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  • Zapatos que combinan la moda con detalles étnicos

    Redacción Quito  (F) 
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    Una tendencia híbrida. Así se puede definir al concepto de calzado en Moshi Boots.
    John Córdova es el creador y diseñador de esta marca que nació en noviembre de 2014.
    Él proviene de una familia de diseñadores de ropa, en especial en el material del cuero.

    Córdova explica que durante muchos años trabajó independientemente. En esta modalidad fue contratado por una empresa hace 10 años para realizar una línea de bolsos. Este diseñador presentó el accesorio solicitado junto a un par de zapatos como complemento.

    Al final los zapatos se vendieron más que los bolsos y la empresa le pidió que se concentre en la producción de calzado.

    Córdova recuerda que después de este acercamiento en la producción de zapatos decidió reunir todo el capital que poseía y abrir su propio emprendimiento de moda con una inversión de USD 10 000. La tienda está ubicada en el tradicional y barrio de La Floresta.

    Este artesano explica que desde un comienzo sus creaciones se vendieron bien debido a que su público objetivo se encontraba en este medio de artistas y generadores de cultura.

    La decoración de la tienda maneja productos en su mayoría reciclados como las estanterías y sillas. El exterior está decorado con graffities del artista llamado “maldito cuervo”.

    La primera producción de la marca consistió en una línea de botas, una mezcla del diseño industrial con un toque hipster, expresado en varios colores para combinar en diversos atuendos. Además, Moshi participa activamente en las ferias de ese barrio.

    Posterior a esa la línea de botas, el diseñador creó una colección étnica desde marzo de 2015. Para ese proyecto utilizó materiales como shigras y tejidos otavaleños. “La línea étnica proporcionó identidad de país a Moshi” asegura Córdova.

    Estos detalles tradicionales de culturas indígenas se hicieron presentes en botas, zapatos tipo vans, estilo casual, entre otros.

    El producto también se encuentra en tiendas de diseño como DaVinci’s Closet y Artesanía Urbana. Además, también se vende en tiendas de otras ciudades como Cuenca y Galápagos.
    Córdova explica que esta línea étnica se vende bien en Galápagos. Los turistas de esta zona compran un aproximado de 50 zapatos mensuales.

    Moshi Boots
    realiza zapatos bajo pedido, con la especificación del cliente según el tipo de pie, el material y color.

    Evelyn Cueva
    conoció a esta marca en Facebook. Ella destaca que los zapatos son innovadores al estar basados en las preferencias de los clientes.

    Esta personalización hizo que la marca produzca en estos años alrededor de 300 diseños distintos de zapatos y botas.

    Actualmente el emprendimiento tiene a 12 empleados y vende al mes un aproximado de 300 pares, esto deja una facturación alrededor de USD 15 000 mensuales.

    Este año la marca sacó a la venta una línea de mochilas étnicas. Estas mochilas de cuero utilizan chumbis, este material es la faja tradicional de los indígenas.

    John Córdova y Gabi Córdova son los creadores de los zapatos y las mochilas. Su local está en el sector de La Floresta, en el norte de Quito. Foto: Galo  Paguay / LÍDERES
    John Córdova y Gabi Córdova son los creadores de los zapatos y las mochilas. Su local está en el sector de La Floresta, en el norte de Quito. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • La construcción y la familia se combinan

    Sofía Ramirez

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    Nueve años le tomó a la familia Paredes levantar y consolidar su empresa en el sector de la arquitectura y la construcción. Cuatro Paredes Arquitectos es el nombre de este emprendimiento familiar que ofrece tres líneas de negocio: el diseño y construcción de conjuntos habitacionales y almacenes; la venta de material de construcción; y el alquiler de maquinaria para la ejecución de obras.

    Además la visión de la empresa es gestar nuevos emprendimientos vinculados a la actividad principal, que es la arquitectura y construcción, explica Mauro Paredes Llanos, de 65 años y presidente de la firma.

