Etiqueta: cafetería

  • La apertura de una cafetería es su apuesta

    Redacción Cuenca

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    La empresa Dulces de Alicia inauguró la semana pasada una panadería y cafetería en el sector de El Descanso, en el límite provincial entre Azuay y Cañar. Forma parte de la estrategia de innovación de esta firma cuencana, que tiene 20 años en el mercado.

    La intención es mejorar el flujo de caja. Según el gerente de Dulces de Alicia, Rómulo Delgado, si bien es importante estar en las cadenas, también se apunta a mejorar el ingreso de dinero en efectivo para seguir trabajando. Además, quieren llegar de una manera más directa a la ciudadanía.

    Se escogió El Descanso, al norte de Cuenca, porque es una zona estratégica ya que es el paso obligado para viajar a los cantones nororientales de Azuay como Gualaceo, Chordeleg, Sígsig, Paute, entre otros, y Morona Santiago. Además, es una de las dos carreteras para llegar a Cañar.

    La inversión en la apertura y equipamiento de este local bordea los USD 7 000. La expectativa es abrir más locales en los próximos años ya sea de forma directa o mediante franquicias. “Pero primero es necesario aprender sobre la atención al cliente, que junto con un producto de calidad, son los pilares para que funcione este tipo de negocio”.

    Delgado dice que desde la creación de la empresa aprendieron a vender, a hacer negocios, a buscar cómo llegar a las grandes cadenas, incursionar en nuevas líneas de producción, entre otros aspectos.

    En la actualidad, tienen tres líneas de producción, que agrupan a 32 ítems. La primera se centra en la elaboración de la quesadilla, que representa el inicio de este emprendimiento. La madre del gerente Rómulo Delgado empezó elaborando 60 quesadillas diarias de forma artesanal. En la actualidad, hacen 18 000 diarias en su fábrica ubicada en la zona de Capulispamba, al norte de Cuenca.

    La segunda línea de producción son los dulces. Son 10 variedades como los tradicionales de Corpus Christi y otros como los alfajores. Finalmente, la tercera es la de panificación y se desarrolló hace siete años. Arrancaron con variedades como mestizo, cuencano, de huevo, de Carnaval, enrollado, de dulce y otros. Según Delgado, desde hace un año optaron por diversificar esta última línea con el denominado pan industrial, que es el denominado cortado y para hotdogs y hamburguesas. “Pero se mantiene una receta tradicional”.

    Delgado dice que esta incursión sirve mucho a las finanzas de la empresa porque permite reducir la estructura de costos y obtener una mayor penetración de la marca en el mercado.

    “Nos dio muchos réditos porque si bien vendemos en el canal tradicional que son las tiendas, también pudimos ingresar a las grandes cadenas de supermercados”, comenta Delgado. En el caso del pan de molde cortado, se elaboran 1 000 unidades diarias y 5 000 fundas de panes para hotdog y hamburguesa.

    “Quienes hacemos dulces de Alicia tenemos dos guías. La primera es trabajar con amor”. Según él, esta premisa la llevan a la práctica al no emplear a planificadores, confiteros, pasteleros con experiencia sino más bien a acoger a las madres que se quedaron solas, son madres solteras o mujeres huérfanas… y que no tienen ninguna oportunidad laboral.

    “Con paciencia les enseñamos el trabajo y respetamos sus equivocaciones”. Dulces de Alicia tiene 20 empleados, de los cuales el 90% es de mujeres.

    La otra guía es tener productos de calidad y aportar a la conciencia ciudadana, por ello sus productos llevan mensajes en favor de la sociedad.

    Otra estrategia es la ampliación de la fábrica que ha crecido en función de las necesidades. Tiene 250 metros cuadrados de construcción. Los activos de la firma alcanzan los USD 400 000.

    El ingeniero químico Rómulo Delgado dirige esta empresa que tiene activos por USD 400 000. La fábrica está en el norte de la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    El ingeniero químico Rómulo Delgado dirige esta empresa que tiene activos por USD 400 000. La fábrica está en el norte de la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Esta cafetería en Quito brinda una experiencia a sus clientes

    Redacción Quito

    Contenido intercultural

    Relacionadas

    En las estrechas calles del Centro Histórico de Quito el aroma a café conduce a una tienda que permanece detenida en el tiempo.

    El Café Águila de Oro ‘transporta’ a sus clientes al Quito tradicional de la década de 1940.
    La estética de este local mantiene la mayoría de elementos de cuando empezó el negocio en el año de 1948, indica Mauricio Morales, el actual administrador.

    El Café Águila de Oro fue fundado por la familia del señor Alfonso Moya, quien vendió este establecimiento pocos años después al coronel Luis Alfredo Almeida.

    Vinicio Morales empezó a trabajar en este negocio en 1971 cuando apenas tenía 15 años. Su hijo, Mauricio, cuenta que su padre trabajaba en la inspección del café en crudo para eliminar cualquier impureza. Después tuvo otros cargos como la molienda y el despacho.

    Esta cafetería se distinguía por procesar su propio café según los requerimientos de su cliente.
    El 12 de septiembre del 2005 Vinicio Morales adquirió esta cafetería. El local siempre se mantuvo en el Centro Histórico. Actualmente, se encuentra ubicado en la Benalcázar y Espejo.

    El café de variedad arábiga lo obtienen de la provincia de Loja, específicamente de los sectores de Puyango, Álamo, Chaguarpamba, Quilanga, entre otros.

    Morales explica que estas zonas son de las mejores del país en cuanto a la calidad del café. El negocio adquiere entre 100 a 150 quintales en los meses de cosecha que son entre junio y septiembre.

