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  • Un rincón del Ecuador brilla en Los Ángeles

    Diego Ortiz (I)

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    Con más de 29 500 restaurantes registrados y otros 3 000 ‘food trucks’ rodando por las calles, el condado de Los Ángeles, en California, es una zona donde los amantes de la gastronomía pueden dar rienda suelta a su paladar. Pero del otro lado, la competencia puede llegar a ser bastante exigente para quienes quieren mantener encendidas sus cocinas.

    En este inmenso universo gastronómico angelino, el chef ecuatoriano-estadounidense William Velasco se ha mantenido vigente por 36 años a través de su restaurante El Caserío. Detrás de los fogones, su motivación es dar a conocer la cocina del país a los comensales que diariamente buscan nuevos sabores.

    Este proyecto lo inició cuando tenía 20 años, en un momento en que sentía que la cocina ecuatoriana tenía el potencial de conquistar los paladares de Los Ángeles. Sus conocimientos de gastronomía vinieron de estudios propios, trabajos en la cocina de un restaurante italiano y el conocimiento heredado por generaciones en su familia. Esta combinación de sabores y experiencias fue dando forma a su menú, que luego de casi 40 años está conformado por un centenar de platillos, muchos de ellos con el sabor típico ecuatoriano y otros son fusiones sudamericanas e italianas.

    A diario, El Caserío recibe a 200 comensales en una casona que con los años ha ido adquiriendo el estilo propio de su dueño. El diseño de este espacio se asemeja a una casa de campo cuencana, algo que coincide con los orígenes de la familia del chef. Detalles como una gran puerta de madera, ventanales amplios o un patio interior lleno de flores transportan al comensal hacia un lugar campestre y muy distinto a Silver Lake, el barrio donde está el restaurante.

    Fueron esos pequeños detalles lo que han ayudado a que El Caserío adquiera su personalidad; una que ahora cotiza a la construcción en aproximadamente USD 5 millones gracias a todas las adecuaciones y, sobre todo, al nivel de acabados que posee el inmueble.

    Una de las recetas del chef Velasco es una especie de bandera criolla, en la que incluye guatita y fritada. Foto: Diego Ortiz / LÍDERES
    Una de las recetas del chef Velasco es una especie de bandera criolla, en la que incluye guatita y fritada. Foto: Diego Ortiz / LÍDERES

    Al realizar un recorrido visual por el restaurante, el chef recuerda que en sus inicios la propuesta netamente ecuatoriana no fue del todo atractiva para los comensales. “Era una cocina distinta, que no la ubicaban geográficamente y que luchaba frente a otras como la peruana”, cuenta el chef.

    Para cambiar esta panorámica, el chef decidió que la cocina ecuatoriana debía fusionarse con propuestas de otros países. Y el primer destino en esta exploración culinaria fue Italia.

    En la actualidad, el menú cuenta con platillos como Pasta tricolore e gamberi, cuyo ingrediente estrella es el camarón ecuatoriano. Otra opción es el Petto de pollo ai ferri, que cuenta con arroz ecuatoriano mezclado con vegetales y acompañado de encebollado.

    Estas fusiones con la gastronomía internacional han sido su estrategia de marketing en los últimos tres decenios. Él afirma que todavía falta crear una marca Ecuador que en la gastronomía sea lo suficientemente fuerte como para competir con la de países como España o Perú.

    El año pasado, su menú le permitió facturar USD 1,5 millones. Para llegar a esta cifra, un soporte importante es su equipo de trabajo: entre 24 y 30 personas, dependiendo de la temporada, quienes lo acompañan diariamente en lo que requiere el restaurante. Una de sus políticas es que él maneja la cocina con el fin de que los platillos no pierdan la esencia que quiere transmitir en cada platillo.

    En cuanto a los precios de los platillos fuertes, estos varían entre los USD 12 y 26. Las opciones más costosas son las que tienen productos del mar, ya que él trabaja directamente con materia prima ecuatoriana.

    El tratamiento de sus productos se siente en cada bocado. Por ejemplo, el cebiche de camarón tiene ese tono rosado que asegura al comensal sobre una comida fresca. O en el caso de la guatita, un bocado prácticamente se deshace en el paladar gracias al apropiado desarrollo de la receta.

    Estos sabores atraen cada día a un promedio de 200 comensales, quienes gastan aproximadamente USD 30 por persona. Muchos de estos son residentes de Los Ángeles, cuya única conexión con el Ecuador son las propuestas incluidas en el menú que ofrece El Caserío.

