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  • Una familia que vende bocaditos típicos por el país

    Redacción Quito

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    Era 1 990 y Elena Jiménez buscaba una manera para ganarse la vida. Así fue como nació Productos Grays, un negocio que elabora bocaditos con granos y otros productos tradicionales.

    Maní de sal, habas fritas y ajonjolí son algunos de los productos que el negocio comercializó desde sus inicios. Grace Logroño, gerente e hija de la fundadora, dice que iniciaron vendiendo a una bodega que luego se convirtió en un supermercado.

    Hace cinco años su madre, por problemas de salud, se retiró del negocio y se fue a vivir a Ventanas (Los Ríos), donde su abuela tiene una finca. La plantación provee a este negocio de todos los insumos que requieren para la fabricación.

    Grace se encarga ahora de las operaciones del emprendimiento. De hecho, Productos Grays tiene ese nombre en su honor.

    Se trata de una iniciativa familiar. Su padre y su hermano menor, Eduardo y Diego Logroño, también colaboran.

    Al inicio, Elena era quien se encargaba de la producción, pero ahora, además de su familia, el negocio tiene cuatro colaboradores. “Todos nos ayudamos mutuamente. Me siento orgullosa porque mi hermano, que solo tiene 16 años, ha adquirido responsabilidades y me ayuda mucho. El personal, además, recibe capacitación”, detalla la gerenta.

    El emprendimiento arrancó con tres productos. Luego fue incrementando con habas de dulce y maní con ajonjolí blanco; ahora espera ampliar su oferta con fruta deshidratada o seca y para ello están sacando registro sanitario.

    El año pasado, tras incorporarse al Programa de empresas solidarias e innovadoras de ConQuito, desarrolló un nuevo producto. “Es un ‘snack’ para deportistas. Se trata de una bolitas rellenas de chía y encapsuladas por un recubrimiento de higo. En algunas también hemos hecho una cobertura de chocolate negro. Además, les incorporamos ajonjolí”.
    Estos productos son ideales para quienes necesitan mantenerse activos durante el día o para quienes realizan actividades atléticas.

    “Elaboramos todos los productos tradicionales de manera artesanal. El maní, por ejemplo, lo tostamos; las habas sí las freímos y las de dulce contienen panela. Son productos saludables, con un toque diferente, pero que son propios de nuestra cultura gastronómica”, manifiesta Grace.

    Según ConQuito, este negocio se destaca porque practica los principios de la economía popular y solidaria. Lo cataloga como socialmente responsable.

    Productos Grays se comercializan en Quito y otras ciudades del país. Actualmente, la oferta de este negocio se encuentra en Baños, Quevedo, Babahoyo, Latacunga, Ambato, Ibarra, Cayambe, etc.

    Los ‘snacks’ han llegado también fuera del continente. En el yate Darwin, que navega por Galápagos, también se los ofrece.

    Juana Armijos, administradora de este navío, indicó que conoció del emprendimiento por una entrevista de radio. Ahora llevan fundas grandes de maní para que consuman los turistas; lo compran debido a su calidad.

    La familia Logroño busca que su negocio siga creciendo. Espera seguir capacitándose para ofrece a sus clientes un trato óptimo y aumentar su línea.

    La idea, además, es que más personas conozcan que estos productos buscan resaltar alimentos propios del territorio nacional.

    Más datos

    La gerente. Grace Logroño es ingeniera en finanzas y auditoría. Al entrar al programa Pesi, de ConQuito, logró desarrollar una estrategia de marketing y ventas. Previo a ello la situación de comercialización era complicada.

    Premio. Productos Grays hizo una prueba en Quicentro Sur por dos días el año pasado. La sorpresa fue que el público compró gran cantidad de la oferta: 300 fundas. El negocio ganó el premio Testing Lab de ConQuito y ganaron la permanencia por seis meses en una isla del centro comercial.

    Grace Logroño se encarga personalmente de la producción de maní de sal, habas fritas, entre otros bocaditos. Foto; Armando Prado / LÍDERES
    Grace Logroño se encarga personalmente de la producción de maní de sal, habas fritas, entre otros bocaditos. Foto; Armando Prado / LÍDERES
  • Bocaditos criollos atraen a comensales en Cotocollao

    Redacción Quito

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    Quimbolitos, humitas, empanadas y tamales son algunos de los tradicionales bocadillos que comercializa El Cafecito de Rudy, un local de 47 años de existencia, en Cotocollao.

    Con ese nombre funciona el local desde hace ocho años, cuando Ruth Betancourt se hizo cargo. Antes estuvo en manos de su suegra, con el nombre de La Mazorca.

    Este negocio busca que se mantenga en el tiempo la preparación de bocaditos tradicionales. “Además, a la gente le gusta bastante, es la tradición”, explica Betancourt.

