Si encuentras una diferencia entre quién eres y quien quieres ser, y deseas cerrar esa brecha, ponte a trabajar. Porque no conozco ninguna otra fórmula que nos lleve de nuestro lugar actual al lugar deseado más que un arduo y enfocado esfuerzo.
Me encanta pensar en ser descubierto por un cazatalentos que me ofrezca un contrato millonario para convertirme en una estrella de la noche a la mañana con lo que sé hacer, sin necesidad de esforzarme demasiado. Pero sería integrar ilusión y milagro en mi proceso de planificación. La vida no es fácil, y esto no significa que conquistar los dominios que deseamos sea imposible. Solo significa que hay que trabajar bien enfocado en lo que se desea, habiendo definido lo que se desea con claridad.
¿Cuál es la brecha entre donde estás en este momento y donde te encuentras en el futuro? Si no sabes cuál es el siguiente paso para conseguir tus metas, tu idea es demasiado grande (para tí, en este momento). ¿Cuál sería un primer paso en dirección a tus metas, que sí puedes alcanzar más fácil y rápidamente? Comienza por allí.
Ana Frontela, gerenta de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en Ecuador, es oriunda de la provincia de Zamora, en España, y “latina de corazón”. Así se considera después de varios años viviendo en el país y más de una década desde que empezó a vincularse profesionalmente con la región.
Es periodista, egresada de la Universidad del País Vasco, en Bilbao. Tras varios años ejerciendo en diarios de España, dio el saltó hacia la comunicación política. Tiene un Maestría en Asesoría de Imagen y Consultoría Política, y otra en Neuromarketing. Además, se especializó en campañas electorales en MASConsulting.
Su primera experiencia en este campo fue asesorando al candidato y posteriormente alcalde del Ayuntamiento de León (España), Francisco Fernández. En el 2008 fue asesora de comunicación en las elecciones locales y regionales en Venezuela. Así comenzó su vínculo con Latinoamérica.
Vino a Ecuador en el 2014 para abrir mercado a la agencia TúaTú Social Media y se terminó quedando. En el 2015 trabajó para la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación. Gracias a esa experiencia, le propusieron liderar la apertura de la UNIR, de formación online, en Ecuador. En el 2016 asumió las riendas del proyecto.
En Ecuador “Este país me ha ayudado a crecer en lo profesional, pero sobre todo en lo personal. Desde el punto de vista sociológico, la adaptación es compleja: sientes una ruptura familiar, cultural. El desarraigo es fuerte, porque ya no te sientes de ningún sitio. Aprendes que la familia es la que te toca, pero también la que vas sumando a lo largo de los años. En lo profesional, ha sido positivo liderar un proyecto como UNIR, ya tenemos 8 000 estudiantes en todas las provincias. Es una iniciativa que está ayudando a romper barreras sociales. La educación transformará a América Latina”.
La comunicación política “En cuanto a consultoría política, América Latina está más desarrollada que España. Hay mujeres exitosas trabajando en consultoría y en cargos de gestión, pero es un ámbito que sigue estando liderado por hombres. Como mujer que he asesorado a hombres en la política, puedo decir que al principio es complejo, tienes que ganarte tu espacio. No creo que sea por un tema de género, tiene que ver más con egos personales, especialmente cuando se lleva mucho tiempo en el poder. Lo importante es profesionalizar la comunicación”.
Liderazgo y academia “Todavía es tibio. Hay muy pocas rectoras en el país. Pero hay mujeres muy activas en todos los ámbitos de responsabilidad, hay vicerrectoras con mucho peso. Las mujeres en América Latina han tenido que conquistar muchos espacios. Lo han hecho en el ámbito laboral, pero a la par con mucho peso en la familia y el cuidado de los hijos. De esa forma es difícil poder llegar a un punto de igualdad de oportunidades”.
Cambio educativo “El covid-19 está cambiando la dinámica y la forma de entender el mundo. El latinoamericano vive en permanente crisis, eso te da una capacidad especial de adaptación que no tenemos los europeos. Eso es positivo. El covid ha demostrado que la educación tiene que transformarse. Tenemos que internacionalizar mucho más el proceso educativo. Todos conectados”.
Equidad en el país “Hay brecha de género y hay que trabajar en la educación, en la igualdad de oportunidades. Todos tenemos capacidades diferenciadas, pero complementarias. El tema económico también lo vuelve un país muy desigual, no tiene las mismas oportunidades el que viene de un colegio fiscal que el que viene de un colegio privado. Esas diferencias generan desigualdades, la de género es una. Pero también hay desigualdad cultural, respecto de la población indígena, por ejemplo. Es algo que hay que trabajar. Es un tema de oportunidades”.
Balance Dedico mucho tiempo a las relaciones de ocio y amistad. Me gusta patinar y me encanta viajar. Al principio acá mi círculo de amigos era de españoles y europeos. Muchos de mis mejores amigos son de ese inicio. Luego, cuando consigues perdonarte a ti misma y te reconcilias con el país y contigo, te das cuenta que tienes que abrirte. Gracias al trabajo he conocido gente fantástica con la que he viajado por el país. He aprendido a valorar y a escuchar».
