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  • LAN Ecuador implementa sistema para medir ceniza volcánica

    Evelyn Tapia

    Cambios de ruta e incremento en los tiempos de vuelo fueron las alternativas por las que la aerolínea LAN Ecuador optó para evitar cancelar vuelos, debido a las emisiones de ceniza del volcán Cotopaxi, que comenzaron en agosto de este 2015.

    La mañana de este jueves 5 de octubre del 2015, en Guayaquil, representantes de la aerolínea realizaron un balance de los efectos que tuvo la actividad del volcán en los últimos dos meses e indicaron que los vuelos se están regularizando.

    Cuando la emisión de ceniza tuvo más intensidad, los vuelos en la ruta Quito-Guayaquil y viceversa pasaron de 35 minutos a 1 hora 15 minutos. “Hace diez días la actividad está bastante normal… Estamos volviendo a tiempos de 40 minutos. Creo que hemos sorteado bien la crisis; la cantidad de minutos agregados a los vuelos han sido muy marginales”, dijo Manuel Van Oordt, director Ejecutivo de LAN Ecuador.

    Aunque desde hace dos semanas la duración de los vuelos en la ruta Quito- Guayaquil está volviendo a la normalidad, esta aerolínea implementó un nuevo sistema de origen inglés, conocido como Topas, para medir la concentración de ceniza en los aeropuertos de Tababela, en Quito y José Joaquín de Olmedo, en Guayaquil.

    La empresa invirtió unos USD 30 000 en este sistema que mediante un fotómetro evalúa la cantidad y tamaño de las partículas de polvo o ceniza, y envía a un sitio web información sobre los niveles de ceniza tolerables para efectuar un vuelo. Los datos se actualizan cada 10 minutos.

    “Hemos puesto este sistema al servicio de la comunidad aeronáutica. Esta inversión nos permite mantener la continuidad operacional y acabamos con el tabú de que no se puede volar cuando hay ceniza”, explicó el directivo.

    De acuerdo con el sistema, si se detecta de 0 a 2 000 microgramos de ceniza por metro cubíco, el vuelo se puede efectuar con normalidad. Si el sistema detecta un rango de 2 000 a 4 000, alerta de un riesgo, aunque esto no necesariamente implique suspender el vuelo.

    “Pero si se detecta que los niveles pasan de 4 000 definitivamente no se debe volar”, explicó Octavio Pérez, gerente de seguridad ocupacional de LAN.

    Carlos Egüez, gerente de operaciones, indicó que la empresa seguirá trabajando ante eventuales complicaciones, a pesar de que la actividad del volcán haya menguado. “Estamos cambiando de mentalidad, antes pensábamos: ‘actuemos cuando erupcione el volcán’, ahora no, estamos preparados desde antes y tenemos un plan”, señaló.

    Egüez recalcó que desde que comenzó la emisión de ceniza, LAN no suspendió vuelos, y aseveró que la prioridad de la empresa es mejorar los tiempos de duración de las rutas y los porcentajes de puntualidad que se vieron afectados por la ceniza.

    Durante septiembre, LAN tuvo un 89% de puntualidad en los vuelos y en octubre alcanzó un 90%.

    “Cambiamos las rutas, tuvimos que poner una persona que monitoree la ceniza, en un tiempo la Dirección de Aviación Civil y la Fuerza Aérea trabajamos y nos permitieron hacer el cruce por el sector de Taura en la ruta Quito Guayaquil, aunque es un área restringida para aviones comerciales, pero se permitió por primera vez”, señaló Egüez.

    Carlos Egüez, gerente de operaciones, indicó que la empresa seguirá trabajando ante eventuales complicaciones, a pesar de que la actividad del volcán haya menguado. Foto: Mario Faustos/El Comercio
    Carlos Egüez, gerente de operaciones, indicó que la empresa seguirá trabajando ante eventuales complicaciones, a pesar de que la actividad del volcán haya menguado. Foto: Mario Faustos/El Comercio
  • Las líneas aéreas ajustan sus planes de vuelo por el Cotopaxi

    Redacciones Quito y Cuenca (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Las operaciones de las líneas aéreas también sienten los efectos del incremento de la actividad del volcán Cotopaxi. La ruta más afectada es la que conecta Quito con Guayaquil.
    En este trayecto los vuelos duraban, antes de que el volcán se reactive, unos 35 minutos. Pero con las emisiones de ceniza y gas, los aviones empezaron a usar nuevas rutas por lo que el tiempo se extendió y en determinados casos el vuelo superó la hora de duración, según reconocen voceros de aerolíneas y autoridades de la Aviación Civil.

    Los aviones que conectan las dos ciudades, en una situación normal, vuelan al occidente del volcán. Ahora, para esquivar la ceniza, utilizaban en principio una ruta alterna: despegaban desde Quito, se dirigían hacia el oriente, tomaban dirección hacia el sur y sobrevolaban Pastaza y Macas. Luego, giraban al occidente, pasaban por Cuenca y se dirigían hacia Guayaquil. Y viceversa.

    Este recorrido implicaba mayor tiempo de vuelo y un incremento de los costos de operación. Por esos motivos, la Dirección de Aviación Civil (DAC) y la Fuerza Aérea Ecuatoriana, en coordinación con las líneas aéreas que cubren el territorio nacional trazaron una nueva aerovía que conecta Pastaza con la ruta utilizada anteriormente (ver mapa). Este nuevo trayecto, que es de carácter temporal mientras dura el estado de excepción, atraviesa el espacio aéreo de una zona restringida a vuelos comerciales y que es usada por la base de Taura (Guayas).

