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  • Catelina, la marca que innova el bordado

    José Luis Rosales  (F)
    F- Contenido intercultural

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    El bordado es como la escritura, cada persona tiene sus propios rasgos, asegura la ibarreña Teresa Casa Ponce.

    Esta mujer ha dedicado 35 de sus 55 años de vida a preservar esta tradición artesanal, que ha dado fama a la comunidad kichwa de Zuleta, en el suroriente de Ibarra.

    Inicialmente estos tejidos se utilizaban únicamente en la ropa de las mujeres indígenas de la zona

    Al igual que la mayoría de bordadoras, Casa heredó esta habilidad artística, considerada una tradición ancestral de sus mayores.

    Su abuela Dolores Chacha perfeccionó esta técnica en un taller que instaló ‘Doña Rosario’, esposa del exmandatario Galo Plaza.

    Hace ocho décadas, la dama abrió ese plantel en la Hacienda Zuleta, para aprovechar las habilidades del bordado que poseían las indígenas zuleteñas.

    El objetivo fue, con la producción de mantelería, de hilos de colores vistosos, proporcionarles un ingreso adicional para los hogares.

    Con una visión similar, Casa abrió, hace 22 años, su primera tienda a la que bautizó como Cosas Lindas. Ahí ofrecía elegantes manteles, blusas, tapetes y toallas, con laboriosos brocados.

    En los últimos años la demanda por estos artículos elaborados a mano creció. Una de las razones, considera la artesana, es la tendencia que impuso Rafael Correa, con las camisas bordadas. Incluso, Casa diseñó algunas de las prendas que vistió el Mandatario.

    Eso fue una oportunidad de crecimiento para este negocio. Desde hace tres años, Teresa Casa y su hija, Laura Sánchez, trabajan juntas.

    Las hábiles mujeres consideran que son un buen complemento. Sánchez destaca que a su madre le apasiona el bordado y posee buen gusto por dibujar y crear. Por eso es reconocida como una de los 500 mejores maestros del arte popular de Iberoamérica, mención dada por el Fondo Cultural del Banco Nacional de México.

    Laura Sánchez aprendió de su madre a hilvanar, dibujar, sacar moldes, combinar colores, etc.

    Casa, en cambio, reconoce que su hija tiene propuestas innovadoras. Hace una década, Sánchez le apostó a la confección de blusas casuales con detalles andinos.

    Pero la joven alternaba la actividad manufacturera con su profesión. Ella es experta en Desarrollo Integral de Destinos Turísticos. Durante seis años laboró en la Hacienda Zuleta.
    Sin embargo, tras renunciar a su trabajo se dedicó por completo al emprendimiento familiar.
    En su cabeza siempre le rondaban ideas para darle un valor agregado al bordado.

    Una de ellas se plasmó en la línea de calzado para damas. Los zapatos, diseñados en modelos muñeca y en botines, tienen figuras de flores, ramas, aves, entre otros, en el frente y los costados.

    El nuevo reto de la pareja es darle un giro al negocio. Ahora, fortalecerán la producción de prendas, especialmente femeninas.

    “Para preservar el arte popular es necesario mantener diseños exclusivos, con materia prima óptima que garantice la calidad y buena presentación del producto”.

    En mayo presentarán la marca Catelina que reemplazará al anterior sello Cosas Lindas.

    El nombre es un juego de palabras, entre Cate que son iniciales del apellido y nombre de la emprendedora. Y, lina proviene del linaje de esta familia de artesanos.

    Teresa junto con sus hermanas Lilian, Magaly y Consuelo pertenecen a la tercera generación de bordadoras de la familia.

    La elaboración de la nueva marca estuvo a cargo del estudio Dezain Creativo. Mientras que Daniela Ramírez se encargó del área de marketing digital.

    El creativo Darío Cruz explica que además de diseñar la nueva marca se definió el mercado objetivo al que aspira llegar.

    El ícono de Catelina es una letra C rodeada de flores multicolores bordadas. “Tiene un aire zuleteño”, explica Cruz. A eso se incluyó el logotipo: Bordados con Alma.

    Catelina también diversificó la producción. Ahora abrirá una nueva línea de elaboración de blusas, zapatos, bolsos, carteras, ropa de niña, chalecos, entre otros.