    El café en crudo pasa por un control de calidad en el que se revisa que el material no contenga impurezas.

    Posterior a esto es llevado a una tostadora de aproximadamente 70 años. Morales comenta que la calidad de esta maquinaria austriaca se ha mantenido con el pasar de las décadas y que únicamente han tenido que darle mantenimiento. La casa que fabricaba esta máquina de marca ‘Victoria’ ya no existe, explica Morales.

    En este proceso existen tres grados de tueste: Fuerte que se utiliza para el café oscuro como expreso o tintos, esta variedad tarda entre 20 a 25 minutos; mediano para el café ligero, entre 15 a 18 minutos; y el rubio el cual es el café más suave, su producción tarda aproximadamente entre 10 a 12 minutos.

    El café tiene una producción totalmente artesanal y todo el proceso es apreciado por clientes que reaccionan con melancolía ante la antigüedad de las máquinas. Por este motivo para Morales es muy importante conservar la estética tradicional del local.

    El cliente escoge el grado de tueste. En caso de que lo desee molido se realiza el procedimiento ese momento en un molino de marca ‘Giant’ que también tiene 70 años al igual que la máquina expendedora. Incluso, la máquina registradora de marca ‘National’ es un modelo clásico fabricado en la década del 40 del siglo pasado.

    Morales comenta que sus clientes prefieren un café artesanal debido a que el sabor es más puro respecto un café en tinta o soluble. Además, comenta, esta concentración de aroma y sabor a posicionado al café oscuro como la variedad más vendida en el Café Águila de Oro.

    Mauricio Morales, el actual administrador del negocio, junto al equipo de trabajo. El local se encuentra ubicado en la Benalcázar y Espejo. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Mauricio Morales, el actual administrador del negocio, junto al equipo de trabajo. El local se encuentra ubicado en la Benalcázar y Espejo. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • El culto a los cereales en cafetería de Quito

    Evelyn Tapia

    Relacionadas

    En Ceres uno puede desayunar un tazón repleto de cereales y leche a cualquier hora de la mañana, en la tarde o en la noche.

    Los hay de colores, con frutas, rellenos de chocolate, sin azúcar, con malvaviscos, de quinua, con granola, libres de gluten y más.

    Tania Gómez, propietaria de Ceres, comenta que son alrededor de 100 opciones las que pueden degustar los clientes que lleguen a esta cafetería temática de cereales, que funciona en el norte de Quito, desde hace 10 meses.

    En el techo, en repisas, sobre los frigoríficos, donde se mire, los visitantes se encuentran con coloridas cajas de cereales.

    En este espacio, que tiene capacidad para 35 personas, se venden 40 desayunos en un día entre semana, de 07:00 a 20:00. En el fin de semana la venta se duplica.

    La idea de este sitio temático surgió hace un año y medio durante un paseo a Madrid, cuenta Gómez, que estudió medicina pero se confiesa amante y autodidacta de la cocina. Hace cinco años tuvo una pizzería, pero la cerró por problemas de salud.

    “Me llamó mucho la atención que en Madrid tienen la cultura de consumir cereales a cualquier hora. En lugar de ir a tomar un café van a un bar de cereales. Como ya hay muchas cafeterías tradicionales yo quería ofrecer algo diferente en esta zona”, explica.

    Tania Gómez es la propietaria de este negocio. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Tania Gómez es la propietaria de este negocio. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

    Al principio la emprendedora tuvo temor de que ese gusto español por los cereales no atrapara a la quiteños.

    Pero las ventas han crecido un 300% desde que comenzó, por lo que Gómez está segura de que el reto ha sido superado y está planificado que Ceres tenga franquicias este año en Quito y luego en Guayaquil y Cuenca.

    “Vienen clientes de todo tipo. Las familias con niños los fines de semana, los ejecutivos que buscan un alimento ‘fitness,’ los mileniales que se saben los nombres de los cereales. Hay hasta coleccionistas de cereales”.

    Todo comenzó con una inversión inicial de USD 45 000 y el negocio se hizo realidad en cuatro meses. “No quería que me roben la idea así que hice todo lo más rápido posible”, cuenta esta mujer emprendedora.

    Gómez añade que una de las fortalezas del negocio es que la oferta de cereales varía con periodicidad; además, venden cereales que no están en las perchas de los supermercados nacionales, traídos de Estados Unidos. Un 40% de la oferta es importada.

    Angie Morales, una de las clientas de la cafetería, cuenta que va una vez al mes precisamente para ver qué nuevos cereales se encuentran en la carta. “Me gusta porque sabes que aquí vas a encontrar cereales diferentes a los que comes en casa”.

    Las ventas han crecido un 300% desde que comenzó Ceres. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Las ventas han crecido un 300% desde que comenzó Ceres. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

    El cliente que llegue a esta cafetería puede comprar uno de los cinco tipos de desayunos que tiene la carta.

    Así podrá elegir el tipo de cereal y el tipo de leche. Esta no tiene por qué ser la tradicional leche entera. Puede ser deslactosada, descremada, con colores (verde, celeste amarilla), de vainilla, de frutilla, de chocolate o de soya.

    Además se le añade un tipo de tostada-por ejemplo hay una con salsa pomodoro, queso ricotta y huevo frito-, frutas, café y un jugo. Los precios de los desayunos son de USD 6,50 y USD 7,50.

    También está la opción de comprar el cereal en caja o por porción grande, mediana o pequeña, indica Gómez.

    Para quienes no son fanáticos de los cereales, la carta ofrece otras opciones a base de tostadas de sal y de dulce. Se trata de recetas propias de la casa, creadas con un chef, cuenta la emprendedora.

