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  • Diez sabores de cocada son la clave de la marca Nucíferas

    Marcel Bonilla

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    La marca Nucíferas, Cocadas de Sabores, es uno de los emprendimientos que toma impulso en la ciudad de Esmeraldas, con la propuesta de 10 distintos sabores del tradicional dulce esmeraldeño.

    Esta es una iniciativa que empezó hace tres años de la mano de Carmen Espinoza, fallecida hace un año, y que sus dos hijas Jazmín y Katiuska Girón continuaron hasta posicionarlo.

    Para eso las jóvenes aprovechan las ferias artesanales que se organizan en la ciudad. Además participaron en un proceso de certificación con representantes de la Agencia de Regulación y Control Sanitario (Arcsa).

    En la pequeña planta de producción, ubicada en el sur de la ciudad, trabajan 10 personas, que son parte de la asociación de servicios de alimentación ‘Delicias de Mi tierra’, creada para dar valor agregado al coco.

    Esta organización se creó para impulsar la iniciativa Cocadas de Sabores, pero también para legalizar el trabajo que realizan otras familias vinculadas al negocio de la cocada en el sur de la ciudad.

    Todo el equipo trabaja en la preparación de los bocaditos, de acuerdo con los pedidos diarios y semanales. Ahí se preparan cocadas con sabor a: maracuyá, guayaba, mango, frutilla, banano, manjar, chocolate, piña y la más de la tradicional hecha con jugo de caña y maní.

    La cocada es uno de los productos de la variada dulcería ancestral del pueblo afroesmeraldeño, sobre la que se han creado emprendimientos para la elaboración de la cocada blanca, negra, y la que se acompaña con maní y manjar, estas últimas de las más conocidas.

    El producto dela marca Nucíferas cuenta con la notificación sanitaria para la cocada de chocolate y piña, que es la que están colocando en el mercado, mientras se avanza con la certificación de los demás sabores.

    Actualmente la producción está entre 700 y 1 500 unidades al mes, con dos sabores principales (chocolate y piña), y la tradicional elaborada con jugo de caña, mientras se amplía el mercado fuera de la provincia.

    El costo de cada unidad varía. Se comercializan entre USD 1 y USD 3; cuentan con el servicio de arreglos para fiestas, con bocaditos de cocadas, una de las novedades de la propuesta.

    Las hermanas Girón se encargan de abrir mercados y ser parte de las ruedas de negocio que promueve el Ministerio de Industrias, que también ofrece capacitación a los emprendedores.

    Eso ha permitido captar el interés de cadenas de tiendas nacionales que tienen sus espacios en Esmeraldas, y con ayuda de la Superintendencia del Poder de Control del Mercado, lograr acercamientos con los empresarios interesados en los productos que elaboran las dos jóvenes emprendedoras.

    La apertura de mercado ha implicado redoblar la inversión inicial de USD 3 000, en la compra de nuevos equipos para el empacado y etiquetado del producto, como pailas más grandes y cocinas industriales.

    A diferencia de otros emprendimientos que todavía conservan el uso de hornos tradicionales para cocinar el coco, este negocio utiliza cocinas industriales que les permite avanzar mucho más rápido con los pedidos.

    La proyección es que hasta finales del año se cuente con la certificación de los demás sabores y entrar a competir con otros productos elaborados a base de cacao con emprendedores de Esmeraldas.

    La directora del Ministerio de Industrias en Esmeraldas, Gabriela Zambrano, comenta que este un proyecto al que se ha dados impulso, porque busca conservar una tradición del pueblo afro, dando valor agregado a los consumidores.

    Cifra

    3 000 dólares fue la inversión inicial en este emprendimiento esmeraldeño

    Actualmente la producción está entre 700 y 1 500 unidades al mes, con dos sabores principales: chocolate y piña. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Actualmente la producción está entre 700 y 1 500 unidades al mes, con dos sabores principales: chocolate y piña. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Una cocada con miel de caña y cacao, en Borbón

    Marcel bonilla  (F)
    Contenido intercultural

    El Capricho. Ese es el nombre de una pequeña comunidad de la parroquia Borbón, norte de Esmeraldas, donde se elabora la tradicional cocada con chocolate y miel de caña de azúcar.

