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  • La modalidad dual conecta a la academia con la empresa

    Giovanni Astudillo. Editor (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    La actualización de los pénsums académicos es una preocupación de las universidades para brindar respuestas a las demandas de las empresas. El sector productivo, por su parte, requiere cambios más profundos para adaptarse a las nuevas realidades del mercado.

    Según el director ejecutivo de la Cámara de Industrias Producción y Empleo de Cuenca, Andrés Robalino, sobre este tema hay mucho por trabajar tanto del lado de las universidades como del sector productivo porque ha existido poco acercamiento.

    Él dice que ese alejamiento se confirma con el desempleo y sub­empleo que hay en el país.

    Para Robalino, se debe generar un estudio de demanda para saber qué tipo de técnicos o profesionales requieren los sectores productivos. “Con ello, los estudiantes pueden llenar los vacíos laborales de las empresas o hacer pasantías”.

    Robalino señala que un punto de conexión entre la academia y el sector productivo es la formación dual. El Ecuador empezó en el 2007 con la carrera de Administración de Empresas Modalidad Dual, en la Universidad de Cuenca. Luego iniciaron las carreras técnicas en mecánica, electricidad, plástico, software, textiles y confecciones, madera, finanzas, alimentos, entre otras.

    Según Robalino, para ser más productivos hay dos formas. La primera es la incorporación de nuevas tecnologías y la segunda es la formación. “Con la modalidad dual se cubre uno de esos objetivos. Hemos tenido bastante éxito en el país con una tasa de empleabilidad del 95%”.

    Él explica que la formación dual permite tener un personal especializado, actualizado y, sobre todo, con experiencia que es difícil lograr en carreras tradicionales.

    En diciembre pasado, el sector empresarial, la academia y la sociedad civil suscribieron el Pacto de Formación Dual y se presentó el Plan Nacional de Educación y Formación Técnico Profesional. El acuerdo establece ocho acciones y busca generar una cultura de formación dual en el país.

    Pablo González es director de la carrera de Administración de Empresas Modalidad Dual de la Universidad de Cuenca. Él señala que, en la actualidad, cuentan con 180 estudiantes y 70 empresas pequeñas, medianas y grandes públicas y privadas. Son de todos los sectores como manufacturero, financiero, servicios, comercio, entre otros. Sus alumnos tienen una inserción laboral superior al 90% en las empresas formadoras.

    La carrera dura cuatro años y medio. El primero y segundo ciclos son netamente teóricos, pero en los últimos siete semestres tienen la modalidad dual. Y efectúan tesis que usualmente están relacionadas con las empresas, que puede ser un proyecto o consultoría como un plan de mercadeo.

    Los alumnos pasan por las áreas de mercadeo, finanzas, talento humanos y procesos de producción y calidad. En los dos últimos años profundizan en la especialización que ellos escogen.

    González explica que, si bien los contenidos de la malla son rígidos, las necesidades de los empresarios, coyunturas del mercado, económica o de competitividad y las innovaciones hacen que los estudiantes siempre estén actualizándose, investigando y proponiendo soluciones o alternativas. “Los alumnos consultan a los profesores o se autoeducan e investigan y presentan alternativas al empresario que les dio una determinada tarea”.

    De esa forma, agrega González, la empresa aprovecha un recurso fresco y los estudiantes retroalimentan en las clases. Hablan de las nuevas tendencias del marketing digital, big data…

    Robalino dice que los logros de la formación dual también se deben buscar con las carreras tradicionales y para ello la academia y las empresas deben mejorar la confianza. “En Cuenca hay varias empresas que han abierto sus puertas, para que la universidad aporte a la innovación en los procesos productivos, materias primas, suministros… pero hay que crecer y la innovación debe venir de la academia y las empresas deben acercarse. Es un trabajo que durara varios años y debe ser una política pública”.

