Etiqueta: camisas

  • Ternos y camisas para el sector público y privado

    Ali’s Store es una pequeña empresa ambateña que crece dedicada al diseño y confección de ternos, camisas y corbatas.

    Este negocio inició su presencia en el mercado hace siete años y en la actualidad trascendió a escala nacional. Este emprendimiento trabaja para ser un sinónimo de calidad en cada una de sus prendas. El año pasado la firma facturó unos USD 60 000 y está en constante crecimiento.

    El negocio comenzó en el 2011. Su mentor, Félix López, se especializó en la confección de ternos, camisas, corbatas, abrigos para damas, caballeros y niños.

    El joven emprendedor se vinculó con el oficio de la sastrería a los 15 años. Una vez que finalizó sus estudios primarios sus padres decidieron que debía aprender un oficio. Así supo el arte de cortar y armar pantalones en el taller del maestro Enrique Arcos.

    Durante 8 años trabajó como pantalonero en la empresa Pikadilli; posteriormente pasó al taller de Pablo Hidalgo donde se especializó en la confección de levas y abrigos. Con esos conocimientos retornó en el 2008 a su antiguo empleo. Esta vez lo hizo como jefe de personal.

    Con los ahorros de su trabajo compró máquinas de coser, tijeras, reglas, patrones y las herramientas necesarias para instalar su local de la confección. También realizó un crédito de USD 10 000 que lo utilizó comprando telas y otros materiales. En el 2011 abrió en las calles Bolívar y Ayllón, en el centro de Ambato, un almacén de exhibición y ventas con la marca Ali’s Store. El nombre lo escogió en un acuerdo con su esposa. Actualmente ha invertido en su negocio alrededor de USD 45 000.

    También siguió cursos en corte, atención al cliente y marketing que le ayudó a mejorar las ventas. “Colocamos nuestro propio negocio, pensé que no iba a dar resultado pero tenemos éxito”.

    Arcos se refiere al éxito que ha logrado por la calidad de su producto. A esto se suma la puntualidad en la entrega, la resistencia de los hilos, telas y demás materiales que emplea en el armaje de las prendas de vestir. “La mejor propaganda es la atención y la calidad de nuestros productos, eso atrajo a más clientes”.

    Hoy el negocio es proveedor de empresas públicas y privadas del país, especialmente de Ambato, Quito, Guayaquil, Esmeraldas, Pedernales, Riobamba, Guano y otras ciudades.
    La firma ambateña comenzó confeccionando 10 ternos mensuales y dos colaboradores. En la actualidad elabora 60 termos y 80 camisas mensuales, y cuenta con nueve obreros en las áreas de confección de pantalones, chaquetas, camisas y corbatas. “Gane la clientela porque cumplimos con las fechas de entrega y al estar a la moda con las nuevas tendencias, diseños y colores, es decir. Estamos constantemente renovando”.

    En este año, las ventas se incrementaron de USD 5 000 a USD 7 000 mensuales. La planta de producción está ubicada en el sector de Quisapincha, al sur occidente de la capital de Tungurahua.

    Uno de los pasos importante de la empresa Ali’s Store es que López capacita a su personal en las distintas áreas de la confección (pantalones y chaquetas). El propósito es que la calidad de las prendas se mantenga y no se cometan errores para no dar espacio a la competencia. “La moda actual para los caballeros son las prendas pegadas al cuerpo. Los colores de tendencia son el azul eléctrico, gris y brilloso…”.

    Los costos de los ternos varían de acuerdo al casimir, el nacional cuesta USD 115, Italiano 125, colombiano USD 90 y el Inglés en USD 160.

    Una de las proyecciones de López es abrir una sucursal en otra ciudad. “Estamos analizando y estudiando el mercado para decidir si la abrimos en Riobamba o en Quito, donde tenemos una buena clientela”.

    El personal de la Cooperativa de Ahorro y Crédito CrediYa, en Ambato e Ibarra viste con la ropa que elabora en Ali’s Store. La relación comercial se inició hace cinco años. Cristina Santamaría, representante legal de la Cooperativa, explica que decidieron trabajar con Ali’s Store es por la calidad y la garantía de los ternos y otros productos que fabrica. “La relación comercial comenzó por referencia de otras empresas y no nos equivocamos”.

