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  • El periplo de unos científicos hacia la Antártida

    Agencia AFP

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    Yuri Otruba se preparaba para su sexta expedición a la Antártida cuando la pandemia del nuevo coronavirus asoló al planeta y cerró fronteras y aeropuertos. El científico ucraniano no se rindió y cumplió el viaje.

    Pero en muchos momentos, este geofísico de 34 años creyó que llegar hasta la Antártida no sería posible debido al confinamiento.

    Ir de Kiev, la capital de Ucrania, a la estación antártica Akademik Vernadsky cuesta una semana en tiempos normales. Pero el equipo de 11 personas del que forma parte Otruba necesitó cuatro.

    La expedición tuvo que anular su salida varias veces y organizar su viaje exigió mucha pericia diplomática para esquivar las dificultades en estos tiempos.

    “Solo teníamos un obstáculo, pero era muy grande: la pandemia del coronavirus”, dice Yevguen Dykii, del centro científico de la Antártida en Kiev.

    La expedición, formada por seis científicos y cinco acompañantes, salió de Kiev el 16 de marzo y tuvo que dar media vuelta en la primera escala, en Estambul, ya que las fronteras se cerraban poco a poco a lo largo de todo su itinerario.

    Buscar un camino alternativo para llegar a su objetivo chocó contra obstáculos diversos. “ Entendí que nuestras oportunidades mermaban ” , recuerda Otruba.

    El grupo, compuesto por diez hombres y una mujer, obtuvo finalmente las autorizaciones necesarias para entrar en países cerrados a los extranjeros y pudieron tomar aviones gracias a la ayuda de las autoridades ucranianas.

    A finales de marzo, la expedición vuelve a emprender su viaje en avión, de Ucrania a Catar, después a Brasil y a Chile. “El vuelo intercontinental fue muy duro. El avión era muy grande y estaba lleno de gente. Teníamos miedo de enfermar y de poner en peligro a toda la expedición”.

    Una vez que llegaron a Punta Arenas, al sur de Chile, el grupo pasó dos semanas aislado en un hotel para garantizar que no estaban infectados, tal y como exigían las autoridades chilenas.

    Pasado este tiempo, emprendieron un viaje en barco, cargados de víveres, combustible y equipo para instalarse en el continente antártico. Tras seis días de navegación, llegaron el 21 de abril.

    “Fue el viaje a la Antártida más largo y complicado”, dice Yevguen Dykii. “Nuestro equipo fue el único grupo de extranjeros autorizado a entrar en Chile durante el confinamiento. Nuestra embajada hizo lo imposible” para lograrlo, agrega.

    La expedición tenía por objetivo la estación Akademik Vernadsky en la Antártida, una antigua infraestructura británica ofrecida a Ucrania en 1996, cinco años después de su independencia de la Unión Soviética. Se encuentra en la isla Galíndez, que forma parte de las islas Argentina.

    Los científicos ucranianos pasan en ella un año, normalmente y cada equipo llega en la primavera. “Cuando llegas por primera vez, estás encantado”, dice Yuri Otruba, en una conversación telefónica. “El paisaje es muy bonito, con montañas y una naturaleza salvaje”.

    En esta ocasión y por precaución el equipo llevó consigo bombonas de oxígeno por si un miembro del equipo se ponía enfermo. Y uno de los bloques de la estación puede usarse para un confinamiento, según Otruba.

    El equipo está compuesto por meteorólogos, un biólogo y un físico. Su objetivo es estudiar el entorno. “Muy cerca de la estación hay pingüinos papúa que anidan (…) También tenemos focas y hemos visto ballenas”.

    Los investigadores llegaron a la estación antártica Akademik Vernadsky, tras un viaje lleno de obstáculos.
    Los investigadores llegaron a la estación antártica Akademik Vernadsky, tras un viaje lleno de obstáculos. Foto: AFP
  • Latinoamérica suplirá en 5 años un 7,5% de la demanda de científicos de datos

    Agencia EFE

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    América Latina logrará suplir en los próximos cinco años unas 300 000 vacantes de científicos de datos, que representan un 7,5% de la actual demanda mundial de estos profesionales, que desde ya son buscados por empresas como Netflix, Youtube, Twitter y Facebook, señalaron a Efe fuentes del sector.

    «Latinoamérica se vislumbra como el principal promotor de esta profesión», explicó a Efe Juan Carlos Puentes, gerente para Colombia de la compañía de analítica empresarial SAS, que cifra en 4 millones las vacantes globales en 2015 del sector conocido como Big Data.

    Según los cálculos de esa consultora, que presta servicios de asesoría a 93 de las empresas enlistadas en el Fortune 100, Colombia, Brasil, México y Ecuador serán los principales centros regionales de creación de esos nuevos profesionales.

    Unos «escasos» empleados que, según Puentes, ejercen una serie de funciones que van desde facilitar la visualización de información en tiempo real, economizar el tiempo, ayudar a prevenir posibles fraudes, contribuir a mejorar la experiencia de los clientes y, «en general, gestionar el recurso empresarial más valioso: los datos».

    «Están asumiendo un rol fundamental para el crecimiento y la generación de estrategias que se anticipen a las necesidades del mercado (…), que generen ventajas empresariales», aseguró Puentes.

    Sin embargo, según SAS, no solo las grandes compañías, entre las que destacan redes sociales y grandes firmas de Silicon Valley (California, EE.UU.), deben hacer uso de los servicios de científicos de datos, ya que las soluciones de analítica están concebidas para satisfacer a todo tipo de industria.

