La Corporación Mucho Mejor Ecuador desarrolló el programa denominado Aval Buenas Prácticas de Bioseguridad (BPB). Su objetivo es precautelar la salud y seguridad de los colaboradores y clientes de empresas que intercambian bienes y servicios.
Esta corporación agrupa a más de 500 marcas nacionales. Según Mónica Malo, directora de Mucho Mejor Ecuador, los principales beneficios de obtener este aval son generar confianza en los clientes, “quienes perciben las buenas prácticas de bioseguridad como un determinante en el servicio de un local o empresa”.
Otros beneficios son minimizar el ausentismo laboral, recibir asesoría en el uso de implementos de sanitización y desinfección, y protocolos y controles sobre los planes de limpieza.
Malo dice que su obtención es gratuita para todos los afiliados, y que en el caso de otras empresas que no son parte de la corporación si pueden obtenerlo después de pasar por las evaluaciones y todo el procedimiento.
Estefanía Arízaga, experta en inocuidad alimentaria, explica que la verificación de los protocolos de bioseguridad e inocuidad se lo realiza de forma presencial o virtual dependiendo de la empresa postulante.
Dos empresas que ya obtuvieron en aval son Oro Verde Hotels y Colineal Corp. La coordinadora corporativa de Calidad de Oro Verde, Isabel Delgado, y la gerente de marca de Colineal, Sofía Maldonado, coincidieron que, en la actualidad, uno de los factores de decisión de compra de los consumidores es la bioseguridad.
Imagen de la entrega del Aval a la empresa Colineal. Foto: cortesía Corporación Mucho Mejor Ecuador
Karen Pamela es una casa de modas que confecciona trajes de gala, ropa casual, informal, accesorios y otras prendas, con telas nacionales e importadas. Por la pandemia, este negocio tuvo que reinventarse y empezar a elaborar mascarillas y overoles.
También desarrolló una nueva colección inspirada en las mujeres que trabajan durante la pandemia y quieren verse arregladas, pero protegidas y cómodas.
Ese emprendimiento nació hace 34 años, en un pequeño taller artesanal ubicado en el patio de la casa de Asunción Villa. Ella siempre soñó con diseñar ropa. Por eso vendía telas en una pequeña tiendas de abarrotes, en Manta.
Una de sus amigas le pidió que le confeccionara un vestido. Ese fue el punto de partida para hacer una carrera en la moda. El nombre del negocio fue inspirado en sus dos hijas, que trabajan con ella.
Su primera inversión fue de alrededor de 10 000 sucres, que obtuvo de un préstamo bancario. Con esos recursos, ella trasladó su local a la parroquia Tarqui, que hasta antes del terremoto era el corazón comercial de Manta.
En ese lugar también instaló un local de telas y accesorios. Eso le permitió captar clientas no solo de Manta sino también de otras ciudades de Manabí.
Villa recuerda que al principio de su carrera, los probadores de ropa eran unas grandes telas. “Hemos construido con mucho esfuerzo lo que hoy tenemos. Pero hay que luchar cada día para lograr las metas que nos proponemos”, explica la emprendedora.
Luego, la Casa de Modas Karen Pamela se trasladó al centro de la ciudad, donde se construyó un moderno edificio a través de un crédito bancario de USD 300 000.
Villa se especializó en la alta costura, es decir trajes de gala, vestidos de novia y una línea especial para las candidatas a reinas.
La manabita y su grupo de trabajadores, que hasta antes de la pandemia era de 50 personas, se encargaban de brindarles asesoría a las aspirantes a reinas.
También de diseñar prendas personalizadas para las candidatas a Miss Ecuador, Reina de Manabí, de Manta y otras ciudades. Incluso, dentro de su clientela también constan presentadoras de televisión y modelos.
Cada año, Villa viaja a EE.UU. para adquirir textiles con piedras, diferentes texturas y colores. Este año, la tela se quedó comprada porque la pandemia por covid-19 le obligó a cerrar la tienda por la emergencia. “Me sentía intranquila y una noche mientras trataba de dormir, se me ocurrió hacer mascarillas”.
Villa llamó a varias empresas y les ofreció confeccionar mascarillas para sus trabajadores. Durante los dos primeros meses de la pandemia logró vender más de 30 000 mascarillas y overoles.
Además, fabricó trajes de bioseguridad y chaquetas, pero con diseños, para que las clientas se vean elegantes mientras trabajan o hacen diligencias en el centro.
