Richard Carapaz, con su exitosa participación en el Giro de Italia, se ha convertido en una inspiración para los ecuatorianos. Si bien no todos pueden convertirse en deportistas profesionales, el ciclismo de ruta ofrece beneficios como recorrer carreteras que atraviesan paisajes asombrosos por las cordilleras, mantener un estilo de vida saludable y salir de la rutina de la ciudad.
Este año, de forma coincidente en referencia a la participación de Carapaz, se estrenó la franquicia de Velodrom Bike Tours en Ecuador. Esta empresa española organiza viajes de bicicleta de carretera por los Pirineos (España y Francia) y la cordillera italiana Los Dolomitas.
José Luis Cornejo, ciclista profesional, empezó a llevar a turistas ecuatorianos para participar de estas actividades desde el 2015 y en marzo del 2018 se realizó el primer recorrido por Ecuador.
La bici de ruta tiene un diseño enfocado en la eficiencia del deportista: es liviana, aerodinámica y veloz.
El Tour Sierra Centro duró tres días e incluyó desayuno, almuerzo en la carretera, cena, estadía, acompañamiento y guianza, mecánica y atención médica por USD 350, por persona. Velodrom Tours Ecuador organizará tres eventos al año y las siguientes fechas son para finales de julio y octubre, en rutas diferentes a la inaugural.
Los jerseys de Tatoo son hechos con telas inteligentes que protegen la piel y dan comodidad.
Cornejo indica que para practicar el ciclismo de carretera se necesita de preparación física y adquisición de los equipos específicos. El entrenamiento debería realizarse, mínimo, tres días a la semana. Entre semana se recomienda ciclear unos 35 kilómetros cada día y el fin de semana se debería recorrer unos 85.
El casco, los guantes y el calzado de ajuste especial son parte del equipo básico para el ciclista de ruta.
Sobre el equipamiento, Cornejo dice que en Ecuador hay al menos dos tiendas especializadas: Tatoo y Cikla. Para practicar el ciclismo de ruta se necesita una inversión que se inicia en los USD 5 000, pues la bicicleta, la ropa, las seguridades y las herramientas son elaborados con diseños y tecnologías que contribuyen a un mejor desempeño y a la comodidad del deportista.
Los deportistas de la imagen fueron parte del primer tour por la Sierra centro de Velodrom. Fotos: Cortesía Velodrom Bike Tours y Tatoo
Al principio era un hobbie, como tantas oportunidades de negocio en la vida. Cristian Sáenz usaba aplicaciones para contactar viajeros y darles hospedaje en su casa en Guayaquil.
Además tenía dos bicicletas y en cierta ocasión ofreció un recorrido a la ciudad a una turista alemana. Ella quiso darle propina, pero él se negó. Entonces la mujer le insistió: había estado en Colombia y Perú, y aquella era la primera vez que experimentaba el turismo de esa manera. Sáenz lo pensó y lo convirtió en negocio.
Así el 23 de mayo de 2016 creó Iguana Bikes Tours, un emprendimiento que ofrece ciclopaseos turísticos por Guayaquil. Su intención es que la persona entre en contacto con la naturaleza, los habitantes de la ciudad y sus costumbres, con la historia que está tras muros y parques. De allí también el nombre: “La iguana es un animal que nos representa y es llamativo para los extranjeros”.
Los paseos guiados tienen un costo de USD 25 por persona y USD 30 si se solicita la opción Iguana Extrema, que incluye canopy. El usuario tiene derecho a la bicicleta, el casco, el guía, ‘snacks’, herramientas y un botiquín de primeros auxilios.
Los viajes están distribuidos por toda la ciudad, en sus zonas norte, centro y sur; con paseos especiales por zonas históricas, gastronómicas y de vida animal.
Actualmente cuenta con una decena de bicicletas. Cada mes pueden atender entre 35 y 40 turistas; los días jueves, viernes y sábado son los más solicitados.
A Iguana Bikes Tours lo contactan a través de las redes sociales. Los clientes son, en su mayoría, turistas de Estados Unidos, Alemania, España y Francia.
