Empezamos el 2021 con energía renovada. Quizás, no como la de años anteriores pero con las ganas de que pronto todo pueda cambiar y que las enseñanzas del 2020 hayan calado en nuestro interior; de que hayamos aprendido algo de un año que se termina y que nos cambió la vida por completo.
Empezamos un 2021 esperando que la ciencia termine (o por lo menos reduzca) los índices de mortandad y que controle la expansión masiva del virus que puso a la población de rodillas. Y si la ciencia logra sus objetivos, podremos volver a una nueva normalidad que permita recuperar el espacio perdido, sobre todo en cuanto a la actividad económica para que se recuperen los empleos perdidos y para que los hogares puedan encontrar el aliento necesario para salir adelante. El camino no es fácil y solamente el trabajo mancomunado y solidario permitirá que los objetivos personales, familiares y nacionales se logren.
En este año que comienza, uno de los acontecimientos más importantes es el de las elecciones. Ojalá podamos escoger al mejor candidato para que gobierne los próximos cuatro años.
La mayor contradicción que enfrentan las personas es que desean que las cosas cambien (para ellas), pero que las cosas sigan igual (para no tener que cambiar).
Suele suceder que ciertos grupos en la sociedad quieren que las cosas cambien y otros grupos no quieren que las cosas cambien. Eso es normal, propio de la vida en plena democracia. Pero aquí a lo que me refiero es al comportamiento de una persona que, por un lado, quiere que las cosas sean distintas (que los resultados sean diferentes y mejores para ella) pero que nada cambie para ella (que el esfuerzo para que ella esté mejor lo hagan otros).
No es realmente extraño, pero es contradictorio. Si las cosas cambian, y van a cambiar, van a cambiar para todos. Aunque ese cambio no lo sufran todos en la misma medida. Algo va a tener que cambiar para disfrutar de mejores resultados. Y posiblemente, algún cambio termine afectándote.
Si los cambios son inevitables: ¿vas a elegir que te afecten o vas a tomarlos como algo que, más allá de que te guste o no, vas a tener que enfrentar más temprano o más tarde?
Se acerca diciembre y algunos trabajadores, generalmente de empresas grandes, esperan recibir el “bono navideño”, un incentivo salarial que ciertas compañías entregan anualmente. Pero es posible que un grupo de colaboradores no lo reciba este año o que, de recibirlo, sea de un monto menor al acostumbrado.
De acuerdo con un estudio de la consultora Deloitte, el 42% de las firmas consultadas señaló que su esquema de remuneración variable se ha modificado debido a la situación actual. En el caso de los bonos anuales, un 50% lo eliminó, otras lo disminuyeron (14%) o difirieron el pago (7%).
Xavier Verdesoto, CEO de Nexos Talent / EFH Ecuador, explica que la compleja situación económica que atraviesan el país y el mundo, debido a la pandemia, ha hecho que las organizaciones tengan que optimizar sus gastos, con ajustes en sus compensaciones laborales. Recuerda que muchas empresas paralizaron sus actividades durante los primeros meses de cuarentena.
“Los trabajadores van a ver una reducción de sus ingresos, pero deben ser conscientes que están viviendo la sobrevivencia de las empresas para mantenerse en el mercado”, añade Verdesoto.
Roberto Estrada, socio de Deloitte Consulting, señala que el impacto salarial para los trabajadores puede ser de hasta una caída del 30 o 40% de sus ingresos.
Las compensaciones salariales suelen otorgarse en empresas grandes, generalmente multinacionales, con políticas salariales consolidadas. En cargos ejecutivos, lo común es que se entreguen anualmente; en mandos medios y operativos, de manera mensual y también se combina con incentivos trimestrales.
En diciembre, las reciben principalmente los cargos medios y operativos, de áreas como comercial, producción, servicio al cliente y ahora, probablemente, se incluirán ‘delivery’ y comercio electrónico. Para niveles ejecutivos, aclara Estrada, lo común es esperar hasta febrero-marzo del siguiente año, una vez que se cerraron los estados financieros y se aprobaron por el Directorio.
Según el estudio de Deloitte ‘Estrategia empresarial al retorno de las actividades’, en el que participaron 108 firmas, un 43% de las empresas que modificaron sus bonos anuales lo hicieron en todas las áreas; mientras tanto, otro 43% lo hizo en cargos ejecutivos.
