Etiqueta: Comercio Justo

  • Accesorios para mujeres con comercio justo

    Redacción Quito (I)

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    Cute es una tienda online que surgió en septiembre de 2016 y está enfocada en la moda femenina. La pareja de esposos, Daniela Chaguaro y Sebastián Almendariz, cuentan que el emprendimiento nació de la idea de tener un negocio propio en el que puedan aplicar sus conocimientos en comunicación.

    Cuando iniciaron, los emprendedores contaban con pocos recursos económicos; invirtieron USD 20 para adquirir pulseras, producto con el que comenzaron. “Vimos que páginas de tiendas online estaban tomando fuerza en Facebook y decidimos vender pequeñas pulseras. No nos imaginamos que llegaríamos a lo que somos hoy”, dice Chaguaro.

    Las primeras ventas hicieron que la marca se dé a conocer y que su público se interese más por la tienda. Esto motivó a los propietarios a explorar otras redes como Instagram y pensar en más productos.

    Poco a poco fueron incorporando prendas como chaquetas, camisetas, faldas, kimonos, bodys y turbantes. Estos últimos son los más adquiridos por la clientela.

    A medida que iban creciendo, más gente se unía al equipo de Cute. En la actualidad son alrededor de 13 personas que están distribuidas en áreas como logística, publicidad, redes y producción.

    Almendariz comenta que este negocio les permitió formar una red de emprendimientos con productores locales, “beneficiamos a diferentes familias, creamos conciencia de consumo responsable y una economía equitativa”.

    Una de las cosas que los motiva para trabajar de manera colaborativa es la ética laboral. Chaguaro menciona que lo que más les importa es el pago justo y el reconocimiento al trabajo.

    Al inicio Sebastián realizaba las entregas por todo Quito con su bicicleta. Esto les permitió tener eficacia y orden con los pedidos; a su vez, hace que las clientas confíen más en la marca y compartan la experiencia de la compra.

    Daniela añade que la marca está comprometida con el cuidado del ambiente, por esta razón, decidieron trabajar de manera colaborativa con Eslabón Bike Messenger, emprendimiento de mensajería en bicicleta.

    Mateo Rubianes, propietario de este emprendimiento comenta que empezó a realizar entregas con Cute desde hace seis meses y desde entonces se han fortalecido vínculos entre los dos negocios.

    “El tiempo que llevo trabajando con los chicos de Cute ha sido gratificante. Además de ser excelentes personas, son muy organizados con las rutas de entrega y manejan todo de forma transparente. Trabajar con ellos es genial, no tengo otro término para definir esta experiencia”, dice Rubianes.

    La atención en las redes es otro valor agregado. La propietaria resalta que brindan a cada clienta un trato cordial y personalizado. Esto es lo que más agrada a Michelle Pardo y Cristina Soto, clientas que han adquirido algunas de las prendas de esta tienda.

    Sebastián Almendariz y Daniela Chaguaro son los propietarios de Cute, tienda online que crece en redes.
    Sebastián Almendariz y Daniela Chaguaro son los propietarios de Cute, tienda online que crece en redes. Foto: Cortesía
  • El café, un comercio poco justo

    Agencia AFP

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    De Starbucks a Nespresso, los consumidores pagan cada vez más caro su café, mientras que los productores reciben cada vez menos dinero, todo esto en un contexto de caída de los precios internacionales.

    Una crisis se cierne sobre los países productores de café, como Colombia, Brasil o Perú, debido a la caída del precio del café, que se ha derrumbado a su nivel más bajo en los últimos 12 años, pese al éxito de las cápsulas individuales en los países occidentales, señala un estudio publicado por el Día Internacional del Café, celebrado la semana pasada.

    El precio del quintal de café pasó por debajo de los USD 100 a mediados de septiembre, “un nivel extremadamente bajo con el cual los productores no pueden vivir”, señala Christophe Eberhart, fundador de la cooperativa francesa Ethicable, un organismo especialista en la importación de café de comercio justo.