“Casi todas las personas que solicitan el servicio son las que usan la bicicleta como medio de transporte en sus países. No se acostumbran a estar dentro de un carro”, dice Sáenz, que también es subdirector de Deportes de la Cámara de Turismo del Guayas.
El emprendimiento le genera entre USD 1 000 y 2 500 mensuales. “No es mucho”, dice; sin embargo le apasiona porque fusiona historia, cultura y naturaleza, con una visión ecológica. Una pasión que le ha traído apoyo.
El año pasado esta iniciativa fue una de las cinco ganadoras del concurso municipal Guayaquil Emprende y recibió USD 2 000, con lo que se pudo inyectar capital al negocio. Actualmente no tienen sede, son un servicio que llaman exprés; sin embargo para los próximos meses tendrán lista su página web, con toda la información sobre las rutas turísticas, videos de los participantes e información sobre la ciudad.
“Iguana Bikes Tours es ecoamigable, saludable y tiene un impacto visual en la comunidad, damos el mensaje de que se puede disfrutar de la ciudad en bicicleta. Sin embargo, Guayaquil es una ciudad que aún está en pañales en cuanto al uso de ciclovías. Trabajar en pro de ello es parte de mi objetivo”.
Sáenz tiene tiempo buscando las herramientas para fortalecer su emprendimiento. Actualmente está en Portland, ciudad de Oregon en Estados Unidos.
Está allá gracias al programa Young Leaders of the Americas Initiative (YLAI) que beca a 250 emprendedores de América Latina y el Caribe y les ofrece entrenamiento para que puedan desarrollar con éxito sus proyectos.
“Cuando regrese mi intención es tener un acercamiento con el Ministerio de Turismo y con el Municipio para ver qué se puede mejorar”, dice Sáenz.
En el corto plazo, su intención es ofrecer más plazas de trabajo y para los años siguientes su intención es lograr que Guayaquil tenga la primera red de ciclovía.
Cristian Sáenz y Diana Tapia son los fundadores de este emprendimiento que opera en Guayaquil. Cortesía y Joffre Flores / LÍDERES
Una bicicleta busca convertirse en la alternativa definitiva y preferida de transporte público en las urbes.
Definitiva porque busca poner fin a los ‘peros’ que suele poner el usuario que busca movilizarse de su casa al trabajo: llegar cansado y transpirado a la oficina, o que el viaje se convierta en una misión imposible en ciudades con pendientes demasiado pronunciadas. La solución es una bicicleta eléctrica que le permita al usuario transportarse con mayor confort y menor esfuerzo: tramos complicados o que requieran de mayor rapidez se podrán recorrer con la ayuda de un motor y cuando el usuario desee podrá también mover las dos ruedas con los pedales.
Esta es la propuesta de ElectroBike Ecuador, un negocio que abrió sus puertas hace un mes, en Quito.
Andrés Mesías, su fundador, cuenta que es una franquicia de origen mexicano y que busca plantear soluciones en temas de movilidad.
Mesías cuenta que la propuesta nació en Ciudad de México. Debido a los problemas de movilidad que posee la urbe azteca la firma ElectroBike buscó crear una solución de transporte eficiente y también de bajo costo para los ciudadanos.
El emprendedor creyó que también en Quito sería una buena propuesta debido a la topografía de la ciudad. No obstante, debido a los aranceles, Mesías se topó con el primer obstáculo para desarrollar su negocio en el país.
En junio de este año tenían previsto que se importaran las primeras bicicletas debido a que se esperaba que la medida de los aranceles concluya.
Sin embargo, pese a que todavía no se ha levantado la medida, el emprendedor decidió iniciar su negocio.
Los precios de las bicicletas en el país oscilan entre los USD 800 y 1 790. La bicicleta posee una batería que se carga durante cinco horas y que brinda una autonomía de unos 40 kilómetros.
Por eso, dice Mesías, buscaron un producto económico y de buena calidad, y ElectroBike ofrecía esas características.
Para iniciar el negocio, sostiene el emprendedor, invirtió alrededor de USD 200 000, que incluye la importación de un contenedor con 300 bicicletas y adquirir la franquicia (licencia y capacitaciones) y la adecuación del local comercial en el norte de la ciudad.