    Katherine Tirado y Luis Reinoso se forman en la modalidad dual en la Universidad de Cuenca y Vazseguros. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Katherine Tirado y Luis Reinoso se forman en la modalidad dual en la Universidad de Cuenca y Vazseguros. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Él conecta industrias gracias a las nuevas tecnologías

    Patricia González

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    Marcelo Peñaherrera recuerda la casa de sus abuelos como un “quilombo”. En esa casa del sector de la Villa Flora, en el sur de Quito, vivió buena parte de su infancia y adolescencia, junto a su madre, sus tres hermanas, sus siete tíos y sus abuelos.

    Su abuelo era transportista y su abuela, profesora en una escuela fiscal. Por el trabajo de su abuelo, su abuela era la figura de autoridad y quien llevaba las riendas. “Crecimos en un ambiente donde la mujer estaba muy empoderada”.

    Su madre, en tanto, trabajó para el área administrativa de un colegio y luego brindó servicios para estudiantes de intercambio. La distancia con su padre desde temprana edad considera que tuvo impacto en la adopción de comportamientos más “agresivos” de responsabilidad y recursividad.

    Estudió en el Colegio Marista y desde siempre le apasionaron los números. Cursó Ingeniería Comercial en la Universidad Salesiana, pero al cuarto año se retiró porque no podía continuar pagando la carrera. Años más tarde se graduó de Licenciado en Marketing en la Universidad de Las Américas.

    Con 17 años, junto a un amigo, tuvo su primer emprendimiento, por necesidad: bouquets de flores para ocasionales especiales, armados por ellos. El negocio duró un par de años.

    Marcelo Peñaherrera con su esposa en el Festival Cannes Lions. Foto: archivo particular
    Marcelo Peñaherrera con su esposa en el Festival Cannes Lions. Foto: archivo particular

    También trabajó para McDonald’s y Cinemark. A la par de sus estudios universitarios en la Salesiana, laboró por dos años como ejecutivo de call center para la multinacional de telecomunicaciones BellSouth.

    En 2003, aún estudiando, ingresó a trabajar en Telecsa-Alegro, donde en seis años ocupó distintas responsabilidades: servicio al cliente, coordinador de capacitaciones a la fuerza de venta, coordinador de precios y jefe de Servicios de Marketing.

    Ricardo Bastidas, su excompañero en Alegro y con quien mantiene una relación de amistad, destaca su potencial profesional y de desarrollo de negocios, con vanguardia tecnológica. Desde el punto de vista personal, menciona su transparencia y ética.

    En adelante, Peñaherrera trabajó para empresas integradoras de soluciones tecnológicas. La primera de ellas fue Message Plus, donde ocupó la Gerencia Comercial durante un año.

    Luego, pasó a Movix, firma en la que estuvo a cargo de la Gerencia de la sucursal local, la Dirección de Ecuador y Perú y, finalmente, la Dirección Comercial Andina (Ecuador, Perú y Colombia).

    Marcelo Peñaherrera practicando bicicleta de montaña. Foto: archivo particular
    Marcelo Peñaherrera practicando bicicleta de montaña. Foto: archivo particular

    Durante los siete años que estuvo en Movix desarrollaron proyectos para multinacionales, como Claro y Fox, vinculados a análisis de datos, que les permitieron acercarse a sus audiencias.

    “El haberme entrenado en estas empresas me ha permitido ver las oportunidades que hay para otras industrias, sobre una base tecnológica; identificando mejoras en procesos, productos o servicios”, explica Marcelo.

    En 2017 ingresó a Grupo Link, como Director de Operaciones y Comercial. Uno de los proyectos en los que trabajó en esta firma fue un servicio de streaming, que permitía a los clientes de Claro ver el campeonato nacional de fútbol desde cualquier dispositivo. Otro proyecto importante fue el diseño de una plataforma para comercializar publicidad cada vez que un cliente de telefonía móvil se quedara sin datos. Esta solución fue vendida a las tres operadoras.

