Etiqueta: botas

  • Las botas que van a cuatro países

    Modesto Moreta

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    Botas de PVC especial con punta de acero para las industrias petrolera, química, agrícola, pesquera, alimenticia, construcción, lechera, camaronera y más. Esta es la oferta de Milboots Compañía Limitada, que se vende bajo la marca 4×4 Berraca.

    Esta firma ambateña se especializa en este tipo de calzado y lo exporta a Bolivia, Uruguay, Perú y Colombia. Su planta industrial está localizada en el Parque Industrial Ambato (PIA), localizado en el ingreso norte de la ciudad.

    “No había en el sector productivo una bota nacional especializada para seguridad, con punta de acero. Las que se encontraban eran importadas de Colombia y de Perú, por eso decidimos invertir para colocar el producto en el mercado nacional”, explica Víctor Navas, gerente de Milboots.

    La incursión en el mercado arrancó en el 2007. La investigación en sus laboratorios para la elaboración de productos de calidad es el valor agregado para el crecimiento de esta empresa local. “Para cada producto nos entregan la materia prima especial elaborada por Milpolimeros”, comenta Víctor Navas, el gerente general de Milboots.

    La empresa arrancó con un capital de USD 200 000, que se consiguió a través de un crédito en una entidad financiera local. Con los fondos se adquirió la primera maquinaria que la importaron desde de Italia. Asimismo, se adquirió la materia prima para iniciar la producción con 15 000 pares mensuales y el apoyo de ocho trabajadores. “El ingreso en el mercado no tuvo complicaciones, puesto que este tipo de botas se importaba de otros países. Luego comenzamos a promocionarlo en la Costa, Sierra y Amazonía con una gran demanda”, dice Navas.

    En el 2009 la empresa participó en una feria en Colombia y eso le catapultó para iniciar las exportaciones a Colombia, Bolivia y Perú. Con el inicio de los envíos al extranjero la producción mensual pasó de 25 000 pares a 35 000.

    La empresa PIGE de Quito especializada en la fabricación y comercialización de vestimenta de seguridad como gafas, guantes, botas… trabaja hace siete años con Milboots. Darío Pallmay, jefe de Operaciones, explica que entre el 2015 y 2016 las ventas de la bota en PVC se incrementaron en un 50%.

    Pallmay dice que es un producto de calidad y especializado para el uso en las diversas ramas de la producción como floricultoras, palmicultores y sector avícola.

    Según él, existen otras firmas que desean que PIGE distribuya sus marcas, pero los Milboots se caracterizan por la calidad y la garantía. Otra de las ventajas con los zapatos de la empresa ambateña es que la puede entregar los pedidos en una semana, lo que le brinda una ventaja ante los importadores que deben esperar la desaduanización, según dice Navas. “Nuestros productos pasaron las pruebas de resistencia de materiales efectuadas por la Escuela Politécnica Nacional. Ahora estamos trabajando juntos para posicionar la marca y nos va bien en el mercado”, señala con orgullo el vocero de la firma.

    Los datos son una muestra del buen momento: la empresa fabrica cada mes 40 000 pares de botas. Sus principales mercados son Guayas, El Oro, Cotopaxi, Pichincha, Imbabura y Cayambe. El año pasado la empresa facturó USD 2 593 383. El 70% de la producción se comercializa en el país, mientras que el 30% restante se exporta. Además, este zapato cumple con las normas ISO 9001.

    En los últimos tres años invirtieron USD 400 000 en la compra de otras máquinas inyectoras, nueva matricería o moldes.

    El trabajo no se detiene y en octubre pasado lanzó al mercado un nuevo zapato o botín industrial con punta de acero. También oferta botas para niños con elegantes colores y figuras. La inversión es en estas nuevas línea s fue de USD 150 000 y la producción inicial es de 4 000 pares mensuales.

    Esta fábrica produce 40 000 pares de botas mensuales. Allí trabajan 49 colaboradores y parte de su producción se exporta a Bolivia, Uruguay, Perú y Colombia. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
    Esta fábrica produce 40 000 pares de botas mensuales. Allí trabajan 49 colaboradores y parte de su producción se exporta a Bolivia, Uruguay, Perú y Colombia. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
  • Calzado Anndy: Padre e hijo, con las botas puestas

    Alberto Araujo

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    Un crédito de 19 millones de sucres, otorgado por la Corporación Financiera Nacional (CFN), en junio de 1990, hizo realidad el sueño de Diego Reyes Vega: tener su propio negocio y pasar más tiempo de calidad junto a su familia.

    Ingeniero civil de carrera, Reyes trabajaba a tiempo completo en aquella época en el Ministerio de Obras Públicas y tenía que viajar mucho al suroriente del país, para la construcción de carreteras.

    Esta situación le mantenía separado de su familia, especialmente de su esposa Elsa Luzuriaga, quien además trabajaba en Petroecuador y también tenía que lidiar con horarios complicados y labores fuera de Quito. Por ello, la pareja decidió incursionar en la actividad empresarial y pidió el crédito (USD 23 000, al cambio de la época), para comprar maquinaria y contratar personal.

    Aunque no tenían experiencia directa con la elaboración de calzado, Diego Reyes Vega cuenta que identificó la oportunidad de suplir la demanda de zapatos de calidad y buenos acabados.

    Comenzaron con la elaboración de zapatos escolares ‘en un par de cuartos de su hogar’, en la ciudadela Atahualpa (sur de Quito) y la colaboración de seis personas.

    El cuero, materia prima del calzado, debían traerlo en bus o en camioneta desde Ambato, porque no tenían un vehículo propio, recuerda Reyes Vega. Sus modelos se vendían en diferentes tiendas multimarca de la capital.