Pese al corto tiempo en el mercado, sostiene Mesías, ha logrado vender 100 unidades: 50 fueron a Loja para una firma privada que ofrece el servicio de Ciclopaseo y alquiler de bicicletas.
Además, han realizado otras ventas pequeñas a pymes que están desarrollando su servicio de entrega a domicilio. Y finalmente clientes finales que buscan una alternativa de movilidad.
Al día, dice el propietario de ElectroBike Ecuador registran entre siete u ocho ventas de unidades. Actualmente, las ventas ascienden a USD 80 000 al mes.
Andrés Machuca, emprendedor social, compró una bicicleta de ElectroBike hace unas tres semanas.
Él adquirió el artículo porque que piensa que es una buena alternativa de movilidad en la ciudad. Machuca cuenta que carga la batería cada dos días, durante cinco horas, y con ello es suficiente para transportarse desde su casa hasta su trabajo, en el norte de Quito.
Andrés Mesías, el propietario de ElectroBike, en su local ubicado en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero /LÍDERES
Una bicicleta, un casco, una mochila y un canasto son parte del material de trabajo que utilizan 10 jóvenes para hacer un ‘chuzo’ sobre ruedas. Se trata de los mensajeros de Bixi Chuzo, un emprendimiento que convirtió una pasión en un negocio que recorre la ciudad de Quito.
Daniel Tixi es uno de los fundadores de esta iniciativa. Hace casi dos años, el joven junto con su amigo Fabricio Soria decidieron levantar este negocio. Lo hicieron como una forma de conseguir ingresos personales y ahora cada mensajero tiene una ganancia neta de hasta USD 80 al mes. Ellos se dieron cuenta de la importancia de utilizar un transporte alternativo y amigable con el ambiente.
La iniciativa nació como una tienda que entregaba insumos para bicicleta a domicilio. Se contactaban por medio de la página web. Sin embargo, decidieron dar el gran salto y hacer mensajería.
Actualmente, tienen dos servicios: la mensajería y la asistencia mecánica para bicicletas. Para hacer mensajería, los jóvenes trabajan con tiendas especializadas en implementos para bicicleta, de venta de alimentos orgánicos, restaurantes, empresas y demás. “Trabajamos con locales que tengan un tinte orgánico como Wuayruro, la Cuchara de San Marcos y otros”.
En total, los jóvenes trabajan con 10 locales y esperan expandirse con otros negocios. Tixi recuerda que empezaron únicamente con dos personas, dos soñadores que buscaban que la movilidad sostenible se refuerce en la ciudad. Ahora son 10 mensajeros, que llevan su alegría y agilidad sobre ruedas.
Uno de los logros es trabajar con universidades. Meses atrás hicieron un convenio con una institución educativa de educación superior para entregar documentos. “Es una oportunidad para potenciar la bicicleta porque ya se cuenta con más espacios”.
Otro de los servicios que brindan estos jóvenes es la asistencia mecánica. Si una persona tiene un percance con su ‘caballito de acero’ -como lo conocen- pueden llamar a estos jóvenes y ellos acudirán en su ayuda.
Con herramientas en mano y disposición irán al lugar para solucionar todo tipo de problemas. La inversión promedio para levantar esta iniciativa fue de USD 4 000. El dinero se utilizó para capacitaciones de los integrantes, herramientas, publicidad, imagen y diseñar una página web. Uno de los mensajeros es Gabriel Villacrés, quien se encarga de la logística y de la asignación de pedidos. El joven asegura que realizan entre 8 y 10 entregas diarias. Trasladan hasta 10 kilos. “Decidimos hacer lo que nos gusta y hacer que la gente se involucre en la bici como una forma de vida”.
Juan Carlos Calixto y Emilio Isa son dos mensajeros nuevos. Optaron por este trabajo porque son unos amantes de la bicicleta y es “su droga sana”, aseguraron.
Calixto, quien es conocido como Juano, optó por la mensajería hasta esperar los resultados para ingresar a la universidad. Me encanta pedalear. “En la mañana me dedico a realizar los ‘chuzos’ y en la tarde otras cosas”.