“La eliminación se dio en las empresas más afectadas por la crisis, como aviación, turismo y hotelería. Se ha modificado en consumo masivo, retail, construcción, etc.”, precisa el vocero de la consultora, quien aclara que en algunos casos el cambio significó incluso una mejora, en ciertos negocios que se han visto impactados positivamente en la crisis.
Otro tipo de compensaciones como los subsidios también se eliminaron (50%) o redujeron (37%) en todas las áreas. Los subsidios más comunes son para transporte o alimentación.
Lourdes Solís, trabajadora de una empresa de comercio electrónico, dejó de obtener USD 85 que recibía al mes como subsidio para alimentación y transporte, tomando en cuenta que desde que comenzó la pandemia se ha mantenido teletrabajando.
Las comisiones en áreas comerciales, de cobranza y otras también han sufrido ajustes, como reducción de metas o cambio de política. En el caso de las horas extras, la mayoría de las empresas (76%) que hicieron modificaciones en sus remuneraciones variables dejaron de pagarlas, por cambios en sus jornadas.
Para un trabajador de una empresa de logística aérea, que prefirió la reserva de su identidad, la eliminación de horas extras (entre nocturnas y fines de semana) representó una baja de USD 400 en sus ingresos mensuales.
El CEO de Nexos Talent/EFH Ecuador señala que en la situación actual es importante aplicar otro tipo de compensaciones variables, como apoyo en la salud emocional, tanto a los trabajadores como a sus familiares, de tal forma de brindarles tranquilidad.
Otro tipo de incentivos, añade, son las capacitaciones en línea, acorde con las necesidades actuales de la organización, las cuales ya han venido aplicando algunas empresas durante este año.
Por otro lado, es posible compensar con otros subsidios a los trabajadores, como apoyarles en el financiamiento de Internet en el hogar o mejora del plan de conectividad, coinciden los expertos.
El subsidio de equipos de bioseguridad y toma de pruebas rápidas para detección del covid-19 es otro tema que han contemplado muchas empresas en el contexto de la pandemia, aclara Estrada.
Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca, recuerda que la situación de las empresas continúa siendo compleja y que requerirán de más tiempo para estabilizarse. “Estoy seguro que buscarán la mejor opción para los empleados y el negocio, sin que esto implique nuevamente un hueco financiero”.
50% de las compañías eliminó los bonos anuales dentro de su esquema de compensaciones laborales.
Un sondeo señala que el 42% de 108 empresas consultadas modificó sus esquemas de remuneraciones variables por la situación actual. Un 50 de las compañías eliminó los bonos anuales dentro de su esquema de compensaciones laborales. Imagen: www.freepik.es
En crisis económica, con más de dos años de recesión y en plena pandemia de covid-19, Argentina reforzó aún más su muy estricto control de cambios, para tratar de frenar una caída de reservas que la coloca al límite de la disponibilidad de divisas. El gobierno del presidente de centro-izquierda, Alberto Fernández, decidió mantener un cupo de USD 200 mensuales para particulares, pero a un impuesto de 30% que ya tenían esas operaciones sumó otro de 35%.
“Los dólares hacen falta para producir, no para guardar”, justificó el presidente Fernández. “Se buscó no aplicar una restricción cuantitativa a los 200 dólares por mes. Lo que se ha hecho es buscar un efecto a través del precio con la aplicación de esa retención”, explicó el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.
Las reservas de Argentina se ubican en unos USD 42 450 millones, una pérdida de casi 10 000 millones en el último año. Pero los analistas estiman que las reservas líquidas son mucho menores.
Argentina entró en recesión en 2018 y se estima que su economía sufrirá aún más este año por efecto del coronavirus. El FMI calcula en 9,9% la contracción del PIB para 2020.
Antes del confinamiento ordenado por el Gobierno ecuatoriano, los ejecutivos de la Corporación Azende, que fabrica los licores de la marca Zhumir, identificaron las amenazas que enfrentaría el negocio de las bebidas alcohólicas.
Ellos analizaron qué giro en el negocio debían realizar para enfrentar las amenazas ocasionadas por la pandemia del coronavirus. “Identificamos los riesgos de esta situación para pensar en un cambio en la producción de nuestras líneas con algunas semanas de anticipación”, dijo el director ejecutivo de Azende, Jaime Ordóñez.