    Carlos Egüez, gerente de Operaciones de LAN Ecuador, explica que la ceniza es la mayor amenaza para los aviones. “Si la ceniza ingresara a los motores el avión se vería afectado y la operación estaría en riesgo. Para evitar eso se creó la nueva aerovía”.

    Durante los primeros días que se registró la emisión de gases y ceniza, y utilizando la vía por el oriente, un vuelo entre Quito y Guayaquil duraba una hora con 13 minutos, en promedio. Pero con la nueva aerovía, el tiempo extra de vuelo se redujo de 18 a seis minutos. “Eso en aviación es bastante”.

    Otros efectos se sienten en las revisiones de los aviones que son sometidos a chequeos adicionales para ver si partes de los motores o el fuselaje tienen ceniza. Además, LAN Ecuador mide con equipos propios la densidad de la ceniza en ciertas zonas. “Eso sí, los directivos no nos presionan para acortar distancias y tiempos, para nosotros la seguridad no se negocia. Pero toda esta situación, sí impacta en los costos”, comenta el vocero de LAN Ecuador.

    Julio Gamero, vicepresidente de la Unidad de Negocios de Avianca en Ecuador, añade que en su caso los vuelos desde y hacia Quito registraron en principio un aumento de 20 minutos. “Al operar una ruta más larga, consumimos más combustible. También, debemos reforzar los turnos de la operación y prever costos derivados de retrasos y pérdidas de conexión”. La firma, añade, está alineada a las notificaciones oficiales de la autoridad competente.

    Las aerolíneas que cubren rutas internacionales también están pendientes del volcán. KLM, por ejemplo, reconoce un incremento de costos, pero añade que la seguridad es la prioridad y que sigue a diario las informaciones y recomendaciones del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, la DAC y las autoridades aeroportuarias, para determinar si puede operar su vuelo a Quito y Guayaquil y cuál es la ruta más adecuada. Además, KLM se ha visto obligado a variar su ruta habitual en el tramo Quito-Guayaquil, lo que genera entre 20 y 30 minutos más de vuelo.

    Las operaciones en los aeropuertos son normales

    Las operaciones de los aeropuertos locales no se han alterado con la emisión de gases y ceniza del volcán Cotopaxi. Voceros de las terminales aéreas de Quito, Latacunga, Guayaquil y Cuenca, así como de la Dirección de Aviación Civil, informaron que el movimiento se cumple con normalidad.

    En Quiport, la empresa administradora del aeropuerto de Quito, se activó el Comité coordinador de crisis, que permanece atento a lo que ocurra con el volcán. Desde que se decretó la alerta amarilla las actividades se cumplen sin contratiempos, señaló un vocero.
    Según la Dirección de Aviación Civil (DAC), el aeropuerto de Latacunga se encuentra totalmente operativo.

    El mismo organismo explica que el Aeropuerto Mariscal Sucre de Tababela cerraría sus operaciones cuando exista precipitación de ceniza volcánica, tanto dentro de sus límites como en sus proximidades. La autoridad aeronáutica agrega que la afectación más grave se ha sentido en los trayectos aéreos Quito-Guayaquil, Quito-Manta, Quito-Salinas y viceversa. “Esto es debido a la dirección de los vientos que empujan la ceniza volcánica en una nube que se desplaza hacia el océano Pacífico”.

    En Tagsa, la operadora del aeropuerto de Guayaquil, se informó que tampoco se registran inconvenientes en las operaciones aéreas. Si han ocurrido cancelaciones o demoras, estas no tuvieron que ver con el volcán, indicaron a LÍDERES en el área de comunicación.

    Algo similar ocurre en Cuenca. Según el director de la Corporación Aeroportuaria de Cuenca, Gustavo Muñoz, no existen cambios en las operaciones ni en los horarios en el aeropuerto Mariscal La Mar. Solo el viernes 14 de agosto, día en el que empezaron las emisiones de ceniza, se suspendió un vuelo que se retrasó para la tarde.

    Muñoz explica que en el caso de que la ceniza del Cotopaxi llegue a la capital azuaya, como ocurrió en el 2014 con el Tungurahua, la terminal cuenta con un plan de contingencia para precautelar las operaciones aéreas.

    Pablo Calle, gerente de Tame en Cuenca, indica que la ceniza del Cotopaxi se ha dirigido hacia el noroccidente del país, principalmente, por lo que no han tenido inconvenientes en los vuelos a Guayaquil. Para los traslados hacia Quito, la aerolínea estatal utiliza la nueva aerovía habilitada por la DAC.

    En lo que tiene que ver con los vuelos internacionales, desde y hacia Tababela, el impacto ha sido mínimo.

    Carlos Égüez, gerente de Operaciones de Lan Ecuador, explica que las aerolíneas comparten información para saber qué pasa con el volcán, así como con cualquier otra situación que pueda alterar las condiciones de vuelo. “No se ha sentido mayor tiempo de vuelo hacia Lima o Santiago, por ejemplo”.

    Cotopaxi vuelos
    Una columna del volcán Cotopaxi vista desde un avión. Foto: Vicente Costales / LÍDERES