    A esta cafetería, que está abierta de lunes a domingo, llegan en promedio 350 personas al día durante las jornadas de trabajo regulares. Los fines de semana el número puede duplicarse.
    El negocio se abre a las 08:00 y cierra a las 10:00 entre semana. Durante sábado y domingo se abre a las 12:00, porque son días en que no se sirven desayunos.

    Estos son parte de la nueva oferta del negocio. Al inicio solo se vendían humitas, morocho, café y aguas aromáticas; ahora la carta también incluye chocolate de Ambato, sánduches, jugos, gaseosas, empanadas de viento, etc.

    Un detalle para saborear los bocaditos criollos es la salsa secreta de Betancourt. Aunque no detalla los ingredientes, asegura que contiene productos propios del país.

    Elabora cuatro tazones diarios de la salsa, cuya preparación inicia una noche antes de la venta. Trabajar en este negocio es bastante laborioso pues únicamente para preparar las humitas, por ejemplo, se empieza a las 05:00.

    María Augusta Manosalvas se encarga de preparar las empanadas; ella es una de los tres hijos de Betancourt que colaboran en este tradicional negocio.

    Los precios de los productos parten desde USD 0,80. Los clientes pueden consumir en el sitio los alimentos o comprar para llevar.

    Al sitio van familias completas. Alonso Enríquez, por ejemplo, explica que adquiere los productos, principalmente, las tardes de los sábado para reunirse con sus parientes. Sin embargo, entre semana suele llevar humitas para el café de la tarde.

    En promedio, este negocio vende USD 350 diarios. No obstante, el monto puede variar de acuerdo con la demanda de los productos.

    En este negocio también se comercializan empanadas de verde, de morocho y bolones. Estos no los prepara Betancourt, sino que le distribuye otra persona cuando ella hace su requerimiento. “Representaría demasiado tiempo ponerse a preparar estos productos. Los vendemos sueltos, pero también en bandejas”, indicó.

    La empresa no tiene previsto incorporar otros productos debido, precisamente, al tiempo que toma la preparación. Pero, entre sus metas se encuentra abrir un nuevo local en otra zona la urbe.

    Algunos de los productos de El Cafecito de Rudy, incluso, ya se han comercializado en el exterior gracias a migrantes o turistas que llegan, principalmente, en la época de fin de año y en verano. Manosalvas explica que el producto también se vende para pedidos en grandes cantidades.

    Ruth Betancourt y María Augusta Manosalvas muestran sus productos en los exteriores de este local, que ofrece  bocaditos tradicionales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Ruth Betancourt y María Augusta Manosalvas muestran sus productos en los exteriores de este local, que ofrece bocaditos tradicionales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Ellas elaboran bocaditos para niños con alergias

    Redacción Quito

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    La necesidad de dos madres de alimentar adecuadamente a sus niños que tienen alergias a determinadas proteínas de la leche fue el detonante para que llegue al mercado nacional Baby Bites, un cereal para consumo de niños desde los seis meses.

    Constanza Gaitán, abogada y Paulina Echeverría, administradora de alimentos y bebidas, buscaban alternativas de bocaditos para sus hijos, que sean orgánicos, sin lácteos ni mantequilla. “Nosotros teníamos que traer de afuera productos que sean apropiados para nuestros niños”, comenta Gaitán, madre de dos varones, quien está encargada de la gerencia de Nutrición Infantil Nutrinfa Cía. Ltda.

    La empresa fue constituida por estas amigas en mayo del 2016, pero su producto estrella Baby Bites se trabajó desde agosto del 2015 y fue lanzado en julio de 2016 en la Expo Baby. Un equipo de expertos que contaba con profesionales como una ingeniera en alimentos, una nutricionista infantil, pediatras, etc., se encargó del desarrollo del producto, que contó con una inversión inicial realizada por partes que sumó alrededor de USD 130 000, según explicó Echeverría, madre de una niña y presidenta de la compañía.

    En septiembre de 2016, Baby Bites llegó a perchas. Pese a ser un producto nuevo, logró entrar a cadenas como Supermaxi (Quito, Guayaquil y Ambato) y Fybeca (Quito, Guayaquil, Ambato, Cuenca, Machala, Ibarra y Manta), además de cuatro tiendas de productos naturales en los valles y norte de Quito. En los próximos días esperan llegar también a dos tiendas orgánicas en Guayaquil y una en Cuenca.

    Este producto está elaborado con quinua y arroz como base, a lo que se le añade el sabor natural de la fruta (manzana, fresa y banana), además de calcio y vitaminas E. No contiene gluten. La quinua fue escogida como uno de sus ingredientes porque es de fácil digestión y no ha sido relacionada al desarrollo de ninguna patología.

    El producto se puede consumir como un ‘snack’ a cualquier hora del día. Además de ayudar a la introducción a los alimentos sólidos, un beneficio adicional es que al ser en forma de pequeñas estrellas ayuda a que los niños desarrollen su motricidad fina. El cereal se deshace en la boca del bebé por lo que no corre el riesgo de atorarse.