    15 de 40 habitantes de esta población empezaron hace 10 años la producción de cocada a través de una iniciativa comunitaria, poniendo valor agregado al dulce tradicional.

    Esta pequeña comunidad dedicada en los años 70 a aserrar madera durante el auge maderero en Borbón, encontró en la fusión de tres productos (coco, miel de azúcar y cacao) una fuente de ingresos económicos.

    Tras el terremoto del 16 de abril de 2016, la Prefectura de Esmeradas empezó con un proceso de reactivación de las iniciativas productivas en el norte de la provincia, con pequeñas inversiones y apoyo técnico.

    Desde hace un año se empezó a capacitar a los productores de cocadas en temas de mejoramiento de la producción y la búsqueda de mercados fuera de Esmeradas que garantice la venta.

    Los afrodescendientes que habitan en esa zona cultivan la caña y por medio de un trapiche eléctrico obtienen la miel de caña. Una parte es envasada para su comercialización, el resto se usa para endulzar la cocada.

    “Con la molienda obtenemos la miel usada como endulzante, que produce un sabor distinto a la cocada que ofrecemos en la comunidad”, señala Maritza Cabezas, representante del proyecto.

    La cocada se cuece en pailas de bronce en fogones que tienen como combustible la leña. Los hombres acopian la leña que baja del río, la secan a la intemperie y luego la utilizan en los fogones para su actividad.

    Las mujeres se encargan de cortar y empacar el producto en presentaciones de 50 gramos. Ahora se avanza en los trámites para obtener la notificación sanitaria a través de la Agencia de Control y Regulación Sanitaria (Arcsa).

    La producción de cocada depende de los pedidos: pueden ser hasta 2 000 diarias de 50 gramos cada una. Los principales mercados son Quito y Guayaquil, pero se busca una relación estable con clientes fijos.

    En la Arcsa también se realizan los análisis para cocada con leche. Las mujeres de la asociación artesanal El Capricho preparan cocadas con manjar, papaya y ajonjolí. El objetivo es llegar hasta fin de año con seis notificaciones sanitarias, porque la ley exige que cada sabor cuente con una notificación.

    Con la ayuda de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas se trabaja en una marca como cocadas con chocolate El Capricho, que será presentada en el primer trimestre del 2018, señala Gelio Vera, técnico de la Prefectura.

    Quienes llegan a Borbón no tienen necesidad de ir hasta El Capricho, porque en la población se vende el producto a través de los miembros de la asociación, que han montado un pequeño estand.

    La comunidad tomó el nombre del aserradero que funcionó por muchos años en ese lugar, donde se asentó un parte de Borbón.

    En ese pequeño poblado se observan sembríos de caña y grandes palmeras de coco, materia primara para elaborar el producto. Cuando hace falta coco se trae de la población de Limones, donde los afros de la zona producen coco para abastecer el mercado local.

    El trabajo

    Las familias fieles a sus tradiciones de sembrar cacao tienen sus plantas en sus fincas las que utilizan para complementar la cocada con cacao fino de aroma, en el norte de la provincia de Esmeraldas.

    La cocada se cuece en pailas de bronce en fogones que tienen como combustible la leña.
    Los hombres  acopian la leña que baja del río, la secan a la intemperie y luego la utilizan en los fogones para su actividad. Las mujeres se encargan de cortar y empacar el producto para venderlo.

    Los comuneros El Capricho siembran su caña y cacao para emplearlos en su emprendimiento. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Los comuneros El Capricho siembran su caña y cacao para emplearlos en su emprendimiento. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • La cocada mantiene su sabor esmeraldeño

    Marcel Bonilla

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    La producción de cocada en Esmeraldas se ha convertido en la fuente de ingresos económicos de decenas de familias afroesmeraldeñas durante muchos años. En los patios de las casas, los afros que migraron de poblaciones de San Lorenzo, en el norte de la provincia de Esmeraldas, atizan con leñas los fogones de cemento para cocinar el coco con la azúcar.