La mantense Gisella Moreira compró un traje de seguridad para ir a su trabajo. “Parece que fueran dos prendas, tiene detalles en el cuello y se amolda bien al cuerpo”.
Antes de la pandemia, Karen Pamela vendía mensualmente hasta USD 70 000. Pero ahora sus ventas máximas llegan a 20 000. “Hay que seguir luchando, aunque haya adversidades”.
Por eso lanzó una nueva colección de ropa para esta temporada, inspirada en las mujeres que trabajan desde casa. “Son prendas de muy buena calidad, pero a un precio económico porque entendemos la situación”.
Hace dos semanas se organizó un desfile de modas virtual para mostrar la nueva colección. Fue transmitido por las redes sociales y tuvo más 45 000 reproducciones. Las modelos fueron reinas y presentadoras de Manabí.
300 000 dólares fue la inversión de este negocio en un nuevo edificio.
Asunción Villa, propietaria de Karen Pamela, realizó un desfile virtual en el que participaron reinas de belleza y presentadoras de televisión. Foto: Cortesía Casa de Modas Karen Pamela
La aviación comercial es uno de los sectores más golpeados por la pandemia del covid-19. Solo en América Latina, las pérdidas se calculan en USD 15 000 millones para este año. En Ecuador serían USD 300 millones desde mediados de marzo hasta la fecha.
En medio de este panorama, las aerolíneas de todo el mundo esperan que las autoridades de cada país tomen las decisiones que permitan la reanudación de vuelos, primero los domésticos, para luego pasar a los vuelos internacionales.
El camino de la recuperación será largo, según advierten organismos de la industria de la aviación. En Ecuador, las aerolíneas que cubren el mercado doméstico aseguran que están listas para volar nuevamente desde junio, cumpliendo las distintas normas de bioseguridad que demandan los actuales tiempos. La decisión final está en manos de las autoridades.
El transporte aéreo es un sector clave y su reactivación sería una señal de que ciertas actividades productivas empiezan a recuperarse, aunque según los expertos esto será paulatino y siempre priorizando en la seguridad de los pasajeros.
Reactivarse tras la pandemia de covid-19 es el objetivo de todo tipo de negocios. Esto, sin embargo, no tiene nada que ver con volver a desarrollar sus actividades como regularmente lo hicieron hasta febrero pasado.
¿Qué significa? Según el informe Orquestando la recuperación de las organizaciones y sus cadenas de valor, de la consultora Deloitte, implica un retorno a las actividades con base en un plan, de seis ejes, en torno a la nueva normalidad.
Definir cuándo comenzar a retirar medidas de contención; revisar indicadores empresariales; determinar si existen cambios de los clientes y los mercados; reiniciar las operaciones en torno a las transformaciones de la cadena de valor; realizar gestión financiera, industrial y administrativa con base en la coyuntura; y aprovechar la tecnología en los procesos son los ejes a tomar en cuenta.
Un estudio de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) muestra que las empresas en Quito todavía no están reaccionando ante lo que la nueva normalidad exige para volver. De una muestra de 473 organizaciones encuestadas por el gremio, el 61,3% no ha tomado ninguna acción a corto plazo para obtener liquidez debido al giro de sus negocios; el resto decidió digitalizarse y transformarse para poder seguir adelante.
El 70% de las empresas considera que es importante que a escala país se tomen acciones vinculadas a obtención de créditos, extensión de pagos con el Servicio de Rentas Internas, seguridad social y flexibilización de la normativa laboral.
Otras empresas consultadas creen que se debería pensar en ajustes para conseguir liquidez y soluciones para el pago de arriendos y servicios básicos.
Recomenzar tras la pandemia también implica aplicar mecanismos de protección del personal con medidas de bioseguridad y ajustes en las jornadas de trabajo, dependiendo del número de empleados, el espacio físico, etc., según consta en la Guía poscuarentena para empleadores, de la CCQ. Además, la compra de mascarillas, desinfección dos veces a la semana, protocolos con aval técnico, determinación de personal que debe seguir en teletrabajo y mejoramiento de las instalaciones son fundamentales.
La Cámara explica que esto representa una inversión pero que no hay un monto exacto de cuánto le correspondería pagar a cada empresa pues depende de sus particularidades. Fernando Altamirano, analista económico, explica que el 90% de las empresas en el Ecuador son pymes y que su nivel de rotación es alto. Tras la pandemia, reactivarse no será fácil y su tiempo de existencia podría acelerarse si no reciben el apoyo y aplican las medidas necesarias.
