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  • Le sigue la pista a los clásicos de la administración

    Gabriel Flores

    Redactor (I)

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    Durante 15 años, Fernando Del Vecchio se dedicó a leer libros técnicos, sobre todo, obras vinculadas al mundo de la administración de empresas. Entre esas lecturas destacan títulos como ‘Ciclos de vida de la organización’ de Ichak Adizes y la ‘La quinta disciplina’ de Peter Senge.

    Para el director de la Maestría de Emprendimiento de la Universidad de las Américas el libro de Senge, considerado una obra precursora en el estudio del ‘management’ del siglo XXI, es un texto clave por la visión sistémica e interdisciplinar que propone para el manejo del mundo empresarial.

    En resumen, lo que se propone en ‘La quinta disciplina’ es que el éxito del aprendizaje empresarial se produce cuando el dominio personal, los modelos mentales, la construcción de visiones compartidas y el diálogo se unen para activar el pensamiento en sistemas.

    De Adizes, un consultor de negocios de origen israelí, resalta su famosa teoría que habla de la necesidad de que las empresas generen herramientas para el análisis y tratamiento de las culturas corporativas y cómo utilizar estas herramientas para pronosticar su comportamiento.

    Del Vecchio conoció a Adizes durante sus años de estudiante en la Universidad del CEMA. “Me interesé por este autor porque me di cuenta que, al igual que Senge, trabajaba con teorías sobre procesos de evolución empresarial. Es interesante su mirada sistémica del mundo empresarial”. Hace poco regresó a este autor para leer ‘Dominando el cambio’ y ‘El poder de los opuestos’, un libro donde aplica su metodología al mundo de las relaciones humanas.

    Hace dos años, luego de terminar sus estudios de doctorado, Del Vecchio decidió que iba a intercalar sus lecturas habituales con obras literarias. Uno de los primeros libros que releyó fue ‘Viaje al centro de la Tierra’ de Julio Verne. Una de las cosas que le sorprendieron fue que la travesía del joven Axel, el protagonista de la historia, le provocó el mismo vértigo y terror que experimentó cuando leyó el libro, a los 12 años.

    Entre sus relecturas de los últimos meses también está ‘La rebelión de Atlas’ de Ayn Rand, autora liberal, que sostenía que “cuando los hombres son libres triunfa la razón, cuando los hombres son racionales la libertad se impone. La libertad intelectual no puede existir sin libertad política y la libertad política no puede existir sin libertad económica”.

    Uno de los autores al que siempre quiso dedicarle horas de lectura es Paul Auster. De este escritor estadounidense acaba de leer ‘Mr. Vértigo’ y ‘4 3 2 1’, una obra donde la vida de Ferguson, el protagonista de la historia, sirve de pretexto para reflexionar sobre los límites del azar y las consecuencias de las decisiones que todos tomamos.

    En este ejercicio de diversificar sus lecturas también se ha enganchado con varias biografías de deportistas como Ubaldo Filiol y Mario Alberto Kempes, dos futbolistas que fueron parte de la Selección Argentina que ganó el Mundial del 78, la biografía de Andre Agassi y la de músicos como Keith Richards, el guitarrista de The Rolling Stones, de quien leyó su autobiografía titulada ‘Vida’.

    Mi libro de cabecera

    ‘La quinta disciplina’. Del Vecchio recomienda la lectura del libro de Peter Senge porque cree que ayudará a que las personas comprendan que en la vida de las organizaciones hay relaciones de causa y efecto que no son lineales sino que son circulares.

    Fernando Del Vecchio en uno de los espacios de lectura de la UDLA. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Fernando Del Vecchio en uno de los espacios de lectura de la UDLA. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Los clásicos y la relectura marcan a este académico

    Alexander García

    Su interés por la literatura clásica es de vieja data. Cuenta que le recomendaron leer clásicos como una fórmula para hablar bien y escribir mejor, un tema crucial en su carrera porque además de dictar clases de finanzas escribe artículos para revistas y es autor de dos libros.

    Gabriel Rovayo, director general del ESAI Business School de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo, le tomó el gusto a los clásicos. Menciona a ‘Los miserables’ de Víctor Hugo, ‘Crimen y Castigo’ de Fedor Dostoievsky, u ‘Otelo’, de Shakesperare.

    Ese interés devino luego en el placer de la relectura. Le gusta releer a autores como el estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961). “Me gusta la manera de hacer descripciones tan exactas de los entornos y la personas. Su forma de narrar hace que uno se sienta parte de la historia”, dice.

    Entre los autores más contemporáneos que sigue, está Haruki Murakami. “Me interesó el fenómeno detrás de un japonés que es capaz de escribir para un público universal”, apunta.

    Rovayo comenzó leyendo de niño las colecciones de clásicos que marcaron a toda una generación, las series de Julio Verne, Emilio Salgari, Jonathan Swift, historias de aventuras “que hacían despertar la imaginación y soñar con otros mundos”. La literatura del ‘boom’ latinoamericano y temas científicos, desde Carl Sagan hasta Isaac Asimov, marcaron también sus intereses.

    Lee mucho temas de sobre emprendimiento, innovación, empresas y negocios, tanto por su trabajo como consultor empresarial como por las cátedras que imparte en la Escuela de Negocios. Recomienda los libros de colegas profesores como el español Pedro Nueno, el argentino Lorenzo Preve o el estadounidense Nitin Nohria, el décimo y actual decano de Harvard Business School.