    Con el pasar de los años fueron extendiendo su mercado hacia el segmento juvenil y de adultos. En 1999, meses antes de la dolarización y en medio de la crisis bancaria, tomaron el riesgo de hacer un nuevo préstamo y ampliar la fábrica y su producción.

    El crédito les sirvió para comprar un galpón en el sur de Quito, adquirir más maquinaria y pagar al personal para fabricar zapatos.

    Con la nueva infraestructura, decidieron extender sus modelos hacia las botas de trabajo, principalmente para guardias, paramédicos y cocineros.

    “Buscamos tener un producto no solo que esté bien terminado, sino que se vea bien y sea atractivo”, explica Diego Reyes Luzuriaga, el hijo de los esposos Reyes Luzuriaga, quien tomó la posta en la gerencia de la empresa.

    La marca Anndy no se relaciona con algún miembro de la familia, es una abreviatura de Andino Industria del Calzado, el nombre inicial de la empresa.

    Bajo una mirada más dinámica de mercado, Anndy cambió de logo y puso énfasis en el diseño, para posicionarse como una marca propia, cuenta Reyes Luzuriaga.

    Esta gestión fue acompañada por la apertura, en el 2010, de dos tiendas propias en el Quicentro Sur y El Recreo, de venta exclusiva de la marca, además de un outlet.

    El Gerente añade que el reforzamiento de la marca vino de la mano de la contratación de un publicista que realizó una sesión fotográfica con los modelos de zapatos y rediseñó la página web.

    La presentación de cada modelo de bota casual o zapato de vestir es el resultado de un diseño exhaustivo, que toma algunas semanas, cuenta Reyes Luzuriaga.

    Destaca que actualmente están negociando la apertura de una franquicia en Nueva York y la posibilidad de hacer contactos en una feria de exportadores en junio próximo, en Guayaquil, para vender sus productos en el exterior.

    Bladimir Parra junto con su familia son clientes de la marca desde hace tres años, por la calidad de los productos. Indica además que existe un contacto directo y personal con el fabricante, lo que le da seguridad como cliente.

    Juan Carlos González, de la empresa de Seguridad Securitas, también destaca la alta calidad del producto. “Pedimos que las botas tengan mínimo un año de garantía y eso se ha cumplido”, dice.

    Diego Reyes Luzuriaga (hijo) y Diego Reyes Vega (padre), están al frente de la empresas de calzado Anndy. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES.
    Diego Reyes Luzuriaga (hijo) y Diego Reyes Vega (padre), están al frente de la empresas de calzado Anndy. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES.
  • La Mundial envía sus botas a EE.UU. y Canadá

    Redacción Quito

    La planta parece una zapatería de principios del siglo XX, que con suerte, todavía se puede encontrar en algunas ciudades de Ecuador. Pedazos de cuero en el piso, recortes de periódicos antiguos decoran el lugar y un leve olor a pegamento se percibe en el ambiente.

    La Mundial, empresa dedicada a la manufacturación de botas para el deporte ecuestre, nació en 1906 y parecería que se hubiera congelado en el tiempo. En principio, lo que se ve como una debilidad se convirtió en su valor agregado: elaboración de productos hechos a mano, de forma tradicional y a la medida del cliente.

    Su calidad y precisión para satisfacer las necesidades de jinetes profesionales internacionales, le llevó a ser auspiciantes del equipo canadiense de hípica, en las recientes Olimpiadas de Londres 2012.

    Los ejecutivos de La Mundial se contactaron con los representantes de ese equipo en abril de este año, en el Rolex 3 Day Event (evento hípico) en EE.UU. Ellos firmaron un convenio que implica proveer de botas a un grupo de 10 jinetes canadienses para sus competencias durante este año, pero tienen previsto que el convenio se extienda a partir del 2013.

    Pero esta historia comenzó, con Francisco Rivas, quien inició este negocio familiar para producir botas para militares y policías. Él abrió un local pequeño, ubicado en la esquina de las calles Cuenca y Mideros, en el centro de Quito.

    Por este negocio han pasado tres generaciones. En 1935, su hijo, Roberto Rivas asumió el mando. Ahora es el turno de la tercera generación, a cargo de Roberto Rivas Maldonado (hijo), quien ocupa la gerencia desde 1992.

    2001 fue año clave para La Mundial. Un concurso de caballos de paso, que se realizó en Perú, los llevó a exportar a ese país. El certamen también sirvió de trampolín para llegar con sus botas a los EE.UU.. En total, la firma vendió 25 pares, que le dejó ganancias de unos USD 4 000.

    La buena aceptación que tuvieron los primeros envíos motivó a la empresa a asistir a ferias y concursos hípicos en ese país. Jinetes profesionales probaron su calzado de cuero y quedaron satisfechos.

    Actualmente, cuenta con tres tráileres, ubicados en las costas este, oeste y en el centro de EE.UU. Con estas tiendas móviles, la marca ecuatoriana participa en unos 50 eventos hípicos que se realizan durante todo el año, en ese país.

    En las ferias, los compradores se toman las medidas y se realizan los pedidos. Esta información se envía a Ecuador para el proceso de elaboración, que se demora cerca de 18 días, en promedio.

    Este año la firma espera facturar USD 860 000 y abrir una nueva planta. Ahora, fabrica 15 pares diarios; con las nuevas instalaciones espera llegar a 50 pares.

    La Mundial es una empresa que manufactura botas ecuestres. La firma fue  auspiciante del equipo canadiense de equitación en las Olimpiadas Londres 2012.

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