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  • Una década de cambios en el mercado

    El mercado de agua embotellada en el país se ha diversificado en los últimos 10 años, gracias al ingreso de nuevos actores y productos.

    Tesalia dominó por años el mercado de agua embotellada con su producto mineral Güitig. Pero desde hace una década, otras empresas empezaron a competir con agua purificada.

    Así fue como entraron al mercado marcas como Manantial, Vivant, All Natural, Dasani, Pure Water, entre otras.

    Según Luis Pástor, gerente de Advance Consultora, la característica principal es que el desarrollo ha venido de la mano de empresas locales.

    Las aguas saborizadas son productos que también han ganado terreno en la última década. De igual modo, marcas como Tesalia, Vivant, Manantial, Cielo, All Natural, Dasani, entre otras, diversificaron sus productos, presentaciones y diseños para consolidarse en el negocio y aumentar sus clientes. El primer paso que dieron las empresas fue combinar el líquido con frutas como mora, limón, durazno, naranja, toronja y otras.

    Con el tiempo, a estos productos se sumaron las llamadas “funcionales”. Según Pástor, el mercado dispone de una amplia oferta de bebidas enriquecidas con vitaminas, fibra o componentes especiales que ayudan a quemar grasas. “Tan exitosas, que al principio estaban destinadas a un segmento femenino, pero hoy también son consumidas por el segmento masculino”, acota Pástor.

    Las empresas han aprovechado la tendencia del mercado que apunta al cui- dado de la salud, explica Christian Wahli, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab).

    A esto se suma una preocupación por la calidad del agua potable. “Esa inseguridad que transmite el agua del grifo se traduce en un aumento del consumo de agua embotellada”, acota Pástor.

    Según Euromonitor Internacional, actualmente las tres marcas que dominan el mercado de agua embotellada son Tesalia, de la empresa del mismo nombre; Dasani, de Coca-Coca; y Pure Water, de la firma del mismo nombre.

    El crecimiento también se observa en ventas. El 2012 el mercado de aguas embotelladas (incluidas gaseosas) alcanzó USD 351,5 millones en ventas, casi 23% más que en el 2011, cuando registró ventas por USD 271,1 millones, según la misma consultora de mercado.

    Otro cambio fue en la presentación del producto. Antes, las aguas embotelladas venían en presentaciones de 250 y 500 mililitros y ahora tienen presentaciones de 1 litro y 1 galón.

    Esto evidencia claramente cambios en el consumo de la gente. “Antes las presentaciones buscaban captar el consumo individual, pero hoy se consume en familia y, además, la gente toma más agua por día”, dice Pástor.

  • Diversificación e innovación son claves

    Aunque Tesalia fue la empresa pionera en el agua mineral en el país, siempre buscó innovar, consciente de que el éxito no debía basarse solo en la condición única de sus fuentes de agua mineral.

    Con esta idea, entre las décadas de 1930 y 1940, Tesalia decidió incursionar en el mercado de helados, recuerda Marta Zaldumbide, bisnieta del fundador de la firma y hasta hace dos años accionista de la misma.

    Recuerda que la compañía adquirió una compresora de CO 2 para hacer hielo seco, que vendía a heladeros en las primeras bodegas de la Güitig, ubicadas en la avenida 10 de Agosto y Carrión, en el norte de Quito.

    Después arrancó la producción de helados en la firma, con la marca Eskimo Pie. Pero el producto se descontinuó por dificultades al importar papel aluminio.

    Pero la diversificación no terminó ahí. En 1980 introdujo las quíntuples (agua mineral con sabores). Entre 1990 y el 2001 se dio otro paso: la introducción de envases de plástico no retornables y el lanzamiento de dos nuevas marcas: Tesalia (agua mineral sin gas) y Tesalia Sport (bebida deportiva hidratante). En el 2005 nació en sus laboratorios la bebida energizante con agua mineral: 220V.

  • Güitig, una historia de más de 100 años

    Ir por agua mineral es “ir por Güitig”. Como esta, pocas marcas han logrado asociarse tan directamente con el producto mismo. Pero no siempre fue así.

    Allá por la década de 1870, el agua mineral, que brotaba de las vertientes de Tesalia, ubicadas en una hacienda de Machachi, ya llamó la atención del científico Teodoro Wolf, quien había llegado a estudiar las riquezas naturales del país. Aunque resaltó el valor curativo del agua, el científico registró que esta no era valorada en aquella época.

    El envasado del agua mineral empezó a finales del siglo XIX de manera artesanal en botellas de vidrio de 20 litros, que se distribuían localmente.

    Recién a inicios del siglo XX un francés llamado Pierre Denis vendió la idea de industrializar el producto a los propietarios de la hacienda, la familia Zaldumbide, que importó maquinaria y botellas francesas para el envasado. “Eran botellas verdes, como las del famoso champán europeo Perrier, pero las nuestras tenían el oso polar en la mitad”, relata Marta Zaldumbide, bisnieta del fundador de la firma y hasta hace dos años accionista de la compañía.