En el caso de Isa, quien lleva un mes en el Bixi Chuzo, está como una alternativa de ganar dinero y ayudar al ambiente.
Más datos de ‘bixi’ Los jóvenes recorren toda la ciudad para entregar los productos. Las distancias que recorren van desde El Labrador hasta la 24 de Mayo. Si la distancia es mayor trabajan en postas; es decir, una persona le pasa la encomienda a otra.
Por seguridad los jóvenes utilizan cascos para protegerse ante cualquier eventualidad. Se contactan por medio de whatsapp y radio.
Se puede llamar o escribir al 099 637 4263.
Los miembros de Bixi Chuzo recorren la capital entregando víveres, documentos y más en bicicleta. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
La ciudad colombiana de Medellín (noroeste) acoge desde este jueves 26 de febrero el IV Foro Mundial de la Bicicleta (FMB), un mecanismo de reflexión sobre las posibilidades de este vehículo como herramienta de transformación urbana y de desarrollo económico.
Para poder analizar el potencial de la bicicleta en ese campo y en otros como el de la generación de empleo y el de las políticas públicas, de sostenibilidad y mejoramiento en la calidad de vida, expertos de 39 países participarán hasta el domingo en diversas actividades en esa ciudad, según los organizadores.
Este foro, que nació en Brasil y que por primera vez tiene una sede fuera del gigante sudamericano, tuvo hoy la presencia del alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, que analizó las políticas de movilidad y sus desafíos en una ciudad como la suya que se ha reconfigurado en los últimos años. Posteriormente se debatió el denominado «biciactivismo», que se fundamenta en cambios sociales impulsados por los ciudadanos.
Los participantes analizaron casos en diversas ciudades de Brasil, Ecuador, México, Holanda y Kazajistán donde las políticas urbanas permitieron convertir a las localidades en espacios más amigables con la bicicleta.
Durante la primera jornada del foro los aficionados también tuvieron ocasión de recibir una clase enfocada en el yoga aplicado a la anatomía en la cual los ciclistas aprendieron las mejores maneras de montar en bicicleta y cuidar la espalda, hombros, piernas o rodillas.
Los participantes conocieron además las mejores técnicas para proteger su cuerpo, prevenir lesiones y curar posibles problemas de salud derivados del uso de la bicicleta.
En los próximos días tomarán la palabra diferentes panelistas como el exalcalde de Bogotá y excandidato presidencial Antanas Mockus, quien reflexionará sobre el respeto al ciclista para preservar su vida. Para recoger su faceta más lúdica, el español Xavier Corominas recordará sus experiencias viajando sobre una bicicleta por países como Francia, Túnez o Portugal.
En su más reciente aventura, Corominas partió de la ciudad española de Barcelona y pedaleó hasta Japón en un viaje de cinco meses en solitario. Antes del cierre del foro, la antropóloga Adonia Lugo comentará su experiencia de usar la bicicleta como una herramienta de construcción en movimiento. Lugo asume ese uso como un compromiso de la comunidad intercultural y dirige una iniciativa para promover el uso de la bicicleta en Estados Unidos.
Ciclistas durante Foro Mundial Anual de bicicletas en Medelin, en Colombia , el 26 de febrero de 2015. Foto: AFP
Elly Blue, autora estadounidense, sugiere que el uso de la bicicleta puede ayudar a mejorar la economía regional y global. Blue pasó de activista a empresaria, al hacerse socia de una editorial.
“Montar en bicicleta se puede convertir en un negocio que transforme la cultura, pero sobre todo la economía de un país”, aseguró la activista y escritora quien en ha desarrollado en los últimos 10 años una teoría económica sobre la base de las dos ruedas.
Blue se convirtió en empresaria con la editorial independienteMicrocosm. “Si una familia abandona el automóvil podría ahorrarse hasta USD 10 000 al año”, asegura. Ella participa en el Cuarto Foro Mundial de la Bicicleta, que se realiza en Medellín.
¿Cómo llegó a la conclusión de que puede ahorrar dinero montando en bicicleta?
