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  • Emilia Vásquez: ‘Las mujeres tenemos alta inclinación por el estudio científico’

    Redacción Quito

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    Su cercanía con los animales y la naturaleza desde su niñez despertó el interés profesional por la ciencia, específicamente con lo vinculado a la biología.

    Emilia Vásquez es ingeniera en Biotecnología de la Escuela Politécnica del Ejército (Espe); fue alumna de la primera promoción de esta carrera en la institución. Más adelante estudió dos maestrías: una en Investigación en Biología Molecular, Celular y Genética en la Universidad de Valencia y otra en Biotecnología en la Escuela de Negocios de Aliter.

    Actualmente está inscrita en un programa de doctorado de Química Sintética e Industrial en la Universidad del País Vasco.

    Ha laborado tanto en el sector público como en el privado. Su primera experiencia fue en el laboratorio de análisis clínico Zurita & Zurita, luego fue coordinadora de la carrera de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad de las Américas ; hoy es directora académica. Fue parte del equipo encargado de abrir el Programa Nacional de Genética en Ecuador del Ministerio de Salud.

    Profesión

    “Las mujeres y los hombres tenemos la capacidad de estar al frente de cualquier proyecto.

    Las mujeres tenemos una desventaja, porque siempre se consideran más los perfiles masculinos para cargos directivos.

    La biotecnología, que es un carrera de ciencia, apasiona mucho a las mujeres. Hay una inclinación a la parte de la investigación. Mi labor en el área educativa me ha permitido tener cercanía con los estudiantes e ir acompañándolos en su formación.

    A pesar de las desventajas, en la posición en la que me encuentro, un cargo directivo, no he sentido hacia mí discriminación por parte de mis compañeros de trabajo. Más bien ha habido apoyo.

    Yo formo parte de una Facultad de nueve carreras en las que ocho son lideradas por hombres y solo una por una mujer: yo”.

    Barreras

    “Yo sentí un poco más de dificultades cuando trabajaba en el sector público, no sé si por ser mujer o porque en esa época los temas científicos no eran prioritarios.

    Si bien el camino es más difícil para las mujeres, creo que he logrado salir. En el pasado me he encontrado con jefes que no han sido respetuosos, eso es algo con lo que una mujer debe batallar; los hombres no sienten esas cosas”.

    Apoyo

    “Tengo la ventaja, por mi cargo, de apoyar a las estudiantes que se inclinan por la ciencia. Nosotros cuidamos nuestro plantel docente, que es mayoritariamente femenino. Lograr que las mujeres inicien y culminen una carrera científica, así como que tengan nuevas oportunidades de trabajo o de educación superior, es algo en lo que he podido contribuir.

    Hemos logrado integrar a los estudiantes en proyectos de investigación científica en la Universidad y permitir que continúen sus estudios de posgrado. Tengo varias jóvenes que han comenzado a trabajar con nosotros y luego han seguido formándose”.

    Ciencia

    “El interés por la ciencia es un poquito más alto en las mujeres. El problema que se presenta es en la parte de los ascensos.

    Los cargos directivos en ciencias en institutos de investigación son más ocupados por hombres que por mujeres. Nosotras, por la vida familiar o por creencias de las instituciones, normalmente no llegamos a ascender tanto.

    Mi mensaje para las mujeres es no dejarse intimidar. Es verdad que la investigación es difícil, pero cada vez se va visibilizando más la importancia de las científicas.

    Actualmente, en Ecuador hay la Red Ecuatoriana de Mujeres en Ciencia. Hay sitios en los que una puede compartir experiencias y sentirse apoyada. Hay apertura en el mundo y en el país.

    Las mujeres que optan por el camino de la ciencia deben ser persistentes. A veces el camino es más tortuoso que para un hombre, para investigar y formarse”.

    Familia

    “Formar una familia podría ser una limitante, dependiendo de cómo son sus integrantes. Si bien hay parejas que son muy comprometidas con todo y entienden la igualdad de responsabilidades, otras no lo son tanto.

    Hay casos de mujeres que no se sienten apoyadas por sus parejas para continuar con su carrera profesional, pero creo que eso ya está cambiando. Poco a poco, si bien no es 100%, está transformándose la visión de cómo se concibe al hogar. Todavía la sociedad ecuatoriana tiene un sentido patriarcal. Se espera que las mujeres se queden en cargos medios”.

