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  • Flores y paletas dan forma a los dulces de Rochy Pops

    Redacción Guayaquil

    Cuando buscaba un obsequio original para el cumpleaños de su esposo, en agosto del año pasado, la guayaquileña Rosa Morales, ideó un negocio. “No quería regalarle una torta tradicional y aburrida”, dice. Así, se le ocurrió darle una forma redonda a la masa y sujetarla por una vara plástica, a manera de paleta.

    La idea la había visto meses atrás en un programa de televisión pero ella le dio un toque personal, con su propia receta. Hizo un arreglo con varias unidades y se lo envió a la oficina de su esposo. Inmediatamente comenzaron los pedidos.

    Morales no desaprovechó la oportunidad de emprender y aceptó los pedidos de las tortas, a las que dio el nombre de ‘cake pops’. Para esto, realizó una inversión de unos USD 500, que destinó a la compra de ingredientes e implementos de cocina. También creó la marca Rochy Pops, combinando el nombre de los productos con su apodo.

    Los dulces los hacía de tres sabores: chocolate, fresa y vainilla. Sin embargo, Morales quería diversificar su oferta. Fue así, que desarrolló otras recetas, combinando ingredientes. Hoy, oferta 25 sabores distintos, entre ellos chocolate con menta, oreo, piña colada, napolitano, almendras, chocolate con canela…

    Otra idea innovadora fue la de dar forma de flores a los postres. Lo hizo en febrero del año pasado, pensando en algo que pudieran obsequiar sus clientes a sus parejas en la época de San Valentín. A estos últimos los llamó‘rosas pops’.

    La acogida de estos dulces fue excelente. Sin embargo, la masa de la cobertura era muy dulce, dice la emprendedora. Por ello estuvo realizando pruebas con distintos ingredientes, hasta que en agosto de este año, creó una mezcla de leche condensada con leche en polvo, que utiliza para dar forma a las flores.

    Los cake pops y rosa pops son divertidos y además el sabor es excelente, opina Gloria Charcopa, una clienta de Rochy Pops. Ella señala que estos productos son una muy buena opción para obsequiar ya que son innovadores. “Además, ofrece una diversidad de sabores para todos los gustos”, agrega.

    Alexis Aspiazu es otra clienta de esta microempresa. Ella es propietaria de un negocio de venta por catálogo y ha comprado los cake pops para obsequiarlos en reuniones laborales. “Lo bueno es que son dulces que no solo le gustan a los niños. Por ejemplo, los que tienen mezclas con licor le gustan mucho a los adultos”.

    Aspiazu añade que son postres frescos y el acabado es excelente. “Son agradables desde su presentación”.

    Sobre la oferta

    • Los precios. Las rosas pops tienen un valor de USD 2,50, mientras que los cake pops los vende en 1,50. Los pops en forma de personajes tienen el precio de USD 2.
    • Otros productos. Rochy Pops oferta otros dulces como tortas tradicionales y decoradas; alfajores y brownies. También elabora bocaditos de sal y comercializa bocaditos congelados.
  • Los dulces miniatura son parte de su oferta pastelera

    Redacción Guayaquil

    Irene y Cristina Monge son hermanas que comparten una pasión: la pastelería. Este gusto en común las llevó a emprender en Chockolat Patisserie.

    Su oferta consiste en más de 150 variedades de dulces. Van desde tortas, cupcakes y cheesecakes, hasta tartaletas miniatura, tornillos y merengues.

    Otro postre son los macarons, pequeños pasteles hechos con clara de huevo, almendra y azúcar. Estos son los favoritos de Daniel Galecio. Él ha degustado los dulces en eventos y ha comprado de forma particular. «Incluso los probé en un matrimonio en Perú. Son deliciosos».

    Los sabores incluyen chocolate, nutella, naranja y combinaciones como manjar con chocolate; maracuyá con aceite de oliva; pistacho con mango… Ellas recuerdan que desde niñas preparaban postres y los vendían a sus conocidos, por lo que emprender en esta rama era un sueño en común. Hoy, son propietarias de un local ubicado en el centro comercial Riocentro (vía a Samborondón). Además, tienen un taller de 200 m², en la ciudadela Entre Ríos (en la misma zona del mall).

    Pero llegar a formar el negocio «fue un camino largo», recuerda Cristina. La idea se cristalizó en el 2009, cuando ella volvió al Ecuador luego de realizar estudios en el Instituto Argentino de Gastronomía; y pasantías en el Hotel Four Seasons, tanto en Buenos Aires (Argentina) como en París (Francia).

    Desde marzo de ese año, Irene inició a vender los productos en la vía a Samborondón. El método fue entregar una lista de los dulces disponibles a los vecinos y receptar pedidos.

    En agosto, Cristina retornó y definieron un nombre para el negocio. En esa ocasión no invirtieron ya que contaban con todos los implementos y trabajaban desde su casa.

    Diana Adum, clienta de Chokolat Patisserie recuerda estos inicios. «Compro los dulces desde que Irene vendía sola; siempre han sido deliciosos. Luego llegó Cristina y le dieron un toque profesional; la presentación es impecable». Dice que sus dulces favoritos son las florentinas.

    Para crecer, tuvieron que invertir USD 80 000 en junio del 2012, cuando se trasladaron al taller actual y empezaron los planes para la apertura del local. El capital lo financiaron con ahorros, préstamos y compras a crédito.

    El dinero lo destinaron a la adecuación de los sitios y la compra de equipos profesionales. Hoy, dirigen a un equipo de 15 personas entre el taller y el local.

    El taller puede producir hasta 12 000 dulces por semana. Este volumen llega al tope en temporada alta (noviembre y diciembre). En temporada baja, de enero a abril, producen unos 3 000 cada semana.

    El negocio

    Los precios.  Los dulces pequeños se venden desde USD 0,25 por unidad. Los grandes oscilan entre USD 20 y 60.

    La promoción.  Se promocionan a través de Facebook, Twitter e Instagram. También participan en showrooms.