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  • El sabor y cultura de ‘Manabís’ en su cebiche con maní

    Redacción Quito

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    Cedeños es una cebichería en la cual se aprecia por todo lado la cultura popular manabita.
    Desde la entrada el cliente se encuentra con una colorida estética donde las paredes rinden tributo a los curiosos nombres de Manabí.

    Son tres murales divididos en nombres de personas, de poblaciones y frases típicas. Entre estas se encuentra Camarón Hembra, Portoviejo Rock City, Me voy ligerito y vuelvo, aguaytame el carro…

    Todo esto se entrelaza con un ambiente moderno, acompañado de ritmos de fondo como rock, reggae, funk, acid jazz, etc.

    El objetivo de este negocio es homenajear a la tierra natal de sus dueñas y creadoras: Alejandra García y Cecilia Chávez.

    Ellas son amigas desde que estudiaban en un colegio en Manabí. Vinieron a Quito para estudiar Publicidad y desde los años de universidad tuvieron la idea de emprender un negocio juntas.

    Hace dos años se decidieron por la gastronomía.

    Cedeños nació a principios de 2016. Durante los dos años de funcionamiento ofrece cebiches con la receta tradicional manabita: maní y aguacate.

    Todos los productos se traen de Manabí, incluso el maní. Las propietarias explican que necesitan un producto de sabor puro, sin ningún tipo de alteración.

    La creatividad es un factor clave en este restaurante donde, incluso, el menú está construido a base de nombres tradicionales.

    Las recetas fueron creadas por Alejandra García, ‘La Toquilla’. Este es un restaurante que vende exclusivamente cebiches.

    La oferta incluye ocho variedades con nombres como cebiche Cedeño, Loor, Zambrano, etc.
    El cebiche se lo puede degustar con una variedad de entradas o empanadas que en este local se las conoce como nalgona de Chone, Portoviejo o Calceta.

    Además, el menú incluye también una diversidad de dulces manabitas, postres tradicionales, micheladas, cocteles y la tradicional caña manabita.

    Cecilia Chávez, plasmó visualmente a la cultura popular con murales y adornos construidos a partir del cotidiano de Manabí.

    La idea de esta emprendedora fue desde un comienzo romper con el concepto tradicional de una marisquería. De esta forma Cedeños encontró su identidad estética y gastronómica.
    Después de un año de la inauguración de Cedeños la demanda creció tanto que se instalaron mesas en el exterior.

    Actualmente, este negocio tiene de seis a siete empleados dependiendo del día y el horario. El personal es en su mayoría de Manabí.

    Para el 2018, Los Cedeños, que se encuentra cerca de la avenida Río Coca, en el norte de Quito, tiene proyectado ampliarse al local que se encuentra al lado. Con esto quieren duplicar la capacidad de atención y sus ganancias.

    Su crecimiento a largo plazo también incluye la expansión a través de franquicias. Las emprendedoras comentan que todo dependerá del movimiento comercial en el siguiente año y se mantenga la calidad del negocio.

    Para Alejandra García y Cecilia Chávez, lo fundamental es la calidad del producto y la atención en un ambiente donde sus clientes puedan vivir una experiencia que sea 100% manabita.

    Alejandra García y Cecilia Chávez son las dueñas y creadoras de este nuevo concepto de cebichería en el país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Alejandra García y Cecilia Chávez son las dueñas y creadoras de este nuevo concepto de cebichería en el país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • El cebiche hecho con maní tiene una marca de familia

    Stives Reyes 

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    El casado, casa quiere. El dicho caló muy hondo en Luis Gutiérrez, quien hace 22 años, cuando se casó con su esposa, Lolita Lino, decidió seguir con la tradición culinaria de su familia y abrir una cebichería en su natal Jipijapa.

    Al local lo llamó la cabaña de Pepe 3, siguiendo con los nombres de los negocios de su familia. Cebichería Pepe 1 le pertenece a su padre, José Gutiérrez, quien enseñó a sus hijos a elaborar este plato de una forma original.

    Al tradicional curtido de pescado con limón le agregó una porción líquida de maní y aguacate tradicional. “Mi papá jamás pensó que esa idea, casi cuatro décadas después, se convertiría en un referente de mi tierra”, dice Luis.

    Tanta ha sido la popularidad del plato, que el Municipio de Jipijapa declaró cada 13 de octubre como el Día del Cebiche de Pescado con Maní. Sin embargo, para Luis su negocio ha ido creciendo poco a poco. Cuando se inició, el 16 de diciembre de 1994, lo hizo con una inversión de cien mil sucres.

    En su pequeña cabaña vendía al principio 25 platos al día; luego fue dando a conocer el producto primero a los habitantes del cantón, a quienes les gustó el platillo y fueron estos quienes atrajeron a más comensales de Manabí.

    A Lolita Lino lo que más llamó la atención fue el sabor y que en Manabía es utilizado como el mejor remedio para el chuchaqui.

    Luis dice que las ventas subieron y por este motivo amplió el local: pasó de ser una cabañita a la cebichería Pepe 3.

    En la actualidad, su local, ubicado en el centro de Jipijapa, tiene capacidad para más de 60 personas y al día vende entre 100 y 150 platos. También ha llevado su marca a otras provincias.