    Emilia vásquez es ingeniera en Biotecnología. Está inscrita en un programa de doctorado. Ha laborado en el área de la investigación pública y privada. Foto: galo Paguay/ LÍDERES
    Emilia vásquez es ingeniera en Biotecnología. Está inscrita en un programa de doctorado. Ha laborado en el área de la investigación pública y privada. Foto: galo Paguay/ LÍDERES
  • Un joven científico ecuatoriano premiado en EE.UU. y Francia

    Mayra Pacheco

    redaccion@revistalideres.ec

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    La edad no es sinónimo de experiencia. En los pasillos de la Universidad San Francisco de Quito, a Andrés Caicedo Páliz, de 34 años, le confunden, en ocasiones, con un estudiante. Pero, en realidad, este joven ecuatoriano tiene un Ph.D en Biología Celular, ha desarrollado una nueva técnica científica y suma proyectos reconocidos en Ecuador y en el extranjero.

    Su interés por la ciencia empezó desde que tenía cuatro años. De niño, tomaba los pescados que su mamá compraba para preparar la comida y los abría para ver qué tenían adentro. Con las gallinas y cerdos, que mataban en una finca familiar, también ‘aprovechó’ para conocer de cerca los órganos internos de estos animales.

    En estas primeras prácticas de acercamiento a la ciencia contó con el apoyo de su familia. Al ser hijo único, sus padres no le regañaban cuando, por ejemplo, mezclaba los champúes, para ver con su lupa o microscopio de juguete qué resultados obtenía.

    Lo que al inició parecía un juego se acentuó durante su formación académica. En el 2001, este joven quiteño se inclinó por buscar el origen de las enfermedades para plantear soluciones. Estudió Biología y Medicina Regenerativa durante 14 años, considerando su carrera universitaria, maestría, doctorado y posdoctorado. Se preparó en Ecuador y en Francia.

    Su formación profesional demandó de constancia y disciplina. Santiago Guerrero, Ph.D en Biología Molecular y Celular, recuerda que Caicedo era un estudiante destacado en la Universidad Católica del Ecuador, donde fueron compañeros, entre el 2001 y 2006. Los proyectos de investigación que planteaba Caicedo eran interesantes, destaca Guerrero.

    La tesis de licenciatura sobre las características de la piel de los anfibios ecuatorianos, elaborada por Caicedo, le permitió validar sus conocimientos y ganar un año en la maestría de Biología Médica, que hizo en Montpellier, Francia, desde el 2007.

    Fue directo a segundo año, en lugar de primero. Las clases las recibía en francés e inglés. Este fue el año más fuerte de su formación.

    Eran entre seis y ocho horas de cátedra. Sus maestros hablaban en términos científicos y en idiomas distintos, que si bien Caicedo entendía no eran de su dominio total. Pero eso no fue un límite.

    Para fortalecer lo aprendido en las aulas, grababa las clases y en su departamento las repetía y hacía resúmenes para estudiar. En el tiempo restante acudía al laboratorio para aplicar lo aprendido.

    Analizar muestras de células en un microscopio y hacer pruebas le apasiona tanto a este investigador que, en Francia, dedicaba hasta los fines de semana a estas prácticas. Carla Manciati, Ph.D en Aguas Subterráneas y amiga de Caicedo, a veces ni siquiera lo veía, pese a que eran vecinos.

    Casi no tenía tiempo para salir, en el primer año no fue a la playa, aunque estaba cerca. Pero se ejercitaba cuatro veces a la semana. Todo el esfuerzo valió la pena.

    El proyecto que presentó Caicedo para la maestría relacionado con el rejuvenecimiento de las células y su desempeño, le permitió destacarse entre el grupo. Pero ahí no se detuvo su preparación.

    Queriendo ganarle al tiempo, sin hacer ninguna pausa, postuló para obtener una beca y estudiar un doctorado en Biología Médica y Medicina Regenerativa. Esta fue cubierta por el Gobierno francés, debido a sus logros académicos.

    Con mayor confianza en el idioma, en el doctorado, Caicedo se dedicó a estudiar las células madre y su relación con el cáncer.