    “La tecnología ha permitido que se desarrolle un mercado que tiende a ser más colaborativo que competitivo. Estamos en un punto de quiebre donde las personas deben engranarse y la tecnología puede ser la solución”.

    Con esa visión, Marcelo dio impulso a su nuevo emprendimiento: Lab iA, un laboratorio de adopción tecnológica, manejo de data e inteligencia artificial. La empresa, que lleva adelante junto a un socio, arrancó oficialmente en septiembre. Sus servicios están dirigidos principalmente a dos industrias: banca y publicidad.

    Uno de los objetivos del laboratorio también es ayudar a emprendimientos en etapa temprana. Ese apoyo ya lo ha venido brindando Marcelo desde la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación (AEI), donde es mentor. Andrés Zurita, director de la AEI, destaca la capacidad de Peñaherrera para traducir una necesidad en una solución tecnológica.

    Para Juan Carlos Díaz, director de la Cámara de Comercio de Guayaquil, una de las fortalezas de Marcelo como empresario son las relaciones públicas que mantiene tanto en Quito como en Guayaquil. Por ocho años, especialmente mientras trabajó para Movix, vivió en Guayaquil.

    Marcelo está casado con María Isabel Núñez y es padre de un varón de ocho años y una niña de cinco. Le apasiona el buceo y la bicicleta de montaña. Además, practica crossfit y yoga.

    CV

    Licenciado en Marketing por la Universidad de las Américas.

    MBA por la Universidad Espíritu Santo.

    Programa de Marketing Internacional en Georgetown University, EE.UU.

    Dirección comercial Andina en Movix.

    Director de Operaciones y Comercial en Grupo Link.

    Socio fundador de la empresa Lab IA.

    Laboratorio de soluciones tecnológicas

    Redacción Quito (I)

    Lab iA es una firma especializada en adopción tecnológica, manejo de data e inteligencia artificial. Fue fundada por Marcelo Peñaherrera, un experto en la industria tecnológica y el manejo de datos, con apoyo de un socio capitalista.

    La compañía, que arrancó en septiembre pasado, agrupa a un equipo de expertos en distintas disciplinas: arquitectura de datos, estadística, ciencia de datos, tecnología, manejo de proyectos; además del equipo administrativo y comercial.

    “Lo llamamos laboratorio porque hay mucha necesidad de manejar procesos académicos y de experimentación”, comenta Peñaherrera. Los servicios de Lab iA permiten a las empresas diagnosticar sus necesidades tecnológicas, a nivel de diseño, planificación y evolución.

    Inicialmente, se enfoca en soluciones para las industrias financiera y publicitaria y emprendimientos con modelos disruptivos.

    El apoyo a emprendimientos en etapa temprana, especialmente en el diseño del negocio, es uno de sus objetivos. Por el momento están colaborando con cuatro, enfocados en: reconocimiento facial, impresión en 3D, un sistema para conectar a emprendedores y masificación de productos.

    Peñaherrera explica que es clave ayudar a entender a otros cómo funcionan los datos. “Las empresas que quieren involucrarse en transformaciones tecnológicas necesitan tener un catalizador que les permita evaluar bien qué cambios necesitan hacer y quiénes les pueden ayudar”, añade.

    Lab iA cuenta con tres inversionistas nacionales. Además, está firmando alianzas con conglomerados tecnológicos en Chile, Argentina y Brasil.

    Marcelo Peñaherrera es socio de Lab iA, un laboratorio de adopción tecnológica e inteligencia artificial. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Marcelo Peñaherrera es socio de Lab iA, un laboratorio de adopción tecnológica e inteligencia artificial. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • La Central tiene una empresa que le conecta con la sociedad

    Redacción Líderes

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    A inicio de este mes, la Empresa Pública de Bienes y Servicios de la Universidad Central del Ecuador UCE-EP y la empresa Mission Petroleum suscribieron un convenio marco de asociación estratégica. Lo hicieron con el propósito de desarrollar proyectos y actividades de interés que permitan el fortalecimiento en la gestión del conocimiento, la investigación y capacitación permanente.