    Félix López, de 28 años, es el gerente de la empresa Alis Store que funciona en las calles Bolívar y Mariano Egües, en el norte de Ambato. Fotos: Raúl Díaz para LÍDERES
    Félix López, de 28 años, es el gerente de la empresa Alis Store que funciona en las calles Bolívar y Mariano Egües, en el norte de Ambato. Fotos: Raúl Díaz para LÍDERES

    Modesto Moreta

  • Camisas y guayaberas que llegan a la sierra norte

    Modesto Moreta

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    Ejecutivos, catedráticos, empleados públicos y privados, así como empresarios de la sierra centro y norte visten con las camisas que diseña y confecciona Gonzalo Bejarano.

    Este artesano ambateño en 1982 fundó su firma Kerly Shirt. En su almacén y taller localizado en la avenida Los Andes y calle Tomás Sevilla, en el centro de Ambato, en Tungurahua, exhibe una variedad de colores y diseños de camisas que junto a su esposa Leonor Sarabia confeccionan en su local.
    La pareja también produce las tradicionales guayaberas.Los diseños muestran colores tradicionales como el blanco, celeste, beige, pero también se encuentran tonos modernos como rosa, verde o gris.

    Bejarano apuesta a la innovación a través de la combinación de colores. Por ejemplo si la camisa es de color azul con rayas blancas; en las mangas llevará filos de color azul marino, similar proceso realiza con las camisas rojas, negras. Esos diseños y modelos son los preferidos por los ejecutivos.

    Bejarano cuenta que el trabajo dedicado y la creatividad hicieron que el año pasado facturara USD  60 000 en su emprendimiento donde laboran 10 personas. Cuatro son de planta y seis trabajan bajo la modalidad de maquila.

    Con este modelo de negocio, cada mes produce 2 000 camisas que las comercializa en los almacenes de Riobamba, Quito, Ibarra, Ambato y Latacunga que son sus principales mercados.

    La historia del negocio se inició cuando Bejarano tenía 14 años. Una vez que terminó los estudios de la primaria sus padres le mandaron a que aprendiera un oficio. Ingresó a un taller de sastrería donde se instruyó en la confección de levas; posteriormente pasó al taller de César Paredes quien reforzó sus conocimientos. Tras dejar el empleo emigró a Quevedo donde aprendió a armar las camisas y guayaberas. Una vez casado retornó a Ambato donde decidió poner un taller de sastrería.

    Ante la falta de créditos del sector financiero acudió a un préstamo informal que le prestó 20 000 sucres. Con los recursos compraron una máquina de overlock y una de costura recta.
    Al negocio de las camisas ingresó cuando en el 2008, Lucrecia Lucero le propuso que le confeccionara camisas para venderlas en Guayaquil. A la semana le entregaba 100 prendas de vestir, pero los pedidos se incrementaron a 200 semanales.

    En el emprendimiento trabajan 4 mujeres; se encargan del terminado. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    En el emprendimiento trabajan 4 mujeres; se encargan del terminado. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

    Con el negocio en crecimiento buscó un préstamo en una institución financiera por 
     120 000 sucres. El dinero lo invirtió en la compra de maquinaria y la materia prima; además contrató a otras dos personas para que ayudarán en la producción de 500 camisas.

    La crisis bancaria y el congelamiento de los recursos de 1999 no le afectaron, porque días antes con el dinero que guardaba en las entidades financieras pagó algunas deudas. “Saqué tres días antes que se dolarizaran 13 de los 14 millones de sucres que guardaba”.

    Pero un cliente casi hace que quiebre el emprendimiento de Bejarano. Le quedó debiendo 3,5 millones de sucres en mercadería. Para cubrir ese dinero tuvo que hacer un crédito de 5 millones. Pagó las deudas y con el capital restante empezó de nuevo.

