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  • Bolsos, zapatos y carteras, las prendas que comercializa Simiatug Llakta

    Redacción Sierra Centro (F) 
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    Los bolsos, el calzado, las agendas y las billeteras confeccionados con tejidos de cabuya y bordados con finos hilos derrochan color y creatividad. Son los productos elaborados por las artesanas de emprendimiento Simiatug Llakta que agrupa al menos 500 mujeres de esta parroquia del cantón Guaranda, en la provincia de Bolívar.

    El negocio arrancó en el 2000 con el nombre de Simiatug Samay, sin embargo, en el 2014 cambió su nominación a Simiatug Llakta. La inversión inicial fue de USD 2 500 en la compra de la materia prima, la capacitación a las mujeres de las comunidades, la instalación de un sitio de acopio y comercialización. El año pasado, la asociación facturó USD 15 000.

    La historia de Simiatug Llakta la inició su fundadora Cornelia Camerman con el objetivo de asociar a grupos de mujeres para capacitarles e integrarles a los talleres artesanales. La idea fue mejorar las condiciones económicas de la población. “Poco a poco estamos logrando este objetivo planteado”, cuenta Narcisa Licintuña, administradora de Simiatug Llakta.

    La microempresa les compra sus tejidos y los bordados como shigras, tela de cabuya para el calzado y los bordados hechos a mano donde se dibuja las plantaciones de trigo, maíz, cebada, llamas, la minga, el casamiento con figuras andinas.

    Estas obras artísticas en los talleres artesanales se transforman en elegantes y llamativos bolsos, carteras, mochilas, billeteras y zapatos. Estos son comercializados en las tiendas artesanales de Quito, Guayaquil y Cuenca.

    Licintuña explica que llevan trabajando en el proyecto cerca de seis años. Ella se encarga de comprar los tejidos y bordados elaborados con cabuya e hilo de colores. Una vez que adquieren la materia prima es enviada a los talleres, una especie de maquila, para su transformación y darles el valor agregado para la comercialización. “El valor agregado que le damos a nuestros productos nos ayudó a ingresar en forma indirecta a Suiza y Japón”.

    Cornelia Camerman, fundadora, explica que las inversiones en la instalación de los talleres, donde se elaboran los productos, son independientes.

    Simiatug Llakta ha realizado dos envíos de 30 kilos de productos a Suiza y Japón. Licintuña explica que la idea es que el proyecto es que sea sustentable y pueda mantenerse y que las mujeres puedan contar con ingresos económicos.

    La elaboración de artesanías, es uno de los cuatro proyectos productivos que se desarrollan. También tiene el área de elaboración de utensilios con la paja de páramo. Se hacen paneras, individuales y canastas. Además, funciona una fábrica donde se producen condimentos con productos agroecológicos.

    Los colores azules, verdes, rojos, amarillos, rosados y más, llenan de colorido sus creaciones que son apreciadas por los visitantes extranjeros que llegan hasta los talleres.

    Tenga en cuenta

    Simiatug Llakta tiene a escala nacional 10 locales donde se comercializan bolsos, billeteras, carteras, calzado y otros productos que elaboran en sus talleres artesanales.

    Esta asociación de la parroquia Bolívar cuenta con tres talleres para la confección de sus productos que son comercializados en las ciudades de Cuenca, Quito y Guayaquil.

    Este emprendimiento realiza exportaciones en forma indirecta. Sus productos llegan a mercados de Suiza y Japón.

    En los talleres donde se elaboran los productos artesanales de Simiatug Llakta hay inversiones privadas. Foto: Raúl Díaz para Líderes
    En los talleres donde se elaboran los productos artesanales de Simiatug Llakta hay inversiones privadas. Foto: Raúl Díaz para Líderes
  • Fusión cultural en artículos decorativos

    Redacción Quito

    (F) 
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    La identidad de las culturas ecuatorianas se va perdiendo poco a poco con el pasar de los años.

    Esto motivó a Fernanda Moya a crear el emprendimiento Ecua Inka, donde elaboran artículos con diferentes temáticas y diseños identitarios.

    El emprendimiento abrió sus puertas en enero del 2019; Moya cuenta que se inspiró en la cultura Inca para el nombre del negocio.