    William Velasco adecuó los espacios de su restaurante para recordar a Cuenca, el lugar de origen de su familia.
    William Velasco adecuó los espacios de su restaurante para recordar a Cuenca, el lugar de origen de su familia. Foto: Diego Ortiz / LÍDERES
  • Ella lidera una ‘start up’ con sede en California

    Redacción Quito

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    Es una geek y está comprometida con el mundo de las ‘start up’, en California. Como buena emprendedora Karla Valdivieso conoce de cerca las caídas, pero también los éxitos en los negocios.

    Nació en Cuenca, vivió en Estados Unidos y regresó al Ecuador para estudiar la universidad en su ciudad natal. Luego se mudó a Guayaquil, donde empezó su camino en el retador ritmo del emprendimiento. Hoy vive en Los Ángeles, California, desde donde dirige Kargoo, la ‘start up’ que fundó y que apunta alto con un servicio que conecta a viajeros con personas que buscan productos en distintos países, en especial en EE.UU. 

    Esta ecuatoriana cuenta que lleva cerca de ocho años en el mundo de los emprendimientos de base tecnológica. Una de sus primeras ideas fue una plataforma para posicionar el café de América Latina en otros continentes. La idea era que los caficultores vendan el grano directamente, sin intermediarios. El problema que tuvieron fue que los envíos tenían costos demasiado elevados. Pese a los esfuerzos, la idea no prosperó.

    Ese tropezón estaba dentro de las posibilidades. Eso lo sabía Valdivieso, quien en sus tiempos libres practica surf y cross fit.

    Con 30 años, casada y llena de ideas en la cabeza, esta emprendedora ya cuenta con experiencia en proyectos, desarrollo de aplicaciones y sistemas inteligentes. Una de sus obsesiones es que el usuario de sus productos quede satisfecho con su uso. “Soy muy estricta conmigo misma. Por eso dedico días enteros para cumplir objetivos con mi equipo”, dice en una conversación telefónica con LÍDERES, días atrás.

    Gustavo Gaviria, otro emprendedor ecuatoriano que tiene una aplicación, la conoce desde hace dos años y destaca la manera de trabajar que tiene Valdivieso. “Cumple lo que se propone, es una amalgama entre pasión, creatividad, decisión y ejecución”.

    Según Gaviria, la cuencana tiene una metodología que la denominó: que pasaría si. “Esto le permite predecir cualquier eventualidad o peor escenario del proyecto y gestionarlo antes de que pueda suceder”. Con esa metodología, Gaviria cree que ella seguirá construyendo y adelantándose a los demás.

    Valdivieso es una convencida de que la tecnología permite que los emprendimientos se potencien y crezcan. “En Kargoo la clave es la tecnología que la hemos desarrollado con un socio”. La aplicación utiliza ‘machine learning’, una rama de la inteligencia artificial. Con esta tecnología la ‘app’ está en capacidad de reconocer un producto legal y uno ilegal. “Es como un bebé que ya habla y sabe los productos ilegales”, describe emocionada.

    Para desarrollar la ‘start up’, Valdivieso y su equipo levantaron una primera inversión que bordeó los USD 100 000. Ahora están buscando inversionistas que deseen participar de la iniciativa. Ella cuenta que piensan ceder hasta un 15% de la ‘start up’ a cambio de recursos para hacerla crecer.

    El día a día de esta emprendedora se desarrolla entre viajes y reuniones de trabajo. Para distraerse le gusta caminar y asistir a ‘pitchs’ en donde escucha cómo otros emprendedores venden sus ideas a posible inversionistas. Además le gusta ver series en Netflix: hoy en día está enganchada con ‘Club de cuervos’.

    Para sus conocidos, Valdivieso es una mujer llena de entusiasmo. Sebastián Torres, arquitecto paisajista, es uno de los mejores amigos de la cuencana. Él la conoce desde el 2011 y asegura que la fundadora de Kargoo es una persona luchadora que tiene siempre las metas claras. “Para cumplir sus objetivos se toma su tiempo, pero siempre las cumple”.

    Torres estuvo junto a Valdivieso en el viaje en el que surgió la idea de crear un servicio que conecta a viajeros con compradores. Recuerda que la idea se escribió en una bolsa para mareo de un avión.

    Otra opinión es la de Johanna Heredia, otra emprendedora cuencana. Ella la conoce desde la niñez y la califica como una mujer perseverante, que destaca en el mundo de la tecnología, en donde la mayoría de profesionales aún son hombres. “Su idea es muy interesante. Su virtud es entender al mercado de manera global. Tiene una manera distinta de ver las cosas, además viene de un hogar muy trabajador, de una familia bastante emprendedora”.