    El producto se comercializaba en boticas de Quito. “La gente no estaba acostumbrada a tomar agua mineral, se la usaba como purgante”, dice.

    La demanda no producía suficientes ingresos para pagar la costosa maquinaria, por lo que la familia buscó inversionistas. El principal accionista fue Ricardo Fernández Salvador. “En Machachi se decía que don Ricardo hizo agua sus haciendas porque vendió todo para comprar Tesalia”, relata Zaldumbide.

    Con este capital, en 1921 se constituyó The Tesalia Springs Co., la primera empresa ecuatoriana de bebidas, que compró nueva maquinaria.

    Entonces, la firma emprendió una estrategia agresiva de comercialización. Para 1930, Güitig había dejado de ser una medicina para tomar el lugar del champán en el centro de la mesa.

    En 1940 la firma había alcanzado ya a la Sierra centro y arrancó la distribución de Güitig a la Costa ecuatoriana, que se hizo en tren. “Fue el ‘boom’ de la Güitig”, recuerda Zaldumbide con absoluta lucidez a sus 85 años de edad.

    Juan Amable Jácome, de 81 años y quien aún trabaja como jardinero en The Tesalia Springs Company, conoce de cerca la historia de esta empresa. Nació en 1932 y trabajó en la empresa desde que cumplió 16 años. “Al principio, todo era manual. Las botellas se tapaban con tusas de mazorcas, que salían disparadas por la fuerza del agua. La Güitig se sacaba a vender a lomo de mula o burro”. Luego se importaron corchos y maquinaria, recuerda.

    Pese a los cambios e innovaciones que se dieron en décadas posteriores, Tesalia siempre mantuvo una tradición ecuatoriana hasta el año pasado, cuando sus accionistas decidieron firmar una alianza para compartir el 50% de su operación con Corporación de Bebidas Continental y del Caribe (CBC), cuya sede está en de Guatemala.

  • La sazón mexicana se expande en territorio cuencano

    Redacción Cuenca

    El cliente se detiene frente a un exhibidor con vidrio y elige ingredientes como carne mechada, trozos de pechuga o cerdo marinados en especias, dos tipos de fréjol, guacamole, crema agria, lechuga y otros 15 ingredientes.

    Cuidadosamente, un empleado de California Burrito Company (CBC) coloca estos productos en una tortilla de harina o maíz que puede ir a la parrilla para derretir el queso y se entrega al comensal. Esta es la dinámica que se ve en los dos locales de CBC en Cuenca ubicados en los centros comerciales Mall del Río y Millenium Plaza.

    Esta es una franquicia argentina que se encuentra en su país de origen así como en Chile, Uruguay, Bolivia, Colombia y Panamá. A Ecuador llegó en el 2011 por David Torres, un cuencano de 25 años, que estudió Administración Hotelera y Organización de Eventos en la Universidad de Palermo en Buenos Aires (Argentina).

    En esa ciudad conoció CBC e identificó que era una opción para traerla al Ecuador. Por esa razón, negoció la franquicia bajo el modelo de desarrollo de territorio: por cinco años, tiene derecho a la exclusividad de la franquicia en el país y debe abrir un local anual. Asimismo, el pago por regalías acordado es del 5% de las ventas mensuales.

    El costo por el derecho de uso de la marca bordeó los USD 50 000 (por los dos locales abiertos hasta ahora), sin embargo conforme abra nuevos puntos debe pagar otro monto. Torres explica que no son precios fijos, sino que según la expansión y éxito se negocia, «lo que más me gusta es que permite la negociación».

    La instalación del local en el Mall del Río, por ejemplo, bordeó los USD 100 000 porque adquirió un horno y refrigerador industrial e implementos en acero inoxidable para garantizar la inocuidad de los alimentos.

    En ambos locales trabajan 13 personas, pero Torres también atiende a los clientes, preparando burritos, recomendando platos, limpiando, entre otras labores. Otra de sus funciones es negociar con proveedores. Desde hace dos años trabaja con la firma Tolteca (Quito) que le vende las tortillas de harina y maíz.

    Su propietaria, Silvia Terán, dice que la relación comercial es excelente y recuerda que el dueño de la franquicia Alan Hart visitó su planta en Quito para calificar la calidad de las tortillas. Miguel Rodríguez, un cliente frecuente, asegura que el servicio de CBC es excelente.

    La propuesta

    Un platillo. CBC prevé sacar al mercado un burrito de camarón con salsa de mango, por la intensidad de sabores de ambos ingredientes.

    Para el almuerzo. Una bandeja con menestra, arroz, carne, huevo frito y ensalada.