    Esta cultura utilizaba una semilla a manera de protección llamada ‘huayruro’; este es el toque principal de cada artículo que la joven comercializa.

    Cuando Moya empezó con el negocio invirtió alrededor de USD 1 000. La emprendedora expresa que al principio se le hizo difícil posicionar sus piezas en el mercado local.

    Antes de comenzar con la producción, la propietaria buscó a la comunidad que le podría ayudar a elaborar cada diseño.

    En Esmeraldas encontró a la nacionalidad Chachi, un grupo étnico que conoce el tratamiento de las fibras con las que Moya buscaba elaborar los artículos que hoy comercializa.

    En ese viaje logró establecer un vínculo con alrededor de 15 mujeres de esta comunidad. Con esto las hizo parte del proyecto y así generan un ingreso extra.

    “La comunidad está en una zona que ni siquiera tiene carretera, para ellos es una ayuda significativa y se sienten contentos de trabajar con nosotros”, cuenta Moya.

    La elaboración de estos productos necesita de fibras naturales como mimbre, rampira y paja toquilla; esa es la materia prima que se encuentra en Esmeraldas.

    Por otro lado, cada artículo se decora con semillas coloridas; estos materiales se recolectan en fincas de pequeños productores ubicados en la Amazonia.

    En el proceso de producción se crean los diseños de cada pieza para que luego las comunidades se encarguen de la elaboración artesanal de los artículos.

    Las piezas más pequeñas tardan alrededor de tres a cuatro horas para que queden listas. Existen artículos como los sillones en los que se pueden demorar varias semanas, comenta Moya.

    Menciona, además, que busca, fusionar la cultura Chachi con las demás de la región andina; es por esto que varios de los diseños se decoran este tipo de tejidos.

    La mayoría de estas piezas son utilizadas para decoración y lo que los hace llamativos a es que cada uno tiene el nombre de un lugar representativo del Ecuador.

    Estos diseños llevan nombres de diferentes lugares como Cuenca, Esmeraldas, Baltra, Mindo, Otavalo, Cañar, entre otros.

    “Quiero que la gente conozca a Ecuador a través de mis diseños, quiero que en el exterior vean que elaboramos productos lindos”, manifiesta la propietaria.

    Este negocio inició con la comercialización de productos de cestería; meses después amplió su oferta y en la actualidad, elabora lámparas, muebles y bolsos.

    Valeria Sánchez adquirió uno de los productos del emprendimiento hace poco. Ella menciona que “son llamativos, con diseños auténticos y de buena calidad”.

    El objetivo de Moya es mostrar la riqueza cultural del país en los diferentes artículos que diseña.

    Además, afirma que “las cestas y bolsos pueden convertirse en un aporte al medio ambiente dado que se reduciría el uso innecesario de fundas plásticas”.

    Por otro lado, la propietaria explica que recibe pedidos de varios países a través su tienda online. Esto permitió que la mayoría de los artículos lleguen a países como EE.UU. y Alemania.

    A pesar de no contar con una tienda física, los clientes pueden solicitar una visita a la bodega para conocer de cerca los productos de este negocio.

    La emprendedora planea a futuro adquirir un local en el Aeropuerto de Quito para que más turistas tengan un recuerdo del Ecuador.

    Ahora Moya se prepara para asistir a una feria en Nueva York en agosto del 2020. En este evento expondrá los artículos y espera que más personas se interesen en la iniciativa de su negocio.

    Otros datos

    El 95% de la materia prima con la que se elaboran estos productos es de Esmeraldas.

    La emprendedora participó en una feria organizada por ProEcuador donde ganó clientes.

    El plan para este año es expandir el negocio a mercados internacionales.

    Ecua Inka trabaja también con pedidos personalizados.

    Los precios varían, van desde USD 3 a USD 330.

    Para conocer el catálogo de esto este emprendimiento visite la tienda Online en www.ecuainka.com

    Fernanda Moya optó por crear diseños llamativos para rescatar la identidad cultural ecuatoriana. Foto:  LÍDERES
    Fernanda Moya optó por crear diseños llamativos para rescatar la identidad cultural ecuatoriana. Foto: LÍDERES
  • En Peguche están los bolsos que fusionan el cuero con el diseño étnico

    José Luis Rosales

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    Artesanías Mallki (Ramas de Árbol, en español) es un taller que elabora bolsos, mochilas y billeteras fusionando los tapices indígenas con el cuero.