Comencé a pensar, no en lo que representa para una familia, sino en los costos que significan para el Gobierno en términos de gasto público y ahorro para los negocios al impulsar a la gente a usar la bicicleta. Noté que había mucha gente que se oponía al transporte en bicicleta y muchos de los argumentos eran económicos, sin mucha base: «Oh, la bicicleta es para la gente rica», y otros dicen: «No, eso es para gente pobre», y peor, otros dicen: «No podemos darnos el lujo de montar en bicicleta». Pero todos son completamente falsos, si se comparan con la cantidad de dinero que se dedica al transporte, que es mucho más grande en todos los niveles.
¿Cuánto se puede ahorrar?
Si se tiene la posibilidad de manejar bicicleta en vez de tomar el tren, ir en motocicleta o en el bus, se puede ahorrar mucho dinero. Si una familia abandona el automóvil podría ahorrarse hasta USD 10 000 al año, en Estados Unidos, mientras que el precio promedio de la bicicleta puede estar en apenas USD 300 o USD 400 por persona.
¿Si tiene tantos beneficios económicos, por qué cree que la gente no usa más la bicicleta?
Hay muchas barreras para el ciclista, que le hacen difícil escoger la bicicleta para ahorrar dinero.
¿Cuál ha sido la reacción a su propuesta?
En principio, la gente no me cree cuando menciono los datos económicos, porque estamos acostumbrados al carro, sin pensar en sus costos y efectos en el medioambiente.
¿De cuánto dinero habla?
En Estados Unidos, dejar de conducir un automóvil durante un recorrido de una milla (1,6 kilómetros) en una autopista significa un ahorro del orden de los USD 10 millones. En contraposición, el costo promedio de facilitar el uso de la bicicleta es de USD 1 millón por milla. La diferencia en los números es tan grande que es difícil para la gente creerlo.
¿Qué puede ahorrar el Gobierno y cómo convencerlo de los cambios en favor de la bicicleta?
Deberían darse cuenta de los altos costos. Uno de los grandes subsidios gubernamentales es para que la gente conduzca vehículos, al tener que invertir en vigilancia, sistemas de control de velocidad… es muy escandaloso, cuando se piensa que muchos gobiernos tienen grandes deudas porque cuando se termina de pagar por la construcción de una carretera, tienen que dedicar un gran monto para el mantenimiento de esa vía. Es un ciclo interminable.
Además de esos, hay otros costos indirectos, que van más allá de solo infraestructura, como la contaminación ambiental, los accidentes de tráfico. Es un gran costo, no solo por lo que significa atender un choque vehicular, sino por los cientos de miles de personas que mueren cada año en las carreteras, o las personas que quedan con impedimentos físicos por causa de accidentes. Eso afecta mucho la economía familiar. Muchos no pueden cubrir los costos de vida porque no pueden trabajar y para los gobiernos eso significa tener que dedicar más dinero de su presupuesto para pago de subsidios. El impacto económico de todo esto es tremendamente subestimado.
Sus ideas no han caído en saco roto…
Sin duda, muchos alcaldes de ciudades alrededor del mundo han comenzado a tomar medidas para impulsar el uso de la bicicleta. Hay un argumento de profundidad para acudir al sistema de transporte de dos ruedas.
¿El tema de la bicicleta también se convirtió en un negocio para usted?
Sí, es increíble. Todo comenzó al escribir para un blog sobre el tema de bicicletas, que luego se convirtió en libro, y cuando lo terminaba, me involucré en la editorial Microcosm, de la cual ahora soy socia. Aparte de publicar mis libros, estamos publicando sobre otros temas.
El costo promedio de facilitar el uso de la bicicleta es de USD 1 millón por cada 1,6 km. Foto: Jenny Navarro/ El Comercio
Las bicicletas sin pedales se utilizan para que los niños, entre 1 y 5 años, se familiaricen con esta actividad física y adquieran el equilibrio, para posteriormente montar en las bicicletas con pedales.
Esta tendencia se inició en Alemania, en 2005, con bicicletas de madera y luego las firmas dedicadas al ciclismo las elaboraron en fibra de carbono, aluminio inyectado y otros componentes, para hacerlas más resistentes y livianas, dice el consultor de mercados Daniel Jiménez.