    Las asociaciones de comercio piden a la Organización Internacional del Café que se instaure una regulación para ayudar a los países productores, apunta Blaise Desbordes, director general de Max Havelaar France, principal organismo certificador de comercio justo.

    Con los nuevos modos de consumo, sobre todo la aparición de las cápsulas individuales, “la gente no se da cuenta que paga mucho más por su café”, explica Chris­tophe Alliot, cofundador de Basic y autor del estudio.

    Mientras que un café arábica molido de 250 gramos cuesta en promedio 3 euros en Francia (12 euros el kilo), en cápsulas individuales el kilo cuesta entre 50 y 60 euros, según este mismo estudio.

    Aunque se añadan de 10 a 15 euros por el embalaje, “alrededor de la mitad del precio de las cápsulas no tiene explicación”, estima Alliot. Una diferencia “que no llega para nada a los productores”, denuncia este investigador.

    Para este estudio, hay tres problemas: la concentración entre los torrefactores; tres de ellos -Nestlé, JDE y Lavazza– controlan el 81% del mercado mundial de café; el peso de los grandes negociadores, como Neumann, Ecom, Olam, Louis Dreyfus o Volcafé; y la precariedad de los productores.

    En Perú o en Etiopía, los productores de café cobraron en 2017 “20% menos que en el 2005”, de acuerdo con el estudio.

    En Perú, en donde entre 25% a 30% del mercado está compuesto de cooperativas de comercio justo que garantizan un precio mínimo a los productores para que puedan vivir correctamente, el otro “70% del mercado funciona a través de grandes negociantes que tienen un poder desproporcionado”, señala Alliot.

    “Cuando los precios son demasiado bajos, los agricultores ya no pueden seguir manteniendo sus sistemas agroforestales, y si abandonan sus prácticas, las plantaciones colapsan”, advierte Eberhard.

    “En Perú, uno de los mayores productores de coca del mundo, existe una verdadera dualidad entre el café y la coca (…): la caída del precio del café alimenta la atracción por la coca”, advierte Eberhard, recordando que la producción de coca aumentó cuando el café colapsó en 1989.

    Para Merling Préza, directora de la Cooperativa Prodecoop en Nicaragua y vicepresidenta de la Red Latinoamericana de Comercio Justo, “es absolutamente esencial redistribuir el valor” entre los productores.

    “Necesitamos el compromiso de la industria, pero también de los consumidores”, dijo durante una visita a París, por invitación de la red Max Havelaar.

    Los cafés especiales y el compromiso de la industria internacional para que acepte pagar precios que cubran el costo de producción son dos de las alternativas que proponen los caficultores de Colombia para enfrentar los bajos precios del producto en el mundo.

    Así lo aseguró el 3 de octubre el gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) de Colombia,Roberto Vélez, en la inau­guración de una nueva edición
    de Cafés de Colombia Expo 2018, la feria de cafés especiales más importante de América Latina y el Caribe. “Lo interesante es que la industria internacional se comprometa con un precio que cubra el costo de producción más una utilidad”, dijo el directivo gremial.

    El Consejo Internacional del Café, máxima autoridad de la Organización Internacional del Café, anunció hace tres semanas en Londres el lanzamiento de una campaña masiva para crear conciencia en los consumidores sobre la crisis de bajos precios que aqueja a los productores del grano del mundo. Los cultivadores de café en Colombia viven una crisis por los bajos precios del grano, que registró un valor de USD 0,98 centavos de dólares por libra, el más bajo en los últimos 12 años.

    Los cultivadores de café en Colombia viven una crisis por los bajos precios del grano, que registró un valor de  USD 0,98 por libra.
    Los cultivadores de café en Colombia viven una crisis por los bajos precios del grano, que registró un valor de USD 0,98 por libra. Foto: AFP
  • El comercio justo preserva las identidades

    Alberto Araujo
    (F- Contenido Intercultural)

    El cultivo de papa de corazón rojo en varias comunidades del Chimborazo se habría perdido si no fuera por el comercio justo. Esta variedad de papa nativa, conocida como Puca Shungo, no tiene el mismo nivel de demanda y tampoco de oferta, por lo cual su precio es superior a otras variedades más demandadas en el mercado.

