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  • El cacao fino de aroma es la base de sus bombones

    Patricia González

    Mooié Chocolatería Fina, como muchos emprendimientos, tuvo dos comienzos. El primero fue en 2010 con la marca Bless, con la que tuvo su primer local en el norte de Quito, pero al poco tiempo se decidió cerrarlo y mantener solo las entregas bajo pedido. En 2014, la marca cambió a Mooié y se relanzó con una chocolatería en el centro-norte de la ciudad.

    La idea inicial fue de Rolland Jara Jhayya, ingeniero agroindustrial con especializaciones en Cocina Profesional, Pastelería Profesional y Chocolatería en el Instituto de Gastronomía Gato Dumas, de Argentina, donde se preparó por dos años y medio.

    Retornó al país a finales del 2009 con un objetivo: montar una chocolatería fina en la que el ingrediente principal de sus productos fuera el cacao fino ecuatoriano. En 2010 arrancó el negocio con el apoyo de sus padres: César Jara y Tatiana Jhayya, quienes le facilitaron un espacio en la parte de atrás de la casa, localizada en Calderón, para construir un pequeño taller.

    El capital para arrancar fue de USD 30 000, destinado para la adquisición de maquinaria básica, moldes y mobiliario del primer local, en el que solo permanecieron seis meses. “Fue muy complicado darnos a conocer y conseguir un mercado que nos permitiera mantener las ventas y pagar arriendo”, explica el emprendedor.

    Luego de cuatro años trabajando solo con entregas a domicilio, bajo pedido, la familia solicitó un préstamo bancario para la compra de un local. Adicionalmente, reinvirtió cerca de USD 30 000 para mejorar el taller, compra de utensilios y el mobiliario del nuevo negocio, que desde hace siete meses lo atiende Raquel Espín, esposa de Jara.

    El cacao fino de aroma se diferencia por la calidad en su sabor y aroma. Dependiendo del lugar donde se cosecha, tiene características distintas. Encontrar el indicado para sus productos, les llevó varios años. Desde hace unos cinco, los emprendedores fabrican chocolate que contiene una mezcla de cacao proveniente de Esmeraldas (Costa) y Orellana (Amazonía).

    “El de Esmeraldas tiene un porcentaje mayor de grasa, lo que resalta el aroma; es amaderado. El del Oriente, en cambio, es frutal y cítrico. Esta mezcla combina muy bien con los ingredientes que usamos para la bombonería”, detalla el chocolatero.

    Entre los ingredientes hay frutas como uvilla, mora, maracuyá y piña; también frutos secos: avellana, macadamia, almendra, pistacho, entre otros. Todos los productos son procesados con el fin de resaltar su sabor.

    La empresa trabaja con alrededor de 30 proveedores. Chocoleyenda les provee del chocolate, en diferentes porcentajes de pureza (entre 60% y 80%). Al mes les vende alrededor de 120 kilos, cantidad que en temporadas altas, como Navidad, puede llegar a 250 kilos, indica Hernán Cruz, representante de ventas de la procesadora de cacao ecuatoriano.

    En frutos secos, uno de sus proveedores es Prodeli, que le factura cerca de USD 800 cada seis meses en variedad de productos importados, en su mayoría, de Chile y Brasil, detalla Christian Luna, gerente administrativo.

    La chocolatería tiene 27 sabores en 50 presentaciones distintas, distribuidas en categorías de productos: cajas con chocolates, con trufas, figuras de chocolate, tabletas, productos a granel, regalos especiales, obsequios corporativos, cajas y figuras de chocolate para bodas y eventos, entre otros.

    Además, este negocio elabora postres, que en su mayoría contienen su chocolate. En bebidas, ofrecen café lojano y chocolate caliente, semiamargo.

    La empresa chocolatera atiende al año a cerca de 75 clientes corporativos. Uno de ellos es Hapn, una firma de desarrollo de negocios digitales que ha comprado sus cajas con chocolates o trufas para regalar a sus clientes en tres ocasiones, comenta Jorge García, director ejecutivo.

    Mientras que la empresa textil Alexa Tejidos también ha regalado sus cajas de chocolate a clientes en Navidad y Día de la Mujer. “En cada ocasión, les compramos unas 80 cajas para los colaboradores de seis clientes. Es un regalo discreto y elegante. El sabor es muy bueno”, señala Isabel Rojas, jefa administrativa.