Álvaro Vintimilla, gerente del almacén Bicicletas Cube (sur de Cuenca), explica que la tendencia nació en Alemania porque esa sociedad se moviliza en bicicleta para ir al parque, al trabajo, a divertirse, etc. En ese entorno, la industria de bicicletas identificó una oportunidad de negocio, para que los más pequeños se familiaricen con esa cultura de movilización.
Desde el año pasado, Cube importa desde ese país estas bicicletas con la marca Cubie, sin pedales, y ha comercializado cerca de 70. Las características, continúa Vintimilla, es que son de aluminio, su peso es de 8 libras, resisten hasta 44 libras de peso y su precio es de USD 160.
Para Vintimilla, lo positivo es que el niño que usa esta bicicleta, cuando pasa a la de pedales no necesita ruedas laterales, porque tiene sentido del equilibrio y coordinación. Además, desarrolla afinidad por la práctica del ciclismo.
El local de Specialized (en el sur de Cuenca) también comercializa estos vehículos desde el 2009, indica una de las colaboradoras del local, Yolanda Terán. La acogida ha sido buena, porque al mes vende unas ocho unidades (cada una cuesta USD 190). “Los clientes son los fanáticos del ciclismo, que quieren que sus hijos se involucren en el deporte”.
Miguel Heredia compró una bicicleta en diciembre pasado, para su hijo Nicolás, de 2 años. Está impresionado por la habilidad que ha adquirido con el juguete y por lo activo que lo mantiene.
Heredia confiesa que buscaba un triciclo, pero los que encontraba tenían componentes plásticos que parecían poco durables. Exploró en almacenes de bicicletas, encontró esta alternativa y la compró. “No me arrepiento, porque sé que Nicolás está desarrollando la coordinación y el equilibrio mientras se divierte”.
El pediatra Patricio Vásquez indica que cualquier juguete que incentive al movimiento de los niños es recomendable para mejorar la actividad física y el desarrollo motriz del menor.
Para Vintimilla, otra ventaja es que los usuarios forjan cariño por la cultura ciclística y siguen fieles a este deporte. Como en las ciudades se apuntan a movilizarse por este medio de transporte, “se incentiva a las nuevas generaciones a sumarse a este proyecto de movilidad”.
Según Jiménez, los ecuatorianos están cada vez más inclinados por incluir en su rutina la práctica de un deporte. El ciclismo toma fuerza, por sus beneficios cardiovasculares y porque se realiza en familia. Estas bicicletas sin pedales, concluye Jiménez, son una modalidad para lograr ese objetivo de ejercitarse en familia y fortalecer esa cultura de deporte en el país.
Al mes, son unos 400 km los que recorre Santiago Vargas en su bicicleta BKR, equipada con llantas de 29 pulgadas. La adrenalina que siente al sortear una pendiente o al alcanzar una cima, según comenta, es indescriptible.
Vargas adquirió su primera ‘bici’ en Biking Raymi Bicycles (BKR) hace cinco años. Antes de aquello -y sin mayores conocimientos de ciclismo- compró una de baja calidad en otra tienda. “Para reparar un daño en aquella bicicleta asistí a BKR. Me asesoraron y terminé ligándome a esta marca ecuatoriana”, manifiesta Vargas y añade que semanalmente asiste a paseos nocturnos, competencias y rutas por los valles circundantes de la capital.
La idea de forjar una marca de bicicletas se inició en 1998. Pablo Lozada junto a Marcelo Martínez, ciclista y mecánico de bicicletas, respectivamente, emprendieron en una promotora turística de paseos de ciclismo, hacia parajes como Mindo (Pichincha), el volcán Cotopaxi, las cascadas de Baños (Tungurahua)…
El tránsito por esos paisajes agrestes requiere de bicicletas de alta calidad. Así se evitan inconvenientes con los clientes. Sin embargo, los costos de aquellos vehículos son elevados. Con una inversión de USD 3 000 empezaron a gestionar los contactos de fábricas taiwanesas, para importar las piezas de aluminio y ensamblar sus diseños propios. “El ciclista ecuatoriano tiene otras necesidades”, dice Lozada quien diseña sus propios modelos. En su taller (centro norte de Quito) se arman hasta 100 bicicletas al mes y se factura de USD 30 000 a 40 000 en igual período.