    “Con Nohria tengo una linda anécdota, cuando le obsequié mi libro ‘Las 10 claves de un directivo exitoso’ me dijo: ‘Gabriel, enseña a los directivos a ser humildes’, es una de las grandes lecciones de la crisis financiera mundial”, dice el catedrático, también autor de ‘Finanzas para directivos’.

    Le interesa toda una corriente de publicaciones que destacan el nuevo rol del CEO (Director o Presidente Ejecutivo) o del Director Financiero. Es un perfil que está en permanente cambio, ya no es el tipo que está encerrado en un cuarto, sino que sale a la calle, acompaña al gerente, toma decisiones, tiene más contacto con la gente y es más humano.

    “El financiero generalmente se puede hacer una persona muy dura, porque solo ve costos y no personas”, reflexiona quien fue director del IDE Business School en Guayaquil, durante 14 años. Y está muy de moda que para ahorrar coste, hay que separar a empleados. “Suele ser un error, formar a una persona toma muchísimos años, y mucho más si la has capacitado, si entiende la filosofía de la empresa y la reemplazas por una persona que vale un cuarto o la mitad. Es la decisión más fácil y tonta. A veces por querer deshacerte de la ‘grasa’, terminas deshaciéndote del ‘riñón’”.

    Gabriel Rovayo y parte de los libros que guarda en su oficina de la UEES. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Gabriel Rovayo y parte de los libros que guarda en su oficina de la UEES. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Los clásicos Volkswagen también desatan pasiones en Tailandia

    Agencia EFE

    Los coches clásicos de la marca alemana Volkswagen, incluidos el mítico Escarabajo o las furgonetas hippies, no sólo apasionan a coleccionistas en Europa, sino también a incondicionales en países tan lejanos como Tailandia.

    Existen decenas de clubes de coches clásicos en Tailandia en donde los socios dejan sus vehículos, a los que tratan casi como hijos, y anualmente se celebra cerca de una decena de concentraciones dedicadas sólo a los clásicos alemanes.

    En un reciente evento celebrado en Bangkok, los visitantes podían admirar Escarabajos en todas sus gamas de colores, la mítica furgoneta T2 popularizada en los años 60 y 70, coches del modelo 1500 o la Karman Ghia, todos con más de 40 años de antigüedad.

    «Normalmente nos reunimos casi todos los meses en este tipo de reuniones para disfrutar y charlar con otros a los que les gusten los Volkswagen», comenta uno de los participantes mientras muestra orgulloso una camiseta que se acaba de comprar de la marca alemana.

    Mientras unos conversan animadamente, otros participantes del encuentro van montados en sus vehículos paseándolos por el recinto, en las afueras de Bangkok, para exhibirlos orgullosamente.

    Los clásicos Volkswagen son una imagen extraña para la mayoría de los tailandeses, acostumbrados a ver en sus calles prácticamente solo coches de marcas niponas. En las esquinas del enorme perímetro adaptado para el evento, cientos de vendedores ofertan piezas de coches de todo tipo, como si de un vetusto desguace se tratase: ruedas, chasis, parte de carrocerías, espejos, antena, baterías e incluso algún que otro motor.

    Los viandantes pasean entre decenas de coches aparcados en línea, todos brillantes e impolutos, mientras oyen el ruido de algunos motores que se encienden de forma abrupta. «Tengo una colección de cuatro coches Volkswagen que llevo adquiriendo desde hace diez años y los expongo en eventos de este tipo. El próximo mes voy a un gran evento de coches Volkswagen en Malasia», explica uno de los coleccionistas, arquitecto y profesor de diseño en una universidad de Bangkok.

    En la concentración, carrocerías de Escarabajo sirven de barras de bares en las que varias camareras sirven a los clientes ataviadas con minúsculos y exhuberantes vestidos blancos y tacones vertiginosos de más de 20 centímetros.

    Al lado de las tiendecillas de piezas de vehículos, se venden desde bolsos y zapatos de piel de segunda mano hasta lámparas, sillas o maletas de principios del siglo pasado en un mercadillo de antigüedades.

    Una de las más relevantes antigüedades que se exponen son cascos y demás indumentaria de militares de la guerra de Vietnam o banderas y petacas estadounidenses pertenecientes a soldados americanos durante su estancia en el país vecino.

    Junto a este tipo de muestras, varios jeep y motocicletas de esa época, todos con una iluminación en verde recordando a la frondosidad del paisaje de Vietnam, evocan rápidamente a ese pasaje de la historia retratado en películas como ‘Apocalypse Now’ o ‘Good Morning, Vietnam’.

    Son más de las doce de la noche y el evento empieza a llegar a su fin después de horas de diversión. Poco a poco comienza a oirse cómo se encienden los añejos y ruidosos motores de los coches estacionados en el lugar y, poco a poco, van desalojando el recinto formando grandes colas que conforman todo un acontecimiento visual hasta su fin. 

    Los autos clásico Volkswagen apasionan a coleccionistas de Tailandia. Foto: AFP
    Los autos clásico Volkswagen apasionan a coleccionistas de Tailandia. Foto: AFP