    Si bien Baby Bites es la primera marca de Nutrinfa enfocada en bebés, la proyección es avanzar en la línea de infantes y niños de hasta seis años y desarrollar una línea de productos prenatales. Para ello se prevé realizar una nueva inversión de al menos USD 70 000.

    Echeverría asegura que la empresa podrá seguir creciendo ya que han tenido buenos resultados pese a ser un producto delicado, porque no es fácil que una mamá le dé cualquier alimento a su bebé de seis meses. Sin embargo, el “boca a boca” ha sido fundamental para Baby Bites. “Hay muchos chats de mamás primerizas que hablan del producto y se aconsejan, eso nos ha ayudado mucho”, indica Echeverría.

    Luz Rizo, encargada de Kaelum, una tienda gourmet donde se distribuye el producto, confirma la aceptación. “Hago pedidos semanales de al menos 30 unidades y se terminan enseguida”, asegura.

    Actualmente Nutrinfa está vendiendo unos 6 000 envases mensuales, pero su meta es llegar a las 10 000 unidades. Como aún no tienen su propia planta de producción, la generación de empleo es indirecto para al menos 30 personas.

    La Insignia

    Ana Karina Espinel . Distribuidora de Baby Bites

    Trabajo en la distribución desde hace cuatro meses. Tengo dos flancos de acción, el uno con pediatras, a quienes les presento el producto para que vean sus bondades. El segundo es con centros de estimulación infantil.

    En el sector médico, los profesionales recomiendan el producto como un ‘snack’ de media mañana o media tarde. Les parece bueno porque es natural.

    Otra vía de promoción y entrega es a través de los chats de mamás. Me involucré en este negocio porque probé el producto. Tengo una bebé y a ella le gustó, además de que consulté con mi hermano que es pediatra.

    Un estimado de la distribución que realizo es de entre 20 y 25 cajas al mes. Espero que siga incrementando, ya que empecé con una caja y el crecimiento ha sido rápido. Este año estoy buscando ampliar la distribución a escala nacional. Ahora tengo un punto de venta en Loja, dos en Guayaquil y un tercero por salir en la misma ciudad, además de una oportunidad en Cuenca.

    Constanza Gaitán y Paulina Echeverría buscaban un snack para sus hijos con alergias. La falta de opciones despertó en ellas el impulso para desarrollar el producto localmente. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Constanza Gaitán y Paulina Echeverría buscaban un snack para sus hijos con alergias. La falta de opciones despertó en ellas el impulso para desarrollar el producto localmente. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • ‘Es positivo que lleguen nuevos productos’

    Cecilia burbano Propietaria de Frutilados en Cuenca

    La especialista

    El macaron es un bocadito con muchos años en el mercado francés y se ha ido expandiendo, con éxito, a otros países del mundo. Ecuador no es la excepción, ya que ha acogido este postre.

    Frutilados se dedica a la elaboración y comercialización de dulces cuencanos y ecuatorianos. También tortas, helados y otros platos. Los macarons se preparan bajo pedido, aunque hemos identificado que el producto no tiene demanda, porque aún no hay conocimiento.

    Incluso su preparación es difícil, porque no hay oferta de harina de almendra, por lo que se deben tomar estos frutos secos y molerlos para obtener la materia prima. Este paso dificulta la elaboración de los macarons.

    Es importante estar abiertos y recibir nuevas tendencias gastronómicas para ofrecer más variedad al consumidor.

    Para el país es positivo que vengan nuevos productos, para enriquecer, no solo la oferta, sino el aprendizaje de quienes nos dedicamos al negocio de la repostería.

    Todas estas técnicas se fusionan con ingredientes locales y surgen nuevos productos para deleitar el paladar del cliente local y extranjero. Además del macaron han llegado bocaditos alemanes, italianos y estadounidenses que son populares y se han quedado en el país.

    Sin embargo, el consumidor ecuatoriano también valora sus raíces y tiene preferencia por sus productos. En Frutilados cuidamos los ingredientes que usamos y conservamos recetas de antaño para preparar los dulces tradicionales. Este ha sido el secreto de nuestro éxito. Otra fórmula es estar abiertos a nuevos productos. El macaron es nuevo y apenas está dándose a conocer. El próximo paso es que los proveedores de productos identifiquen una oportunidad de mercado y comercialicen la harina de almendra para evitar el trabajo de moler esta fruta seca, y así facilitar su preparación.

    La globalización y el acceso a la información, a través de Internet, permite conocer más sobre nuevos productos y replicarlos en nuestras cocinas. Además, el consumidor está mejor informado y demanda mejores productos. Los empresarios debemos estar preparados para ofrecer lo mejor a los clientes productos de calidad y vanguardia.

    «Es importante estar abiertos a nuevas tendencias gastronómicas para ofrecer diversidad al consumidor»