    Esa combinación de productos interculturales es el valor agregado de este negocio. Los clientes los prefieren por los modelos y las texturas, explica Alonso Muenala.

    Este artesano kichwa lleva 28 de sus 57 años, diseñando y cosiendo las piezas, que le han dado fama en Imbabura y en otras provincias. El oficio de trabajar en cuero lo aprendió cuando era joven, con unos hippies extranjeros que visitaron Otavalo. El pasatiempo se convertiría en su profesión. “Antes ningún artesano indígena utilizaba el cuero”, asegura.

    Cecilia Lema, su esposa, comenta que Muenala fue el pionero en incluir este material en las artesanías otavaleñas. La mujer, que se encarga de las ventas, se dio cuenta de que esa fusión atraía especialmente a los turistas foráneos que visitan Otavalo.

    Todo indicaba que este pasatiempo manual se transformaría en la principal actividad económica de la familia.

    Previamente, renunció a su trabajo en la Federación de Indígenas y Campesinos de Imbabura. “El primer bolso que elaboré me sirvió para pagar los servicios de la partera que trajo al mundo a mi primer hijo”.

    También le inspiró una mochila fabricada por indígenas de Bolivia que trajo su hermano, Germán, de uno de sus viajes. La cartera era de cuero con textiles que tenía diseños étnicos del altiplano.

    Previamente, la pareja de emprendedores había probado suerte con la confección de chales, pero la iniciativa no prosperó por la alta competencia con la que se enfrentaba en el mercado.
    El taller empezó con dos telares de madera de la familia. Hoy posee cinco máquinas, cuatro para costura y una destalladora. De su mantenimiento se encarga el artesano.

    El plantel ahora funciona en la primera planta de la vivienda familiar, ubicada en la comuna de Peguche. Eso le permite a Alonso Muenala y a Cecilia Lema estar al frente del proceso de producción.

    La pareja se encarga de los diseños de los artículos y de la combinación de colores de los tapices y el cuero. En el proceso de fabricación, que incluye el corte, armado, acabado y control de calidad, les apoyan dos colaboradores externos.

    Muenala también es el responsable de los pedidos a los proveedores. En el caso de los textiles, unos que se elaboran manualmente y otros a máquina, los adquiere en Salasaca (Tungurahua) y en Agato (Imbabura).

    El tapiz salasaca, que tiene figuras como montañas, árboles, rectángulos…, es el que más se han adaptado a las necesidades de Mallki, explica el artesano. Resalta la calidad del material como la lana y los tintes y su manufactura.

    Cuando el lienzo es elaborado en el telar manual el paño se hace a la medida porque su entretejido no permite realizar cortes. Por ahora, ese material, que tiene un labrado más uniforme, lo elabora William Morales, uno de los últimos tejedores de telar de cintura de la vecina comuna de Agato.

    Por eso, el costo de cada artículo depende del tipo de textil que se emplee en la confección. Para ventas al por mayor hay monederos desde USD 3,50 y bolsos hasta de 32.

    Cada sábado ofrecen su producto en la feria de la Plaza de los Ponchos, que es un imán para turistas extranjeros. Por eso, Muenala no duda en afirmar que sus bolsos ya han rebasado fronteras.

    Ese contacto directo le ha permitido conocer las preferencias de los clientes. Los modelos son renovados cada cierto tiempo. Ahora reúne entre 12 y 15 diseños diferentes, para damas y caballeros.

    Cuando Alonso Muenala decidió instalar su propio taller una de las cosas que más le motivó es que la artesanía de los Otavalo no desaparezca. Ahora, lamenta que a ninguno de sus tres hijos les atraiga este oficio que permite conservar la tradición.

