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  • El calor sofocante resulta un aliado en su oferta de servicios

    Redacción Guayaquil

    El clima guayaquileño es determinante para el desarrollo de eventos. El calor, que puede sobrepasar hasta los 34 grados, incide en los presupuestos de los organizadores: más bebidas refrescantes para los invitados, más retoques a los maquillajes de las modelos, más cuidado con los bocaditos del coctel.

    En este tipo de incidencias, Coolbreeze ha encontrado un potencial nicho de mercado. Esta firma que opera desde el 2005 se dedica al alquiler y venta de sistemas de ventilación y rocío de brisas gélidas para refrescar ambientes.

    Hace ocho años, con un presupuesto de USD 3 000, los primos José Andrés Tello y Pedro Pablo Gómez decidieron forjar un emprendimiento. En un inicio pensaron en vender los sistemas de ventilación, pero los costos no se adaptaban fácilmente a los compradores. Entonces optaron por alquilarlos. Hoy, Coolbreeze factura USD 13 000 al mes, en promedio, y tiene seis colaboradores.

    La firma guayaquileña Eventos Glenda es parte del centenar de clientes de Coolbreeze desde hace cinco años. Su propietaria, Glenda Menéndez, usa adjetivos como eficaces y eficientes al referirse a los servicios de Tello y Gómez. «Cuento con sus servicios hasta tres veces por mes. Siempre son los primeros en llegar y los últimos en irse de eventos tan cortos como un coctel (tres a cuatro horas) hasta matrimonios de 10 horas».

    Los equipos de ventilación de Coolbreeze son importados y usan agua y ambientadores que se esparcen a manera de brisa. El trabajo de los emprendedores es determinar la cantidad de líquidos a utilizar para cada uno, las distancias a las que deben colocarse uno de otro para no humedecer más el ambiente, entre otros.

    Otra de sus prestaciones es la instalación de fuentes esparcidoras de brisas frías. Estas se colocan en patios de comida (en la Plaza Olmedo del Malecón 2000 está su primer trabajo realizado hace siete años); eventos políticos como una decena de enlaces sabatinos de la Presidencia de la República, entro otros.

    Son unos proveedores estratégicos. Así los cataloga Jennifer Robles, del área de Organización de eventos de la firma guayaquileña Wong&Wong. Ella indica que contrata los servicios de Coolbreeze desde hace unos cuatro años. Su primer trabajo fue ambientar un coctel dentro de un hangar aeroportuario.

    Coolbreeze brinda sus servicios a escala nacional y sus mercados potenciales son los valles cercanos a Quito, Machala, Manta, Esmeraldas, entre otras urbes.

    La filosofía En lo que creen. Los emprendedores dicen que el factor clave para sacar adelante un negocio es ‘tener estómago’. «Los emprendedores deben estar dispuestos a pasar hambre, soportar deudas y hacer trabajos sin ganancias significativas».

    LA CIFRA:
    USD 3 000 fue la inversión inicial del negocio.

  • Ante la paranoia, el diálogo es lo mejor

    Redacción Quito

    La confianza es un aspecto positivo en los negocios. Por ejemplo, si una persona empleada de Apple -en la era de Steve Jobs- creía en su genialidad para crear de manera innovadora, se sentiría más comprometida con la decisión de desarrollar un dispositivo tableta que aún no existía. Pero cuando esas cualidades no se perciben en las empresas y existe desconfianza entre los trabajadores, ¿cómo puede confiar en sus jefes y permanecer tranquilo en el puesto de trabajo? Según un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, publicado en julio de este año, la paranoia en el lugar de trabajo, o imaginar escenarios inexistentes en el campo laboral, puede convertirse en algo peligroso.

    Roderick Kramer, sicólogo a cargo de la investigación, señala en el estudio que el cerebro humano busca ciertos tipos de información que, junto con factores psicológicos en el trabajo, llevan a las personas a inflar o malinterpretar las sospechas de desconfianza, aun cuando no se encuentran justificadas.

    Él define que existen tres tipos de teorías que el cerebro humano puede desarrollar inconscientemente cuando existe desconfianza en el campo laboral: tomar de manera negativa la interacción con otros; atribuirse de manera personal los errores cometidos; y, la más peligrosa según el estudio, la percepción exagerada de conspiración dentro de grupos pequeños de colaboradores.

    «No es locura ni suposición. Es la manera en que la mente maneja las situaciones de tensión y, cuando es de gran importancia, magnifica la situación», indica Andrea Zambrano, sicóloga clínica. Ella concluye que los empleados pueden crear y atribuirse situaciones diarias que no necesariamente se relacionan con el individuo de manera directa. «Por ejemplo si envío un correo a mis superiores y no me responden enseguida. Empiezo a imaginar acerca del por qué. ¿Se ha enojado conmigo?, ¿Los he decepcionado?, ¿Me están castigando?, cuando en realidad pueden estar ocupados y ni siquiera leyeron el correo electrónico», señala.

    Así también Manuel Egas, analista de talento humano, indica que las personas con menos poder tienen una tendencia de ‘hipervigilancia’. Para evitar que esto suceda, debe existir una gran apertura y comunicación de los altos cargos. «Si un jefe se interesa por los colaboradores es menos probable que exista una idea distorsionada sobre algo relacionado con la empresa».

    Egas explica que los colaboradores deben expresar sus propias inquietudes y no callar cuando tienen dudas sobre alguna situación relacionada con la empresa. «Por eso es tan importante el reconocimiento de los empleados. El saber que uno es valorado reafirma la confianza del colaborador».

    Gabriela Menéndez, especialista de Comunicación Organizacional, indica que la paranoia es una manera de autosabotaje y depende de los supervisores prestar atención para no dejar que las actitudes de otros afecten a la empresa. Asimismo, explica que las empresas deben reconocer las señales de paranoia mediante indicadores de clima laboral. «Hay que recalcar que tampoco hay que ser muy confiados. Si existe una situación preocupante en la empresa, hay que darle el beneficio de la duda», señala.

    Para tener en cuenta

    En las empresas. El estudio señala que una sola persona, mediante un rumor, puede generar paranoia en el sitio de trabajo.

    El chisme. El cerebro humano, según Kramer, atribuye inconscientemente que cuando uno es excluido de una conversación es porque los demás están hablando de uno.

    Otros estudios. La Universidad de British Columbia realizó un estudio en el que se explica que la percepción personal está condicionada por la imagen que los demás tienen sobre uno. Así también la Universidad de Cornwell demostró que las personas desestiman cuando uno es reconocido.