    Actualmente confecciona 1 500 camisas y las ventas mensuales bordean los USD 5 000 mensuales. Distribuye en 20 locales comerciales a escala nacional y tiene vendedores que recorren todo el país ofreciendo su producto.

    El año pasado, el empresario realizó una nueva inversión de USD 8 000 para renovar la maquinaria. Compró una máquina que pega botones, costura recta y una plancha especial para los cuellos. “A mis colaboradores exijo responsabilidad y que trabajen de acuerdo a nuestro sistema”.

    Hace 30 años, Fanny Quintana, propietaria de camisería Christian Shirt, trabaja con la firma ambateña Kerly Shirt. Dice que la calidad del producto permitió que las ventas subieran desde el año pasado subiera entre el 20 y 30%. “La tela, los hilos, las costuras y todos los materiales que se emplean en la confección de las camisas, por eso la gente busca y compra en Riobamba”.

    Quintana aseguró que los precios bajos atraen a los clientes. “Quien compra una camisa con calidad y económica no debe pagar entre USD 10 y 16”.

    Gonzalo Bejarano creó su firma Kerly Shirt en 1982.  Tiene tres colaboradoras y produce al mes 2 000 camisas que se venden en varias ciudades.Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Gonzalo Bejarano creó su firma Kerly Shirt en 1982. Tiene tres colaboradoras y produce al mes 2 000 camisas que se venden en varias ciudades.Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Este negocio se dinamiza con sus tres líneas de camisas

    Washington Paspuel

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    Un pequeño local, ubicado en el norte de Quito, cercano a la zona financiera y comercial de la capital, es el espacio donde Eduardo Mera recibe a sus clientes, entre los que están funcionarios públicos, empleados privados y empresarios.

    Allí Mera se siente a gusto. Una estantería permite exhibir las camisas que piensa junto a su esposa Rosa Garzón, compañera de trabajo en el negocio de la confección de camisas para hombres.

    Los diseños muestran colores tradicionales como el blanco o el celeste, pero también se encuentran tonos modernos, como rosas o grises, así como diseños que lucen rayas verticales.

    Mera empezó este emprendimiento en el 2000. El negocio arrancó con una oferta que la distingue de la competencia hasta la fecha: camisas hechas a la medida del cliente. Para esto Mera recibe a sus clientes en el local o los visita en sus lugares de trabajo u hogares para tomar las medidas, escoger los colores y los detalles como el cuello, el tipo de botones, los puños, entre otros.

    Esa estrategia permitió que la marca Eduardo Mera sea reconocida en el mercado, así como fidelizar a sus compradores. Pero para seguir compitiendo Mera adoptó nuevas tácticas empresariales.

    Desde septiembre, esta pequeña empresa textil empezó a utilizar la tela italiana Albino. Estas camisas son de alta gama y están pensadas en hombres que buscan un producto de alta calidad, explica Mera.

    Un catálogo que está en el local permite que el cliente revise la textura del material. Es una tela que las usan marcas ‘top’ a escala global en mercados como Italia, España, Francia o Inglaterra.

    La segunda estrategia consiste en las camisas preelaboradas. “No son en serie, elaboramos unas cuatro o cinco camisas en tallas tradicionales como small, medium o large. Además, incluyen detalles como los botones personalizados o ciertos bordados que van en las telas”, explica este emprendedor que en sus inicios conoció de cerca las dificultades que tiene el emprendimiento.

    Esta línea es la de una camisa más económica “que nos permite buscar nuevo mercado y hacer algo de contrapeso ante las marcas extranjeras y el producto importado”, agrega Garzón.

    Estas tres líneas son hoy en día el eje de este negocio para mantenerse en el mercado y enfrentar la desaceleración de la economía ecuatoriana. Los diseños son ideados por Mera y Garzón; y la confección se cumple en un taller que la pareja de esposos tiene en el sector de El Condado, en el norte de Quito. Allí trabajan en la actualidad cinco personas encargadas de la elaboración de las camisas para hombres.