Para reactivarse y sostenerse, dice, es necesario que el Estado aplique programas para subsidiar las afiliaciones de trabajadores de emprendedores; que impulse el registro de emprendedores; que genere facilidades para la contratación solo por ciertas horas; que permite el acceso a líneas de crédito con tasas cero o máximo hasta el 5%; beneficios
Con mayor seguridad y menos personal
Con una distancia de dos metros entre cada uno, los pequeños productores de leche realizan filas cada mañana para la entrega del producto en los centros de acopio que trabajan con El Ordeño, en 12 provincias.
La compra de leche no ha parado, asegura Juan Pablo Grijalva, gerente General de la empresa láctea. “Tenemos bajo nuestra responsabilidad 6 500 productores. La fábrica está operativa al 100%, con todas las medidas de seguridad”.
El sector alimenticio, al ser prioritario, es uno de los que se ha mantenido operativo durante la cuarentena. Para ello, se han implementado protocolos de bioseguridad. En El Ordeño, al ser una empresa de alimentos, los trabajadores ya cumplían con medidas de bioseguridad, que ahora se han intensificado. Además de la vestimenta de trabajo –que incluye el uso de mascarilla–, los empleados pasan por un túnel de desinfección al ingresar a la planta, se les toma la temperatura y se les realiza un interrogatorio diagnóstico sobre síntomas.
Adicionalmente, se ha reducido el personal en planta a la mitad. En la empresa láctea laboran 293 personas: cerca del 50% se encuentra teletrabajando y alrededor de un 20% fue enviado de vacaciones. El restante opera en la fábrica.
Para recortar gastos, la firma bajó los salarios en cargos ejecutivos en un 25%. Aunque se mantiene activa, la empresa ha sufrido una baja del 51% en ventas, porque otras líneas están afectadas, como la venta de leche en polvo. La Comarca y Hortana, dos empresas productoras de vegetales, se encuentran operativas en al menos un 60%. “A pesar de que manejamos alimentos, los ingresos han caído en un 30%, porque la gente está comprando alimentos de mayor duración. Además, buena parte de nuestros clientes son restaurantes que se encuentran cerrados”, señala Alejandro Terneus, propietario de las dos firmas.
En las plantaciones y áreas de producción de ambas compañías se están aplicando protocolos de bioseguridad. Al ingreso, los trabajadores son desinfectados y se les toma la temperatura. En las líneas de producción, hay más distancia entre empleados, y se incrementó la desinfección en la planta. Las áreas administrativas, que representan un 10%, se encuentran teletrabajando.
La firma de telecomunicaciones Netlife está fortaleciendo la asistencia remota a los clientes, para evitar el contacto físico. Para ello están trabajando con herramientas como la realidad aumentada, explica Francisco Balarezo, CEO de la compañía de telecomunicaciones, quien detalló que las ventas han disminuido en un 50% por la pandemia.
El personal que necesariamente debe estar en campo está usando implementos de bioseguridad, aclara Balarezo. Esta compañía, en la que laboran 700 personas, está realizando pruebas para detectar el covid-19 a todo el personal, con apoyo de la Cruz Roja.
La incertidumbre dificulta planificar
El sector de la construcción, uno de los más afectados durante la cuarentena por la paralización total de su operación, fue el primero en entrar al plan piloto de reactivación (con 28 proyectos), que comenzó la semana pasada. Sin embargo, son pocas las industrias que entraron al plan; la mayoría está inactiva.
La empresa inmobiliaria Romero & Pazmiño, que contrata los servicios de RPM Construcciones, tiene seis proyectos paralizados en Pomasqui, Cumbayá y Los Chillos. Las ventas también están inactivas porque no están permitidas las visitas a los proyectos, explica Alejandro Pazmiño, gerente de la firma, en la que laboran 24 personas.
La mayor preocupación de la compañía es la gestión de las ventas: “Es muy difícil vender una casa en línea. Estamos desarrollando herramientas para asistir a los vendedores con aplicaciones virtuales y empezar a vender de esa forma”, explica el empresario.
La inmobiliaria analiza las diferentes medidas de bioseguridad para cuando llegue el momento de reactivarse, como, por ejemplo, trabajar en dos jornadas, para disminuir la cantidad de personas en la empresa, y una evaluación constante de los síntomas por covid-19.