    Alonso Muenala y Cecilia Lema están al frente de este emprendimiento, que tiene su planta de producción en Peguche. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Alonso Muenala y Cecilia Lema están al frente de este emprendimiento, que tiene su planta de producción en Peguche. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • Bolsos y maletines que se diseñan en Ecuador

    Ana Cristina Alvarado

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    Los bolsillos no siempre abastecen todo lo que un hombre debe llevar en su día a día: las llaves, el celular, la laptop, documentos del trabajo, artículos de uso personal, entre otros. Ante esta necesidad, Jorge Luis Puente decidió crear una marca de accesorios que cubra el mercado masculino y que ofrezca diseños atractivos.

    Oba Bags nació hace un año. Oba son las iniciales de ‘our best addiction, que en español quiere decir “nuestra mejor adicción”. Puente explica que el gusto por los accesorios ayuda a construir la imagen personal a la vez que da comodidad.

    Los productos de Oba Bags son elaborados con cuero sintético importado, pues Puente es vegano y no está de acuerdo con el uso de cueros de origen animal. “Hay gente que me dice que si no es cuero no me compra, pero les explico la calidad de los materiales, les doy garantía y quedan satisfechos”.

    La calidad de los materiales es un enfoque importante en la marca, por lo que el forro de los bolsos es de un textil impermeable y resistente.

    Los productos para hombres de Oba Bags van desde bolsos pequeños, con capacidad para una tableta y accesorios, hasta maletas de viaje con las medidas estándar de los aviones. Los precios oscilan entre USD 45 y 70.

    Esta marca quiteña tiene una línea para mujeres que incluye carteras de diferentes diseños y colores hasta productos enfocados en ejecutivas como portalaptops, portafolios, entre otros. Además, hay productos para universitarias.

    Puente también hace diseños personalizados, para ello trabaja directamente con el cliente y en menos de una semana le entrega el producto terminado.

    Oba Bags hace envíos a todo el Ecuador, recibe los pedidos a través de sus redes sociales, y también inauguró una isla en el CCI.

    Los portafolios vienen en distintos tamaños y diseños. Foto: Julio Estrella
    Los portafolios vienen en distintos tamaños y diseños. Foto: Julio Estrella
  • Jeff Koons diseña bolsos para Louis Vuitton

    Agencia DPA

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    El artista estadounidense Jeff Koons (62), famoso por sus obras relacionadas con el culto al consumo, diseñó bolsos para la marca de lujo francesa Louis Vuitton.

    La presentación se realizó en la noche del martes en una cena en el Museo del Louvre.
    A la gala acudieron numerosas estrellas como las actrices Catherine Deneuve, Cate Blanchett, Chloë Sevigny, Lea Seydoux y Jennifer Aniston, la modelo Miranda Kerr y el actor y director de cine Justin Theroux.

    Los bolsos de mano tradicionales de Vuitton se convierten en la nueva colección ‘Masters’ de Koons en obras de arte portátiles gracias a que llevan imágenes de obras famosas de grandes pintores como Leonardo da Vinci, Rubens o Vincent van Gogh.

    Los precios van desde los 2 500 a los 3 000 euros por modelo (unos USD 2 600 a 3 200). Un monedero con la Mona Lisa cuesta por ejemplo 1 200 euros (USD 1 274).

    La colección, que cuenta con una campaña multimedia en redes sociales, saldrá a la venta el 28 de abril.

    Jeff Koons es un artista que se destaca por usar el kitsch y el pop en sus obras. Entre sus trabajos más conocidos están ‘Balloon Dog’, ‘Muichael Jackson and Bubbles’ y ‘Puppy’.
    No es la primera vez que Vuitton contrata a artistas para una cooperación. Hace un par de años lo hizo con el japonés Takashi Murakami. En el pasado, la marca francesa también ha trabajado con Richard Prince, Yayoi Kusama, entre otros.

    Foto: Tomada del portal Estrategias & Negocios
    Foto: Tomada del portal Estrategias & Negocios
  • Bolsos venezolanos en la Semana de la Moda de París

    Agencia EFE

    París

    En la bulliciosa Semana de la Moda de París, la diseñadora venezolana Yliana Yepez presentó sus bolsos y mochilas de lujo con las que ha conquistado a Demi Moore, Cara Delevingne o Blanca Suárez, y que son el fruto de una experiencia profesional de dos décadas.