    Una alternativa es la tostada cubierta con salsa de vino y miel, acompañada de mago, kiwi, malvaviscos, fresas, helado y barquillo, por USD 6,50.

    Ceres, en el norte de Quito, tiene una oferta de casi 100 variedades de cereales. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Ceres, en el norte de Quito, tiene una oferta de casi 100 variedades de cereales. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Desde Íntag surge una cafetería gourmet

    Sofía Ramirez

    El aroma del café de Íntag, un valle localizado en el cantón Cotacachi (Imbabura) ‘envuelve’ al ingresar a la cafetería Río Íntag.

    Este establecimiento, ubicado en el sector de La Floresta, en el norte de Quito, es el tercer local de esta cadena que nació hace cinco años, de la mano de Eddy Fuertes. Este oriundo del lugar, de 33 años, vio en el valle donde creció, la fortaleza para posicionar el café que se cultiva en la zona. Las otras dos sucursales están en Cotacachi y en la estación del tren de Andrade Marín, en Antonio Ante.

    De acuerdo con la Asociación Agroartesanal de Caficultores Río Íntag (Aacri), en esta región se cultivan unas 20 toneladas del grano rojo; que luego de pasar un proceso minucioso de tostado, se puede degustar con leche, chocolate, ron, whisky o vodka.

    En los dos últimos años, esta zona ha tenido mayor visibilidad por los proyectos mineros que se intentan desarrollar allí, pero para Eddy Fuertes, en cambio, “el café arábigo que se cultiva aquí es el valor más importante”, dice.

    Para este joven, que estudió en Argentina, Francia y otros países, carreras afines a los negocios, al frecuentar la parroquia de Peñaherrera, en Íntag, recordó cómo su familia elaboraba café artesanal:  “desde niños aprendimos a cultivar y jugar entre los cafetales”.

    En el 2010, este emprendedor, con un acento entre bonaerense y cotacacheño, menciona que regresó al país para trabajar en un voluntariado en la parroquia de Peñaherrera; y allí se acercó a la Aacri, gremio que desde 1998 se formalizó y elaboraba café arábigo y orgánico para exportación.

    Además de beneficiar a 150 familias, la organización trabaja bajo los lineamientos de comercio justo. Por eso, este emprendedor observó una oportunidad de negocio: establecer una cadena de cafeterías que promocione el café de Íntag, bajo un nuevo concepto en diseño y productos.

    En el 2010, invirtió USD 6 000 para abrir la primera cafetería que se ubicó en un espacio municipal llamado Casa de las Culturas, en pleno centro de Cotacachi. Fuertes explica que estar en este sitio fue estratégico para su crecimiento, debido al perfil de los turistas que visitan este cantón.

    Y cuatro meses después se trasladó frente a la plaza de San Francisco, cerca del Centro de la ciudad. Aquí implementó el local con diseños vintage y modernos a la vez: “Preferimos un estilo ecléctico en la cadena de cafeterías, con materiales reciclados, cuadros burlesque”, explica Eddy Fuertes.

    Para la elaboración de las diversas variedades de bebidas de café, la cafetería Río Íntag utiliza un quintal mensual de café elaborado por los caficultores del gremio.

    Además, se definió una línea de repostería que utiliza productos ancestrales como melloco, yuca, ocas, toctes o quinua, remolacha, zanahoria, explica la chef Jenny Mancheno, quien desde noviembre pasado se convirtió en proveedora de esta firma, que ahora tiene su segundo establecimiento en el sector de La Floresta, en el norte de Quito. Ella elabora unas 30 tortas en promedio para la cafetería.

    Los ingredientes adicionales para estos productos los adquieren en ferias orgánicas de Cotacachi, como la Jambi Mascari, que se expone todos los fines de semana cerca al mercado de Cotacachi.

    La cadena de cafeterías Río Íntag ha tenido un crecimiento sostenible en los últimos cinco años. De esta manera, permitió que se creasen 17 plazas de trabajo directo, entre meseros, cajeros y ­personal administrativo.

    Para este año, la estrategia de crecimiento será posicionar el café integño en Quito. Esto, debido a que en el largo plazo se tiene el objetivo de abrir otras cafeterías en ciudades como Guayaquil.  Aunque la consigna será la misma: ‘dar a conocer a los caficultores de la zona de Íntag’.

     

    Esta cadena de tres cafeterías fortalece el cultivo del grano de la zona de Íntag, en Cotacachi.
    Esta cadena de tres cafeterías fortalece el cultivo del grano de la zona de Íntag, en Cotacachi.
  • El objetivo de este negocio es impulsar la cultura del café

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    El aroma a café lojano, al ingresar a Coffee&Co. es una característica que transmite esta cadena de cuatro cafeterías, que nació en el 2014 en Quito. Además, el estilo ‘vintage’ en su diseño interior, compuesto de cuadros relacionados con el café, apelan a la comodidad y da un valor agregado a la marca, explica Carolina Aguilar, gerenta de este emprendimiento.

    La iniciativa tiene por objetivo impulsar una nueva forma de conocer la cultura del café.
    La variedad en el tipo de grano, además de preparar postres (maqueño, mandarina, etc.) y una amplia oferta en desayunos -por la cantidad de platos hasta con ocho opciones que se ofrecen en su menú- son su carta de presentación que las diferencia de otros negocios similares, expresa esta quiteña de 27 años.

    La relación con este tipo de negocios nació cuando ella tenía 12 años. A esa edad, comenta la emprendedora, aprendió a elaborar el pastel de maqueño, con una receta “secreta” de la mano de su abuela Leddy Milky.