    Lo hallado en esta investigación le permitió desarrollar una nueva técnica relacionada con el trasplante artificial de mitocondrias (componentes de las células) con fines médicos. Esto fue parte de su tesis para obtener el Ph.D. En el posdoctorado aplicó esta técnica con el fin de reparar tejidos. Caicedo volvió a Ecuador en el 2016, porque quería desarrollar ciencia en su país y estar con su familia.

    La técnica sobre trasplante artificial de mitocondrias, desarrollado por este investigador, obtuvo en el 2017 un premio del Massachusetts Institute of Technology Review (MIT), una reconocida revista de difusión científica.

    Actualmente, Caicedo es profesor e investigador en la Escuela de Medicina de la Universidad San Francisco de Quito. Está a cargo del laboratorio donde puede seguir desarrollando sus proyectos. Uno de estos ha obtenido un reconocimiento de la Alianza por el Emprendimiento e Innovación.

    Se trata de un examen que identifica de manera anticipada los riesgos de una persona a desarrollar obesidad. Y otro, que presentó a fines del 2017, tiene como objetivo regenerar tejidos a base de un extracto. Para impulsar estas iniciativas, busca apoyo de inversionistas públicos o privados.

    Su hoja de vida

    Formación. Es master y Ph.D con honores en Biología Celular y Biomedicina por la Universidad de Montpellier.
    Premios. Ganó el concurso Ecuador Cambia al Mundo organizado por la Alianza por el Emprendimiento y la Innovación del Ecuador (AEI).
    Hobbies.  Practica deporte, es fan de Star Wars. De niño, admiraba a los superhéroes, porque eran científicos.

    Conjuga la investigación con el deporte

    Desde el 2016, Andrés Caicedo Paliz es profesor e investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Él imparte cátedra a estudiantes de tercer y cuarto nivel.

    Sus proyectos se enfocan en Medicina Regenerativa. En el laboratorio analizan cultivos de células junto a cinco estudiantes. En estas instalaciones cuentan con el equipamiento necesario: microscopios, pipetas, y otros aparatos especiales.

    Caicedo está enfocado en desarrollar terapias innovadoras que permita que las personas puedan prevenir enfermedades o regenerar sus tejidos afectados por quemaduras de sol, lesiones, heridas u otras afecciones.

    A esta actividad dedica la mayor parte del tiempo, de 08:30 a 20:30. Está consciente de que en Ecuador, a diferencia de Francia, donde se especializó, queda mucho por hacer. Pero esta realidad no lo desmotiva.

    Este joven investigador tiene expectativas por encontrar inversión para impulsar el desarrollo de la ciencia en este país. Incluso, tiene una meta: emprender un proyecto de biotecnología y medicina regenerativa en Ecuador.

    Para esto considera que es necesario que la empresa privada y el sector público se unan en este objetivo.

    En el ámbito personal destina su tiempo libre para compartir con su familia y amigos. También práctica deportes. Ha participado en competencias como la carrera Últimas 15k.
    Esta afición la desarrolló en Francia, donde estuvo ocho años. En Europa participó en dos maratones, en carreras de 72 kilómetros y de alta montaña.

    Andrés Caicedo en una conferencia sobre avances científicos. Foto: Archivo particular
    Andrés Caicedo en una conferencia sobre avances científicos. Foto: Archivo particular
  • Un espacio para el debate científico entre académicos

    Redacción Quito

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    La Universidad Tecnológica Ecotec, en Samborondón (Guayas), fue sede de la segunda edición del Congreso Científico Internacional “Sociedad del Conocimiento”. El evento se llevó a cabo del 13 al 15 de septiembre, en conjunto con la Universidad de Córdoba (España).

    El encuentro académico convocó a 315 participantes de 29 universidades del Ecuador y seis internacionales, de España, Cuba y Brasil. Ellos fueron parte de las 146 conferencias y paneles de debate que se realizaron durante los tres días que duró el evento.

    Sociedad del Conocimiento fue diseñado como un congreso para identificar, debatir, difundir, reflexionar y valorar los aportes científicos y su relación con su entorno político, económico, social, tecnológico y ambiental.

    Fidel Márquez, rector de la Universidad Ecotec, explicó que la institución organiza este evento por segundo año seguido, como parte de sus prioridades de producción y divulgación científica. “La intención del congreso es crear un espacio para insertar a los ecuatorianos en el mundo de la discusión científica. Queremos crear un espacio donde nos acostumbremos a discutir y exponer las nuevas tendencias de la ciencia moderna”, señala Márquez.