El proyecto para cambiar la línea de producción de bebidas alcohólicas por productos sanitizantes estuvo listo antes de la orden del confinamiento. Pero por las gestiones legales para obtener los permisos sanitarios, la producción de Alcomax empezó el pasado 25 de marzo.
Es el primer producto de esta nueva línea y se trata de un alcohol antiséptico, “que reúne todas normas establecidas por el Organización Mundial dela Salud (OMS). Alcomax tiene el 69,9% de alcohol”.
Según Ordóñez, esta decisión permitió de alguna forma afrontar la posición de la empresa frente al problema económico y de liquidez que existe en el país. Además, representa un apoyo a la comunidad porque permita mantener a salvo a las personas y hogares.
La planta de Azende está ubicada en el cantón azuayo de Paute y está certificada con Buenas Prácticas de Manufactura. Según Ordóñez, esa situación facilitó la producción de estos productos.
Inicialmente comercializan el alcohol antiséptico Alcomax en las presentaciones de 90 y 400 mililitros, un litro y medio y un galón. Pueden ser adquiridas mediante la página web de Vivant y en las cadenas de supermercados.
Ordóñez dijo que este cambio de línea también impulsa el empleo porque crearon un proyecto de microemprendedores para que las personas puedan vender sus productos con un margen preferencial en los precios que le permita obtener ganancias. “Eso permite dar un ingreso a personas que están desempleadas o buscan mejorar sus ingresos”.
Este proyecto de microemprendedores se formuló para personas naturales que compren no más de USD 2 000 al mes. El objetivo, explicó Ordóñez, es que las familias puedan solventar los gastos de la canasta familiar básica a través de la venta de estos productos. “De esa forma contribuimos a la generación de actividad económica en estos tiempos de crisis”. Hasta hace dos semanas tenían 62 inscritos en esta modalidad.
Cuatro presentaciones del alcohol antiséptico son elaboradas. Foto: Cortesía Gobernación de Azuay
Alcomax ha tenido buena aceptación en el mercado, aseguró Ordóñez. Por ello, han redoblado los esfuerzos dentro de la planta de producción ubicada en Paute para cumplir con las expectativas de los clientes. “Tenemos clientes de todo tamaño, tanto del sector público como del privado. Incluso, organizaciones internacionales”.
Han producido más de 300 000 litros del alcohol antiséptico. La fábrica tiene la capacidad de aumentar la producción. Según Ordóñez, si bien Alcomax ayuda en la generación de liquidez para la Corporación Azende, pero no lo hace y en la misma cantidad que la empresa necesita para mantener la estructura.
Desde marzo pasado, Azende dejó de fabricar todas sus líneas de bebidas alcohólicas por las restricciones. Antes del inicio de la cuarentena producían 37 productos y durante esta pandemia cinco de las líneas de agua Vivant y Alcomax.
Trabajan siguiendo los protocolos de seguridad que exigen las circunstancias. “Hemos trabajado en horarios reducidos, de acuerdo con lo que autorizan las autoridades tanto nacionales como cantonales. No tenemos la misma cantidad de producción y tratamos de mantener a los empleados. Es un tema coyuntural y en el corto plazo se retomarán los niveles normales de operaciones”, señaló el ejecutivo azuayo.
Él contó que una parte de su producción de alcohol antiséptico ha sido donada a las entidades públicas que enfrentan la pandemia del coronavirus como la Policía, ECU-911, Ministerio de Salud, agentes de tránsito…
A través de la Asociación de Licoreros del Ecuador donaron más de 35 000 litros a la Vicepresidencia de la República, para que sean entregados en el país.
La planta de la Corporación Azende funciona en el cantón Paute, en la zona nororiental de la provincia de Azuay. Foto: Cortesía Gobernación de Azuay
Clases en tiendas de campaña. Compañeros de cuarto asignados en base a pruebas de anticuerpos de coronavirus. Residencias para estudiantes en cuarentena. Aulas con poca gente. La vida universitaria de EE.UU. podría ser drásticamente diferente cuando las clases se reanuden.
Las universidades vaciaron las residencias y trasladaron las clases al entorno virtual en marzo a medida que la pandemia empeoraba, una decisión que dejó a muchos estudiantes pidiendo reembolsos parciales.
Ante la falta de presupuesto, varias universidades han dicho que están poniendo en suspenso las inversiones en infraestructura, congelando contrataciones y despidiendo a trabajadores. Ahora, las facultades están explorando enfoques creativos, antes inverosímiles, para asegurarse de que los estudiantes puedan regresar al campus en el año académico 2020-2021.