    Posteriormente, en los eventos familiares y de amigos, siempre realizaba los postres, como hobbie y “comprobó que las recetas le salían perfectas”; incluso, tomó un curso de repostería y pastelería en el Culinary Art’s School. A la par, Aguilar también estudiaba Diseño de Interiores en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    Con el conocimiento adquirido en gastronomía, impulsó su primer negocio de restaurante. Pero en el 2014, prefirió direccionarse a desarrollar su proyecto de Coffee&Co. En ese año, Carolina Aguilar, cuenta que planteó una línea de negocio de la mano del Grupo Empresarial Villacís, aunque todo el proyecto lo lidera ella.

    El primer paso para dar forma a Coffee&Co. fue la búsqueda de lugares estratégicos en la ciudad de Quito. Luego, la emprendedora se dedicó a diseñar los menús de desayunos, como el tigrillo, el ‘light’ o el británico, acompañados de un café vertido en tazas de 16 onzas o ‘jumbo’.

    La primera cafetería de esta marca se inauguró a inicios del 2014 y está ubicada en el centro financiero, en el norte de la capital.

    La inversión para este emprendimiento se aproximó a los USD 500 000. Con esto se financió la adquisición de las máquinas italianas para preparar el café, el mobiliario y los ingredientes.

    Al ver la aceptación de los productos, en septiembre de ese mismo año, Aguilar apostó al posicionamiento de su marca y decidió inaugurar una segunda cafetería en Cumbayá. La diferencia entre esta y la primera, es que aquí implementaron un planta de producción que sirve como centro de acopio para todos los ingredientes. Además, desde allí se despachan los pasteles y otros insumos de sus proveedores, para transportarlos a los otros locales.

    Olga Ramírez, coordinadora general Ecuador de Carsnack, es una de las firmas proveedoras de Coffee&Co. Esta empresa, que ofrece vasos, empaques, máquinas y salsas que se expenden -por ejemplo en centros de entretenimiento como cines- tiene relación con este negocio desde el 2014.

    Para esta cadena de cafeterías, Carsnack distribuye los vasos descartables y los jarabes de café. Ramírez señala que este emprendimiento ha tenido buena aceptación en el mercado, y por ello hay un crecimiento de la marca.

    Pablo Velasco, encargado del área de ventas de Termalimex, dice que también acompañó al crecimiento de Coffee&Co. Esta empresa asesoró a Carolina Aguilar para que adquiera tres máquinas italianas de café, a un precio promedio de USD 7 500 cada una.

    Con el manejo del negocio que incluye un manual de marca, Aguilar explica que este año también podrán expandirse hacia otros sectores de la capital.

    Hasta fines del 2016, Coffee&Co. tiene previsto inaugurar otras tres cafeterías en sectores, que por ahora se están determinando en un estudio que se lleva a cabo con el Grupo empresarial Villacís. Asimismo, analiza otras estrategias de posicionamiento, como el envío de desayuno a domicilio en los sectores donde esté la marca, y también trabaja para manejar bajo la marca de Coffee&Co., la venta de café ecuatoriano, “preservando el toque y sabor ‘vintage’”.

    Y por último, a través de redes sociales se tiene la consigna de fortalecer su comunidad digital.

    Carolina Aguilar es la gerenta de la cadena de cafeterías Coffee&Co. Ella se encarga de liderar la marca y de la expansión del negocio en la capital. Foto: Vicente Costales/ LÍDERES.
    Carolina Aguilar es la gerenta de la cadena de cafeterías Coffee&Co. Ella se encarga de liderar la marca y de la expansión del negocio en la capital. Foto: Vicente Costales/ LÍDERES.
  • Bitcoffee, la primera cafetería latinoamericana en aceptar moneda virtual

    Agencia EFE

    Buenos Aires

    Turistas y argentinos frecuentan «Bitcoffee«, que dice ser la primera cafetería de América Latina en aceptar la moneda virtual bitcoin como medio de pago.

    «Es una cafetería de tipo café americano, pero al estilo argentino. La idea es que sea un espacio amigable donde la gente venga a relajarse y esté en contacto con la tecnología, pero que esta no sea invasiva», dice a Efe Matías Caputi, socio fundador de «Bitcoffee», situado en el centro de Buenos Aires.

    «Me pasaba mucho que trabajaba haciendo desarrollos por mi cuenta en cafés y bares, y generalmente no tenía para enchufar la computadora o el celular, y noté que en ese segmento había un inconveniente y se me ocurrió la idea de Bitcoffee», expresa Matías sobre cómo surgió la idea de su cafetería.

    Caputi, de 30 años de edad e ingeniero en sistemas, cuenta que el origen del nombre «Bitcoffee» se desprende del concepto «bit», que es la unidad mínima de información, y que después de que varios clientes le preguntaran si aceptaban bitcoins, decidió utilizar la moneda virtual para su negocio.

    «Desde que empezamos a trabajar con la moneda virtual tenemos varios clientes que pagan de esta forma y la verdad que fue una explosión a nivel marketing», reconoce Caputi y agrega que si bien el porcentaje de personas que pagan con bitcoins no es alto «son clientes muy fieles». «Estamos teniendo una respuesta muy buena de la gente, más que nada en el rango de los 15 a los 45 años, que son personas acostumbradas a usar móviles y a interactuar con cajeros automáticos», agrega Matías.

    Aunque el número de usuarios de bitcoin en Argentina es pequeño, el desarrollo de la moneda virtual creció desde sectores de personas que trabajan en tecnología hasta llegar a usuarios que la utilizan para transacciones comerciales.

    La legislación sobre las monedas virtuales no es clara, pero bitcoin permite a las usuarios tratar con una moneda sin intermediarios como un banco o un Estado, ni otra institución que regule su funcionamiento.

