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  • Los confites ganan con cada Navidad

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    La industria de la confitería llega a su producción más alta en el último trimestre de cada año.
    Las principales cadenas comerciales del país duplican sus pedidos de caramelos y chocolates para esta fecha, lo que estimula una mayor producción. Así lo aseguran representantes de empresas de este sector.

    En el 2016, en el país se registraban 53 empresas dedicadas a la elaboración de cacao, chocolate y confites, según la Superintendencia de Compañías. La mayoría estaba en Pichincha y en Guayas. Entre todas alcanzaron ventas domésticas por USD 122 millones en el 2015 y por 116 millones en el 2016, según datos del Banco Central del Ecuador (BCE).

    Confiteca es uno de los actores de esta industria. Esta firma comienza a recibir pedidos de fundas de caramelos desde marzo, por parte de cadenas de supermercados. Esta confitería elabora su plan navideño desde julio.

    Para Confiteca, la goma de mascar representa el 60% de las ventas anuales; la empresa produce seis millones de unidades al mes, entre sus distintas variedades. Las marcas con más ventas son: Tumix, Jazz, Plop y Kataboom.

    La producción de Navidad, en esta empresa, empieza en marzo y a partir de agosto arranca la venta y la distribución. Así, los productos más vendidos pasan a ser los caramelos duros y suaves.

    En la planta, la maquinaria se entrelaza con el dulce aroma del caramelo recién salido de los hornos. En el último trimestre del año la empresa produce tres millones de kilos de caramelo duro y suave.

    El empleo también se impulsa en esta temporada. Javier Bunce trabaja en Confiteca hace 30 años y actualmente es jefe de planta. Él explica que en este año contó con 442 trabajadores en la planta del sur de Quito. Para la época navideña se necesitó contratar personal, y la cifra de empleados subió a 512.

    Esta firma vende un aproximado de USD 50 millones anuales. De esta cifra las ventas navideñas llegan a USD 9,5 millones, casi el 20% del total anual.

    En temporada de agasajos y festejos, los pedidos que reciben las productoras de confites comprenden fundas, kilos al granel. Los principales clientes son mayoristas que trabajan a su vez con negocios más pequeños.

    Otro de los actores es Ecuagolosinas, que opera también en Quito. Mario Sarmiento maneja el área comercial de esta firma y comenta que entre octubre y diciembre se duplica la producción. Esta pasa de 50 a 100 toneladas, que se distribuyen a escala nacional.

    Para Sarmiento, la época navideña es la más esperada por la empresa porque las ventas crecen y equilibran la situación de la firma.

    En el negocio de los confites las estrategias son cruciales. Lucas Ampudia, propietario de Dulsec, otra empresa de confites, explica que a través de su ‘show room’ conocido como Sweet Place, han podido vender grandes volúmenes de productos estacionales.

    En esta empresa ubicada en Conocoto, al oriente de Quito, el primer trimestre del año se caracteriza por la elaboración y venta de caramelo suave o masticable.

    La lógica cambia en el último trimestre del año, cuando se prioriza el caramelo duro. Las ventas de esta pequeña empresa en este período alcanzan los USD 50 000.

    Dulsec empieza a recibir pedidos con motivos navideños desde septiembre. En ese mes comienza la producción de esta línea estacionaria. En este proceso, la empresa tiene una línea específica para la Navidad: Din Din Donj. Esta línea comprende bastones de caramelo de 22 y 15 centímetros, caramelos en forma de esfera, discos y troceado.

    Los caramelos de disco y troceado se pueden personalizar con logotipos o leyendas. Solo en esta línea las ventas llegan a USD 10 000 en el trimestre final del año.

    La demanda de confites en el último trimestre del año genera una recuperación económica, esto provoca para productores y consumidores una dulce Navidad.

    Esta industria no solo abastece al mercado nacional, sino que también exporta. Según el BCE, en el 2016 los confites y chocolates se exportan a países de la región como Brasil, Argentina, México, Colombia, EE.UU. Los envíos a esos y otros países fueron por USD 60,3 millones y hasta julio de este año la cifra se ubicaba en USD 27 millones.

    La materia prima es otro de los puntos claves de esta industria. Los productores de confites usan azúcar ecuatoriana, pero también la importan de Colombia y de Guatemala. Otros insumos que se compran en el extranjero son goma de base y glucosa, que provienen en su mayoría de Argentina.

    Para el próximo año, las empresas del negocio de los confites mantienen planes de expansión. Lanzar nuevos productos al mercado, diversificación, ampliar mercados, internacionalizar sus marcas y mantener la producción artesanal son algunos de los objetivos trazados para el 2018.