Gabriela Gallardo lleva tres años en el ciclismo y ha comprado dos bicicletas en BKR. Ella destaca la atención que recibe cuando visita la tienda. “Los chicos (propietarios de BKR), conocen mucho sobre mecánica y ergonometría de bicicletas. Entregan una bici tomando en cuenta la contextura física. Me ayudaron a ajustar las características de componentes a mi presupuesto”, dice Gallardo, quien la ocupa para transportarse hacia su trabajo y es parte del colectivo ‘Carishina en bici’. El grupo realiza paseos nocturnos y visita sectores del norte y centro de Quito.
El número de colectivos de ciclistas, explican los emprendedores, se ha incrementado en los últimos cinco años. “Hay gente que las ocupa para hacer saltos, recorrer caminos montañosos, para ‘rodar’ en la ciudad… Es un mercado potencial que queremos abarcar”, dice Martínez.
BKR implementó la garantía de por vida en sus cuadros y esta característica fue la que Esteban Samaniego, gerente de Ventas de la concesionaria de vehículos Vallejo Araujo, estaba buscando. El pasado junio, como valor agregado a sus clientes, esta firma entregó 20 bicicletas BKR por la compra de ciertos vehículos. “Queríamos ofrecer a los nuevos propietarios una bicicleta de calidad, para que realicen sus paseos de fin de semana”.
Once personas trabajan en este emprendimiento, cinco de ellas se ocupan de ‘tejer’ los aros, armar los frenos, pintar los cuadros, colocar las suspensiones para entregarlas en menos de una semana, etc.
El nombre BKR, patentado en el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual, se deriva de un término ideado por los emprendedores: biking, ciclear en inglés; y raymi, fiesta en quichua. Entre sus 20 modelos de bicicletas están la Kunihu (liebre en quichua), Kututu dirt (conejo), Alpaka, una bicicleta de ruta…
La producción
Las ventas. Las ventas se incrementan en enero y febrero. Los propietarios consideran que la gente opta por mejorar su salud física. Los costos. Dependiendo de los componentes del diseño va desde los USD 300 a 5 000.
Cima, Cumbre, Matorral, Chaquiñán y Pajonal son algunos de los modelos de las bicicletas de montaña de la marca cuencana Santa Ana. Su propietario Marcelo Solís importa desde el 2010, las piezas, piñones, aros, asientos…, desde China, Taiwán y EE.UU. y ensambla en su taller (sur de Cuenca).
En su local, comercializa estas bicicletas especializadas y su facturación bordea unos USD 12 000 al mes. Solís también comercializa otras marcas y accesorios, pero su orgullo es Santa Ana.
La idea surgió porque este cuencano, quien vendía bicicletas de otras marcas, identificó un mercado en sus clientes que se especializaban en ciclismo de montaña. Pagaban hasta USD 12 000 por una bicicleta. Solís pensó que importando piezas de calidad y ensamblando en el país el costo disminuiría.
Averiguó proveedores y creó la marca inspirándose en Santa Ana de los cuatro ríos de Cuenca, el nombre de la ciudad. También, fue creando modelos como Cumbre, Quebrada, Pampa… no quiso bautizarlas con nombres del exterior.
En el 2010, nueve empleados acompañaban esta iniciativa y sus ventas bordeaban los USD 9 000 al mes. Para Solís, la acogida fue inmediata y se ha sostenido, porque los ciclistas se conocen y la publicidad que funciona es el ‘boca en boca’.
Esa percepción tiene sentido, cuando uno de sus clientes en Ibarra, Carlos Revelo, comenta que apenas se enteró que un ecuatoriano ensamblaba bicicletas de montaña averiguó sobre el producto. Se convenció, por la experiencia de Solís, y adquirió una bicicleta Santa Ana.
“Es de primera calidad y es el precio más económico en el país por una bicicleta con doble suspensión y otras características profesionales”.