    El quiteño, que cuenta con una experiencia de 35 años en arquitectura, indica que otro ‘plus’ que los diferencia en el mercado es el financiamiento. Es decir, mientras el cliente gestiona el desembolso económico para el proyecto, Cuatro Paredes Arquitectos continúa ininterrumpidamente con la ejecución de la obra.

    Paredes detalla que antes de formar la empresa trabajó en proyectos -de manera autónoma-. También observó que sus hijos, Valeria y Paúl, por iniciativa propia, se interesaron en la profesión de su padre. Ambos estudiaron la misma profesión en la Universidad Central, en Quito.

    “Aprendimos de la profesión cuando trabajamos en empresas privadas afines al sector”, indica Paúl Paredes, gerente de la firma. Posteriormente, el tercer hijo, Mauro Jr. Paredes se involucró en el negocio encargándose de la parte administrativa.

    Cuando todos los miembros de la familia Paredes unieron sus conocimientos en el tema de arquitectura, decidieron darle forma a Cuatro Paredes Arquitectos, en febrero del 2007.
    La idea del nombre viene de una anécdota familiar, explica Valeria Paredes: “A nuestra mamá siempre le decían que estaba entre cuatro paredes por sus hijos y su esposo”. Lo que quedó perfecto para posicionarlo como nombre de la entonces naciente firma.

    En los primeros meses de haberse constituido la empresa, los cuatro arquitectos buscaron clientes pequeños hasta que dieron con Almacenes TÍA, indica Paúl Paredes. La iniciativa familiar se enteró que la cadena tenía la intención de construir una sucursal en Cayambe. Al ser un proyecto a gran escala, los cuatro representantes de la empresa unieron esfuerzos para trabajar en la construcción.

    Sara Lema, gerente Técnico de Almacenes TÍA, cuenta que hace diez años trabajan con Cuatro Paredes Arquitectos. El trabajo que la empresa familiar ha realizado para la cadena son las construcciones de tiendas y una bodega ubicada en la zona de Calacalí, en las afueras de Quito.

    La vocera de TÍA detalla que el servicio de la empresa de arquitectos ha sido positivo y los tiempos de entrega de las obras se han cumplido de manera responsable.
    En el 2008, Cuatro Paredes Arquitectos abrió su segunda línea de negocio: la ferretería mayorista Ottoparte.

    Esta distribuye de material de construcción a otros negocios similares y también provee del material a la constructora las 24 horas, los 365 días al año para la ejecución de los proyectos.
    “Con esto, el abastecimiento de hormigón o cemento es continuo y no hay retrasos en las obras”, asegura Valeria Paredes.

    Para esto trabajan con proveedores nacionales en un 95%: en cerámica por ejemplo. El resto es importado de otros países de la región como Colombia.

    Posteriormente tomaron otros proyectos individuales.

    En el 2010, la firma se vio afectada por una coyuntura económica difícil en el país: “realizamos sobre inversiones en importaciones que nos dejó sin liquidez; además nuestros clientes pararon las obras”. Pero con las estrategias correctas salimos adelante, dice Paúl Paredes.
    Esto y la publicidad boca a boca del trabajo de Cuatro Paredes Arquitectos también ayudó a que concreten negociaciones para construir plantas de firmas privadas en el sector de la metalmecánica, y tres proyectos habitacionales.

    Para este 2017, los proyectos de Cuatro Paredes Arquitectos son varios. Primero tienen la consigna de posicionar en sus trabajos el reciclaje de material, como hormigón, para reutilizarlo.

    También ejecutarán un nuevo proyecto habitacional en la ciudad de Quito. Y licitarán a proyectos grandes con sus clientes fijos.

    A sus vez fortalecerán la tercera línea de negocios que se trata del alquiler de maquinaria para la construcción. Esto incluye demoledoras, camiones, entre otros bienes, según Mauro Paredes.

    Pese a que el sector de la construcción ha tenido un decrecimiento considerable debido a la coyuntura económica del país; la empresa familiar seguirá buscando nuevos clientes; con un enfoque en otras provincias como Bolívar o en ciudades como Quevedo, detalla el gerente general de la firma familiar.

