeniera agrónoma por la Universidad Earth (Escue­la de Agricultura de la Región Tropical Húmeda), Costa Rica; tiene una maestría en Administración de Empresas de Universidad de Especialidades Espíritu Santo y un diplomado en el IDE de Responsabilidad Social.

    Experiencia.
    Es fundadora y direc­tora ejecutiva de Pre­mios Latinoamérica Verde; directora corporativa en Sambito. Preside Alma, grupo de mujeres profesionales que con campañas de educación ambiental fomenta estilos de vida más sustentables en las familias. Obtuvo el primer León de Oro de Cannes para Ecuador en la Cumbre Internacional del Medio Ambiente. Ha estado en otros encuentros.

    Dager es fundadora y direc­tora ejecutiva de Pre­mios Latinoamérica Verde; directora corporativa en Sambito. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Dager es fundadora y direc­tora ejecutiva de Pre­mios Latinoamérica Verde; directora corporativa en Sambito. Foto: Mario Faustos / LÍDERES