    Rolland Jara Jhayya tuvo la idea inicial de crear esta empresa hace 10 años. Ofrecen bombones, trufas, figuras con diferentes ingredientes
    Rolland Jara Jhayya tuvo la idea inicial de crear esta empresa hace 10 años. Ofrecen bombones, trufas, figuras con diferentes ingredientes. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Bombones y tabletas de autor

    Redacción Quito

    redaccion@revistalideres.ec (I)

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    Al cacao ecuatoriano se lo reconoce a escala mundial y se lo usa para fabricar chocolates de alta calidad. María Gracia Hernández supo sacar lo mejor de las características de esta pepa para impulsar su emprendimiento.

    Esta empresaria, a quien le conocen como ‘Tachi’, es la propietaria de Cocoa Chocolatier. Su negocio, que tiene 15 años de trayectoria, se dedica a la producción de chocolate de forma artesanal.

    Hernández cuenta que en el 2005, tras regresar de un viaje fuera del país, quiso experimentar con la elaboración de un chocolate similar al que conoció fuera.

    “En ese momento, el hacer este producto era algo diferente. Sabiendo que tenemos el mejor cacao del mundo, poco explotado en aquel tiempo, decidí crear chocolates que tengan mi toque”.

    Para empezar con el negocio, la emprendedora invirtió cerca de USD 10 000. Esta cantidad la utilizó para adquirir un local y los implementos necesarios para iniciar.

    Además, la emprendedora comenta que tomó varios cursos de chocolatería para estar más apegada a la creación de los bombones. Hernández agrega que una estrategia clave a la hora de emprender es la capacitación.

    Cada bombón tiene su sabor particular. Hernández comenta que inició con productos inimaginables, “¿a quién se le iba a ocurrir incluir a la quinua como parte de un chocolate?”, dice.

    Los chocolates, en su mayoría, están rellenos de sabores a frutas tropicales y licor. Chocolate negro, blanco, con limón, con maracuyá, amaretto y whisky son algunas de las 30 variedades que oferta esta empresa artesanal.

    Hace poco, Hernández incluyó en su portafolio tabletas de chocolate con diseños de cuatro iglesias de Quito, entre ellas San Francisco, La Compañía, Santo Domingo y La Merced.
    La emprendedora quiteña detalla que los chocolates son productos artesanales hechos “a pulso”. Ella se encarga de que todo en su microempresa marche en orden.

    En 2015, Cocoa Chocolatier ganó la insignia del primer lugar al Mejor Emprendimiento del Año, otorgado por la Alianza para el Emprendimiento e Innovación.

    Los productos de este negocio se venden en Casa Mariscal y La Tejedora, en Quito, y en el aeropuerto de Guayaquil.

    Hace dos años, Hernández tuvo la idea de impartir cursos y talleres de chocolatería para que más personas se involucren y conozcan todo sobre este arte.

    Estos talleres están dirigidos a niños y personas de la tercera edad. “Estoy feliz dando clases. Trabajar con estos grupos ha sido como un renacer. Es como retribuir todo lo que he aprendido”, expresa la emprendedora.

    Los cursos se llevan a cabo en el local de este negocio los miércoles, jueves y viernes, en diferentes horarios. Los meses que tiene más demanda para capacitaciones son febrero, mayo y diciembre, dado que hay fechas especiales en las que los asistentes pueden hacer su propio chocolate y obsequiarlo.

    Para acceder a las capacitaciones hay promociones dependiendo de la época del año. La emprendedora organiza talleres en pareja para que más público se una.

    Las personas de la tercera edad pueden participar en los talleres los miércoles y jueves en tres horarios: de 15:00 a 16:00, de 16:00 a 17:00 y de 17:00 a 18:00. Los niños pueden asistir a los talleres los viernes en el mismo horario.

    Inés Jaramillo, clienta de Cocoa Chocolatier, menciona que tener un espacio como ese es enriquecedor. “Los chocolates son deliciosos y los talleres para personas de la tercera edad son una idea excelente. Les permite convertirse en parte de la iniciativa e involucrarse con más gente, incluso comparten más tiempo con sus familiares”, dice.