    En «Bitcoffee» el cliente hace el pedido en la carta digital, una vez que lo elige pone el nombre, en la caja avisa si quiere pagar con dinero o con bitcoins, y si elige el último método se acerca a una computadora donde puede ver el código «QR» para poder efectuar el pago.

    «La idea surgió cuando estaba en Brasil, yo en ese momento no sabia hablar portugués. En un bar pedí una comida y no sabía bien qué era, y al final me trajeron cualquier cosa», recuerda Matías sobre cómo nació la idea de implementar una carta digital.

    «Al tener una carta digital podemos agregar productos de una forma mucho mas ágil y no mandar a imprimir folletos, podemos agregar promociones rápidamente», explica el joven emprendedor.

    Caputi, que además de hacer la tarta de manzana característica del lugar, también se encarga de atender las mesas de su cafetería, cuenta con la inestimable ayuda de Alicia, su madre, que lo acompañó en su proyecto y se ocupa de cocinar las delicatessen caseras de la cafetería.

    «Uso bitcoins desde 2011 y esta es una buena oportunidad para probarlos. Recomiendo su uso porque es una alternativa a la moneda normal y una manera de poder administrar tu propio dinero sin necesidad de tenerlo en tu casa o en un banco», expresó a Efe Conrado, uno de los clientes de la cafetería.

    «Bitcoin no solo me sirvió como una herramienta de marketing para mi concepto de bar, también es una herramienta muy ágil, porque la plata la tengo en mi billetera inmediatamente, no tengo que ir al banco o a una casa de cambio», concluyó Caputi.

    Bitcoffee
    Fotografía tomada del Facebook de Bitcoffee.
  • Cafetería La Palma,107 años dedicados a los dulces

    Evelyn Tapia

    Relacionadas

    La vitrina de la cafetería La Palma está llena de dulces y bocaditos de sal, que se preparan con las recetas tradicionales que la familia Costa guarda hace 107 años.

    En una de las paredes del negocio, ubicado en el centro de Guayaquil, entre las calles Escobedo y Vélez, un anaquel almacena una decena de utensilios de cocina de acero, con marcas del incendio que soportaron en 1950, cuando se quemó la cafetería y toda la cuadra en la que funcionaba.

    Beatriz Costa, quien es parte de la cuarta generación de la familia, está a cargo del negocio. Ella cuenta la historia de La Palma de memoria. Comienza por mencionar que desde España, Martín Costa Coronel llegó en 1901 a trabajar como jefe pastelero para Florentino Cabanna, que abrió la Dulcería y Cafetería La Palma, en un local de la calle Luque.

    “El señor Cabanna decidió cerrarla, pero mi tío Martín la compró el 1 de agosto de 1908. Para nosotros desde ese año se cuentan los aniversarios”.

    Martín Costa nunca tuvo hijos, pero trajo desde España a sus sobrinos Ramón y Martín Costa Colomino. Con ellos sacó adelante esta cafetería que ha recibido a personajes guayaquileños como el cantante Julio Jaramillo y el expresidente Jaime Roldós.

    La Palma ha visto a Guayaquil crecer, cambiar, volverse moderno. Gloria Gallardo, directora de Turismo y Promoción Cívica del Municipio de Guayaquil, comenta que este local es de los más emblemáticos de la ciudad. “Además de un punto de encuentro gastronómico tradicional para los guayaquileños -dice Gallardo- es un espacio con un valor turístico muy grande, por su historia”.

    La decoración del sitio alberga detalles que le dan un toque de elegancia: los pilares de madera, las mesas de mármol, las fotos en blanco y negro colgadas de las paredes son parte del negocio.

    “Mi abuela me contaba que la gente salía de los teatros y venía para acá. La vida nocturna era más larga en el centro, ahora no se puede, cada vez cerramos más temprano”, cuenta Beatriz Costa, quien está a cargo de la imagen.

    La tercera generación la conforman José, Jaime y María de los Ángeles Costa. Ellos fueron los responsables de haber expandido el negocio, en la década de los ochenta, hacia Urdesa. El sector en esa época era el nuevo polo de crecimiento de la ciudad.

    El tercer local de La Palma abrió en la ciudadela La Garzota, en noviembre del 2014, con la cuarta generación de la familia en el negocio. Al finalizar el año, se abrirá un cuarto local, pero aún no está definido el sector.

    El reto de Santiago y Beatriz (hijos de Jaime) y María Paola (hija de José), ahora es mantener la esencia del lugar, adaptándolo al mercado que en la actualidad se vuelve más competitivo.

    Uno de los primeros pasos fue abrir un sitio web, participar en redes sociales y crear una línea gráfica que comunique la esencia tradicional guayaquileña del negocio. “Creí que iba a ser más sencillo, pero ha sido un proceso encontrar una forma de refrescar la marca sin que pierda ese toque antiguo con el que la gente nos identifica”, cuenta Beatriz.

    Santiago Costa, que está a cargo del área de producción, menciona además que este año se implementará un área de producción en la zona industrial de la vía a Daule. Esto, porque desde 1950, cuando La Palma sufrió el incendio, la mayor parte de la producción se concentra en la matriz. “Ahora, tenemos 55 empleados, pero con la nueva planta tendremos unos 15 más”, comenta Santiago Costa.

    En la matriz y en el local de Urdesa se producen cada día 6 000 bocaditos. La nueva planta les permitirá incrementar la capacidad de producción sobre todo de bocaditos, los más emblemáticos de este negocio centenario.

    Insignia
    ​’Estoy muy agradecido con La Palma’

    Ramón Herrera, Mesero en el local matriz.