    Imbabura

    La tradición de diseñar figuras con hilos de colores permitió a Teresa Casa y a su hija Laura Sánchez crear su microempresa. Elaboran ropa, calzado, carteras…

    8 000 dólares se invirtieron en la creación de la nueva marca.

    Datos del negocio

    La ubicación
    Estas prendas se venden en una isla del centro comercial Quicentro Shopping, en el norte de Quito.
    El horario 
    El local comercial atiende de lunes a domingo, entre las 09:00 y 21:00.
    Los costos
    Hay artículos desde los USD 8, como los monederos, hasta 400 que cuestan los manteles.
    El calzado
    Los bordados en modelos de muñecas valen USD 49. En botines, 59.
    Los contactos
    Las ventas también se realizan a través de la página Web www.catelina.com.ec. El correo electrónico info@catelina.com.ec.

    Teresa Casa y Laura Sánchez tienen el apoyo de 40 bordadoras indígenas de varias comunas del sur de Ibarra. Foto: Francisco Espinosa / LÍDERES
    Teresa Casa y Laura Sánchez tienen el apoyo de 40 bordadoras indígenas de varias comunas del sur de Ibarra. Foto: Francisco Espinosa / LÍDERES
  • Ella superó una quiebra y hoy borda su propio negocio

    redacción guayaquil

    Olga María Balarezo aprendió a bordar hace 17 años. Lo hizo cuando trabajaba en una de las sucursales del desaparecido Filanbanco en Machala. Justo antes de que este banco cerrara, ella confeccionaba bolsos, camisas y manteles bordados que ofrecía a sus compañeros de trabajo y amigos.

    Al quedarse sin trabajo se radicó en Guayaquil, en el 2000. Ya en el Puerto Principal su hobbie se convirtió en algo que le daba ingresos, según cuenta esta emprendedora. «A mis amigas les gustaba mi trabajo y decidí aprender diferentes técnicas de bordado», recuerda.

    Así, ella se concentró en la fabricación de bolsos. «Vi que las carteras y bolsos tenían mayor demanda por eso me fui por esa línea», señala Balarezo.

    Para ello aprendió en cursos particulares las técnicas conocidas como bordado de cinta, español, rococó, con lentejuelas y con diferentes puntos e hilos.

    Aunque su negocio empezó desde que llegó a Guayaquil, fue en el 2010 cuando Balarezo le puso nombre y un logo a su marca. Para iniciar con el emprendimiento formal, invirtió alrededor de USD 500, con los que compró dos máquinas de coser, hilos, cintas, asas y tela para la fabricación de las carteras.

    Confeccionar un bolso le toma alrededor de ocho horas. Normalmente en las mañanas se dedica unas cuatro horas para elaborar los bolsos, que en su mayoría son pedidos especiales.

    Al mes produce unas 30 carteras, bolsos y monederos que oferta desde USD 8 hasta 60. La materia prima (hilos y telas) que usa para realizar los productos la adquiere en locales ubicados en el centro de Guayaquil.

    Todos los bolsos cuentan con diseños con una temática floral.

    Paralelo a la venta de carteras, Balarezo ofrece clases de bordados desde hace ocho años. Una de sus estudiantes es Mónica Minchala. Ella es contadora de profesión, pero su gusto por bordar la llevó a tomar clases. Diariamente acude a sus tutorías luego de su trabajo. «Lo aprendido hasta ahora me deja satisfecha y con la oportunidad de elaborar mis propias carteras», explica la estudiante.

    Balarezo factura alrededor de USD 700 en sus ventas de carteras y clases. Mensualmente recibe unas 15 estudiantes que reciben clases personalizadas.

    La marca Bolsos Bordados OM confecciona productos en diferentes modelos y colores. Balarezo incluye una línea de monederos y cosmetiqueras.

    En las ferias como Mujeres 365 y Handmade se promocionan estas creaciones; las redes sociales como Facebook también dan impulso a este negocio. En tres meses, Balarezo, tiene previsto inaugurar una isla en un centro comercial.

    El negocio en detalle
    Materia prima. La tela que usa es de origen nacional. Destacan las telas damasco, jeans, gabardina y pana.

    La oferta. Manteles con bordados, juegos para cubrir el baño, camisetas y souveniers son parte de su catálogo.

    LA CIFRA:
    USD 700 factura este negocio al mes, en promedio.