    Este año, en la Universidad Ecotec se han producido 180 artículos científicos indexados y se espera terminar el 2017 con un total de 215. Márquez destaca que el terreno de la producción científica ha ido creciendo en el Ecuador, por lo que considera importante que desde la academia se organicen encuentros de este tipo, no solamente dirigidos a los académicos o los investigadores, sino también a estudiantes.

    Las ponencias que se dieron durante el congreso estuvieron enmarcadas en ocho ejes temáticos: Desarrollo económico; Emprendimiento y Desarrollo Empresarial; Marketing, Tecnología y Sociedad; Comunicación y Cultura; Tecnologías de la Información y la Comunicación; Turismo, Hospitalidad y Patrimonio; Gestión de las Relaciones Jurídicas; Gestión de los Procesos de la Educación Superior.

    Uno de los expositores del congreso fue Gabriel Galarza, presidente del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces), quien presentó la conferencia magistral: La Educación Superior en la Sociedad del Conocimiento.

    En su disertación, Galarza destacó el trabajo que está realizando el Ceaaces con un nuevo modelo de evaluación institucional y de carreras en el que se da más importancia a la docencia, la investigación y la vinculación con la sociedad, apoyando al crecimiento de la universidad ecuatoriana.

    Mientras que Márquez abordó en una conferencia magistral el envejecimiento de la población en América Latina y su impacto en la economía. “Sobre la transición demográfica que está sucediendo ya en la región y en qué momento pasaremos a ser una economía envejecida”, explica el rector.

    Otros participantes del encuentro de divulgación científica fueron el exministro de Economía y Finanzas Carlos Julio Emanuel; Alfredo Negrete, exsecretario de comunicación y analista político; y también el analista económico Santiago Bucaram.

    Durante tres días se desarrollaron 146 conferencias y paneles en la Universidad Ecotec, con 215 participantes. Foto: Cortesía Universidad Tecnógica Ecotec
    Durante tres días se desarrollaron 146 conferencias y paneles en la Universidad Ecotec, con 215 participantes. Foto: Cortesía Universidad Tecnógica Ecotec
  • Mario Carrera: Su desarrollo científico sobre lombrices lleva dos décadas

    Xavier Montero / Redacción Quito

    Mario Carrera prefiere no hablar, en general, sobre su vida. La introspección es un ejercicio del que no le gusta dar resultados.

    El consultor externo de la Unesco, y que es parte de la nómina de expertos de la Organización de las NN.UU. para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), debido a sus investigaciones sobre el cultivo de lombrices -como nueva opción de agroindustria- se muestra más relajado recordando el por qué adquirió cada uno de los 19 cuadros que decoran su departamento, en el norte de Quito.

    Carrera elige un vitral de los que hace María del Pilar, su segunda esposa, replicando -en 1997- una obra del mexicano Diego Rivera. Al lado del ‘vendedor de ollas’ que sugirió este doctor en Derecho, quien experimenta sobre anélidos hace dos décadas, se ubica una réplica en vidrio de un lienzo del ecuatoriano Kingman.

    Su amigo de épocas universitarias, José Romero, lo describe como un hombre perseverante y un filántropo. Carrera no pudo ejercer su profesión cuando migró a México, de allí que su investigación pasó a ser su medio de réditos económicos.

    Carrera utiliza un proyector para continuar con lo que más le apasiona: una explicación sobre la lombricultura de producción controlada.

    Se trata de un método de desarrollo, para que las mipymes cultiven hasta 525 toneladas de humus, fertilizante por excelencia, durante un año. Cada tonelada del producto se cotiza hasta en los USD 250, en el mercado ecuatoriano.

    Las diapositivas que usa Carrera, para la explicación de su desarrollo científico, han recorrido escuelas y facultades de Agronomía, organizaciones de pequeños y medianos productores agrícolas; subsecretarías de Estado y en gobiernos seccionales. Este aficionado del tenis y fanático del Dep. Quito ha mostrado su investigación en más de 75 seminarios y cursos realizados en México, Ecuador, Perú, Brasil, Colombia, EE.UU., España…

    Su tono de voz se distensiona al hablar sobre sus ‘chicas’, como se refiere a las lombrices. Sus postulados sobre la crianza de estos anélidos (están compuestos por anillos), son distintos a los conceptos manejados a escala mundial. Estos relacionan a las lombrices con desechos putrefactos.