Actualmente, Santa Ana cuenta con 11 empleados que ensamblan, comercializan, dan servicio técnico… Y esa es precisamente una de las fortalezas que resalta Fabián Luzuriaga, otro cliente, quien adquirió una bicicleta hace un año.
Él destaca el servicio, asesoría en la compra, respaldo técnico… Además, de la calidad de la bicicleta que “no tiene nada que envidiar a una extranjera”.
Otra estrategia que Solís aplica es patrocinar a ciclistas de montaña que compiten en certámenes nacionales para exponer su marca. Para Daniel Crespo, publicista, es una forma efectiva de que se conozca el producto, porque espectadores y competidores se identifican con la marca, ya que la ven en acción. “Santa Ana ha tenido un crecimiento importante por su calidad. Manejar nombres locales -en marca y modelos- ayuda, porque el consumidor se identifica”.
En marzo próximo, Solís lanzará la colección 2013. Este licenciado en Cultura Física explora todos los días páginas web para conocer las tendencias del mercado en el extranjero y ver cómo puede mejorar sus modelos.
También es detallista con los colores que escoge para pintar cada bicicleta, para que se ajusten al gusto de los consumidores. Según cada modelo utiliza negro, dorado, blanco, rojo, azul…
El mercado
El monto. Desde USD 1 600 hasta 6 000 cuestan estas bicicletas que son especializadas para terrenos difíciles.
Los clientes. El perfil del consumidor está entre los 20 y 50 años que practica ciclismo de forma amateur o profesional.
La velocidad y la aventura son sus pasiones desde la adolescencia. Andrés Quinteros, estudiante de séptimo semestre de Negocios Internacionales de la UDLA, decidió que su pasatiempo también sería su negocio.
Este quiteño de 22 años es experto en piñones, catalinas, frenos y demás piezas de motocicletas y bicicletas. Por ello, con su hermano Sergio invirtieron USD 15 000 para implementar su tienda de artículos para ciclismo y motociclismo.
Así, SQ Bikes inició sus operaciones en marzo del 2011. El monto inicial lo consiguieron de un crédito que solicitaron a sus padres; con esta cifra, alquilaron y adecuaron un local, y compraron los productos (bicicletas y accesorios).
Quinteros indica que conseguir proveedores para su tienda fue complicado en el medio. Su búsqueda se demoró seis meses; tras este tiempo, encontraron distribuidores en Cuenca, para comercializar las marcas Norco y Santa Ana.
El estudiante comenta que planificar sus actividades es clave para compaginar sus estudios con su negocio. La mayor parte del tiempo trata de ir a la tienda, excepto lunes y miércoles, cuando tiene clases, y se encarga del local su hermano.
Actualmente, SQ Bikes tiene una facturación mensual de USD 4 000. Para promocionarse, la tienda usa las redes sociales y organiza ciclopaseos nocturnos para sus clientes y las personas que deseen unirse.
Por el crecimiento de su microempresa, Quinteros fue invitado a dar una charla en la Semana del Emprendimiento en su universidad, en diciembre pasado.
Patricio Grijalva gerencia una empresa de transporte aéreo. Él es cliente de SQ Bikes desde septiembre del 2011 y adquirió unos zapatos, indumentaria y accesorios para la práctica del ciclismo.
Él destaca el buen asesoramiento que ofrece la tienda a la hora de comprar repuestos o de realizar el mantenimiento de su bicicleta.
Michell Román, compañera de clase en la UDLA, comenta que Quinteros es uno de los alumnos más brillantes; sus participaciones en clases y sus notas así lo demuestran, señala. “Andrés sabe compaginar bien sus estudios y su negocio, no descuida ninguna de las dos partes. Por eso, en ocasiones le toca sacrificar sus horas de almuerzo para atender a clientes o proveedores”.
Negocio en marcha
Las bicicletas. Actualmente, distribuyen bicicletas de la marca estadounidense Norco y Santa Ana, que son ensambladas en Cuenca.
Los paseos. Cada mes, este negocio realiza recorridos nocturnos junto a sus clientes, en diferentes parajes de la provincia de Pichincha.