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  • César Buenadicha: ‘La innovación favorece a la ciudad’

    Alejandra Marín  IMPAQTO Para LÍDERES 

    César Buenadicha es especialista líder en el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), que es parte del BID. Su trabajo es dirigir el diseño, supervisión y evaluación de más de 50 proyectos. Sus áreas de trabajo incluyen innovación social, emprendimiento social, redes de distribución y ciudades inclusivas.

    ¿Cómo se combinan la innovación y el emprendimiento social para generar una ciudad inclusiva?

    La innovación y el emprendimiento social significan que la ciudad debe cambiar para mejorar. Todos los procesos de innovación y de emprendimiento buscan nuevas ideas, nuevas soluciones y nuevas maneras de actuar en favor de la ciudad. Lo anterior genera un proceso participativo y además de ser un espacio abierto y dinámico, también es inclusivo y de mejora. El emprendimiento permite interactuar para mejorar una ciudad. De forma que la innovación social no solo tiene que dar buenas soluciones, tiene que dar soluciones participativas. Lo importante es que los ciudadanos puedan tener esa capacidad de realizar sus propias innovaciones.

    ¿Qué otras condiciones se deben dar para tener una ciudad inclusiva?

    Podemos hablar de iniciativas desarrolladas en el sector público, múltiples alcaldías han generado aplicaciones para que los ciudadanos opinen, interactúen, reclamen y participen. Esta participación ya no solo se vincula al voto sino a una interacción en la cual la gente quiere ser escuchada en distintos ámbitos y esferas, en donde las redes sociales han tomado un peso importante. También, considero que la innovación puede recuperar las mejores prácticas de trabajo comunitario y participativo en relación a una ciudad inclusiva. Eso puede verse en la economía colaborativa, la cual se basa en utilizar las capacidades de todas las potencias sociales, los recursos existentes para que de manera compartida a través de medios digitales se puedan establecer modelos que generen un bienestar para todo el mundo.

    ¿Qué beneficios ofrece una ciudad inclusiva a sus habitantes y visitantes?
    Existen beneficios en múltiples ámbitos. Diría la utilización de recursos, las ciudades deben ser capaces además de poseer recursos de poder utilizarlos de formas más efectivas y creo que eso es un potencial. Realmente existen ciudades, como en Barcelona que tienen metas como en el 2040 el 95% de las necesidades de la ciudad se satisfagan de la misma ciudad.

    ¿Qué ciudades de la región se pueden mencionar como ejemplos de inclusivas?

    Me ha sorprendido el ecosistema de emprendimiento en Quito; el reto es que esa fuerza emprendedora sea destinada a mejorar la ciudad para su inclusividad. Medellín es una ciudad que ha recorrido un camino largo en cuanto a emprendimiento e innovación más aún con el conflicto existente en Colombia donde Medellín fue capaz de cambiar en un contexto que no era tan favorable, pero creo que ahora hay más ciudades que apuestan por la gente joven. Existen nuevas generaciones en puestos públicos que quieren cambiar las cosas, tienen mayor propósito para innovar.

    ¿Cómo se involucra lo digital en estas ciudades?

    Las redes sociales son fundamentales para el trabajo con millennials. En el ámbito de la cuarta revolución industrial por todos los procesos tecnológicos, claramente la ciudad es donde se está dando una concentración de población tecnológica. Existe una concentración de ideas y en ese sentido es lo que se está dando emprendimientos e innovación. Eso no significa que las ciudades no deban interactuar con las zonas rurales como es el caso en Ecuador, pero sí significa que se están dando unas dinámicas de transformación social, económica y medioambiental más relevante.

    ¿Es necesario que todas las ciudades piensen en ser inclusivas?

    Sí. No creo que exista una ciudad que diga ahora mismo que está satisfaciendo las necesidades de sus ciudadanos de manera equitativa e inclusiva en todos los aspectos; como la importancia de unir a los jóvenes, a las mujeres, a los colectivos, a los adultos mayores. Se entiende que siempre habrá aspectos que mejorar en las ciudades para su bienestar y sostenibilidad.