    “La tecnología que desarrolló (Carrera) hace más rentable a la lombricultura. El industrializar aquellos fertilizantes se refleja en buenos alimentos orgánicos”, señala Knut Zacharias, presidente de la Comisión de Educación Tecnológica y Empleo del gobierno mexicano.

    Zacharias, quien lo conoce desde hace más de tres décadas, recuerda que Carrera se animó a cantar un tango de Gardel cuando lo designaron miembro del Grupo científico que elaboró la Norma Oficial Mexicana, para el Humus de Lombriz (2005), y que celebró con sus amigos.

    Al averiguarle sobre su gusto por la música argentina, y que heredó de su padre Hugo, prefiere retomar el tema de los beneficios de su lombricultura con producción controlada, que necesita de hangares pulcros, sobre el control de los niveles de PH del suelo y las asociaciones de indígenas mazahuas que “le hicieron caso”.

    Oswaldo Flores, con quien compartió aulas en el Colegio La Salle, destaca su honestidad y amor por su familia.

    En la oficina, al terminar la exposición sobre esta percepción sobre el desarrollo de la lombricultura, Carrera no quiere profundizar sobre Mario, Juan Francisco y Cristina, sus hijos, ni de cómo festejará su cumpleaños 71 el próximo año.

    ACERCA DE MARIO CARRERA

    • Sus estudios. sobre lombricultura controlada
      Los artículos. Ha sido colaborador en artículos para la revista Entrepreneur, en la sección de Agronegocios.
      Su investigación. En el 2008 realizó una investigación sobre el procesamiento de lodos activados de una transnacional. No revela cuál.
  • Un aporte científico sobre las levaduras

    Redacción LÍDERES

    Cuando mencionamos levaduras, es muy común asociarlas rápidamente con pan o cerveza. El estudio de estos organismos es una parte importante de la microbiología.

    Estos hongos microscópicos unicelulares son importantes por su capacidad para realizar la descomposición a través de la fermentación. Su aplicación abarca diversos ámbitos, desde el farmacéutico hasta el alimentario.

    Desde el 2006, la Pontificia Universidad Católica (PUCE) cuenta con el equipo de colección de levaduras. En este laboratorio se encuentran almacenadas 2 500 levaduras. Las muestras se han obtenido de frutos en descomposición, cuerpos de agua, suelos, excrementos de animales, insectos, flores y vasijas de barro de vestigios arqueológicos de diversos puntos geográficos del Ecuador.

    Actualmente, el equipo de trabajo está conformado por Javier Carvajal, director; Patricia Portero, encargada del laboratorio; y Bernardo Bastidas, asistente de Investigación y tesista.

    Gracias a la recolección de muestras en diversas partes del país, los investigadores de la PUCE han descubierto seis nuevas especies de levaduras. La primera fue la Candida carvajalis, en Orellana, durante el 2008; la Saccharomycopsis fodiens se encontró en Ecuador, Costa Rica y Australia; en el 2011, la Candida ecuadoriensis fue encontrada en Orellana y Bolívar; la Saturnispora quitensis, en Quito; y contribuyeron al hallazgo de la Kodamea transpacífica, que se descubrió el año pasado en Galápagos y Malasia.

    El último hallazgo, la Saturnispora quitensis, fue colectada en una mora silvestre en la reserva de Maquipucuna (Pichincha) durante una visita con los estudiantes de Biología en el 2007.

    El trabajo de su caracterización y descripción corrió a cargo de la National Collection of Yeast Cultures de Inglaterra y el CNIB (Centro Neotropical para la Investigación de la Biomasa) de la PUCE. Esta levadura se ha acomodado taxonómicamente con el nombre de Saturnisporaquitensis. Se caracteriza porque sus esporas de forma esférica presentan un anillo ecuatorial, lo que las hace lucir como el planeta Saturno (Saturnispora). Futuras investigaciones revelarán su función ecológica y sus posibles aplicaciones biotecnológicas.

    La validación

    • El proceso. Para que una levadura sea declarada ‘nueva especie’ se debe encontrar una similar, con composiciones parecidas hasta en un 95%.
    • Los aportes. La PUCE cuenta con el aporte de universidades extranjeras y centros de investigación, que cuentan con bancos de levaduras.