    De izquierda a derecha: Paúl, Valeria, Mauro y Mauro Jr. Paredes dan vida a la empresa familiar Cuatro Paredes Arquitectos. Foto: Vicente Costales/ LÍDERES
    De izquierda a derecha: Paúl, Valeria, Mauro y Mauro Jr. Paredes dan vida a la empresa familiar Cuatro Paredes Arquitectos. Foto: Vicente Costales/ LÍDERES
  • En Cumbayá se combinan helado, frutas, dulces…

    Redacción Quito

    El helado de yogur se combina con frutas, dulces y galletas en un reprendimiento que opera en Cumbayá, en el oriente de Quito. Las dueñas del negocio preparan el helado de yogur bajo en calorías con su propia receta y el cliente elige al peso los aderezos que acompañan este postre.

    Paulina Guerra y Gloria Holbrook decidieron abrir Twist Yogurt Place en el 2011 tras un viaje a Estados Unidos, país en donde la tendencia por cuidar la salud y consumir alimentos bajos en grasas impulsa el mercado de yogur congelado.

    Con una inversión inicial de USD 150 000, Guerra y Holbrook, adecuaron un local, diseñaron la marca, contrataron una chef y a un técnico extranjero para preparar las fórmulas exclusivas de los helados de Twist Yogurt Place. Para esto utilizan materia prima nacional como leche y yogur descremados, extractos naturales y frutas ecuatorianas.

    “Comenzamos con la adecuación del local en enero de este año, fue un trabajo extenuante pues tuvimos que reconstruir el lugar, pintar paredes y habilitar un estacionamiento y decorar todo con un concepto jovial y alegre. Finalmente abrimos las puertas de Twist Yogurt Place el pasado 23 de mayo”, cuenta Guerra.

    María Bucheli, arquitecta de esta micro, cuenta que en el lugar donde hoy es el local de Twist solo había algunas estructuras. “Trabajamos de lunes a sábado para tener todo listo en apenas tres meses”.

    Para hacer un helado personalizado, los clientes eligen entre 28 sabores de helado y 24 aderezos secos como: frutas, nueces, galletas, gomitas… El negocio tiene cinco máquinas de yogur congelado. Los sabores rotan cada semana.

    En Twist, ubicado en Cumbayá, se reunen familias, niños, deportistas y estudiantes. Esta micro vende cerca de 100 porciones al día, de lunes a viernes, y hasta 300 los fines de semana. En promedio sus ventas semanales llegan a USD 1 900.

    Priscila Serrano visita con frecuencia este local acompañada de su hermano, Matías. Ella asegura que su combinación favorita es la de yogur de frutos del bosque con manzana verde.

    Belén Molina prefiere el de maracuyá. Ella visita esta micro los fines de semana luego de hacer ciclismo en El Chaquiñán de Cumbayá, “Después del ejercicio es muy refrescante tomar helados”.

  • Las películas se combinan con estrategias que enganchan

    El pasado miércoles en la noche, Diana Flores acudió al cine y no pudo ver una película. Todas las entradas estaban agotadas. “Es época de vacaciones y hay estrenos esperados por el público, por esta razón los boletos se terminaron pronto”, comenta.

    Para la industria del cine, la temporada alta coincide con el verano de EE.UU. Esta inicia en junio y termina a finales de agosto. En Ecuador, este segmento registra más demanda en los meses de vacaciones.

    Por ejemplo, entre junio y julio se estrenaron ‘La Era del Hielo 4’, ‘Madagascar 3’, ‘El Sorprendente Hombre Araña’ y en esta semana está por estrenarse ‘Batman, el Caballero de la Noche Asciende’.

    Según la cadena Multicines sí existe un incremento de visitas durante estos meses debido a la concentración de estrenos masivos. En esta empresa el número de personas que llegan a sus salas sube un 34%, en comparación con los primeros cinco meses del año y un 48% más con los últimos cuatro meses.