    «Quiero aportar algo a mi país» es lo que se dijo Yepez cuando decidió abandonar la pasarela, en la que desfilaba como modelo desde que tenía 14 años, para crear con una amiga la empresa Blues by Kyky en Caracas, en 1994.

    Aquel proyecto, que fructificó en ocho tiendas en las que también se comercializaban marcas internacionales, cerró hace tres años, como consecuencia de la situación política en Venezuela que afectó especialmente al sector del lujo, explicó a Efe Yepez, quien ahora reside en Estados Unidos.

    «Nosotras trabajamos durante 18 años y, en vez de crecer, lo que hicimos fue venirnos a menos, y por eso tuvimos que cerrar», señaló la diseñadora, que lamentó las dificultades que le ponía el Gobierno de Hugo Chávez para poder «crecer como empresario».

    De lo que aprendió con Blues by Kyky, que llegó a ser «la número uno en todo el país», con sus estudios en dirección de empresas y con los contactos que había establecido durante su etapa como modelo, surgió su firma actual, cuya sede está en Nueva York y que fabrica en Italia.

    Sus bolsos y carteras de formas cuadradas están decoradas con tachuelas de silicona, cordones entrelazados de cuero, o motivos inspirados en la estética de la película «Maleficient» («Maléfica»).

    «Para mí, la funcionalidad es súper importante», precisó Yepez en su «showroom» de París, al insistir en que sus productos están pensados para que quepa todo lo necesario en su interior.
    Desde esta perspectiva, inauguró su marca con una mochila de cuero -que ahora cuenta con una versión en pitón-, que le permitía «tener las manos libres» cuando estaba con sus hijos y era lo suficientemente elegante para acudir a las reuniones de trabajo.

    «Cuando Cara Delevingne lo vio, me dijo: Yliana, me lo mandas ya», aseguró entre risas la diseñadora, que presume de haber sido una de las primeras en defender por las calles de Nueva York esta versión sofisticada de una prenda tradicionalmente vinculada al universo deportivo.

    Yepez, que da la opción a la clientela de personalizar sus creaciones con colores o texturas a su gusto, propuso también un bolso en cuero troquelado sobre terciopelo de colores.

    Sus accesorios, que oscilan en una horquilla de precios de entre 500 y 1.500 dólares, está presente en diversos países del mundo, como México o Estados Unidos, y tiene previsto que se empiece a comercializar próximamente en España.

    Bolsos venezuela
    Foto tomada de la página http://azureazure.com
  • Las creaciones de estilo artesanal llevan yute

    Redacción Guayaquil (I)

    El rústico material de tono café y fibras de hilo grueso que se conoce como yute es la materia prima con la que las guayaquileñas Estela Benites y Gabriela Espinoza, elaboran bolsos, carteras, lazos y almohadones bajo la marca Jute Love.

    Las piezas de estilo artesanal se caracterizan por tener detalles de encaje, cintas y botones de colores en los lazos; y en los bolsos y carteras, estampados de figuras como «atrapasueños», animales y vegetación.

    La idea de emprender un negocio juntas inquietaba a Benites y Espinoza hace tiempo; son primas y habían crecido viendo a una de sus tías, Magali Espinoza, trabajar con pinturas en la técnica de serigrafía. Pero fue en octubre del año pasado cuando se concretó el negocio.

    Primero, buscaron materiales apropiados: probaron con liencillo y lona cruda, pero no se convencían porque querían un material poco convencional. Buscaban algo que evoque a la naturaleza y que sea un producto amigable con el medio ambiente, explica Estela.

    Al final decidieron escoger el yute orgánico que se produce en Ecuador y lo estampan con pinturas en base de agua, con la técnica manual de la serigrafía.

    Con una inversión inicial de USD 200 comenzaron a promocionar las piezas en ferias como El Mercadillo, en Urdesa, y La Feria Mujer, en el Hotel Sonesta. Fue así como establecieron los contactos para vender en tiendas. La primera producción del negocio, que ya tiene tres meses, es de unas 60 piezas.

    Las emprendedoras están felices por la acogida de este negocio que les deja ganancias de unos USD 300.