    Comencé a trabajar aquí a los 17 años y ya llevo 45. Este ha sido mi primer y único trabajo, por eso estoy muy agradecido con La Palma y con la familia Costa, porque han depositado en mí su confianza todos estos años.

    Yo conocí a Ramón Costa, el abuelito de Beatriz; la recuerdo a ella y los hijos de los hermanos Costa por aquí, desde que eran niños y ahora están trabajando en el negocio familiar.

    Creo que lo que les ha permitido mantenerse en el tiempo ha sido tener productos preparados al momento, siempre frescos y con precios cómodos. Me acuerdo que al señor Ramón no le gustaba subir precios, porque quería siempre ver su cafetería llena.

    Hasta ahora veo que hay gente que compra los bocaditos en grandes cantidades para enviar a sus familiares en el extranjero.

    Beatriz Costa está a cargo del negocio de La Palma. Ella es parte de la cuarta generación de la familia. Fotos: Mario Faustos / LÍDERES.
    Beatriz Costa está a cargo del negocio de La Palma. Ella es parte de la cuarta generación de la familia. Fotos: Mario Faustos / LÍDERES.
  • Manicura y pedicura se acompañan con café

    Redacción Quito

    Dos amigas pensaron en un espacio ideal para la mujer. El salón de belleza es un sitio en el que ellas se congregan para, a más de retocarse el cabello o aplicarse algún tratamiento, mantener una tertulia.

    Sin embargo, el mercado de este tipo de negocios ya cuenta con diversas propuestas. Por ello, Valeria Celi y María Caridad Moncayo, amigas y socias, diseñaron el sitio que se acomode a las necesidades de la mujer contemporánea.

    Y no se les ocurrió una mejor idea que un lugar especializado en manicura, pedicura y que ofrezca depilaciones. Y, además de ello, las clientas puedan degustar café, té y postres.

    Así, en noviembre del año pasado nació Nail Spa & Coffee Shop. Pero antes de emprender su empresa, las ingenieras en Comercio y Negocios internacionales de la Universidad Católica de Quito realizaron estudios de mercado.

    Los resultados que encontraron fue que una mujer acude al salón de belleza cada tres meses, para la aplicación de un tinte o tratamiento. Mientras que para retocarse las uñas van, en promedio, dos veces al mes. Lo mismo ocurre en el caso de las depilaciones. Ello significaba mayores posibilidades de rentabilidad.

    A la idea del sitio especializado para el retoque de uñas quisieron añadirle algo más; darle valor agregado. Pensaron que la oferta de cafetería le daría el toque ideal para convertirse en el punto de encuentro de las amigas.

    Con este concepto se pusieron manos a la obra. Con una inversión de unos USD 20 000, decoraron un local en el valle de Los Chillos (suroriente de Quito), adquirieron insumos y el mobiliario para el local. La adecuación del lugar de 60 m², les llevó cerca de tres meses. No descuidaron ningún detalle. Pintaron las paredes de color fucsia y añadieron decoraciones de diferentes motivos.

    Con el local adecuado realizaron la inauguración el pasado 5 de febrero. En mes y medio de funcionamiento ha facturado unos USD 1 800. La idea, cuenta Moncayo, es que la marca se consolide y se convierta en una franquicia. Para ello desarrollan el manual de procesos.

    Otra de las propuestas de la marca es ofrecer servicios especiales para celebraciones como: cumpleaños, despedidas de soltera, «el café mensual con las amigas», spa para niñas, entre otros servicios.

    En el momento, en el lugar trabajan dos personas para atención al cliente y no tienen un target definido. «Acuden niñas desde los 6 años hasta mujeres de 65; es común que madre e hija asistan para una sesión de spa y para compartir un tiempo juntas», cuenta Celi.

    Uno de esos casos es el de Miriam Muñoz. Esta médica acude con sus hijas a Nail Spa & Coffee Shop y destaca «el profesionalismo y la amabilidad» en la atención al cliente.

    Mientras que Catalina Torres, quien trabaja en Corporación Favorita, comenta que es un sitio «muy divertido». Ello debido a que las depilaciones y pintarse las uñas suelen llevar mucho tiempo. Pero si se acude con las amigas para platicar o para degustar de algún postre o café, «el tiempo que demoran estas actividades transcurre más rápido».

    Mariela Gutiérrez, jefa de Ventas de una firma privada, asegura que la mujer actual busca buenos sitios, en donde ofrezcan diseños elaborados y tratamientos para las uñas. «Tener las uñas perfectas o con un diseño elaborado es una nueva tendencia», añade Gutiérrez. Por ello, este negocio «es una buena alternativa» para el público femenino.

    Los servicios
    Los productos. Todos los esmaltes son importados desde EE.UU.Los precios. Los tratamientos van desde los USD 5 a 20. La oferta. Ofrecen uñas de gel, acrílicas, manicura y pedicura normal y permanente, art nails, depilación con cera y con hilo.

  • Quito le dice ‘bonjour’ a ‘Les cafés’ franceses

    Santiago Ayala Sarmiento

    Camina cabisbaja/o con las manos en el bolsillo -del abrigo, del pantalón, da igual-. Hace frío y empieza a oscurecer -por la niebla, por la hora, da igual-. A veces, llueve, a veces no, da igual. Porque en un guiño, de en medio de los edificios, del cemento quiteño, deslumbran como salidas de una ‘rue’ parisina, coquetas cafeterías de estilo francés, que una a una van proliferando en la ciudad.