    «También las empresas latinoamericanas -pequeñas o grandes- que quieran crecer deberán contar con al menos un científico de datos en un lapso menor a dos años», sentenció Puentes, quien aseguró que el carácter de «imprescindible» de estos empleados ya está tentando a las nuevas generaciones.

    Precisamente, portales de empleo como SimplyHired.Com y LinkedIn han estimado entre unos USD 7 000 y unos USD 10 000 al mes la remuneración de esta profesión, que además fue catalogada en 2012 como la «más sexy del siglo XXI» por el Harvard Business Review.

    Una opción laboral, de la que ya hay unas 24 000 vacantes en Latinoamérica, que ha crecido también por la proximidad de la región con las fuentes del trabajo, según la consultora con sede en EE.UU.

    Sin embargo, Puentes explicó que «más allá de la cifra» es importante que los países latinoamericanos se den cuenta que están «perdiendo la única oportunidad de ser los protagonistas en los grandes descubrimientos y tendencias en el ámbito de los negocios a nivel mundial por la falta de científicos de datos».

    Recordó que se necesita que más países y que «más instituciones educativas de primer nivel» apoyen la formación de científicos de datos en la región, en referencia al programa que adelantan SAS y la Universidad Javeriana en Colombia para crear más de estos profesionales y que esperan expandir en la región.

    «Buscamos personas habilitadas con nuevas capacidades y que usan la información para modelar y resolver problemas», soluciones con las que «organizaciones de todo el mundo han logrado integrar, clasificar y analizar la información con el fin de generar conocimiento de valor», dijo Fuentes.

    En esa línea, concluyó que en Latinoamérica «se está viviendo un momento de impulso de las tecnologías de la información como un pilar para el desarrollo y crecimiento de la región» y que tendencias como la Internet de las Cosas y las ventas digitales facilitarán el impulso de esos profesionales latinoamericanos.

    El representante de SAS, que presta sus servicios de analítica de negocios a más de 75 000 compañías en el mundo y cuenta con más de 13 000 empleados, recordó que la analítica y Big Data «han dejado de ser temas exclusivamente tecnológicos y han pasado a ser un motor de crecimiento de los negocios de las empresas». 

    Un científico trabaja en un nuevo centro de investigación que está elaborando la medicina del futuro, basada en la investigación y 'big data'. Foto archivo: EFE
    Un científico trabaja en un nuevo centro de investigación que está elaborando la medicina del futuro, basada en la investigación y ‘big data’. Foto archivo: EFE
  • Los superordenadores asequibles más cerca gracias a científicos australianos

    Agencia EFE

    Un grupo de científicos de una universidad australiana logró codificar por primera vez información cuántica sobre silicio mediante pulsaciones eléctricas simples, lo que puede derivar en un avance hacia la fabricación de superordenadores a gran escala, informan hoy (13 de abril de 2015) medios académicos.

    A diferencia de los ordenadores convencionales que almacenan datos en transistores y discos duros, los ordenadores cuánticos o superordenadores cifran sus datos en los microscópicos qubits (bit cuántico o unidad básica para un ordenador cuántico). «Demostramos que un qubit altamente coherente, como el espín de un átomo de fósforo en silicio isotópicamente enriquecido, puede ser controlado utilizando campos eléctricos, en lugar de los pulsos de campos magnéticos oscilantes», explicó Arne Laucht, jefe del estudio y profesor de la Universidad de Nueva Gales del Sur.

    En el nuevo paso para codificar la información, los científicos distorsionaron la forma de una nube de electrón unida al átomo utilizando campos eléctricos localizados, lo que permitió modificar la frecuencia de sus respuestas, según el comunicado de la Universidad australiana.

    «De este modo, podemos elegir de forma selectiva al qubit que queremos operar. Es un poco como elegir la estación de radio que queremos sintonizar girando una perilla. En este caso la ‘perilla’ es el voltaje aplicado a un pequeño electrodo situado encima del átomo», acotó Andrea Morello, otro de los científicos implicados.

    Este estudio, publicado en la revista ‘Science Advances’, puede abrir la posibilidad de controlar localmente de forma individual qubits con campos eléctricos en ordenadores cuánticos de gran escala utilizando simplemente generadores de voltaje baratos, en lugar de las fuentes costosas de micro-ondas de alta frecuencia.

    Además, el bit cuántico podría ser fabricado utilizando la misma tecnología utilizada en la producción de ordenadores caseros, reduciendo el tiempo y el coste de su desarrollo, agregó Morello, también experto de la Universidad de Nueva Gales del Sur. El éxito de este método de control eléctrico radica en la colocación de los qubits dentro de una delgada capa de silicio especialmente purificada, con silicio de 28 isótopos.

    «Este isótopo es perfectamente no magnético y, a diferencia de lo que ocurre con el silicio, no perturba al bit cuántico», agregó Morello. El equipo de la Universidad de Nueva Gales del Sur fue el primero en el mundo en demostrar el espín en un solo átomo de qubit en silicio, en un estudio que fue publicado en la revista científica Nature en 2012 y 2013.

    También mejoró el control de los qubits con una precisión de un 99% y es poseedor del récord mundial en el «tiempo de coherencia», tiempo en el que se mantiene la información cuántica antes de perderse, que ha registrado un solo qubit en estado sólido, como fue publicado en la revista Nature Nanotechnology en 2014.