    «Comenzamos a darnos a conocer en estos espacios y a la gente le gustó, porque no es común ver que se use yute para este tipo de productos», cuenta Estela.

    Los bolsos que también pueden estamparse de manera personalizada, (si el cliente desea puede ser una foto o un dibujo propio), cuestan entre USD 18 y 20, y se venden en la tienda Orígenes, ubicada en Puerto Azul; en la tienda de artesanías Hecho en Ecuador, y en Atman Yoga, las dos ubicadas en Urdesa.

    Renata Péndola, propietaria de esta última tienda, cuenta que por el buen acabado y el concepto de producto que está ligado al respeto hacia el medio ambiente todo ha tenido buena acogida.

    «Los diseños están relacionados con los conceptos del yoga, incluso la alfombra que se usa para el yoga cabe justo en los bolsos. Entonces, a la gente le llama la atención y preguntan, por que son productos originales», cuenta.

    Los pedidos también se pueden hacer vía redes sociales y la entrega es a domicilio. En el caso de los productos personalizados pueden tardar unos tres días máximo en estar listos.

    Detalles

    Técnica. Los bolsos son estapados con la técnica de serigrafía. Es un proceso que toma dos horas (en promedio).

    Original. En los estampados personalizados se tardan unos tres días.

    Redes. Los pedidos se pueden hacer en Instagram y Facebook: Juteloveec.

  • Los bolsos de hombre se imponen en la moda

    Redacción Espectáculos (I)

    En décadas anteriores, que los hombres lleven cartera habría sido descabellado. Sin embargo, estos artículos son cada vez más comunes en la moda masculina.

    En la Semana de la Moda Masculina de Milán y en su similar en París, el bolso se vio como un objeto indispensable. Los portafolios pierden su vigencia, pero la ‘tablet’, libros y otros documentos suman el peso que debe cargar el hombre contemporáneo. Por lo que los bolsos aparecen como la opción más sofisticada.

    Estos artículos ya no son una opción futurista. Los diferentes modelos, materiales y colores los convierten en complementos del ajuar, adaptándose fácilmente al estilo del ejecutivo.

    Aunque el prejuicio es que se lucirá femenino llevando un bolso o una cartera de mano, estos artículos estilizan el ‘look’.

    Trajes con tiros más bajos y estilos andróginos también se impusieron.

    Bolsos hombres
    Foto: AFP
  • En sus bolsos llevan diseño y solidaridad

    Redacción Quito

    El Colegio Isaac Newton se planteó un reto: seleccionar un grupo de estudiantes y motivarlos a que inicien su propio negocio.

    Poniendo a prueba su creatividad, 21 estudiantes del bachillerato dieron vida a la marca AlterNativo Bags, cuyos productos son unas bolsas deportivas con capucha incluida, y otras similares fabricadas con cáñamo de yute, pero con su toque personal: un forro interior de tela y tirantes.

    Desde marzo de este año, hasta mediados de mayo, los estudiantes vendieron 300 bolsos con capucha a un precio de USD 6,50 por cada uno, y 60 bolsos fabricados con cáñamo de yute, a USD 4,50 por unidad.

    Por la venta de esos productos se recaudó un total de USD 2 220. De esta cantidad, una parte (150) será entregada esta semana como donación al Hospital de Solca, explica Rosario Llerena, coordinadora del área de Inglés del colegio y encargada del grupo de estudiantes emprendedores.

    “El valor de la donación ya estaba incluida en el precio de los bolsos. Tal vez no sea un monto muy alto, pero es producto del trabajo de los estudiantes, la idea es que tengan una lección de responsabilidad social”, asegura.

    La idea de este emprendimiento comenzó con una invitación de la organización internacional Junior Achievement, para participar en el Concurso Intercolegial La Compañía, que cada año busca orientar a los jóvenes en la creación y dirección de sus propios emprendimientos.

    Para financiar su proyecto, los estudiantes invirtieron USD 500 que obtuvieron previamente en una simulación de oferta pública en la Bolsa de Valores de Quito, organizada como parte del concurso. Con estos fondos fabricaron los primeros bolsos: 46 con capucha y 20 de cáñamo de yute.