“Seguro que habrá cambios, pero de una forma u otra vamos a estar abiertos”, dijo James Herbert, presidente de la Universidad de Nueva Inglaterra, una escuela privada en el Estado de Maine.
El atractivo comercial de las universidades residenciales es la vida en el campus y el sentido de comunidad que fomenta, dijo Brian Rosenberg, presidente del Macalester College en Minnesota.
Cuando las clases son virtuales, las escuelas privadas no pueden ganar dinero con los servicios de alojamiento y comedor, y les cuesta justificar el costo de la matrícula, manifestó Rosenberg.
El promedio de matrícula y cuota en una universidad pública estatal fue de USD 10 116 para el año 2019-2020 y de USD 36 801 en las privadas, según la revista U.S. News and World Report. “El mejor escenario desde el punto de vista financiero para cualquier universidad residencial es tratar de estar abierta el mayor tiempo posible de un año completo en el campus”, dijo Rosenberg.
Los administradores de las universidades están sopesando cambios en la vida de las residencias universitarias.
Herbert, de la Universidad de Nueva Inglaterra, indicó que la casa de estudios está estudiando la posibilidad de asignar compañeros de habitación en función de los resultados de las pruebas que pueden detectar si alguien tiene anticuerpos contra covid-19. Lo ideal sería que un estudiante sin anticuerpos fuera emparejado con uno que los tenga para evitar que los compañeros de habitación se infecten entre sí, dijo Herbert.
La Universidad de Nueva Inlgaterra está considerando alquilar habitaciones en un hotel cerca del campus para permitir más espacio entre alumnos, dijo Herbert.
Las medidas de distanciamiento también afectarán a las clases en el campus, transformando la vida académica de los estudiantes.
Debido a que el virus se propaga más fácilmente en espacios cerrados, la Universidad de Stanford, en California, está considerando la posibilidad de impartir las clases al aire libre en grandes tiendas de campaña, dijo un portavoz .
Las instituciones podrían suspender las clases que reúnen a cientos de estudiantes en grandes auditorios y, en su lugar, alojar aulas más pequeñas o con pocos alumnos; los estudiantes deben sentarse más separados.
La Universidad de Brown, en Rhode Island, podría exigir a los estudiantes y al profesorado el uso de mascarillas y limitar las actividades deportivas, los conciertos y las fiestas.
Estudiantes caminan por el campus de la Universidad de California. Las clases se retomarán en este otoño. Foto: Reuters
Una ingeniera química que dirigió por 14 años el Departamento de Ciencias Nucleares de la Escuela Politécnica Nacional (EPN) es, desde el pasado diciembre, la primera mujer en ocupar la silla del Rectorado de estauniversidad, que tiene 150 años de historia en el país.
Florinella Muñoz, quiteña, cuenta que estos casi nueve meses de gestión han sido un proceso de aprendizaje y un reto para alguien que, como ella, se había dedicado de lleno a la docencia e investigación durante 19 años.
Cuando le propusieron postularse para las elecciones, Muñoz, que tiene un PhD en Ciencias Naturales, cuenta que tuvo dudas, pero dice que su fe en Dios le proporcionó confianza para dar el paso a un nuevo reto. “Me di cuenta que a veces queremos cambios, pero si solo nos quejamos y no nos involucramos en ser actores que generen esos cambios, no va a pasar nada. Entonces pensé en que tengo que pasarme al lado de los actores que hacen los cambios”.
Muñoz ocupará el cargo hasta el 2023. En ese período cuenta que espera mejorar la organización de la universidad en temas administrativos, trabajar en las reformas curriculares de las carreras y poner mayor énfasis en temas de emprendimiento. Un primer logro es haber reformado el estatuto de la institución.
Pasión por educar “Mi carrera en la docencia comenzó cuando fui ayudante de laboratorio de Química Orgánica, y descubrí que me encantaba dar clases, era tener la oportunidad de ayudar a los alumnos a hacer bien las cosas y de ponerles ideales de excelencia. Yo siempre empiezo mis clases con una charla de motivación a mis estudiantes. Les hablo de los valores que debe tener una persona, por ejemplo, la honestidad. Les digo que lo que uno es hoy, lo será siempre. A veces las personas pueden pensar que no importa que copien ahora que son estudiantes y no profesionales, pero yo les hago sacar la cédula y les pregunto ‘¿qué profesión dice?’, y me responden ‘estudiantes’, entonces les digo que ahora esa es su profesión y desde ahora deben ser honestos.