    Entre los planes que tiene la emprendedora está el convertir el local en un lugar en el que se encuentren todas las herramientas para chocolatería.

    Los clientes también pueden solicitar los chocolates bajo pedido en redes sociales. Cocoa Chocolatier está en Facebook e Instagram como @cocoachococlatier

    La variedad de chocolates que oferta Cocoa Chocolatier permitió que formara alianzas con cadenas de supermercados y comercializar los productos en varias tiendas, menciona la dueña.

    Además, hace algunos años creó una línea de chocolates finos pensando en el Día de la Madre, denominado ‘Gracia’, usando su propio nombre.

    Sin embargo, esa línea de dulces se produce en pocas cantidades porque Hernández quiso impulsar su negocio a través de los talleres diversos.

    El éxito de la chocolatería en Ecuador se debe a la calidad de la mazorca. “El cacao fino tiene características distintivas de aroma y sabor que las buscan los fabricantes de chocolate. Representa únicamente 5% de la producción mundial de este producto”, indica la Asociación de Exportadores de Cacao del Ecuador (Anecacao).

    El país, por sus condiciones geográficas y su riqueza en recursos biológicos, es el productor de Cacao Arriba fino (63% de la producción mundial) proveniente de la variedad Nacional, cuyo sabor ha sido reconocido durante siglos en el mercado internacional. Este tipo de grano ese usa en todos los chocolates refinados. El chocolate fino se distingue por su pureza.

    María Gracia Hernández es la fundadora de este emprendimiento que fabrica chocolates artesanales. En este negocio se brindan capacitaciones a niños y a personas de la tercera edad
    María Gracia Hernández es la fundadora de este emprendimiento que fabrica chocolates artesanales. En este negocio se brindan capacitaciones a niños y a personas de la tercera edad. Foto: Cortesía Cocoa Chocolatier
  • Los bombones y las trufas son su emprendimiento

    Redacción Sierra Centro (I)  redaccion@revistalideres.ec

    El negocio de los chocolates ecuatorianos tiene un nuevo actor, ahora en la Sierra centro.
    La microempresa ambateña Alaja Chocolate elabora bombones y trufas en su taller artesanal ubicado en el centro de la urbe.

    A pesar de que recién está un año en el mercado, las ventas están en crecimiento. Sus fundadores estiman que este año facturarán alrededor de USD 14 000.

    La historia se inició en el 2014, cuando Diego Ango, gerente de Alaja, visitó la finca de sus suegros en Santo Domingo de los Tsáchilas y quedó fascinado de la producción, cosecha y el procesamiento del cacao.

    Eso llamó su atención y pensó que podría elaborar chocolates de alta calidad. Con su esposa, Claribel Paredes, siguieron un curso de chocolatería fina en la Academia del Chocolate. Así fue el inicio de esta marca.

    La inversión inicial fue de USD 7 000 en el equipamiento de un taller artesanal. Con esos recursos se desarrolló la marca, adquirieron los moldes de chocolatería, moldes y otros utensilios para la chocolatería. Durante un año realizaron pruebas de contextura y sabor. En este tiempo lograron entender los requerimientos del mercado local y nacional.

    “Con los chocolates y trufas le damos un realce y el valor agregado al cacao ecuatoriano. Ya no es necesario viajar a Suiza, Estados Unidos, Francia, Italia para disfrutar de un delicioso chocolate de la más alta calidad porque podemos producirlo acá y lo hacemos. Estandarizamos el producto, las fórmulas y comenzamos a producir”, cuenta Ango.

    Su esposa es experta sobre las bondades del cacao por eso desarrolló bombones rellenos con maracuyá, café, mortiño, uvilla, mora, taxo y otras frutas con buena demanda en el mercado nacional e internacional. La promoción también se extendió a las empresas y agencias turísticas con buenos resultados en las ventas.

    Su principal mercado está en Galápagos donde Ango promociona el producto y la marca en hoteles, agencias de viaje y locales comerciales. Al momento ha enviado al archipiélago 600 cajas de chocolates; cada caja tiene un valor de USD 10.

    Al momento la pareja de emprendedores desarrolla una salsa de chocolate para usar en los asados. “Las mezclas exactas de las frutas y el cacao dan un sabor especial de nuestros chocolates”.