    El lanzamiento oficial del producto se realizó el pasado 10 de marzo, en la feria de ciencias del colegio.

    Ese mismo mes los alumnos vendieron sus bolsos en la Feria de Compañías, que se desarrolló en la Plaza de las Américas, y a inicios de mayo tuvieron su propio estand en la Feria 60 y Piquito, realizada en el Centro de Exposiciones Quito, por invitación de la Fundación Reina de Quito.

    “También vendimos bolsos en algunos parques como La Carolina, fuimos a los estadios, al ciclopaseo…”, explica Belén Ortiz, estudiante de quinto curso, quien además, figura como gerenta de AlterNativo Bags.

    Cristian Cevallos, compañero de Ortiz y gerente financiero de AlterNativo, cuenta que al principio les costó un poco abordar a la gente para vender su producto. “Pero con el tiempo le perdimos el miedo. Los compañeros con más facilidad para las ventas apoyaban a los que no”.

    Para Marcelo Romero, un cliente de AlterNativo, estos bolsos son muy útiles pues, dice, que a diario sale a correr al parque La Carolina y “como no pesan mucho son muy prácticos para llevar un saco y una botella de agua. Lo que más me llamó la atención fue que los bolsos tienen capucha”.

  • Las empresas prefieren sus bolsos ecológicos

    Redacción Quito

    A finales del 2010, Patricia Maldonado contaba con una máquina de coser, creatividad y las ganas de iniciar su propia empresa. Su reciente embarazo requería de cuidados especiales por lo que pasaba la mayoría del tiempo en casa. Desde ahí, decidió arriesgarse y entrar en el mundo de los negocios.

    «Decidí inscribirme en un curso de bisutería y otro para confeccionar bolsos», cuenta la microempresaria.

    En un espacio de su casa, Maldonado comenzó a elaborar bolsos de mujer diseñados por ella, los vendía a un precio de USD 15 y 18 cada uno, según los materiales y la complejidad del trabajo.

    La acogida que recibió este producto la motivó en febrero del 2011 a constituir legalmente su microempresa: Zabal Corporación y Diseños.

    «Luego de una grave crisis familiar y económica, estando en los últimos meses de mi embarazo, elaboré 30 bolsos. Mi hermana me ayudó a terminarlos en cuatro días y aunque fueron los primeros tuvieron gran acogida».

    Antes de crear Zabal, Maldonado ya había elaborado cerca de 800 bolsos. Entonces solo recibía pedidos de familiares y amigos. Estas ventas le permitieron ahorrar para hacer una primera inversión de USD 800 y comprar una máquina de coser industrial.

    En marzo del 2011, el negocio dio un giro inesperado, cuando la empresa Ésika le solicitó 600 bolsos de material ecológico.

    Maldonado contrató una persona para hacer los cortes de tela, lo cual le dio tiempo para dedicarse a las ventas. Así consiguió contratos con otras empresas como Makiatto, Hotel Radisson, Nokia, Black Berry, DKEC Tendencias y otros.

    Para el 2012, Zabal tuvo que buscar un taller más grande en el valle de Los Chillos. Ese año, facturó USD 12 000. Ello le permitió contratar tres personas más e invertir cerca de USD 6 000 en maquinaria de coser y estampado.

    Asimismo, la red de peluquerías Tijera Loca ordenó chalecos, otras firmas le solicitaron toallas con su logotipo. Así, Zabal se abrió mercado en la confección de publicidad textil promocional.

    Paulina Anda, de Makiatto, asegura que cada venta de esta empresa se entrega en un empaque de Zabal. «Entregar los pedidos en bolsas ecológicas es un detalle que el cliente disfruta porque puede volverlas a utilizar».

    En el centro educativo Little Baly también son apreciados estos productos. «En Zabal se fabrican los uniformes de los niños, fundas de basura promocionales con el logo de la escuela y mochilas ecológicas, así les enseñamos a los niños cuidar el medioambiente», explica Doris Espinosa, directora de la institución.

    En el 2011, Zabal producía 2 200 unidades por mes; en el 2013 la cifra subió a 3 000 unidades por mes.

    LA CIFRA:
    USD 800 fue la inversión inicial