Una de las cosas que más he disfrutado de la docencia es ver cómo los jóvenes se van transformando con la educación. Cuando llegan, uno los ve como unos niños, a veces llegan con situaciones económicas difíciles, de provincias. Al final se los ve convertidos en profesionales, uno es testigo de la madurez que adquieren, y son exitosos dentro y fuera del país. Encontrarse con alumnos fuera de la institución y sentir su respeto y cariño es hermoso. También me ha llenado de satisfacción salir del país con mis estudiantes a presentar trabajos de investigación y que otros profesores del mundo me feliciten y me digan: ‘Qué buenos sus estudiantes”.
El espacio de la mujer “Cuando yo empecé a estudiar, no había profesoras mujeres en la Facultad y eso ha cambiado. Luego, cuando llegué al departamento de Ciencias Nucleares, este estaba compuesto mayoritariamente por hombres. Solo había una profesora y luego llegué yo al cargo de jefa.
Dirigir el departamento fue difícil, hubo un poco de resistencia porque yo era bastante más joven que los profesores que había y que fueron mis maestros. Con el tiempo nos fuimos entendiendo mejor y hubo un cambio generacional, los profesores antiguos se jubilaron y a los más jóvenes, yo misma los traje. Ahora son nueve profesores en esta área, cuatro son mujeres. He visto cómo las mujeres se han involucrado más en el área de Ingeniería Química, actualmente hay un 50% de alumnas y 50% de alumnos, pero en el resto de carreras de la universidad todavía hay una diferencia mayor, hay un 30% de alumnas, pero esto puede ir cambiando. Creo que las mujeres atraen e inspiran a otras. Si una está haciendo algo diferente, otras lo miran y dicen: ‘si ellas pueden, yo también voy a hacerlo”.
Cambio en las empresas “Hay carreras en las que aún no sube la participación femenina por las ofertas de trabajo. Porque no se trata de que la mujer solo elija una carrera porque le gusta y ya. Se elige la carrera porque se proyectan posibilidades de trabajo y crecimiento; si no hay eso en las empresas, es difícil. La industria también debe cambiar y decidir abrir más espacios para las mujeres. Esas trabas que aún existen, como pensar en no contratar a una mujer porque se puede embarazar o porque no es lo suficientemente fuerte para cargar un bulto, deben desaparecer”.
Florinella Muñoz Desde el 2018 es la rectora de la Escuela Politécnica Nacional. Es la primera mujer en ocupar el cargo en 150 años. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
En menos de un año, el Gobierno prepara una nueva ley para fomentar la productividad. ¿La primera Ley de Fomento fue insuficiente?
Las medidas de la primera Ley de Fomento estaban en la dirección correcta, pero eran insuficientes. La productividad es algo que se debe pensar a largo plazo. Son procesos largos, sostenidos en el tiempo. Cuatro años de un Gobierno no bastan. Una ley o dos leyes no son la solución.
¿Qué puntos claves debe atender el Ecuador para encaminarse en la productividad de largo plazo? Se quiere fomentar la productividad bajando impuestos a las nuevas inversiones, eso es muy común. El problema es que si bien se va a atraer inversionistas por el lado tributario, los inversionistas ven otros temas como la estabilidad política y económica, quieren proyectarse a largo plazo. El problema principal de Ecuador es político y eso tiene repercusiones económicas. Se necesita llegar a un consenso que permita generar políticas económicas que se mantengan. Uno de los grandes obstáculos para no poder pensar en productividad de largo plazo es la barrera del déficit fiscal y esto no es más que el reflejo de la situación política del país. Cuando se intenta cerrar la brecha fiscal con las medidas como las tomadas ahora se ataca el síntoma antes que la causa, que es netamente política. Los desacuerdos políticos generan incertidumbre y no sabemos cuánto tiempo durarán las medidas adoptadas. Puede que solo sea cuestión de un cambio político para modificar el tipo de medidas tomadas.