    La planta de producción de Confiteca se encuentra ubicada en el sur de Quito. Esta es una de las empresas que incrementan su producción para la temporada navideña. Fotos: Alfredo Lagla / LÍDERES
    La planta de producción de Confiteca se encuentra ubicada en el sur de Quito. Esta es una de las empresas que incrementan su producción para la temporada navideña. Fotos: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • 100 años con la receta original

    Modesto Moreta (I) Redacción Sierra Centro / LÍDERES

    Mantener el sabor de las galletas, los chocolatines y los caramelos, fue la mejor estrategia que aplicaron los ejecutivos de fábrica de Galletas y Confites El Cóndor para mantener vigentes estos productos en el mercado. Esta firma, que es toda una tradición en Ambato, cumplirá en enero próximo un siglo en atender la demanda de sus clientes en la Sierra centro.

    En 1915, los emprendedores ambateños los hermanos Lizandro y Maximiliano Vaca, y su primo Julio Correa Vaca fundaron esta marca, que tiene como logotipo un cóndor con las alas extendidas.

    Ellos trabajaron el siglo pasado en las fábricas La Universal y La Roma, en Guayaquil. Esa experiencia y los conocimientos adquiridos en la elaboración de galletas, chocolates, caramelos y confitería en general, fueron vitales al momento de montar su propia empresa en Ambato.

    Para lograr este objetivo importaron maquinaria de EE.UU. «Fue difícil traer los equipos, porque en 1915 se había iniciado la Primera Guerra Mundial, pero al final se consiguió. Es más, aún se fabrican las galletas y dulces en esas máquinas antiguas», cuenta Fabricio Vaca, presidente de la Fábrica de Galletas y Confites El Cóndor, y nieto Lizandro.

    El ferrocarril también fue clave para el desarrollo de la empresa; por medio de este transporte se logró traer la maquinaria a la ciudad. Asimismo, se transportaron los productos a otros sitios del país.

    La idea de Lizandro era cubrir la demanda del mercado regional con productos similares a las que se fabricaban en las dos fábricas guayaquileñas, y lo logró. Poco a poco el mercado de las galletas en Ambato fue creciendo y la fama saltó hacia Latacunga, Quito y otras ciudades.

    Tras el fallecimiento de Lizandro, la administración la asumió su hijo Carlos Fernando Vaca Hervas, en 1969. Él mantuvo las líneas de producción tradicionales como las galletas, el café, chocolate, pastillas aromáticas Indian Candy, chocolatines y confites. En 1990 la firma El Cóndor dio un giro al negocio y se dividió en dos líneas de producción. La primera con chocolates, café, pastillas aromáticas Indian Candy y la segunda, con la producción de galletas de vainilla y confites. Asimismo, se obtuvieron las certificaciones de buenas prácticas de manufactura para todos sus productos.

    En el 2008, invirtió USD 1 millón en el montaje de una nueva planta de producción en el Parque Industrial Ambato (PIA). Asimismo, se adquirió maquinaria con tecnología de punta.

    En la actualidad se producen dos toneladas de galletas diarias y 10 quintales de confites, de eso se encargan 30 personas. También se producen las galletas de ‘animalitos’ con el nombre de Safari, con sabores de vainilla y chocolate.

    Sus principales mercados están en Latacunga, Ambato, Quito, Ibarra, Tulcán y otras ciudades. Fabricio cuenta que el 50% de la producción se comercializa en Cotopaxi; 40%, en Tungurahua; y el 10% restante en Pichincha, Carchi, Azuay, Guayas y otras provincias. «La gente solicita nuestros productos, por eso mantenemos esa tradición de la receta original y los empaques de hace casi un siglo».

    Uno de los representantes de la empresa en Carchi, Enrique López, dice que la gente busca las galletas por su calidad y sabor. «Su consistencia y dureza hace que no se parezca a ninguna de las que están en el mercado». Trabaja con la firma hace 20 años. «El producto también es apreciado por los turistas colombianos que las compran por libras para llevarlas a Pasto. Lo que afecta es que no se puede competir con Colombia por el precio del dólar que está a 2 350 pesos».

    La firma en síntesis

    La ubicación:  La fábrica de chocolatinas se mantiene en el sitio original de las calles Cuenca y Mera, en el centro de Ambato. Allí se produce toda la línea de chocolates, café y pastillas aromáticas Indian Candy.

    La comercialización:  La empresa dispone de un almacén y una tienda para la comercialización y distribución con su propia flota de vehículos.

    La empresa

    La misión: elaborar y comercializar productos alimenticios con calidad competitiva y manteniendo el sabor tradicional. La visión: ser una empresa con personal calificado, infraestructura apropiada, alta calidad, identidad propia y tradición.