    ¿Cómo se conectan estas ciudades inclusivas con las empresas B?

    Las empresas B tienen todo un programa de trabajo en relación a las ciudades. El crecimiento de un tejido de empresas responsables sin duda alguna genera una ciudad mucho más abierta y más inclusiva.

    César Buenadicha estuvo la semana pasada en Quito para  analizar el ecosistema emprendedor de la capital. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    César Buenadicha estuvo la semana pasada en Quito para analizar el ecosistema emprendedor de la capital. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Las flores ayudan a germinar este negocio

    Redacción Quito

    Dejar su Ambato natal fue lo que más le costó a César Augusto Ochoa, luego de terminar sus estudios superiores en la Universidad Técnica de Ambato.

    Este ingeniero agrónomo tuvo que viajar en 1985 a El Quinche (nororiente de Quito), para cumplir con sus prácticas profesionales en una plantación de verduras. Ochoa se dio cuenta que en este poblado hacía falta un centro veterinario y de distribución de insumos agrícolas.

    Por ello, se decidió a iniciar su negocio junto a su esposa, Carmen Guevara, denominado Agroveterinario El Quinche-Guayllabamba. Ochoa calcula que en esa época invirtió USD 100 000 para empezar el emprendimiento. Este monto se destinó a la compra de los productos, adquirir un local y adecuarlo.

    Luego de cinco años, este matrimonio comprobó que sus cálculos y previsiones fueron acertadas; el negocio comenzó a ser rentable y fue el momento oportuno para abrir otro local en la parroquia de Guayllabamba (norte de Quito). Los agricultores de esta zona, gracias a las referencias de otros compradores, comenzaron a sumarse a su cartera de clientes.

    Al mismo tiempo que se desarrolló la industria floricultora en esa zona, el negocio ganó popularidad entre las empresas de ese sector. Por esta razón, solicitaron la representación de marcas importantes para distribuir productos de firmas como Bayer, Basf, Pfoficol, Yara, SQM, Everflor, entre otros.

    Ochoa comenta que la época inicial de su negocio coincidió con el ‘boom’ florícola en el país, con el desarrollo de plantaciones en Tabacundo, Lasso, Cayambe y Guayllabamba. Por ello, decidió especializar su negocio en atender este ámbito, en el 2005.

    Agroveterinario El Quinche-Guayllabamba abrió una nueva línea denominada Crait, que se especializa en la comercialización de insumos para floricultoras, como fungicidas, nematicidas (tipo de pesticida químico), equipos de fumigación, etc.

    Actualmente, Crait distribuye sus productos al 45% de las florícolas de la zona norte del país y cuenta con una facturación anual aproximada de USD 3 millones. La nómina asciende a 15 personas, que se distribuyen entre ventas y empleados administrativos. Además, al negocio también se unieron sus hijos Santigo, Álex y Teresa Carolina, en las diferentes líneas de la empresa familiar.

    Andrés Moreano, gerente de Eternal Flower, firma que siembra gypsophilia, comenta que trabaja con Crait desde que nació la empresa, hace 14 años. Añade que esta firma ha sido su socia estratégica para el desarrollo de la compañía; al mes, Eternal Flower compra a Crait cerca de USD 60 000 en insumos. «Crait se ha convertido en un actor importante en la industria florícola, no solo por ser proveedor, sino también por la capacitación en temas de seguridad industrial que brindan a los empleados».

    «El papel de los insumos en la industria floricultora es fundamental; de él depende que la producción sea buena, juegan un papel importante», señala Álex Albuja, gerente de ExpoFlor, una empresa ubicada en el sector de Puembo (nororiente de Quito).

    ExpoFlor realiza compras a Crait por aproximadamente USD 30 000 al mes. Albuja coincide con Moreano y explica que la capacitación «es un valor agregado» de la empresa.

    LA CIFRA
    USD 3 millones en ventas, al año