El Gobierno ha venido reduciendo el déficit cortando la inversión y con atrasos. ¿Era esa la mejor alternativa? Si se va a bajar el déficit fiscal definitivamente se debe tomar ciertos costos y esos van a ser desde el punto de vista de la inversión. Al cerrar la llave de la inversión se va a tener una baja del crecimiento económico. La baja deriva en menos dinamismo económico, menos personas consumiendo o queriendo invertir. Todo esto le pega a las expectativas de crecimiento y eso va teniendo un efecto cadena. A los economistas les encanta atacar el síntoma de los problemas. Es decir, si tiene déficit, lo reduce, pero no van a la causa.
¿Qué temas prioritarios en productividad debería abordar la segunda Ley de Fomento Productivo? El mercado laboral debe ser incluido. Por un lado puede provocar conmoción social, pero por otro lado es esa llave que necesita Ecuador. Ser dolarizado tiene sus repercusiones y una de ellas es que el mercado laboral tiene que ser dinámico, si no lo es, se va perdiendo competitividad automáticamente. Tenemos países vecinos que producen con costos menores que los de Ecuador. Uno de los costos de producción altos de nuestro país es el de los salarios, que tienen un nivel por encima de la productividad.
¿Qué tipo de cambios puntales se necesitan en lo laboral en el país? Los cambios no deberían venir por el lado de reducir salarios sino de flexibilizar el movimiento que puede tener un trabajador. Ecuador es muy rígido. ¿Qué atrae más una inversión? ¿Los beneficios tributarios o que te digan que podrás contratar con facilidad a tus trabajadores, garantizar que no será un dolor de cabeza generar empleo y que la inversión se mueva?
¿Los países vecinos, Colombia y Perú, son más competitivos y productivos que Ecuador? ¿Por qué? Hay algunos factores que fomentan la productividad, entre ellos, la tecnología, instituciones eficientes, buen aprovechamiento de los recursos naturales, el tema cultural. Los países mencionados han demostrado ser más productivos que nosotros debido a la sostenibilidad que ha tenido su crecimiento en el tiempo. Perú además ha avanzado mucho en temas sociales. En Ecuador uno de los argumentos era decir que si bien no crecemos tanto económicamente, estábamos avanzando en reducción de la pobreza y desigualdad. Pero Perú pudo hacer las dos cosas. Además, encontró ciertos acuerdos desde el ámbito de la política pública, tiene un esquema interesante de descentralización y es algo a lo que nos tenemos que mover también.
Además de lo laboral, ¿qué otras prioridades debe atender el Gobierno este año para crecer económicamente? Encontrar un modelo de endeudamiento adecuado y atacar la causa de la inestabilidad macroeconómica, que es la política. Estoy seguro de que el Ministro de Finanzas no quiere tener un estado tan grande, la pregunta es cómo cortar esa atracción a seguir gastando. En algún momento Ecuador debe dejar de discutir sobre la macroeconomía porque lo que cambia la vida de un país son las políticas educativas, seguridad social, salud. Pero eso suele ir a un plano secundario porque seguimos enfocados en la estabilidad macroeconómica. Países con macroeconomía estable pueden dedicarse a pensar en otras cosas. Chile, por ejemplo, se da el lujo de conversar de la gratuidad de educación porque lo macrofiscal no es un problema.
En el Gobierno anterior los empresarios se quejaban de que demasiados cambios regulatorios generaban incertidumbre. ¿Lanzar una nueva ley económica puede generar un efecto de incertidumbre? El Gobierno no ha promocionado de la mejor forma posible ciertos temas positivos en la primera Ley de Fomento Productivo. No sé hasta qué punto será positiva la nueva ley, pero los gobiernos deberían presentar el impacto de lo que proponen antes. Estamos acostumbrados en el país al ensayo y error. Una de las exigencias como ciudadanos que debemos hacer al Gobierno es conocer los impactos de las leyes.
Las proyecciones de crecimiento de los multilaterales han sido revisadas a la baja para Ecuador. ¿Estamos viviendo un estancamiento? Ecuador está en etapa de estancamiento, creo que tuvo el impulso de querer fomentar cosas con la Ley de Fomento, pero si hacemos un análisis generalizado del Gobierno, este ha sido un régimen que intenta navegar, es decir, no irse a aguas profundas ni tampoco a la orilla y ver a dónde llega.
Hoja de Vida Formación. Es economista por la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), hizo un máster en Historia Económica en la London School of Economics en el 2016. Academia. Actualmente se desempeña como profesor a tiempo completo en la USFQ en el departamento de economía. Experiencia. Fue consultor para el Banco Mundial en temas de desarrollo y protección social entre 2016 y 2017. Fue consultor del Banco Interamericano de Desarrollo en el 2018 en tema de evaluación de impacto. Sus áreas de especialización son: Econometría aplicada, historia económica, evaluación de políticas públicas y desarrollo económico.