    La materia prima que utiliza la marca está conformada por telas importadas que la pareja adquiere a importadores o distribuidores ecuatorianos. “Son telas de Brasil, Perú, Colombia , India y otros países”, dice Mera, mientras revisa una vitrina en la que se exhiben cuellos y puños, también elaborados bajo pedido de los clientes.

    Cada mes, este negocio elabora entre 500 y 600 camisas, lo que le permite facturar un promedio de USD 10 000. Ese nivel de ventas se ha estabilizado en los últimos dos años, pero no ha desanimado a la pareja emprendedora.

    Garzón sostiene que para enfrentar la situación económica mejoraron los procesos, apuntaron a telas de mayor calidad, bajaron precios. Además se mantuvo el número de empleados en el taller de confección.

    La capacitación también sirvió para conocer nuevas tendencias del mercado. Mera y Garzón han asistido a ferias, como las que organiza la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha.

    Las redes sociales se convirtieron en un aliado de este negocio. Desde el año pasado cuenta con un perfil en Facebook, en el que reciben sugerencias de los clientes. Ese canal permite estar conectado con los compradores.

    Otro cambio implicó el cambio de logo, que lleva el nombre Eduardo Mera, acompañado de la frase ‘hand made’ o hecho a mano, traducido al español.

    Planes y clientes

    Los clientes que llegan tienen un perfil claro: hombres que gustan de lucir una camisa de calidad, hecha a mano. “En la línea más económica hemos sumado clientes, mientras que en los diseños personalizados o con la tela italiana” hemos fidelizado.

    Para el próximo año la pareja planea seguir compitiendo con un producto diferenciado. Además, piensan contratar un sexto trabajador para el taller para incrementar la producción.

    El trabajo para la pareja no se detiene. Su día se desarrolla entre el local, las visitas de los clientes, la supervisión del taller y los planes para seguir creciendo y compitiendo en el mundo textil. “Contamos con la confianza de los clientes, algunos incluso nos dicen que hagamos los diseños a nuestro gusto. Eso es muy importante para nosotros”, dice Garzón con entusiasmo.

    PRECIOS

    Las camisas de Eduardo Mera están divididas en tres segmentos.
    El primero es  el de las camisas preelaboradas; estas tienen un precio de USD 38. De estas se producen cuatro por talla y sigue siendo una camisa diferenciada.

    El segundo  es el de las camisas a la medida, con un valor que promedia los USD 45.
    Las camisas  elaboradas con la tela italiana son las más costosas: USD 130.

    El local de Eduardo Mera  está ubicado en la calle Italia, en el norte de Quito. Allí reciben a los clientes que buscan sus camisas.

    Eduardo Mera empezó con su negocio de camisas en el 2000. Hoy cuenta con un taller y un equipo de trabajo de cinco personas. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Eduardo Mera empezó con su negocio de camisas en el 2000. Hoy cuenta con un taller y un equipo de trabajo de cinco personas. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • En estas camisas va un estilo de vida irreverente

    Redacción Guayaquil  (I) redaccion@revistalideres.ec

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    En diciembre del 2015, Andrés Hidalgo de 23 años decidió crear su propia marca de camisas: Mute Clothing. La idea nació, cuenta, luego de ver que “la ropa en Ecuador no tenía un estilo definido”. Han pasado cinco meses desde el primer lanzamiento y su invención ha dado frutos, ha logrado vender dos colecciones, ahora va por la tercera y planea llevar sus diseños a otras prendas de vestir.

    Según los clientes, lo que más llama la atención de la marca son los distintos modelos y la exclusividad. Fernando Gil cuenta que adquirió una camisa luego de escuchar a Hidalgo en una entrevista para una radio de Guayaquil. “Él decía que su ropa reflejaba un estilo de vida diferente, algo irreverente, pero sin estándares establecidos y eso provocó mi interés”.
    Mute es una propuesta que surgió de forma orgánica en la vida de este joven, al haber crecido rodeado del proceso de corte y confección de telas, por el trabajo de su padre en la industria textil. “Hace tiempo quería crear camisas con más estilo, que conceptualicen una idea artística”, explica Hidalgo, quien en la actualidad estudia Diseño Gráfico en la Universidad Santa María de Guayaquil.