Su visión Ana Frontela, gerenta de la UNIR en Ecuador, considera que hay que trabajar en la educación para alcanzar igualdad de oportunidades desde diferentes ámbitos como el género.
cv Es Licenciada en Ciencias de la Información, por la Universidad del País Vasco (España). Maestría en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política por la Universidad Pontificia de Salamanca. Maestría en en Neuromarketing por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Asesora en las elecciones regionales de Venezuela en 2008. Gerenta de la Universidad Internacional de La Rioja, en Ecuador.
Ana Frontela se especializó en Comunicación Política. Desde el 2016 lidera la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en Ecuador. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
Las mujeres son una parte fundamental del desarrollo económico de los países . Hoy en día se desempeñan en áreas tecnológicas o científicas y ocupan cargos jerárquicos; algo que hace unos 50 años era difícil de lograr.
Sin embargo, las trabajadoras tienen el reto diario de reducir la brecha de género que está vigente en el mundo laboral.
Según el estudio de Tendencias del Empleo Femenino 2017, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres tienen considerablemente menos posibilidades que los hombres de participar en el mercado de trabajo; es decir, de tener un empleo o de estar buscando un trabajo.
El año pasado, según la OIT, a escala global la tasa de actividad de las mujeres en la mano de obra fue de 49%, un valor 27 puntos porcentuales menos que la de los hombres, y no se espera que aumente para este año.
Para Cristina Cachaguay, presidenta nacional de Mujeres por el Cambio, las mujeres siguen ocupando el segundo lugar en algunas opciones laborales; por ejemplo en carreras técnicas o científicas, que siempre han estado asociadas con los hombres.
Es por eso que la brecha de género no es ajena al Ecuador.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) señala que hasta diciembre del 2017, la tasa de empleo adecuado se ubicó en 49,5% para los hombres y en 32,4% para las mujeres.
La desigualdad de género, que no es exclusiva del campo laboral, se debe principalmente a factores culturales, considera Cachaguay.
La estructura social patriarcal muchas veces desencadena en machismo, el cual somete y limita las capacidades de las mujeres.
Es por ello que muchas no acceden a educación ni a una variedad de opciones profesionales. Los sectores de la educación, la salud y el trabajo social concentran a más mujeres, seguidos del comercio mayorista y el comercio minorista. Según la OIT, la amplitud de la segregación de género en el ámbito sectorial ha aumentado en un tercio durante los últimos 20 años.
Incluso, cuando la mujer ha tenido la oportunidad de crecer en el mundo laboral, el estereotipo de que debe cumplir ella sola con las tareas del hogar sigue latente. Es por eso que asume más horas de trabajo no remunerado, añade el organismo en su estudio.
Como consecuencia, las mujeres se encuentran en condición de desventaja frente a los hombres. En caso de que sean sus parejas, algunas deben aceptar que ellos las mantengan.
La OIT añade que como resultado de la brecha, dentro de las empresas las mujeres tienen menos representatividad en cargos jerárquicos y los hombres toman decisiones por ellas.
El empoderamiento de la mujer sobre sus capacidades, habilidades y derechos es importante para lo que Cachaguay denomina la “transformación social”.
En este proceso, la educación, que proviene del hogar y la que se imparte en las aulas, juega un papel importante para que los hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades de desarrollarse.
“El 60% de la población universitaria es femenina en el país; sin embargo, este porcentaje se reduce drásticamente al culminar una carrera”, enfatiza Cachaguay; ya que la mujer no tiene el apoyo para asumir nuevos roles, por ejemplo el de madre y profesional.
Además, la OIT recomienda combatir la discriminación dentro del lugar de trabajo, lo que implica trato igualitario y remuneraciones no vinculadas al género.
Las empresas deben enfocarse en el perfil, las competencias y la experiencia de los empleados, señala la consultora en Recursos Humanos, María Elena González.
Para que el cambio sea efectivo, la mujer “debe estar orgullosa de sus capacidades, consciente de sus derechos y dispuesta a denunciar actos que atenten contra su integridad”.
Los gobiernos también tienen un arduo trabajo; primero para retribuir y valorar el trabajo ‘extra’ que realizan en el hogar. Y segundo, para garantizar condiciones laborales dignas y equitativas.
En el 2014, los líderes del G-20 se comprometieron a lograr el objetivo ‘25 para 25’, que implica reducir la desigualdad en las tasas de actividad de los hombres y las mujeres en 25 puntos porcentuales para el año 2025.
Cerrar estas brechas podría generar importantes beneficios económicos para el mundo y mejorar el bienestar de la mujer.
Según el informe de la OIT, el compromiso de los países generaría un crecimiento del 5,3% del empleo mundial.