    El hecho estaba motivando a que las comunidades dejen este cultivo ancestral y se cambien a productos más comerciales, cuenta Sagrario Angulo, coordinadora de las tiendas Camari, que promueven la modalidad de comercio justo en el Ecuador y a escala internacional.

    Sin embargo, bajo los principios de este tipo de comercialización, no solo que la variedad nativa se está preservando sino que además los productores obtienen una utilidad justa por el esfuerzo y las inversiones realizadas.

    Este es uno de los principios fundamentales del comercio justo. El sistema data de los años 70 en el país y busca eliminar la mayor cantidad de intermediarios entre el productor y el consumidor, principalmente de bienes agrícolas y artesanales.

    Esto, con el fin de que el productor viva dignamente de sus cultivos o artesanías, se desarrolle y preserve sus conocimientos e identidad.

    Pero también existen beneficios por el lado de la demanda. El consumidor se garantiza que cuando adquiere el artículo hay detrás de ello una utilidad apropiada para el campesino o artesano y que ese producto cumple con altos estándares ambientales y de calidad, explica Angulo.

    Camari trabaja bajo esta modalidad desde 1981 y actualmente colabora con más de 200 asociaciones de productores y sus empresas, en 22 de las 24 provincias del país.

    Adicionalmente, al preservar los saberes ancestrales de las comunidades para cultivar sus productos y elaborar sus artesanías, su identidad cultural permanece en el tiempo.
    Esto también contribuye a que persista una gran diversidad de productos en los mercados mundiales y no se estandarice el consumo.

    Entre los productos de mayor exportación en Camari está la panela granulada orgánica que se utiliza como endulzante, cebada, maíz, arroz, hacia mercados como España, Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos, Canadá o Inglaterra.

    Pero para exportar productos, los consumidores en el extranjero exigen certificaciones internacionales.

    De acuerdo con datos del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones ProEcuador, en el país hay 54 organizaciones y empresas de productores que tienen cinco distintos tipos de certificaciones de comercio justo, emitidos por asociaciones de Europa y Estados Unidos.

    El coordinador de Comercio Justo de ProEcuador, Raúl Farías, explica la obtención de la certificación: las asociaciones de productores reciben la visita de un inspector que verifica la calidad del producto y que, además del pago justo a los productores, se cumplan con otros estándares.

    Entre ellos, la equidad de género, la democracia en las asociaciones para la elección de representantes y que no exista mano de obra infantil.

    Según datos de ProEcuador, en un 70% las exportaciones bajo el sello de comercio justo incluyen banano, cacao fino de aroma, quinua, flores, yerbas medicinales, café y guayusa.
    La entidad revela que el monto de exportaciones de las organizaciones de la economía popular y solidaria llegaron a USD 274 millones en el 2015. En estos datos, sin embargo, se incluyen asociaciones que tienen y no poseen certificación de comercio justo. El principal comprador es Turquía seguido de los Estados Unidos.

    La fundación Pro Pueblo está inmersa en esta dinámica y trabaja con 80 artesanos en Manglaralto (Santa Elena) en la elaboración de artesanías de tagua y madera, además de canastos hechos de zapán (tallo) de banano combinadas con fibras de paja toquilla. Durante 15 años, esta fundación ha respetado los principios del comercio justo a través de la exportación de estas artesanías y el pago justo a los productores, destaca el director de Pro Pueblo, Patrick Bredthauer.

    En las tiendas de Camari en Quito se ofertan productos agrícolas y artesanales de unas 200 asociaciones de productores en todo el país, bajo la dinámica y principios del comercio justo. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    En las tiendas de Camari en Quito se ofertan productos agrícolas y artesanales de unas 200 asociaciones de productores en todo el país, bajo la dinámica y principios del comercio justo. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Iniciativas ecuatorianas de comercio justo llegan hasta el extranjero

    REDACCIÓN QUITO (F) 
    (F-Intercultural)

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    En un pequeño taller ubicado en el sector de La Planada, en el norte de Quito, Alberto Espín, su esposa Magdalena López y un grupo de 14 mujeres trabajan con tagua. Este material, que lo adquieren de proveedores en Esmeraldas, Mindo y Chontal, pasa por sus manos y equipos, para convertirse en bisutería de exportación.