El docente, que ha sido consultor para multilaterales como el Banco Mundial y el BID, señala que la productividad no se puede fomentar solo con incentivos tributarios, sino con estabilidad política y con reformas a las formas de contratación. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
“Si tuviera que dibujar con líneas cómo ha sido mi vida haría varios trazos con intersecciones y no una recta”. Esa descripción la da Paula Suárez, una economista quiteña que ahora trabaja en el Banco Mundial (BM), en Washington.
Ella considera que la vida está atravesada por diferentes aristas, por ello no se considera una profesional de la economía “pura”. En su trabajo, por ejemplo, incluir en los análisis cuestiones sociales y ambientales es fundamental.
Estos dos temas están vinculados con sus primeros recuerdos de la infancia. En las sobremesas de la casa siempre se hacía alusión a las conquistas sociales, el desarrollo del movimiento indígena, la salud ciudadana, entre otras.
En esas charlas familiares conoció, a través de su abuela paterna, que su bisabuelo fue Pablo Arturo Suárez, reconocido médico ecuatoriano que contribuyó a esta rama, en el siglo XX.
Se casó con un ecuatoriano y tiene dos hijas; viven en Washington. Fotos: Cortesía Paula Suárez
Suárez creció como una esponja, absorbiendo todos los conocimientos y experiencias que podía. Incluso, durante su último año de colegio, que lo cursó en EE.UU., aprendió inglés, lo que le permitió, más adelante, alcanzar diferentes logros en su vida.
María José Bahamonde, gerenta Financiera de Exopoflores y amiga de Suárez desde los 14 años, la describe como una mujer que siempre piensa en el bienestar de los demás. Además, considera que es muy analítica y que para tomar decisiones siempre tiene en cuenta la mayor cantidad de argumentos.
Eso, precisamente, fue lo que hizo para decidir qué estudiar. Le gustaba de todo, pero se inscribió en la carrera de Arquitectura de la Universidad Católica. “Cuando estaba en la fila para pagar me di cuenta que no era lo mío y me regresé a la casa. Tuve el apoyo de mis padres para esta decisión”.
Sin embargo, no podía quedarse sin hacer nada y gracias a sus conocimientos de inglés comenzó a trabajar de recepcionista en el Swissôtel. Ahí, de nuevo, le gustaban otras cosas como la hotelería y los negocios; pero apareció la oportunidad de estudiar la licenciatura Multilingüe en Negocios y Relaciones Internacionales.
Sin embargo, la carrera exigía conocimientos de francés. Por ello viajó a Francia un año, trabajó como niñera y aprendió el idioma.
Los estudios siempre han sido importantes para Paula Suárez. Foto: Cortesía Paula Suárez
Al volver, comenzó la carrera pero al mismo tiempo comenzó a participar en proyectos sociales. Fue en ese momento cuando la luz apareció al final del túnel.
Dejó lo que estaba haciendo y en 1998 empezó a estudiar Economía, donde “su corazón sonrió y fue feliz en esos años de estudio”. Fue la mejor egresada y su desempeño permitió que sus profesores, incluso, le ofrecieran empleo.
Así fue como llegó al Gobierno. Trabajó en el Ministerio de Finanzas como consultora o técnica, en las administraciones de Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio. Durante el Régimen de Rafael Correa fue asesora en el Ministerio de Energía.
Este trabajo lo desarrollaba por espacios de tiempo determinados, a la par que estudiaba. Pero ella creía que todo estaba sucediendo demasiado rápido en su vida y fue cuando decidió no graduarse en el tiempo que debía sino ir a estudiar en la escuela de Economía de la Universidad de Passau, en Alemania. Volvió a Ecuador y en el 2003, finalmente, se graduó.
Mientras trabajaba, entre el Gobierno y el sector privado, se dio cuenta que a escala de Estado era difícil una redistribución de los recursos sociales porque el Presupuesto ya estaba comprometido y no solo se necesita de la economía, sino que también debe aplicarse tecnología, política y gestión.