Imagen Referencial. Wikimujeres es una comunidad virtual integrada por alrededor de 26.000 mujeres. Foto: Archivo / LÍDERES
Google invertirá USD 1,14 millones para ayudar a que mujeres jóvenes latinoamericanas ganen habilidades tecnológicas y así contribuir a romper la brecha tecnológica de género, reveló la semana pasada la vicepresidenta de la firma en Hispanoamérica, Adriana Noreña.
Esta inversión, anunciada en la Ciudad de México con motivo del Día Internacional de la Mujer, se destinará a dos asociaciones, Laboratoria y Sulá Batsú, que “tienen impacto y están buscando empoderar a las chicas”.
En el área de la tecnología, el número de trabajadoras todavía es escaso. De acuerdo con cifras de Google, en los temas de diseño y gerencia de proyectos hay un 15% de mujeres, mientras que en aspectos como la programación, estas ni siquiera alcanzan el 10%.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula que para el año 2025 Latinoamérica necesitará 1,25 millones de programadores. Además, a nivel general, el talento “no abunda” y actualmente “las empresas de tecnología que están interesadas en crecer aún tienen un gran desafío”, dónde encontrar personal.
Todo ello constituye “una gran oportunidad de generar empleo para mujeres”, valoró la vicepresidenta. La cuestión a resolver, añadió, es “cómo hacer que estas oportunidades estén en manos de las mujeres”.
La estrategia de Laboratoria es formar en habilidades digitales, a lo largo de tres años, a aproximadamente 2 000 mujeres de entre 18 y 35 años de México, Chile y Perú. Por el momento tratan aspectos como desarrollo web, “front-end” y “back-end” (con los que se trabaja en la presentación de la web y cómo se procesan los datos, respectivamente), aunque están contemplando entrar en campos como la experiencia de usuario.
La otra asociación, Sulá Batsú, tiene un enfoque más temprano y busca otorgar habilidades digitales básicas a niñas de entre 10 y 14 años y a sus madres, con lo que se beneficiarán un total de 2 280 mujeres en dos años.
Esta es la primera vez que Google.org -encargada de la parte filantrópica de la empresa- da un apoyo en el área de Centroamérica, subrayó Noreña, quien detalló que la organización actúa en Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Panamá.
La ayuda será de USD 750 000 para Laboratoria y 390 000 para Sulá Batsú. Noreña destacó que se puede demostrar, “con datos tangibles”, el impacto que tiene la educación en las jóvenes.
Laboratoria ha recogido información que demuestra que, en el caso de México, el salario que tienen las mujeres llega a multiplicarse por tres tras la capacitación tecnológica, mientras que en el resto de los países se duplica, aproximadamente.
La vicepresidenta de Google en Hispanoamérica, Adriana Noreña, anunció los planes que tiene la empresa con las mujeres de la región. Foto: Alex Cruz / EFE
La brecha de ingreso por sexo empeoró 1,9 puntos porcentuales enChiley llegó al 31,6% el año pasado en desmedro de las mujeres frente a los hombres, informó la semana pasada el Instituto Nacional de Estadísticas.
En promedio, los hombres chilenos ganan 587 800 pesos (USD 901) frente a los 402 200 pesos (USD 617) que reciben las mujeres. El comportamiento de la brecha “ha sido bien errático. Entre 2014 y 2015 bajó (3 puntos porcentuales), pero ahora volvemos a ver que aumenta y eso tiene que ver con la incorporación de la mujeres a la fuerza laboral”, explicó la directora del INE, Ximena Clark.
Las mujeres “tienden a pasar de la inactividad a la ocupación con mayor facilidad (que los hombres) y por eso sus cambios en términos de los ingresos que perciben son más bruscos, porque trabajan o están inactivas”.
La brecha entre hombres y mujeres tuvo un pico en los últimos año en 2011, cuando llegó a 34,5%, y registró su menor valor en 2014, cuando alcanzó al 29,7%. En tanto, el salario medio para ambos sexos llegó en 2015 a 505 477 pesos (USD 775), lo que implicó una variación anual de 6,8%, con el mayor porcentaje de trabajadores (19,7%) dedicado al comercio. El ingreso mediano, en tanto, que es el que gana la mayor parte de la fuerza laboral chilena -que llega 8,6 millones de trabajadores-, alcanzó los 340 000 pesos (USD 521).
Al tema salarial se suma la preocupación por la seguridad social. La mayoría de los chilenos (61%) estima que el sistema privado de pensiones debe ser cambiado “por un sistema público solidario”, según un sondeo.
La encuesta del Centro de Investigación Sociedad, Economía y Cultura de la Universidad de Santiago arroja que el 3% de la población considera que el sistema “es apropiado y debiera conservarse”. El 61% estima que “debiera ser reemplazado por un sistema público solidario”, mientras que un 24% estima que “debiera complementarse con una AFP estatal”.
Las mujeres chilenas ganan cada mes 402 200 pesos (USD 617). Foto: EFE