    Francisco Rivadeneira, gerente general de la Empresa Pública UCE, señala que se trata de un acuerdo que permitirá generar posibilidades de intervención en el ámbito y campo petroleros. “En el momento que se defina la posibilidad de una intervención efectiva y particular se suscribirán convenios específicos”, dijo.

    Rivadeneira cuenta que en este tiempo de funcionamiento de la empresa (desde medianos de año pasado) se han generado otro tipo de vinculaciones con entidades como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), el Ejército Ecuatoriano, la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), la Fuerza Aérea Ecuatoriana, entre otras.

    La participación de la Empresa Pública de Bienes y Servicios de la Universidad Central se realiza a través de los profesionales y académicos de la Universidad. Y, en algunos casos, se abre la participación de estudiantes, a través de pasantías y prácticas preprofesionales, como sucedió con el convenio de Mission Petroleum.

    Esta empresa ecuatoriana se dedicada a la fabricación, reparación, venta y alquiler de partes, equipos y herramientas para el sector petrolero industrial. Sus actividades empezaron en el 2001.

    En el caso de la Epmaps se está trabajando en capacitación sobre mantenimiento del sistema de agua potable de Quito, particularmente en gestión de ductos de agua potable y otro con normativas ISO. Rivadeneira señala que al ser una empresa calificada a nivel latinoamericano, dentro de exigentes rangos de calidad, se requiere mantener acciones para seguir en esos niveles de operación y funcionamiento.

    Mientras que con el IESS el convenio alcanza espacios relacionados con las compras públicas y ‘coaching’ empresarial. También se desarrollaron trabajos en otros campos como RCP, fiducias o manejo de desechos.

    En la firma con Mission Petroleum, Nelson Rodríguez, vicerrector académico de la Universidad Central del Ecuador, destacó que se trata de una iniciativa orientada “a tejer redes que incorporen al sector productivo en el trabajo de la academia respecto a la transferencia tecnológica, de acuerdo con las necesidades que el país requiere”.

    Rivadeneira señala que en lo que queda de este año continuarán con las acciones de carácter estratégico, principalmente en el campo de la capacitación. Esto ocurrirá, por ejemplo, con proyectos en el sector eléctrico.

    La Empresa, casa adentro, establece convenios con las distintas facultades de la Universidad Central. Por ejemplo, en junio pasado, concretó uno con Jurisprudencia. Con este se busca el desarrollo de capacidades institucionales, realización de actividades académicas, docentes, de investigación.

    La Empresa Pública tiene dos órganos para su dirección y administración: el Directorio, presidido por el Rector de la Universidad Central con cuatro miembros, dos designados por esta autoridad y dos por el Consejo Universitario. El otro órgano es la Gerencia General, cargo designado por el Directorio de la empresa.

    Al ser una entidad con personería jurídica e independiente permite el desarrollo institucional de la Universidad a través de la implementación de acciones y alianzas estratégicas enfocadas con la articulación de conocimientos científicos, tecnológicos, sociales, artísticos y culturales con contextos locales, regionales e internacionales. Estas atribuciones están contempladas en la Ley Orgánica de Educación Superior y el Estatuto Universitario.

    Cuando se inició la propuesta de creación de la Empresa, en el interior de la Universidad Central, se desarrolló un estudio sobre los resultados de las empresas públicas instauradas a escala nacional. En la presentación del proyecto a los miembros del Consejo Superior, el 17 de mayo pasado, Cecilia Flores, decana de Ingeniería, explicó que el proyecto contempla 14 objetivos insertados en las áreas del conocimiento que oferta la Universidad. “Con el cumplimiento de los mismos se busca lograr la autogestión que garantice la educación gratuita”.

