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  • Debate por códigos de vestimenta sexista

    Agencia EFE

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    Dos comités del Parlamento británico publicaron la semana pasada un informe conjunto en el que reclaman al Gobierno británico multar a las empresas que imponen a sus trabajadoras un código de vestimenta sexista, como llevar tacones altos o faldas cortas.

    El Comité de Peticiones y el de Mujeres e Igualdad de la Cámara de los Comunes han divulgado un documento que comenzó a elaborarse tras la denuncia pública en 2015 de la recepcionista Nicola Thorp, que fue enviada a casa cuando trabajaba para la consultora PwC por no llevar tacones lo suficientemente altos.

    Los parlamentarios consideran que la ley establece con claridad que esas exigencias son discriminatorias, pero lamenta que, en la práctica, no existen mecanismos para obligar a las compañías a respetar las normas. “Hemos escuchado el testimonio de cientos de mujeres que nos han hablado del dolor y el daño a largo plazo que les ha provocado llevar tacones altos en su puesto de trabajo”, señala el informe.

    “También hay mujeres a las que se obliga a teñirse el cabello de rubio, a llevar trajes provocativos y a maquillarse constantemente”, añade el documento.

    La petición de Nicola Thorp, para que el Parlamento evaluara su caso, reunió más de 150 000 firmas de apoyo a través de la página web de la Cámara los Comunes. La recepcionista detalló cómo la agencia de empleo que la contrató, Portico, recogía en sus normas el color del esmalte de uñas que debía utilizar, el grosor de sus medias y le exigía llevar el pelo teñido sin mostrar la raíz, así como utilizar pintalabios y sombra de ojos, entre otras imposiciones, consideradas sexistas.

    “Está claro que la legislación vigente no es completamente efectiva a la hora de proteger a las empleadas de la discriminación en el trabajo. Hacemos un llamamiento al Gobierno para revisar esta situación”, afirma el documento parlamentario.

    Fawcett Society, la asociación más importante por los derechos de la mujer del Reino Unido, ha incidido por su parte en la necesidad de una nueva legislación al respecto: “Hemos tenido casos en los que se les ha pedido a algunas mujeres que estuviesen ‘sexys’ en su lugar de trabajo, lo que les lleva a la incómoda conclusión de que la compañía para la que trabajan hace negocio con sus cuerpos”, dice la organización.

    Además, los miembros del Parlamento británico que han presentado el informe expresaron su preocupación por el hecho de que al crear códigos de vestimenta específicos para cada género se refuercen unos estereotipos “que podrían hacerse sentir excluido al colectivo LGTB (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales)”.

    Nicola Thorp denunció a la agencia de empleo Portico, por exigirle llevar el pelo teñido sin mostrar la raíz, así como utilizar pintalabios. Foto: Daily Mail
    Nicola Thorp denunció a la agencia de empleo Portico, por exigirle llevar el pelo teñido sin mostrar la raíz, así como utilizar pintalabios. Foto: Toada del Daily Mail
  • Sismode imprime su huella en toda clase de productos

    Redacción Quito

    Esta firma se especializa en etiquetar y codificar artículos de distintos sectores productivos. Crece un 15% anual.

    En los años 80 resultaba poco común encontrar en el mercado nacional, productos que tenían el precio etiquetado. Y eran menos los que mostraban la fecha de elaboración y de caducidad. Hallarlos era una novedad para el consumidor.

    Isaac Arias (+) se dio cuenta de eso y encontró una oportunidad. Junto a su hermana Martha, fundó la empresa Sismode en 1985 y en principio se dedicó a importar y comercializar ‘pistolas’ para colocar precios y etiquetas adhesivas.

    Enseguida, Arias advirtió que ese negocio tenía potencial por lo que importó, desde México, una máquina para elaborar etiquetas. Esa adquisición marcó el camino de la compañía, que tiene su planta industrial en el norte de Quito.

    Las etiquetas que empezó a elaborar esta empresa incluían el precio, la fecha de elaboración y de caducidad del producto. «El negocio de la impresión crecía y la demanda de trabajo aumentaba en el país», recuerda Verónica Reyes, gerenta Comercial de Sismode.

    Ella recuerda que la visión de Arias llevó a que la empresa incursionara en una nueva línea: la codificación de productos. Era 1990 y esta estrategia impuso nuevos desafíos a la empresa. «Codificar una botella de vidrio era un dolor de cabeza, pero enfrentamos el reto y logramos salir adelante», cuenta Diego Arias uno de los representantes de la empresa.

    El código de barras, que ahora es parte básica de cualquier producto que se comercializa, es una suerte de cédula de identidad. «Permite dar seguimiento a flores, gaseosas, alimentos… desde que se los produce o se los cosecha hasta que se los vende. Implementar esto fue un reto, pero también permitió dar impulso a la empresa«, explica Reyes.

    Los clientes de la compañía incluyen empresas del sector de bebidas, de alimentos, del sector floricultor, firmas logísticas, fármacos, construcción, banca…

    Catalina Sánchez, gerenta de Compras de Tesalia, asegura que escogieron a Sismode hace siete años por ser una empresa que ofrece soluciones completas. «Como cliente uno se olvida del proceso de codificación, de permisos y registros en el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas». La ejecutiva añade que el trabajo de Sismode es excelente. «Nunca hemos tenido problema y siempre están listos para darnos asesoría y nuevas tecnologías«.

    Hoy en día, la empresa maneja un modelo para el tema del codificado, según Arias. La empresa importa las máquinas codificadoras y las pone a disposición de sus clientes. El modelo consiste en una especie de alquiler de los equipos de codificación. Además, instala los equipos, brinda asistencia técnica y provee de la materia prima a sus clientes.

    Una de las estrategias de Sismode es apostar por la innovación. «Siempre buscamos nuevas tecnologías y ser un aliado productivo de los clientes. Entendemos sus procesos y problemáticas», explica la Gerenta Comercial.

    Otra táctica está en la fuerza de ventas. Los vendedores son ingenieros, técnicos, que entienden los procesos de la firma y los de los clientes. «El cliente busca que se conozca sus procesos y por eso apostamos por profesionales técnicos».

    Desde hace cinco años aproximadamente, la compañía cuenta con clientes en Perú, Colombia y Bolivia. En este último país tuvo hace poco un pedido para el sector minero. Todo este movimiento le ha permitido a Sismode crecer con un promedio del 15% anual.

    Las inversiones

    • Tecnología. En los últimos tres años, la empresa ha destinado USD 1 millón para adquirir nueva tecnología.
    • La planta.  En la actualidad, la planta de producción está en el norte de Quito. El plan es construir una nueva planta industrial en Puembo, al este de Quito.