El Grupo empresarial Kubiec-Conduit, fabricante de productos para la construcción y la metalmecánica, también se encuentra paralizada. Para poder cubrir los salarios correspondientes al mes de abril, recurrió a préstamos bancarios.
La nómina del Grupo, que factura USD 130 millones al año, es de alrededor de 600 personas. “Al momento, tenemos una pérdida en ingresos cercana a los USD 10 millones”, señala Henry Yandún, gerente General.
“Estamos viviendo una tremenda incertidumbre. No sabemos cuándo ni cómo va a arrancar la economía del país. Ni siquiera hay datos aproximados para planificar cómo empezar. No tenemos una fecha para reactivarnos, dependemos de lo que digan las autoridades”, aclara el vocero de la firma que está elaborando túneles de desinfección como un apoyo social en medio de la pandemia.
Sin embargo, Kubiec-Conduit se está preparando para cuando llegue el momento, con el protocolo de bioseguridad aprobado para el sector, por el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, y otras entidades de Gobierno.
Este protocolo incluye medidas de protección para el trabajador, limpieza y desinfección de áreas, medidas para el traslado de los empleados; entre otras instrucciones. La empresa también prevé cambiar los turnos de trabajo, para reducir la densidad de personal; además, mantener al menos un 10% en teletrabajo y otro grupo, semipresencial.
Según datos que maneja la Cámara de Industrias y Producción (CIP), las primeras cuatro semanas de paralización de actividades, por causa del covid-19, generaron pérdidas en ventas al sector productivo por alrededor de USD 12 000 millones.
Los pequeños negocios también reciben asesoría especializada
Organismos internacionales, universidades, gobierno y municipios trabajan para reactivar el sector de las tiendas y las pymes en el país.
Según la Red de Tenderos de Ecuador se calcula que a escala nacional existen 138 000 tiendas. El 60% no está trabajando.
En esto último coincide Carlo Ruiz Giraldo, responsable de Desarrollo Económico Inclusivo y Gestión de Riesgos en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Esta organización, en el marco de covid-19, desarrolló el proyecto En marcha digital, a través del cual se busca impulsar dicho sector productivo.
“La primera acción ha sido indicar a las tiendas que sí están autorizadas a poder operar. Trabajamos en seis guías transmitiendo, además, que hay herramientas para estar operativas en la nueva normalidad”, explica el técnico.
Estas incluyen capacitación sobre cómo utilizar mensajes de texto o whatsapp para poder vender; protocolos de atención con seguridad sanitaria; cómo recibir y aceptar transferencias electrónicas; procesos para hacer entregas a domicilio o recibir gente que llega a recoger paquetes; promociones y consejos financieros.
Se trata de información práctica y pedagógica para que la gente pueda aplicarla sola. Se da a conocer a través de los distribuidores de empresas privadas que llevan productos a las tiendas (entregan volantes), bases de datos de municipios, redes del Mipro, etc. Las guías se están dando a conocer desde la semana pasada. Colaboran organizaciones públicas y privadas de todo nivel.
Del lado del sector privado también se han desarrollado iniciativas como Tienda Cerca. Mientras que Conquito y la Universidad de Las Américas (UDLA) generaron el proyecto UDLA Conquito virtual 2020. “Busca implementar un programa virtual entre las partes que permita brindar recursos técnicos aplicables a los emprendimientos. De esta manera se quiere lograr la reactivación económica de la ciudad”, explica Adrián Herrera, técnico coordinador de proyectos del área de Economía Popular y Solidaria (EPS) de Conquito. Grupos de estudiantes ofrecen guías para los emprendedores; Conquito les brinda un proceso técnico de fortalecimiento.
Hoy en día se calcula que a escala nacional existen 138 000 tiendas. El 60% no están trabajando debido al covid-19. Foto: Archivo / LÍDERES
Un camión circula lentamente por una calle del sector de Amaguaña, al este de Quito. El conductor se estaciona con cuidado: es responsable de entregar un total de 45 000 huevos en cubetas en las instalaciones de Ovosan.
Es un martes por la mañana y el ritmo de trabajo se dinamiza luego de la entrega de la materia prima. Los huevos son seleccionados y lavados con cuidado. Este emprendimiento trabaja desde el 2003 en una línea poco explorada: la pasteurización de huevos. La tarea se cumple en su planta que tiene 300 metros cuadrados de construcción.