    Los diseños de la marca son variados, van desde estampados miniflorales o margaritas enormes, patrones geométricos vibrantes, animal print multicolor, hasta las visiones caleidoscópicas para quienes sostienen un estilo de vida moderno. Se los puede adquirir a través de las redes sociales.

    Fernando fue uno de los primeros clientes en comprar varios diseños por esta vía. Él ingresó a la cuenta de Instagram de Mute y después de gustarle varios modelos adquirió cuatro camisas por un USD 32,99 cada una. Considera que “el precio es asequible, porque se obtiene una prenda exclusiva que pocas personas la tienen y que se pueden utilizar en el trabajo o para una reunión social”.

    Nicolás Noritz, de 21 años, también considera que la exclusividad fue un factor que jugó a favor para que él compre una prenda de la primera colección de Mute, él ahora está pensando en adquirir dos camisas más. Hidalgo no quiere que su producto se vuelva algo repetitivo “que todo el mundo tenga” y por este motivo confecciona máximo cuatro o cinco prendas de modelos diferentes.

    En cada colección hay disponibles más de 25 diseños. Las camisas son elaboradas en algodón y seda, algunas de las telas son importadas, otras tienen plasmados los diseños mediante la sublimación (impresión textil) que realiza en el taller de ropa de sus padres. Hidalgo muestra un sentido por el cuidado del ambiente; por ello, para el empaquetado de sus prendas reutiliza cajas de zapatos, las cuales le ha dado forma de armador para poder colgar la prenda.

    Cuando Hidalgo inició, lo hizo con una inversión de USD 3 000, en la actualidad ha sobrepasado esa cifra y lo ganado lo reinvierte.

    Entre sus planes está llevar sus diseños a pantalones y gorras, y expandir su marca a otros mercados. Por ahora, dice, sus camisas se venderán en Galápagos. “Conseguí unos distribuidores quienes quieren vender en una tienda del aeropuerto de Santa Cruz”.

    Datos del negocios 
    La elaboración

    Las prendas son fabricadas en el taller de sus padres. Allí se plasman los diseños de Hidalgo mediante la sublimación (impresión textil).
    La distribución
    Además de las redes sociales, el diseñador acude a ferias de ropa y de diseño, donde coloca estands para promocionar sus prendas.

    Otras tareas
    Hidalgo también se dedica a ilustrar, pintar y a elaborar esculturas. Él vivió dos años en Australia donde estudio diseño.

    Andrés Hidalgo creó la marca de ropa Mute Clothing. Actualmente estudia en la Universidad Santa María. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Andrés Hidalgo creó la marca de ropa Mute Clothing. Actualmente estudia en la Universidad Santa María. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Las camisas de ‘El Chapo’ arrasan en Los Ángeles

    Agencia AFP

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    ¿Se ha convertido Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán en un icono de la moda? Así lo afirma una tienda de ropa de Los Ángeles, que fabrica las extravagantes camisas que suele vestir el narcotraficante mexicano, recapturado el pasado viernes. Ambas camisas cuestan USD 128.

    “Son nuestras camisas. Lo sabemos por los detalles de las fotos”, aseguró el martes 12 de enero del 2016 a la AFP Sandra Mancía, dependienta del establecimiento Barabas, que vende al por mayor en el distrito de la moda angelino.

    La tienda colgó en su sitio web varias de las imágenes del jefe del cártel de Sinaloa, que la revista Rolling Stone publicó el fin de semana para ilustrar la entrevista que el narcotraficante concedió al actor de Hollywood Sean Penn.

    En una de las fotografías, en la que ambos hombres se dan la mano, Joaquín Guzmán Loera luce el modelo Fantasy , en gris y azul eléctrico con motivos arabescos.

    En otra imagen, en la que aparece sentado, lleva el “Crazy Raisley”, en azul turquesa y flores de cachemira.

    Las camisas cuestan USD 128 

    ¿Cómo las adquirió? “Es una buena pregunta” , respondió Mancía, quien señaló que muchos comerciantes compran estos modelos al por mayor en la tienda de Los Ángeles.