    Luis cuenta que la idea de abrir un local en Guayaquil nació de su sobrina Gabriela Lino, quien cuando estudiaba Ingeniería Comercial en la universidad, siempre presentaba como proyectos el cebiche que elaboraba su tío.

    “Ella llevaba el producto allá y a sus amigos que lo probaban les fue gustando tanto, así que le encargaban pedidos”, relata Luis.

    Entonces, su sobrina vio la oportunidad de emprender un negocio y en conversaciones con su novio, César Sensang, decidieron hace cuatro años, abrir un local en la ciudadela La Alborada, en el norte de Guayaquil.

    Los dos emprendedores iniciaron con un local para 14 personas donde vendían 16 platos al día. Pero para vender más, explica César, quien estudiá Administración, tuvieron que poner en práctica lo aprendido en la universidad.

    “Tuvimos que colocar nuestros conocimientos para hacer el negocio grande. Usamos herramientas como estudios de mercado, de marketing, análisis de costo, entre otros”, señala César.

    Todo este trabajo dio sus frutos. Al expandir su local, tuvieron un crecimiento en ventas y en la actualidad venden unos 150 platos al día. Un factor importante para este crecimiento es el haber sido uno de los ganadores de la Feria Gastronómica Internacional Raíces de Guayaquil, que se cumplió en el 2015.

    El año pasado, la cebichería Pepe 3 obtuvo la estrella culinaria de bronce, convirtiéndose en una de las tres mejores huecas del Puerto Principal. Sus propietarios aspiran a seguir creciendo.

    César tiene planeado abrir otros locales en Guayaquil, mientras que Luis tiene como meta expandir su marca y llegar a otras provincias. En los próximos días abrirá un nuevo local en Quito.

    Luis Gutiérrez y Lolita Lino (izquierda) son los dueños de la cebichería Pepe 3, en Guayaquil. Su sobrina Gabriela Lino, y su novio César Sensang abrieron un local en el Puerto Principal. Foto: Wladimir Torres / LÍDERES
    Luis Gutiérrez y Lolita Lino (izquierda) son los dueños de la cebichería Pepe 3, en Guayaquil. Su sobrina Gabriela Lino, y su novio César Sensang abrieron un local en el Puerto Principal. Foto: Wladimir Torres / LÍDERES
  • El cebiche de trucha es su estímulo empresarial

    Redacción Cuenca

    En la parroquia Jima (cantón Sígsig), la familia de Fabián Uyaguari tiene un área para la producción de truchas. Este azuayo, de 23 años, aprovechó esas condiciones para desarrollar un cebiche con este tipo de pez y enlatarlo.

    Uyaguari cursa octavo ciclo de Ingeniería de Alimentos en la Universidad del Azuay (UDA). El semestre pasado trabajó en un proyecto, donde debía dar valor agregado a un producto, diseñar la planta de producción, crear una etiqueta, etc.

    Él relata que desde marzo, cuando le plantearon el proyecto, pensó en cómo transformar la trucha en un producto atractivo. De esa forma se le ocurrió el cebiche que tiene jugo de naranja, limón, cebolla, condimentos, salsa de tomate…

    No obstante, el proceso requería más que eso. Por ejemplo, el pescado se sometió a un proceso de autoclave (esterilización con vapor de agua).

    Asimismo, la selección de la trucha fue minuciosa, recuerda Uyaguari, quien escogió las especies de ocho meses y 600 gramos de peso. Esto porque de su filete salen cubos de cinco centímetros. “El objetivo es que sean pedazos grandes, para que sea agradable al gusto”.

    Este azuayo trabajó durante cuatro meses perfeccionando el producto y elaboró 80 latas de 250 gramos cada una. No vendió ninguna, porque no era parte del ejercicio, pero espera graduarse para complementar el negocio de su familia con este producto.

    En julio pasado, en la UDA se realizó la feria donde se presentaron los proyectos de la escuela de Ingeniería de Alimentos y allí expuso Uyaguari.

    Pablo Crespo fue uno de los visitantes y se asombró con el cebiche de trucha enlatado y la capacidad del emprendedor para explicar las bondades de su producto. “Conoce el proceso de la trucha y cada etapa de la preparación del cebiche”.

    Para el director de la escuela de Ingeniería de Alimentos, Fausto Parra, este fue un proyecto innovador en el que Uyaguari aprovechó su conocimiento sobre las truchas, para crear un producto de calidad. “Él trabajó mucho y eso se reflejó en la acogida que tuvo el cebiche durante la exposición”.

    Este azuayo tiene previsto que cuando se gradúe deberá invertir USD 80 000 para adquirir un autoclave, una marmita (una suerte de olla de presión industrial), un cuarto frío, entre otros equipos para producir el cebiche enlatado. Asimismo, en clases explora los métodos de ahumado, para crear otros productos con la trucha.

    Es importante que los jóvenes vinculen su carrera con el sector productivo y diseñen una estrategia comercial. “Uyaguari tiene una visión clara al respecto”, señala el Director de la Escuela de Ingeniería.

    Cebiche

    • El costo. La producción de cada lata de cebiche de trucha bordeó los USD 2,50.
    • El proceso. La trucha se limpia, se retira el cuero, se cocina, se condimenta y se esteriliza por 80 minutos a 121 grados centígrados.
    • El enlatado. La UDA facilitó la maquinaria para este paso.