    Un nuevo mercado ha ido abriéndose desde hace aproximadamente tres años, al compás nostálgico de las, por momentos, heladas jornadas de la capital. Detrás de las vitrinas y decoraciones estilo francés, alrededor de cinco cafeterías han venido seduciendo a los clientes y, como lucecitas, aparecen, de pronto, enclavadas en las ruidosas arterias citadinas, o en un aún más estresante centro comercial, como oasis para disfrutar del té, del café, de los ‘cupcakes’, de los pasteles, de los chocolates, de los macarons ¡Oh là là! La Petit Patiserie es hoy ya una cadena. Apareció en el 2011, de la mano de las primas María Gabriela y Camila Avellán. La primera especializada en Hotelería y la segunda en Administración de Empresas. Su primer local se ubicó en el centro comercial Paseo San Francisco, en Cumbayá. «Tenemos colores que nadie más los usa, somos muy detallistas en el diseño del local, usamos el tema antiguo y que el cliente se transporte a un lugar de ensueño», explica Camila.

    El negocio ha ido tan bien que abrieron una segunda tienda en la exclusiva calle González Suárez. Y en estos momentos ya está próxima a abrirse un tercer local en otra zona de alta plusvalía: las calles Portugal y Luxemburgo, en el edificio Cosmopolitan, en el norte.

    «Como todo negocio, empezó con préstamos familiares. El ahorro de toda la vida lo pusimos al negocio», añade.

    Por su lado, la chef Gabriela Polanco, de 25 años, cumplió hace cuatro meses con el sueño de tener su propio negocio. Madeleine de France es un local que también conjuga la decoración ‘vintage’, con aire francés, para seducir a sus clientes, que en su mayoría llegan en horas de la tarde. Esta joven profesional, estudiada en el famoso Le Cordon Bleu de Francia, también recibió el impulso familiar para abrir el local, en plenas avenidas La República y La Coruña.»La competencia ayuda a mejorar. Mi fortaleza es que hago el producto a la medida del cliente, lo que quiera», señala Gabriela.

    Así, los quiteños se siguen acostumbrando a los colores, la decoración, las flores… Abra bien los ojos, quizás de pronto encuentre uno de estos locales…

    Otros negocios
    La oferta crece. En la calle Villalengua y av. América hay una florería a lo europeo. Mientras en la avenida República del Salvador, otro chef francés ofrece pastelería de alto nivel.

  • Don Eloy ecuatoriano de corazón

    Por José Hidalgo. Subdirector de División

    Tres jóvenes emprendedores, muy inteligentes y con experiencia en varias áreas de la administración tenían en mente la idea de iniciar un negocio grande. Tenían a su disposición un capital que deseaban aprovechar en un proyecto de talla mundial, deseaban incursionar en el mercado de las bebidas elaboradas con base en café.

    Adriana, Juan y Santiago estaban convencidos que la oferta a nivel local y nacional era insuficiente para una demanda que crecía y evolucionaba de manera constante. Consideraban también que, competir en Ecuador con empresas de gran tamaño y capital no iba a resultar tarea fácil.

    Insistían en que era inminente desarrollar estrategias que les permitiesen, desde el inicio, alcanzar un alto nivel de participación de mercado, además de posicionarse como una marca superior y lograr diferenciarse de manera efectiva de la competencia. Es por eso, que decidieron meditar arduamente antes de invertir, hicieron también algo de investigación de mercado; sin embargo, las dudas que surgían eran cada vez mayores.

    El emprendimiento

    La concepción del negocio

    Adriana Acosta, una diseñadora gráfica profesional, tenía pendiente hace meses una reunión con sus dos mejores amigos (Juan Troya y Santiago Gaibor), respecto a empezar a materializar una idea de negocio de talla mundial, reconocido a nivel internacional por su calidad y buen servicio.

    Adriana pretendía que sus amigos se convirtieran en sus socios del emprendimiento: Juan Troya tenía 5 años de experiencia en proyectos comerciales, para algunas empresas en las cuales había desarrollado planes de marketing con importantes resultados. Santiago Gaibor, ingeniero industrial, se había desempeñado durante 6años como administrador de la cadena de suministro en uno de los supermercados con mayor crecimiento a nivel nacional cuando al final se reunieron en una tarde calurosa de Guayaquil, con la compañía de un ‘frapelatte’ en una de las cadenas de cafeterías más grandes en la ciudad. Los tres nuevos socios juntaban un capital inicial cercano a los USD 85 000. Al respecto Juan consideraba que el primer paso a dar consistiría en ir al banco a conseguir dinero extra para poder montar el negocio deseado. Fue así que empezaron a intercambiar criterios para la concepción de su propio negocio en el mercado del servicio del café.

    Contexto

    El consumo de café en Ecuador

    Aunque comparado con la región, el consumo de café per cápita en Ecuador era bajo, este crecía a un ritmo de media libra a una libra por año.

    Según un estudio realizado por Infobae (diario digital argentino), un ecuatoriano bebía en promedio 32 tazas de café al año. Esta cifra era baja, comparada con otros países a nivel mundial. En Colombia, por ejemplo, se consumían 175 tazas per cápita al año; en Venezuela, 117; en Brasil, 177, y en países como Holanda hasta 880 tazas de café Los datos resultaban muy útiles, pero a su vez era insuficiente para plantear un completo plan comercial, muy necesario antes de lanzarse al mercado, que era lo que más le inquietaba a Juan, pues era encargado de esa parte del proyecto.

    El mercado ecuatoriano de cafeterías estaba compuesto por empresas de diferentes tamaños, desde las antiguas cafeterías tradicionales de Guayaquil y Quito, pasando por empresas medianas, hasta grandes cadenas presentes en las grandes avenidas y centros comerciales.