La pasteurización elimina microorganismos riesgosos para la salud y se desarrolla bajo estrictas normas de bioseguridad. Los empleados que trabajan en el proceso visten botas de caucho, mascarillas, mandiles y guantes; asean sus manos cada vez que ingresan a uno de los espacios de trabajo. Contados trabajadores acceden al espacio en donde los huevos son cascados o quebrados con una maquinaria específica para esa tarea; las mismas restricciones se cumplen en la zona de pasteurizado, así como en el congelado y en la entrega, que se realizan bajo una cadena de frío.
Esta firma surgió en el 2003 por requerimiento de empresas nacionales del sector de salsas y aderezos. En ese entonces, el proceso era una novedad en el mercado y explicar los beneficios del huevo pasteurizado fue el primer reto que enfrentaron Joaquín Rodríguez y Eduardo Tapia, los socios de este emprendimiento ecuatoriano.
Entre ambos invirtieron alrededor de USD 50 000 para instalar la planta en un espacio de propiedad de Rodríguez, en la zona de Amaguaña. El dinero sirvió para comprar maquinaria y para distintas adecuaciones. El equipo inicial estaba conformado por cuatro trabajadores de planta y tres administrativos.
El huevo pasteurizado, explica Tapia, se utiliza en industrias como hoteles, restaurantes, servicios de catering, entre otras. «En otros países como Argentina o México, cada vez se exige más el uso de huevo pasteurizado y en Ecuador la tendencia va creciendo, lo que nos ayuda en el crecimiento del negocio».
Tapia es doctor en bioquímica y conoce a detalle los cuidados que requiere el huevo para que mantenga sus características nutritivas. El huevo líquido, es decir la yema y la clara fuera del cascarón, tiene una vida útil de máximo 25 días en refrigeración. «Vender la idea del huevo líquido ha sido un trabajo difícil, pero los clientes lo van aceptando».
Uno de los clientes con los que Ovosan trabaja desde sus primeros días es la empresa de salsas y aderezos Marcseal. Natalia Zambrano, representante de la compañía, recuerda que trabajan con Ovosan desde el 2003. «Esa empresa nació básicamente por un requerimiento que les hicimos. El huevo pasteurizado es clave para nuestros procesos».
Marcseal compra alrededor de 10 a 12 toneladas mensuales de huevo pasteurizado a Ovosan. «Nos han respondido con calidad y con rapidez en los pedidos en todo este tiempo. Es un producto innovador y la relación entre las dos empresas avanza muy bien», añade Zambrano.
Ovosan cuenta en la actualidad con una cartera de seis clientes entre los que están un hotel cinco estrellas, empresas de salsas y de pastas. Para esto procesa alrededor de 16 000 kilogramos de huevos al mes, en promedio.
Para cumplir con la producción, la empresa cuenta con proveedores, entre los que consta Laura Torres. Ella indica que entrega cada semana cerca de 90 000 huevos que llegan desde Puéllaro, en el norte de Pichincha. «Trabajo con Ovosan hace dos años y puedo decir que son puntuales en los pagos».
El trabajo se desarrolla de lunes a viernes y los socios de la empresa ya piensan en nuevas líneas. Una de ellas es el huevo en polvo. «Se asemeja a la leche en polvo y se puede almacenar, como un ingrediente más de la cocina», dice Tapia.
También está en mente la producción de barras energéticas para niños, deportistas y adultos utilizando la proteína que tiene la yema del huevo. En estos procesos la inversión (unos USD 300 000 en 10 años) y la confianza en los colaboradores (10 en la actualidad) son parte de la estrategia de esta empresa cuyas ventas crecen año tras año.
EL INSIGNIA ÁNGEL LLUMIQUINGA. El empleado más antiguo
Tengo 42 años y conozco a Eduardo Tapia desde hace 18 años. Él me llamó para trabajar en Ovosan hace unos nueve años, cuando la planta recién estaba operando.
Recuerdo que cuando llegué el trabajo de quebrado o cascado de huevos era manual. Pero los demás procesos ya estaban tecnificados.
Actualmente, todos los procesos están automatizados y siempre se trata de innovar. A pesar del tiempo que llevo en la empresa, cada etapa del trabajo me sigue llamando la atención.
Con los demás compañeros nos llevamos bien, cada uno cumple con su tarea de manera responsable.
No nos vemos tanto, porque paso la mayor parte de mi jornada en el cuarto de pasteurizado; sin embargo, me llevo bien con todos, nos respetamos. Estoy contento con mi trabajo, es equipo muy colaborador.