    “Nuestros productos son luego vendidos en México, Sudamérica y todo Estados Unidos”, apuntó.

    Barabas anuncia además en su sitio un gran premio para los usuarios.“Haz me gusta en nuestras páginas de Facebook e Instagram y gana nuestras camisas de ‘El Chapo’”, promete.

    El narcotraficante fue recapturado el viernes por segunda vez, durante una incursión militar en una casa de Los Mochis situada en su Sinaloa natal.

    Guzmán se fugó el 11 de julio del año pasado por un túnel de 1,5 km cavado en el suelo de la ducha de su celda en el penal de máxima seguridad El Altiplano, en el estado de México.

  • Cada una de sus camisas son hechas a la medida del cliente

    Redacción Quito (I) Twitter: @RevistaLideres

    Cada prenda que se diseña y confecciona en la microempresa quiteña Camisas Eduardo Mera es una muestra de que el emprendimiento está lleno de sacrificios y dificultades. Esta iniciativa dio sus primeros pasos en el 2000, cuando Eduardo Mera dejó el mundo de las ventas.

    Este emprendedor, oriundo de Santo Domingo y que dejó sus estudios universitarios en Quito, empezó su carrera en el mundo de los negocios vendiendo telas. Tras una crisis, decidió confeccionar sus propias camisas. «Siempre se quejaba que las camisas en serie no se ajustaban a sus medidas», comenta Rosa Garzón, su esposa y compañera de emprendimiento.

    La iniciativa ofrecía camisas elaboradas a la medida; la producción era personalizada, al gusto del cliente. Con ese plan ellos empezaron a sumar clientes. Mera y Garzón contaban con una costurera que les ayudaba en la confección y para el 2002 la pareja alquiló un local en un centro comercial del norte de Quito, pero los planes no salieron como lo esperaban. «Llegaba muy poca gente». Ese fue uno de los desafíos que enfrentaron.

    La pareja dejó el local a finales del 2002 y llevó el taller a su casa, en el sector de La Florida, en el norte de Quito. El negocio marchaba bien, hasta que decidieron endeudarse para incrementar la producción. La pareja decidió construir una casa y un taller al mismo tiempo, en el sector de El Condado (norte).

    Entonces, enfrentaron una crisis mayor. Garzón estaba embarazada, la construcción tardó más de lo planificado, la producción se afectó, las deudas crecieron… «Fue traumático», resumen ambos.

    Atravesar esa tempestad les tomó del 2004 al 2007. Luego, arrendaron un local en el norte de Quito y las ventas estabilizaron el negocio. Pero en el 2009 otra dificultad estaba por llegar.

    Una propuesta de negocio, con compra de maquinaria de por medio, trajo otra deuda y algo más grave: descuidaron a sus clientes. Todas las dificultades les hicieron ver que la clave era mantener el diseño personalizado. Desde el 2010 mantienen esa estrategia y les va bien.

    La producción mensual llega a 300 camisas personalizadas al mes y las ventas bordean los USD 10 000 mensuales.

    Uno de sus fieles clientes, entre los que se encuentran autoridades públicas, políticos y empresarios durante más de una década, es Carlos Baldeón. «Desde el 2001 he comprado unas 200 camisas. Son camisas de calidad y las entregas se hacen con puntualidad y seriedad. Utilizan algodón peruano, que es de los mejores y eso es un valor agregado», dice.

    En la actualidad, el negocio de esta pareja emprendedora crece a buen ritmo, gracias a las recomendaciones de los clientes. Además, Mera es muy cuidadoso de su negocio y no descuida el servicio, por lo que visita a sus clientes a domicilio para tomar las medidas.

    El taller

    Empleos. Camisas Eduardo Mera emplea a cinco personas. El taller se encuentra en el sector de El Condado (norte) y el local por la zona del Mall El Jardín (centro norte).

    La materia prima. Utiliza telas nacionales e importadas. Los precios oscilan entre USD 42 y 90 de acuerdo con cada camisa.