    Una paila de bronce es colocada en el caldero a temperatura de 100 °C, para derretir la azúcar y posteriormente poner coco raspado, acompañado de anís y canela. Jefferson Mina produce cocadas desde hace 20 años en el sur de la ciudad de Esmeraldas, y entre sus principales clientes están los turistas que visitan los balnearios de Atacames.

    Su pequeña empresa de preparación y distribución de cocadas la conforman diez personas de su familia, las que cumplen funciones específicas; raspan hasta 500 cocos con pequeñas raspadoras construidas artesanalmente.

    En el patio de la casa de Mina uno de sus hermanos mueve la paila para evitar que se queme el producto, y dos personas se encargan de empacar al vacío, en pequeños platillos de plástico y en fundas plásticas.

    Él explica que esta actividad la aprendió siendo muy niño en San Javier, una población rural de San Lorenzo, en donde sus padres hacían cocadas para compartir en familia.

    Cuando llegó a Esmeraldas en busca de trabajo, y no lo encontraba, vio la oportunidad de producir cocadas para vender en ciudades de la Sierra, como Riobamba y Cuenca. Y también en las playas del sur de la provincia. Desde entonces, él se dedica a ese oficio.

    El promedio de producción de cocadas es de 3 000 fundas, cada 15 días durante la temporada baja de turistas de la Sierra; es decir marzo, abril y mayo. Mientras que, en temporada alta, la producción de duplica, explica.

    De acuerdo con un subregistro de la Asociación de Expendedores de Cocadas Esmeraldas, unas 180 familias se dedican a la producción de este producto tradicional para vender en los balnearios de Atacames, Súa, Tonsupa, Same, Quito y Ambato.

    En los últimos años, los fabricantes de cocadas han variado su oferta, pues, no solamente elaboran la llamada cocada negra, también están la cocada blanca, preparada con coco y leche.

    Miguel Nazareno elabora cocadas de forma artesanal y su principal mercado es Cuenca desde hace 10 años. En ocho días vende hasta 1 200 cocadas en USD 1 cada una. Él recorre con su producto en los buses y los sitios de mayor concentración.

    Según Nazareno, los habitantes de la Sierra gustan del producto porque se lo hace con coco de leche dulce, cosechado en la isla de Limones, sitios de donde proviene el 50% del producto utilizado en la producción artesanal.

    Las iniciativas productivas que conservan la tradición ancestral han tenido el respaldo de la Superintendencia del Poder de Control del Mercado, mediante la ayuda a los dueños de las iniciativas. A ellos los orientan para que obtengan su registro sanitario y puedan vender sus productos en tiendas.

    La Agencia de Regulación y Control Sanitario (Arcsa) asesora a quienes se dedican a elaborar cocadas y otras iniciativas productivas. Lo hacen para que tengan su etiquetado y registro sanitario para competir en el mercado nacional. Como una forma de fomentar el trabajo de cientos de cocaderos ancestrales, se han programado ferias inclusivas en las que se muestran los productos en diferentes presentaciones, algunos con etiquetados.

    Al proceso de ayuda se ha sumado del Ministerio de la Producción en Esmeraldas, con capacitaciones sobre atención al cliente y también sobre la manera de hacer mucho más atractivas las presentaciones de las cocadas.

    La familia de Bolívar Ortiz, que tienen un puesto de cocadas en el centro, se capacita en esos temas, pero insisten en que mantendrán la forma artesanal de producir utilizando los fogones de cemento y la leña como combustible.

    Bolívar Ortiz es uno de los productores y comerciantes de este dulce artesanal, en la ciudad de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Bolívar Ortiz es uno de los productores y comerciantes de este dulce artesanal, en la ciudad de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES