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  • Cintas, bordados y cuero dan forma a estos bolsos

    Redacción Quito 

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    El sueño de María José Larrea y de Lirise Carrión fue levantar un negocio para mostrar el talento de los artesanos ecuatorianos. El emprendimiento se denomina Mila Accesorios y se encarga de la producción de carteras, bolsos y demás accesorios.

    La idea floreció hace más de un año, en junio de 2015. Las jóvenes, quienes son primas, empezaron la búsqueda de artesanos que elaboren las carteras con diseños y materiales diferentes como las cintas, los bordados y el cuero. Al momento trabajan con tres artesanos en Otavalo y Quito, a quienes también les brindan la oportunidad de crecer en el mercado y de mostrar su talento.

    Larrea relata que el principio no fue fácil. Ambas fueron a golpear cientos de puertas hasta que llegó una oportunidad. “Una cadena comercial creyó en nosotros y nos pidieron las carteras, las cuales se exhiben en sus locales”.

    La primera entrega fue de 700 carteras. Fue su primera colección. “En un mes logramos el 45% de rotación de inventario, un gran logro considerando el lanzamiento de una nueva marca”, señala Larrea, quien tiene 26 años.

    Desde ahí no han parado de trabajar y de buscar diseños innovadores para sus clientes. Así nació su segunda colección denominada ‘Texturas, tejidos y colores’. Sacaron 1 100 unidades y se distribuyen en cadenas comerciales y boutiques en el país. Desde junio del 2015 hasta la fecha han facturado USD 50 400.

    Una de las motivaciones para esta colección es rescatar las raíces indígenas del país. Las emprendedoras visitaron varias localidades y les impactó los colores de los tejidos y bordados de la Plaza de Ponchos, en Otavalo. “Nos gustaron los colores, las texturas y decidimos hacer objetos con estándares de moda internacionales, ya que hemos viajado a diferentes países para saber cuáles son la tendencias”.

    Las carteras y los bolsos son confeccionadas por artesanos, quienes tienen su equipo de trabajo. “Nosotros les damos los diseños, los tejidos y demás accesorios. Ellos hacen la maquila”, señala Carrión, quien tiene 27 años.

    La capacidad de producción de carteras es de 100 bolsos cada 15 días, por artesano. En total, han fabricado alrededor de 2 000 carteras. “Es un emprendimiento que vale la pena apostarle, porque no es muy común que se confeccionen carteras de calidad”, señala Carrión, quien también diseñó una línea de leggins.

    Las dos jóvenes no son diseñadoras de modas o tienen una profesión similar. Ambas trabajaban en empresas. Sin embargo, su deseo de tener un negocio propio les impulsó a dejarlo todo. Lirise renunció a su trabajo en importaciones y María José dejó la empresa en la que trabajaba en Marketing.

    Comenzaron con USD 8 000, que destinaron a materiales y mano de obra. Los precios de las carteras y bolsos oscilan entre los 40 y 50. “Tenemos precios competitivos y accesibles al cliente”.

    Las metas a largo plazo es que la marca se posesione a nivel nacional y, posteriormente, exportar a diferentes países. “Queremos que sea una marca país, porque son de calidad y queremos poner algo que nos represente al país”.

    Mila Accesorios se encarga de la producción de carteras, bolsos y demás accesorios. Foto: Galo Paguay /LÍDERES
    Mila Accesorios se encarga de la producción de carteras, bolsos y demás accesorios. Foto: Galo Paguay /LÍDERES
  • Bravo Polo, sus cintas sí pegan en el sector industrial

    Leonardo Gómez Redacción Quito / LÍDERES

    Pablo Bravo es abogado, pero encontró en la producción de cinta adhesiva una alternativa rentable para abrirse campo en el mercado ecuatoriano. Su empresa Bravo Polo Cía. Ltda. inició como una distribuidora de cinta adhesiva en mayo de 1993; una década después comenzó a fabricar sus propias cintas enfocados netamente en el sector industrial.

    Bravo terminó su carrera en Jurisprudencia, en 1987. Ese año viajó a los Estados Unidos, en donde vivió durante tres años. De regreso al Ecuador comenzó a trabajar en la desaparecida empresa Dalet, fabricante de cintas adhesivas, como ejecutivo de ventas.

    Allí aprendió sobre el uso y clasificación de cintas y etiquetas adhesivas que se comercializaban en el país. Aunque no se había formado en el mundo de las ventas, destacó en esta carrera y 18 meses después de haber entrado a la empresa, Dalet le propuso ser distribuidor.

    Así nació la distribuidora Bravo Polo Representaciones. Pero en el 2002 Bravo decidió invertir en maquinaria para comenzar la producción de sus propias cintas adhesivas. La inversión fue de USD 65 000 que se utilizaron para importar de Italia dos máquinas industriales para rebobinar e imprimir en cinta adhesiva.

    Para aprender a manejarlas, viajó a Italia a capacitarse durante 10 días. Entonces solo se producía cinta de embalaje. La producción mensual bordeaba los 4 500 rollos; lo que equivale a 20 000 metros cuadrados de cinta que vendía a USD 0,28 por metro. En su primer año, en Bravo Polo solo trabajaban cuatro personas, incluyendo al Gerente.

    Para el 2004, con una nueva inversión de USD 60 000, Bravo Polo amplió su línea de producción. Comenzó a producir cintas doble faz, que tienen adhesivo en ambos lados y que se utilizan principalmente en galerías, para fijar cuadros, pinturas, fotografías… La compañía también empezó a fabricar cinta antideslizante, utilizada para evitar resbalones en superficies lisas, gradas y pisos.

    El crecimiento de la empresa fue permanente y en el 2007 ya contaba con 11 máquinas para la elaboración de cintas. El personal se había incrementado a siete personas y se creó un departamento de Diseño Gráfico para la elaboración de los logotipos que los clientes pedían.

    Durante los tres años siguientes la línea de producción se mantuvo con la cinta de embalaje, las cintas doble faz, la cinta de enmascarar o masquin, las cintas de escritorio, las etiquetas autoadhesivas… Bravo Polo cuenta actualmente con un total de 80 productos distribuidos únicamente en el sector industrial.

    Entre el 2008 y el 2010, sus productos se exportaron a Venezuela y a Estados Unidos, lo que le generó ingresos por USD 180 000 en total. Un 80% de esta cifra fueron ventas a Venezuela.

    Por su actividad, la firma tuvo ingresos por USD 612 000, en el 2010. El año pasado las ventas llegaron a USD 788 000. Bravo explica que él, como gerente, se encarga de las ventas junto con el respaldo de su equipo financiero. «La mayoría de clientes son empresas que llevan muchos años trabajando con nosotros, eso nos asegura las ventas».

    Édgar Felicita respalda lo dicho por Bravo. Él es jefe de Compras de Industrias Iepesa, dedicada a la fabricación de productos plásticos para la industria. «Nosotros trabajamos desde hace 15 años con Bravo Polo, primero como distribuidor y luego como productor. El producto es bueno y confiable».

    Bravo Polo cuenta con una planta de procesamiento ubicada en el norte de Quito, con capacidad para procesar 13 000 metros cuadrados de cinta adhesiva de cualquier tipo cada ocho horas.

    Entre sus principales clientes están Graiman, Leonisa Internacional, Franz Viegener, PepsiCo, Fybeca, Sudamericana de Brochas Ecuador, Herbalife, así como Distribuidora Gama, cuyo gerente, Gabriel Martínez, recomienda los productos de Bravo Polo. «Trabajamos con ellos unos 12 años. Es una empresa aún pequeña, pero es muy confiable», sostiene Martínez.

    La producción

    En porcentajes. El 45% de la producción son cintas de embalaje, el 30% embalaje con impresión y etiquetas, mientras que el resto son cintas de escritorio, para empaque…

    Nuevo proyecto. Recientemente la empresa comenzó a comercializar cintas adhesivas para seguridad documental, utilizadas para proteger las firmas en documentos importantes, protege inventarios…