    En Multicines, la cartelera durante el verano incluye películas de varios géneros, pero predominan los contenidos familiares-infantiles, para todo público. Además, los días de mayor afluencia son los miércoles debido a la concentración de promociones que atraen a más público, y durante los fines de semana. Las funciones con mayor índice de ocupación se ubican entre las 16:00 y 21:00, según información de la cadena.

    De igual forma, en Cinemark la estrategia para esta época son los horarios extendidos y promociones en la compra de ‘snacks’. Además, cuenta con alianzas con productos como galletas Festival. Por la compra de cuatro paquetes el cliente puede reclamar una entrada para ver ‘La Era del Hielo 4’. También sorteos de entradas y combos de comida sirven para estimular al cliente.

    Además, Cinemark durante todo el año utiliza la estrategia de martes loco (dos por el precio de uno) y jueves de ‘ladies night’, con tarifas reducidas para mujeres. Los clientes aprovechan estas promociones para poder mirar un mayor número de películas durante esta temporada.

    Fernando Guevara estudia Leyes en la Universidad Central del Ecuador y es cliente de Cinemark. Ahora que está en vacaciones comenta que asiste más seguido al cine con sus amigos. “Aprovechamos las promociones, hay buenos estrenos y es un buen tiempo para compartir con los amigos. Eso sí, las entradas se deben comprar con anticipación porque se agotan rápido”, dice el joven.

  • Artesanías, turismo y cultura se combinan con una buena vista

    Redacción Quito

    El Mirador de Guápulo (Quito) adquirió una nueva imagen desde que María Sara Gabela obtuviera la concesión del lugar en junio del 2011.

    Ella recuerda que al volver de su maestría sobre Diseño de proyectos de ocio: cultura, deporte y turismo, que realizó en España, decidió presentar un proyecto al Municipio de Quito. Su plan incluía una agenda cultural y un restaurante. La idea de Gabela fue seleccionada entre cinco proyectos participantes.

    Con USD 40 000 de préstamos bancarios y familiares inició la renovación. Empezó a operar en noviembre del 2011 y hoy alberga a microempresarios, artesanos y artistas. El espacio está dividido en dos: el restaurante-cafetería y una tienda con los productos de emprendedores.

    Como parte de las actividades del Mirador de Guápulo se incorporaron las ferias y los talleres. Por ejemplo, cada sábado se venden hortalizas orgánicas que son cultivadas en 10 huertos ubicados en la loma de San Francisco de Miravalle.

    Los artesanos, por su parte, presentan joyas, juguetes de madera y en tela, ceramistas, trabajos en papel maché… que se presentan desde las 09:00 y se complementa con talleres que se realizan el segundo sábado de cada mes.

    Al interior, además de los menús se venden mermeladas, café, conservas…

    Karla Orbe, presidenta de la Asociación Artesanía Urbana, comenta que además de presentar las artesanías y diseños de ocho marcas, de las 18 que forman el grupo, también se dictan talleres. “Mirador es un fuerte sitio turístico de Quito, que está considerado dentro del recorrido de Quito Turismo… El cambio es positivo, porque además de entretener, la comunidad puede aprovecharlo”, dice.

    Mónica Benavides también participa en estas actividades con trabajos hechos con materiales reciclados como: plástico, focos, cartón… “Nos unimos por un mismo interés con la comunidad. Yo intento concienciar de cómo manejar material reciclado y transformarlo en algo bonito”, como artista y con el taller Mariposa Manchada. Ella es moradora del sector y comenta que “antes era peligroso, bullicioso y sucio. Ahora es un sitio bonito”.

    Como parte de este cambio se decidió, además de habilitar el espacio físico, crear una nueva imagen corporativa. La encargada de hacerlo fue Paula Barragán.

    Ella comenta que es una imagen simplificada del diseño que elaboró para el papel de empaque que usa el Mirador. Este recoge la subida de Guápulo desde el Santuario hasta la avenida González Suárez, pasando por casas, rodeadas de naturaleza y animales, señala. Asimismo, esta diseñadora y grabadora lo complementó con una tipografía especial.