    También utilizan pambil y vísola, dos variedades de la madera. Con estos materiales y con la ayuda de Camari (el sistema de comercialización del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio), la producción de este taller llega hasta el mercado europeo.

    La pareja de emprendedores conoció la tagua hace 20 años, cuando trabajaban en una empresa italiana que procesaba el material. Esa firma dejó de operar y ellos decidieron aprovechar lo aprendido. Viajaron a Esmeraldas, en donde vivieron cuatro años; el negocio de tagua que habían planeado no funcionó en principio, pero hicieron un contacto que con el tiempo les abrió las puertas de los mercados extranjeros. Así empezó el taller M & A.

    Camari decidió apoyar la iniciativa desde entonces. Así, empezaron a producir figuras en tagua. En principio, elaboraban 30 al mes y “siempre estuvimos enfocados en llegar al extranjero”, aclara Espín.

    La actividad en el taller es dinámica. El proceso es completamente artesanal y empieza con la recepción de la tagua; continúa con una suerte de corte y lijado. Después, viene el tinturado, para terminar con el diseño y elaboración de collares, pulseras, aretes y otros artículos de bisutería.

    “Es un sueño colectivo y lo hemos logrado con el apoyo de Camari”, resumen estos microempresarios. El taller elabora hoy en día 3 000 piezas al mes y para septiembre tiene previsto mudarse a nuevas instalaciones en las que se han invertido USD 70 000, en espacios y maquinaria.

    Desde 1981, Camari trabaja con pequeños productores y artesanos. El apoyo está en la comercialización de sus productos, explica Vilma Allauca, gerenta de Exportaciones. “Somos miembros de la Organización Mundial de Comercio Justo y trabajamos bajo sus conceptos y valores”.

    Las primeras exportaciones de pequeños productores y Camari fueron en los años 80, con shigras de cabuya y textiles. Hoy, las líneas incluyen cerámica, paja toquilla, hoja de plátano, tagua…

    En la actualidad Camari apoya a unas 7 500 familias que elaboran y producen bajo el modelo de comercio justo.

    En ese grupo se encuentra la Unión de Productores de Mazapán de Calderón, también con sede en el norte de Quito. Uno de sus socios fundadores es José Lanche, quien recuerda que esta asociación surgió el 2 de mayo de 1990. “Empezamos 26 socios, ahora somos 18. La migración de hace 15 años hizo que algunos de los artesanos dejaran el Ecuador”.

    “La Unión surgió con la idea de evitar a intermediarios. Camari fue la primera organización en darnos la mano y en hacernos pedidos directos”, recuerda Lanche. “Con su soporte, nuestro trabajo llega a Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos y otros países. Trabajamos juntos 24 años y sus representantes están pendientes de todos los socios, en lo personal, así como en lo productivo”.

    La Unión de Productores de Mazapán de Calderón elaboró el año pasado 35 000 figuras, cantidad que se convirtió en un récord. Para Lanche, lo alcanzado en este tiempo es un logro de equipo.

    Los representantes de Camari revelan la estrategia utilizada para crecer juntos: en los primeros años de apoyo se exportaba lo que los artesanos proponían. Ahora se toma en cuenta lo que exigen los mercados internacionales en cuanto a diseño, materiales y el cumplimiento de las normas de comercio justo, explica Allauca.

    Sagrario Angulo, también de Camari, añade que el mayor desafío es mantener el equilibrio entre la sustentabilidad de los artesanos y de la organización. “Un escenario es el mercado local y otro es el internacional. Por eso nos enfocamos en que la calidad y el comercio justo son el eje”.

    El camino para Camari y su red de pequeños productores continúa. En la actualidad, las exportaciones representan el 30% de las ventas de Camari. La meta prevista para este año es elevar los ingresos un 10%, siempre trabajando en equipo.

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