    Ango explica que las temporadas como el Día de la Mujer, Día de la Madre, San Valentín y Navidad son las fechas importantes por el incremento de los pedidos. Son las fechas que más trabajan en marketing y participan en diversas ferias promocionales.

    Cuando empezó el emprendimiento comercializaba 10 cajas de chocolates al mes y en la actualidad subió a 116 mensuales. “La calidad de nuestro producto nos está ayudando a posesionar la marca en el mercado”.

    Alaja Chocolates, en este año, afianza sus ventas a través de las redes sociales como Facebook con Alaja Chocolate e Instagram @alajachocolate.

    Una de las clientes de la marca es Carolina Murillo, de la ciudad de Quito. La joven adquiere Alaja Chocolates por la calidad y la pureza del chocolate fino que les ofrece este emprendimiento. El sabor enganchó a los consumidores y es por ello que las ventas aumentaron. A la empresa le contactó a través de Instagram.

    Claribel Paredes y Diego Ango propietarios del emprendimiento Alaja Chocolates en la ciudad de Ambato. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES
    Claribel Paredes y Diego Ango propietarios del emprendimiento Alaja Chocolates en la ciudad de Ambato. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES
  • Bombones, pasteles y licor, todo con cacao ecuatoriano

    Redacción Quito

    Idalý Farfán llegó a Loja hace cerca de 10 años para trabajar como periodista, una de las dos carreras que siguió durante su preparación universitaria en Colombia. Sin embargo, no pudo abandonar su segunda pasión, la gastronomía, y en poco tiempo la retomó emprendiendo negocios relacionados con la repostería en Guayaquil.

    Pero no fue sino hasta hace cinco años que decidió formar una empresa dedicada exclusivamente al chocolate.

    Además de ser ‘pâtissier’ y ‘chocolatier’, es decir, chef especializado en pastelería y chocolatería, su tesis de grado de gastronomía se orientó a elaborar el prototipo de una boutique de chocolates como negocio. Esta iniciativa la pondría a disposición de sus clientes, principalmente de bombones con sabores de temporada, que solo estuvieran a la venta una vez al año y que los clientes los esperaran con ansias por su calidad.

    El nombre escogido para esta boutique fue Xocolatl, que es la palabra original en náhuatl (lengua azteca e indígena mexicana) y que designa al dulce por excelencia, calificado como el ‘manjar de dioses’ en América y Europa.

    ¿Por qué escogió Ecuador? Idalý Farfán explica que es el país en la región con la mayor variedad de clases de cacao fino de aroma y en una pequeña superficie.

    Esto y la calidad del cacao fueron los factores esenciales para que Xocolatl se desarrollara en el país.

    La firma utiliza en las preparaciones cacao fino de aroma al 70%. Eso significa, que este chocolate tiene un componente más saludable para el consumo, además de darle un sabor especial.

    Otro factor que le imprime calidad a los bombones es el ‘ganache’ o el relleno, elaborado con base de frutas y hierbas. «Además de ser de alta calidad se mezclan en combinaciones vanguardistas», dice la emprendedora. Estos bombones pueden tener un relleno de rosas con sal, hierbaluisa con mango, pasas con romero o reducciones de vinagre balsámico.

    Y aunque estas mezclas de salados y dulces puedan sonar extrañas, Farfán explica que con el chocolate se llevan muy bien y le dan un sabor inigualable.

    Xocolatl tuvo ventas el año pasado por USD 30 000 y trabaja directamente bajo pedidos de empresas o en su local de la Mañosca y 10 de Agosto (norte). Un bombón cuesta entre 50 y 70 centavos y una caja oscila entre USD 10 y 35.

    Vichy Ich se considera una consumidora de estos bombones. Ella destaca que lo más atractivo de este producto es el contraste que se logra entre el amargo del chocolate y el dulzor del relleno. De su experiencia, también resalta la calidad de los ingredientes utilizados para la preparación de los dulces.

    Oferta del negocio

    La variedad. Xocolatl también produce licor artesanal de chocolate, entre otros productos de pastelería con base en chocolate.

    Capacitación. El emprendimiento también dicta talleres de chocolatería, principalmente en Quito.