Agotada, física y emocionalmente, decidió estudiar un posgrado. Aplicó a Harvard, la aceptaron, estudió y obtuvo su máster en Desarrollo Económico y Administración Pública. Pero el fin de esta época no significó una despedida de EE.UU. Se casó con un ecuatoriano que desarrolla un proyecto en ese país y se fue a vivir a Washington. Allí, gracias a los contactos que obtuvo durante su paso por el Gobierno, conoció de una vacante en el Banco Mundial (BM), a la que accedió hace ya ocho años.
Allí ha desempeñado diferentes actividades, incluso como oficial de Programas de la oficina del Presidente de la entidad. Ahora, es economista asistente especial del Director Sénior y jefa de despacho. “Hoy estoy trabajando en una intersección”, entre la gestión pública y la aplicación de beneficios para el desarrollo de las naciones.
Melanie Walker, asesora sénior del presidente del Banco y exjefa de Suárez, la describe como una persona extraordinaria. Mientras que Leonardo Intriago, uno de sus amigos en la universidad destaca su coherencia entre las ideas que expresa y cómo actúa en cada momento. “Es una persona solidaria, que actúa con bondad”.
Los datos
Actividades. A los 26 años ya participaba en reuniones de Gabinete. Es miembro de una red global multidisciplinaria que se llama Transformation Thinkers y otra que se llama Global Diplomacy Lab, espacios de encuentro.
Familia. Para casarse el sacerdote le pidió miles de dólares horas antes de la boda. Se negó y se casó en una ceremonia celebrada por unos tíos.
Un banco que busca reducir la pobreza
El Grupo Banco Mundial es una asociación en la que cinco instituciones trabajan para reducir la pobreza y generar prosperidad compartida en los países en desarrollo. Está conformado por 189 países miembros; con personal de más de 170 países y oficinas en más de 130 lugares.
Su misión, según su página web, es reducir al 3% el porcentaje de las personas que viven con menos de USD 1,90 al día en el mundo a más tardar en 2030 y fomentar el aumento de los ingresos del 40% más pobre de la población en todos los países.
La entidad está integrada por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la Asociación Internacional de Fomento, la Corporación Financiera Internacional, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones.
Paula Suárez explica que entre 2016 y 2017 la institución desarrolló un proyecto, para ponerlo en marcha intra muros, que se llama Agile. “Pensamos cómo aplicar en el banco la misma reforma institucional que se hace en los países. Cómo ser una institución que trabaja mejor, que es menos burocrática, donde la gente trabaja feliz y donde aplicamos el desarrollo de manera más flexible y adaptativa”.
Agile, dice Suárez, tiene intersecciones al igual que su vida. En su carrera en el banco la ecuatoriana también se ha desempeñado entre la política, la economía y la gestión. Otro de los proyectos en los que ha trabajado es ver cómo un país puede utilizar la información que tiene en su sistema y aplicarla para el desarrollo.
Paula Suárez ha impulsado varios programas en el Banco Mundial. Fotos: Cortesía Paula Suárez
Un total de 1 325 subpartidas registrarán cambios a partir del 1 de septiembre del 2017 como parte de la aplicación, a escala mundial, de la sexta enmienda del Sistema Armonizado de las Organización Mundial de Aduanas.
La información la dio a conocer la tarde de este viernes 16 de junio del 2017 la Aduana del Ecuador. La entidad señaló que esto permitirá a los operadores de comercio exterior una mejor identificación de las mercancías en sus trámites de importación y exportación.
Las partidas sobre las cuales se aplicará el cambio corresponden al 16% del arancel nacional. La modificación no implica un ajuste arancelario sino que desaparecerán ciertos productos del listado y se incorporarán otros.
Por ejemplo, se retiran a las máquinas de escribir y se agregan a las cervezas sin alcohol, los carros eléctricos enchufables, entre otros. También se reagruparán partidas según su tipo.
“La Aduana a través del sistema Ecuapass ejecutará las actualizaciones necesarias de manera automática para el inicio de la aplicación de la enmienda, actualizando las partidas de los convenios internacionales, tales como el acuerdo comercial entre Ecuador y la Unión Europea (UE)”, explicó la entidad.
Hasta la fecha la Organización Mundial de Aduana han realizado cinco enmiendas al sistema, con diversas variaciones ajustadas para su aplicación en las Aduanas.
Un total de USD 10 millones ha pagado el Estado a exportadores entre el jueves 25 de junio y el miércoles 1 de julio del 2015 por devolución simplificada de impuestos de comercio exterior, informó la Aduana del Ecuador. Foto: Archivo