    Para Heredia una de las virtudes de Valdivieso es que está educando al consumidor. “El comprador del país aún está migrando al comercio electrónico y Karla está enseñando a la gente a usar las nuevas tecnologías”.

    Valdivieso no descansa y sigue pensado en nuevos servicios. “Siempre estoy pensando en mi siguiente paso”.

    La ‘app’ de compra y envío de productos

    Karla Valdivieso tuvo la idea de crear Kargoo luego de un viaje en avión entre Fort Lauderdale y San Francisco. Ella escribió en sus redes sociales que estaba viajando y si alguien requería un encargo. La idea era pagar una parte del boleto aéreo llevando encargos. Tuvo unas 50 respuestas y se dio cuenta de que había una oportunidad de negocio.

    Valdivieso se tomó un año para desarrollar la aplicación. Lo hizo rodeada gente experta en temas tecnológicos, marketing, etc. “Cada vez encontraba más gente dispuesta a llevar artículos, pero el desafío era garantizar la seguridad para quien llevaba el producto”.

    La emprendedora describe a Kargoo como una solución ‘peer-to-peer’, que conecta a personas, que quieren obtener productos internacionales, que no son accesibles en su país, o en su defecto, que son demasiado caros, con viajeros de todo el mundo. La aplicación permite que los viajeros ganen dinero extra cuando viajan.

    ¿Cómo funciona? La persona descarga la ‘app’ y busca un producto; la aplicación solicita el link del sitio donde se puede hacer la compra, la foto y más información. Esos datos llegan a los viajeros registrados, quienes, si desean, aceptan y compran el producto.

    El viajero confirma el valor del producto y la plataforma genera la comisión que va a ganar el viajero. El pago queda congelado, como garantía, hasta que se entrega el producto. “Si el viajero no entrega el producto, el comprador recibe una devolución”.

    Hoy la ‘app’ suma 6 000 usuarios registrados, que tienen entre 24 y 37 años, y ya se utiliza en Argentina, Ecuador, Colombia, Brasil, México y Perú. El 80% de las compras se hace en Estados Unidos. Los retos y el crecimiento siguen, por eso Kargoo ya tiene un equipo de 10 personas.

    Karla Valdivieso es la fundadora y CEO de Kargoo. En las fotos aparece durante una entrevista en la radio y con la gente que trabaja en Kargoo, en California, Estados Unidos. Foto: Cortesía
    Karla Valdivieso es la fundadora y CEO de Kargoo. En las fotos aparece durante una entrevista en la radio y con la gente que trabaja en Kargoo, en California, Estados Unidos. Foto: Cortesía
  • El desierto de California se convierte en una galería de arte

    Agencia AFP

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    Una casa hecha toda de espejos prácticamente desaparece con el reflejo en su fachada del desierto de California, un deleite para cualquiera con una cámara.

    Se trata de ‘Mirage’ de Doug Aitken, que forma parte de la espectacular exposición ‘Desert X’, que exhibe obras de 16 artistas internacionales a lo largo del valle de Coachella.

    Una réplica de un búnker con una escultura del presidente John F. Kennedy, un refugio en la tierra y un pequeño robot misántropo.

    Todo está exhibido en plena naturaleza. La exposición se extiende hasta abril aunque ‘Mirage’ (Espejismo) estará allí por seis meses. La exposición ya atrajo a miles de visitantes, entre “hipsters”, amantes del arte y residentes de la zona, que tienen difícil asistir a museos.

    “Tenemos más de 5 000 personas cada fin de semana”, más de lo esperado, explica Neville Wakefield, curador de ‘Desert X’.

    Con el éxito, Los Ángeles y Palm Springs se están convirtiendo en un nuevo imán creativo, en el extremo opuesto de Nueva York, reino de las grandes galerías, museos y maravillosos desfiles.

    “Hay un fuerte éxodo hacia el oeste, lejos de Manhattan”, señaló Wakefield. El cambio económico, por una parte, con muchos artistas huyendo de los alquileres exorbitantes de Nueva York, y un cambio filosófico en línea con la conquista del Oeste.

    “Mirage” es una instalación de una casa ordinaria, que simboliza el culto a la propiedad inmobiliaria dentro del sueño americano.

    Una casa hecha de espejos resalta  en el desierto de California. Se mezcla en el paisaje, reflejando la red urbana y el árido valle de Palm Springs. Foto: AFP
    Una casa hecha de espejos resalta en el desierto de California. Se mezcla en el paisaje, reflejando la red urbana y el árido valle de Palm Springs. Foto: AFP