    Representantes de la Empresa Pública de Bienes y Servicios UCE  y de la empresa Mission Petroleum. Fotos: Cortesía Dirección de Comunicación y Cultura-UCE
    Representantes de la Empresa Pública de Bienes y Servicios UCE y de la empresa Mission Petroleum. Fotos: Cortesía Dirección de Comunicación y Cultura-UCE
  • El ‘pendrive’ conecta marcas y consumidores

    Reds. Guayaquil y Cuenca

    Los dispositivos USB o ‘pendrive’ no solo son útiles para almacenar información. Son cada vez más utilizados como una herramienta de promoción y comunicación de marcas con el consumidor.

    Estos dispositivos con formas, personajes o el nombre de alguna marca específica han reemplazado a otros artículos promocionales como vasos, calculadoras, agendas y llaveros. La razón, explica el experto en marketing, Johan Miño, es que los usuarios están cada vez más conectados con la tecnología y la Internet.

    Este es un método más fácil para llegar al consumidor de una manera atractiva y con un producto que les resulte de utilidad, afirma. Sin embargo, dice Miño, en el país aún no se explota al máximo su potencial como herramienta de marketing y promoción. El experto opina que en algunos años la tendencia va a aumentar.

    Ximena Terán es jefa de la Unidad Comercial de Promostock, una firma que elabora artículos promocionales. Terán afirma que estos dispositivos con diseños originales y representativos de las marcas empezaron a ser altamente demandados desde hace unos cuatro años. “Con el tema de la era tecnológica se dio un auge de solicitud de estos productos”.

    Esta firma vende aproximadamente 80 000 unidades al año de ‘pendrives’ personalizados de distintas marcas. Los que más se venden son los de 4 gigabites de capacidad.

    Terán explica que estos dispositivos los compran principalmente las grandes corporaciones internacionales. En especial de las áreas de farmacéuticos, bebidas energéticas y vehículos. Cada uno adapta los diseños de modo que represente a su marca. “Usualmente los solicitan como una parte de campañas integrales que se implementan a escala nacional”.

    Sin embargo, es también común que pymes y microempresas compren estos productos en menores cantidades. Incluso, también utilizan esta herramienta algunas instituciones públicas.

    Tal es el caso del Ministerio de Salud. La institución repartió este año memorias portátiles con diseños de la campaña Habla Serio, que es parte del programa Estrategia Nacional de Planificación Familiar (Enipla).

    Carla Soria es técnica del proyecto Enipla. Señala que la entrega de los dispositivos ahorró dinero en la impresión de papel ya que se incluyó información sobre el programa. También incluyeron en el dispositivo, videos y documentos de audio.

    Menciona que se trató principalmente de una estrategia de marketing. Se utilizó un diseño innovador, que va de acuerdo con el concepto creativo de la campaña de la institución. Esto sirvió para atraer la atención del público al que se dirige la campaña: los jóvenes. “Ellos están en mayor contacto con la tecnología y por ende este tipo de productos les resulta atractivo”.

    Una empresa que también ha usado esta estrategia de comunicación es EcuSoft, una iniciativa nacional que se dedica al desarrollo de software. La firma obsequió este año dispositivos a sus colaboradores y a sus clientes.

    Miguel Urrutia es gerente de EcuSoft. Él señala que a inicios de este año se elaboraron unas 500 unidades en forma de computadora y con la imagen corporativa para obsequiar a sus clientes. La inversión fue de aproximadamente USD 2 000.

    Para Urrutia, esta es una forma de llegar a sus compradores porque “el USB se usa todo el tiempo y está atado a temas tecnológicos”. Señala que los dispositivos son utilizados de manera publicitaria y que se han reemplazado por otros artículos promocionales. “Antes era una agenda, hoy son estos dispositivos”.

    Terán indica que si bien es cierto que cada vez son más las empresas que compran estos productos, los artículos tradicionales siguen siendo los más vendidos. Promostock vende entre 800 000 y un millón de vasos y ‘tomatodos’ al año.