    Estos tres emprendedores apuntaban a competir contra las grandes cadenas existentes en el Ecuador y por eso emprendieron varias investigaciones exploratorias que permitiesen una perspectiva más clara del mercado al que pretendían ingresar.

    Benchmarking

    El mercado colombiano


    En la búsqueda de más información, Troya decidió investigar datos de Colombia y tomarlos como referencia para obtener conclusiones del mercado. En fuentes secundarias como Synovate y Nielsen (firmas de investigación en Colombia) se encontraron datos a tomar en cuenta: entre el 79 y el 82% de los colombianos bebe café; el 47% de los consumidores lo hacía en la mañana; el crecimiento de tiendas especializadas introdujo el concepto de «la experiencia del café»; han ganado terreno las presentaciones: capuchino, frozen y expreso; las motivaciones respecto al consumo son: bebida que libera, brinda estatus, compañía, seguridad y autoestima.

    Además en Colombia, las diferentes preparaciones estaban asociadas a características referentes al estilo de vida y a la idiosincrasia de cada persona. Así por ejemplo, el café negro o tinto estaba asociado a una arraigada tradición, era un generador de conversaciones, ayudaba a sentir energía y vitalidad, mejoraba el estado de ánimo e inclusive ofrecía una sensación de relax. Por su parte, el café con leche estaba asociado al calor de hogar, evocaba la seguridad de la madre y fortalecía los momentos felices en familia. Mientras que el capuchino estaba asociado a la exclusividad y al deseo de sentirse especial y diferente.

    Diferenciación

    El servicio

    Adriana se predisponía a analizar y evaluar qué factores se debían considerar para brindar un servicio de excelencia al cliente. Después de varias noches sin poder dormir, debido al sinnúmero de ideas que rondaban su cabeza, una madrugada, tomó un papel y una pluma que había dejado la noche anterior en el velador junto a la cama, y se predispuso a escribir los cinco pilares que, desde su punto de vista, eran los que debían desarrollar para lograr el éxito deseado en el servicio al cliente: Ambiente: con mesas y muebles cómodos, que provoquen un ambiente acogedor, en el que plazca quedarse mucho tiempo dialogando, incluyendo mesas pintadas con colores divertidos.

    Aseo y orden: la cultura del ecuatoriano demandaba una cafetería completamente limpia, desde el ingreso, las mesas y hasta los baños. Todo en su sitio: la caja, los mostradores, las sillas, etc.

    Eficacia en la entrega: entregar el pedido en el menor tiempo posible, evitando colas que generen malestar.

    Complacencia al cliente: «el cliente tiene la razón«, el barista siempre debe complacerlo con su requerimiento.

    Calidad del producto: el producto debe ser delicioso, el cliente al consumirlo debe ser capaz de expresar «¡wow, qué bueno está!».

    [[OBJECT]]

    Oferta

    Los productos

    Luego de una amplia investigación acerca de los productos tradicionales que se vendían en las cafeterías del país, Santiago llegó a la conclusión que la cartera total de productos se la podía segmentar en tres unidades diferentes: bebidas, alimentos y accesorios.

    Bebidas. La cartera de bebidas incluía café expreso, americano, latte, macchiato, frapelatte y capuchino, todos estos en sus diferentes variedades de tamaño y con sus respectivos sabores. Además, bebidas como té, jugos naturales y agua.

    Alimentos. Incluía una variedad de postres, dulces, sánduches y galletas; de igual manera, comidas típicas, como humitas, tortillas y empanadas.

    Accesorios. Con la meta de potenciar y desarrollar la marca, en cada local se venderían camisetas, gorras, pulseras y pegatinas para autos en las que se incluirían el logo de la cafetería en la parte posterior, y en la parte frontal una frase de un líder reconocido a escala mundial.

    Santiago reconocía que valía la pena hacer un listado de toda la materia prima que iban a necesitar en el momento de abrir su primera cafetería.

    Partiendo del café como materia prima central, era necesario adquirir otros insumos como azúcar, leche, agua, canela, chocolate, té, leche de soya, frutas, edulcorantes, saborizantes, etc.

    Branding

    La marca: Don Eloy


    Adriana reflexionaba respecto al nombre de la cafetería: «necesito que el nombre cuente o narre una historia, no se trata de poner un nombre por poner, debe haber mucho más detrás de las letras o palabras», Después de varios días, Adriana decidió bautizar a la cafetería como Don Eloy. El nombre era el resultado de una investigación realizada acerca del origen del café en Ecuador. Adriana se encontró con que la producción de café en Ecuador tenía su origen a partir de 1860 en Manabí, la fecha y la provincia fueron asociados por ella, al surgimiento de uno de los políticos más importantes en la historia, como fue Eloy Alfaro, quien nació en Montecristi-Manabí, coincidencialmente a mediados del siglo XIX.

    Adriana consideraba que Eloy Alfaro evocaba mucho de los valores que, con la nueva cafetería, buscaban transmitir a los clientes, entre los que citaba: «el gran amor por su tierra y por los ecuatorianos, la búsqueda del progreso y del desarrollo, la pasión con la que afrontaba su vida, entre muchos otros».

    Adriana se predisponía a desarrollar el logotipo de la cafetería; creía que era necesario que el diseño pudiera transmitir los valores del Viejo Luchador, además de un sentimiento paternalista que ella calificaba como «ecuatorianismo».

    Preguntas para el lector

    1. ¿ Cree que tener una temática nacionalista podría ser un factor diferenciador de la competencia? SFlb 2.

    2. ¿Es ideal la propuesta de la marca Don Eloy?

    3. ¿Cómo segmentar el mercado? ¿En qué lugar de la ciudad deberían estar? ¿Cómo ganar participación de mercado en un sector tan competitivo?